Cat¨¢strofes naturales y migraciones globales
Nos arriesgamos a que lo vivido en la valla de Melilla este verano sea la norma y no la excepci¨®n
En el siglo XXI, el aumento sostenido de la temperatura y la creciente frecuencia de las cat¨¢strofes naturales se han convertido en un problema acuciante a nivel mundial, abordado en la reciente cumbre del clima en Egipto (COP27). Uno de los retos que plantea la crisis clim¨¢tica es la migraci¨®n. Ya en 2006, el cient¨ªfico James Lovelock, conocido por la hip¨®tesis Gaia, desarroll¨® el concepto de ¡°retirada sostenible¡±, argumentando que disminuir nuestro impacto ambiental implicaba cuestionar d¨®nde vivimos y c¨®mo obtenemos nuestros alimentos. Lovelock abogaba por planificar la migraci¨®n de millones de personas desde pa¨ªses vulnerables, como Bangladesh, a Europa y trasladar la poblaci¨®n a ciudades mejor posicionadas para el futuro. No andaba mal encaminado, pues la prevalencia de fen¨®menos clim¨¢ticos extremos ha aumentado la exposici¨®n de las poblaciones en las regiones m¨¢s afectadas, reduciendo simult¨¢neamente la disponibilidad de recursos para migrar a zonas m¨¢s seguras.
Dado que la incidencia de las cat¨¢strofes naturales puede seguir aumentando en los pr¨®ximos a?os, es de gran importancia comprender si las mismas inducen o refuerzan las migraciones. Desafortunadamente, los desastres clim¨¢ticos suelen ir de la mano del aumento de los conflictos y la pobreza, siendo las tensiones socioecon¨®micas y pol¨ªticas que se generan, motores importantes de los movimientos migratorios globales.
En un trabajo con investigadores de la universidad de Gotinga hemos analizado los efectos de los fen¨®menos clim¨¢ticos extremos en la migraci¨®n internacional del Sur al Norte global (OCDE), distinguiendo por zonas clim¨¢ticas. La hip¨®tesis es que el cambio clim¨¢tico junto a una mayor frecuencia de fen¨®menos extremos, como sequ¨ªas e inundaciones, pueden tener un impacto diferente en la migraci¨®n en funci¨®n de la zona clim¨¢tica donde se producen. Es decir, todo depende de si se dan en una zona clim¨¢tica ¨¢rida, tropical o de otro tipo, y si vienen acompa?ados por las tensiones sociales, pol¨ªticas y econ¨®micas antes mencionadas.
Confirmando lo encontrado en estudios anteriores, nuestros resultados globales ?¨Csin distinguir por zona clim¨¢tica¨C indican que una subida de la temperatura media est¨¢ correlacionada con un aumento de la emigraci¨®n para la mayor¨ªa de los grupos de pa¨ªses clasificados por nivel de renta. Adem¨¢s, la ocurrencia de terremotos va acompa?ada de una mayor emigraci¨®n en los a?os siguientes, excepto para pa¨ªses de renta media-alta, donde se dispone de m¨¢s medios financieros para reconstruir infraestructuras. En cuanto al papel de los factores socioecon¨®micos, los resultados del estudio indican que el aumento de la pobreza extrema disminuye la emigraci¨®n en casi todos los pa¨ªses. Este efecto es robusto y est¨¢ en consonancia con los argumentos de la poblaci¨®n atrapada expuestos por Cristina Cattaneo y Giovani Peri en sendos trabajos publicados en 2016 y 2019. Sin embargo, cuando distinguimos por zonas clim¨¢ticas, encontramos que las sequ¨ªas aumentan la emigraci¨®n desde las regiones ¨¢ridas y semi¨¢ridas del Sur global hacia pa¨ªses de la OCDE, especialmente cuando hay conflictos. En cambio, las tormentas y los incendios aumentan la emigraci¨®n en todas las zonas ¨¢ridas, mientras que la prevalencia de las tormentas tambi¨¦n impulsa la emigraci¨®n en las zonas tropicales h¨²medas. Encontramos asimismo que el aumento de los conflictos, incluso los de baja intensidad, junto al cambio clim¨¢tico progresivo, conducen a un aumento de la emigraci¨®n desde zonas ¨¢ridas.
Resumiendo, los fen¨®menos clim¨¢ticos tienen un impacto en la migraci¨®n que es altamente dependiente del contexto geogr¨¢fico y socioecon¨®mico y, en consecuencia, para abordarlos se requieren soluciones espec¨ªficas para cada ubicaci¨®n. Ambos desaf¨ªos generan una necesidad apremiante de intensificar la coordinaci¨®n a nivel internacional, lo cual est¨¢ estrechamente relacionado con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), en particular el ODS17, cuya meta es fomentar la solidaridad global a trav¨¦s de la cooperaci¨®n internacional. El Norte y el Sur globales tienen que colaborar m¨¢s para reforzar la gobernanza internacional en el marco de las instituciones internacionales existentes, como la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones y las Naciones Unidas. Asimismo, es imprescindible realizar inversiones m¨¢s ambiciosas en mitigaci¨®n del cambio clim¨¢tico y adaptaci¨®n al mismo en el Sur global. Estas s¨®lo ser¨¢n viables si el Norte global entrega la ayuda prometida a tiempo y sin demora. Aunque en la COP27 se hizo hincapi¨¦ en las p¨¦rdidas y da?os originados por el cambio clim¨¢tico, poco se ha logrado a¨²n en desembolsos efectivos para cubrirlos. Nos arriesgamos a que lo vivido este verano en la valla de Melilla sea la norma y no la excepci¨®n y a que la retirada sostenible de Lovelock sea inviable, sin tiempo para planear una migraci¨®n ordenada y sostenible.
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