Los asuntos clave que marcar¨¢n la agenda geopol¨ªtica en 2023
Una mirada con perspectiva sobre asuntos clave para el a?o que viene: la guerra en Ucrania, la relaci¨®n entre Occidente y China, las turbulencias econ¨®micas globales y la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Cuatro grandes temas con los que este mundo globalizado afronta el inicio de 2023
Febrero de 2022 ser¨¢ probablemente recordado como el punto de inflexi¨®n hacia una nueva ¨¦poca geopol¨ªtica. El d¨ªa 24 de ese mes, Vlad¨ªmir Putin lanz¨® la invasi¨®n de Ucrania. Poco antes, el d¨ªa 4, Mosc¨² y Pek¨ªn hab¨ªan firmado una declaraci¨®n conjunta en la que se proclama una relaci¨®n bilateral ¡°sin l¨ªmites¡± y el anhelo de establecer un orden global que relativice los conceptos de democracia y derechos humanos. Esos episodios son referencias de un mundo marcado por la ruptura completa entre Rusia y el bloque de las democracias avanzadas y una reconfiguraci¨®n de las relaciones de estas con China. La guerra rusa ha provocado enormes disrupciones globales, con la desestabilizaci¨®n de los mercados de la energ¨ªa y de los alimentos, y la consiguiente llamarada inflacionista. La desconfianza de las democracias hacia China impulsa una profunda reorganizaci¨®n de las cadenas de suministro, con los pa¨ªses occidentales y sus empresas en busca de una reducci¨®n de su dependencia de la potencia manufacturera del gigante asi¨¢tico que se percibe como un competidor autoritario de incierta fiabilidad y un productor inestable por su irresuelta crisis pand¨¦mica. Ambas din¨¢micas ¡ªla rusa y la china¡ª contribuyen, junto a otros factores, a una fuerte desaceleraci¨®n econ¨®mica global mientras, a la vez, distraen de la lucha contra un cambio clim¨¢tico que sin embargo ruge con efectos cada vez m¨¢s evidentes. El a?o que viene comprobar¨¢ la profundidad de estas tendencias con un impacto trascendental a escala global.
Por supuesto, otras crisis de relieve reclaman m¨¢xima atenci¨®n, incluidos dram¨¢ticos conflictos de los que la comunidad internacional y los medios se ocupan demasiado poco, como los de Yemen, Etiop¨ªa o Myanmar, entre otros. Los enfrentamientos siguen en muchos rincones de un mundo que avanza hacia un rearme generalizado con un crecimiento del gasto militar. En paralelo, la pandemia de la covid no es todav¨ªa un asunto resuelto, no solo en China, y sus consecuencias sanitarias, sociales y econ¨®micas acumulan nuevos agravios en el lote de las injusticias sociales que siguen azotando el mundo. Pero, posiblemente, esos cuatro asuntos ¡ªguerra en Ucrania, relaci¨®n Occidente/China, turbulencias econ¨®micas y cambio clim¨¢tico¡ª son aquellos con mayor impacto global en lo que razonablemente puede preverse para 2023. A continuaci¨®n, una mirada de perspectiva sobre ellos.
La guerra en Ucrania
El mundo observa en vilo el desarrollo del conflicto en Ucrania, con el terrible sufrimiento de sus civiles y las graves consecuencias a escala planetaria. Muchas voces, sobre todo en el Sur Global, llaman a un cese de las hostilidades a trav¨¦s de la diplomacia. Pero entre los expertos resulta prevalente la opini¨®n seg¨²n la cual ese momento todav¨ªa no est¨¢ cerca. La mayor parte de las guerras termina con alg¨²n tipo de negociaci¨®n y resulta dif¨ªcil que esta pueda acabar de otra manera, con una derrota total de una potencia nuclear como Rusia o bien otra de una Ucrania que cuenta con una irreductible disposici¨®n al combate y el respaldo del enorme m¨²sculo occidental. Pero para alcanzar una soluci¨®n dialogada las partes involucradas deben converger en el convencimiento de que los costes de seguir combatiendo ser¨¢n mayores que las concesiones necesarias para hacer viable un acuerdo. Los elementos disponibles no apuntan a eso.
Ucrania sufre el duro castigo de unos ataques rusos a sus infraestructuras que dejan al pa¨ªs con enormes problemas de suministro el¨¦ctrico, hidr¨¢ulico y de calefacci¨®n. Pero sus fuerzas militares han cosechado m¨²ltiples ¨¦xitos en los ¨²ltimos meses y es cre¨ªble pensar que puedan conseguir m¨¢s. La poblaci¨®n apoya mayoritariamente el combate para expulsar al invasor, y el liderazgo pol¨ªtico se muestra muy determinado en conseguir una victoria total. Los pa¨ªses occidentales ¡ªque con su apoyo militar y financiero tienen la clave para forzar o no a Kiev a sentarse a la mesa¡ª mantienen de momento un fuerte caudal de ayuda y reiteran que corresponde a los ucranios decidir cu¨¢ndo y c¨®mo negociar.
Por su parte, pese a las ingentes p¨¦rdidas sufridas, el Kremlin est¨¢ lejos de haber agotado su potencial y su voluntad de seguir en la ofensiva. Rusia se halla en el proceso de integrar en sus operaciones a unos 300.000 nuevos efectivos reclutados para suplir las bajas de los primeros compases de la guerra y cuenta con un creciente apoyo por parte de Ir¨¢n, con el suministro de drones armados. La econom¨ªa rusa acusa sin duda el golpe de las sanciones occidentales, pero no el derrumbe que algunos esperaban, con una contracci¨®n del PIB de entre un 3% y un 4% seg¨²n distintos organismos y un rublo estable.
Es posible que las adversas condiciones meteorol¨®gicas del invierno frenen algo los combates, pero no parece probable que un alto el fuego formal est¨¦ cerca. M¨¢s veros¨ªmil es prever que las hostilidades sigan al menos en la primera parte del a?o, y que los ataques contras las infraestructuras civiles generen importantes movimientos de poblaci¨®n, tanto como desplazados internos ¡ªde urbes a campo¡ª as¨ª como refugiados a otros pa¨ªses.
La relaci¨®n entre China y Occidente
La urgencia de la crisis desatada por la guerra rusa en Ucrania copa l¨®gicamente la atenci¨®n, pero ello no excluye que el devenir de la relaci¨®n entre Occidente y China sea a¨²n m¨¢s importante para el futuro del mundo, con implicaciones para pr¨¢cticamente todos los seres humanos: las econom¨ªas de EE UU, la UE y China representan m¨¢s de la mitad del PIB mundial. La primera reuni¨®n presencial como mandatarios de Joe Biden y Xi Jinping, celebrada en v¨ªsperas de la cumbre del G-20 en Bali en noviembre, manifest¨® la intenci¨®n de ambos de poner un suelo al grave deterioro de las relaciones. El encuentro ha reactivado el di¨¢logo que hab¨ªa quedado truncado tras la airada reacci¨®n china a la visita de Nancy Pelosi a Taiw¨¢n. El a?o 2023 nos dir¨¢ si las dos potencias ser¨¢n capaces de evitar que la fuerte competici¨®n entre ambas vire hacia la confrontaci¨®n. La reuni¨®n entre los mandatarios ofreci¨® un bienvenido respiro, pero no faltan las se?ales inquietantes.
La reconfiguraci¨®n de las relaciones entre los bloques est¨¢ en marcha en t¨¦rminos poco amistosos. La Administraci¨®n de Biden no solo ha mantenido los nuevos aranceles impuestos por su antecesor, Donald Trump, a China, sino que ha elevado las restricciones para el acceso chino a tecnolog¨ªa clave de EE UU. Muchas empresas estadounidenses llevan a cabo un proceso de reubicaci¨®n de sus cadenas de suministro para depender menos de China (entre ellas, Apple) o una reducci¨®n de sus inversiones en el pa¨ªs (un 20% del total lo ha hecho en 2022 con respecto al a?o anterior, seg¨²n una encuesta de la C¨¢mara de Comercio estadounidense publicada en octubre). Uno de los pocos consensos entre los dos grandes partidos de EE UU es precisamente ese: ya no cabe una relaci¨®n de confianza con Pek¨ªn. Por su parte, el gigante asi¨¢tico ve una conspiraci¨®n para contener su ascenso y busca construir una ¡°econom¨ªa fortaleza¡±, en la jerga oficial del PCCh, que no dependa de los grandes activos occidentales ¡ªtecnolog¨ªa puntera, liderazgo en finanzas y seguros¡¡ª. Mientras, la UE tambi¨¦n busca una mayor autonom¨ªa de la potencia manufacturera asi¨¢tica, con planes para tener m¨¢s independencia, por ejemplo, en el sector de los microchips o de las materias primas estrat¨¦gicas. La maniobra de distanciamiento de Occidente y China afecta a otros sectores clave, como las telecomunicaciones ¡ªcon la aversi¨®n a Huawei y al 5G chino¡ª, componentes para la transici¨®n verde o productos farmac¨¦uticos.
Pero no es solo la geoeconom¨ªa la que agita el camino: la geopol¨ªtica tambi¨¦n. El estatus de Taiw¨¢n es el epicentro de la tensi¨®n, que ha ido in crescendo en 2022, con episodios inu?sitados como la visita de Nancy Pelosi, la fuerte reacci¨®n china o el expl¨ªcito y reiterado compromiso de un presidente de EE UU de acudir en defensa de la isla en caso de agresi¨®n injustificada. Los expertos consideran improbable que Pek¨ªn opte por recuperar el control de la isla a la fuerza en el corto plazo. La experiencia de la guerra de Ucrania sin duda habr¨¢ invitado a la prudencia en Pek¨ªn. Pero aumentan las voces que se?alan que, a pesar de ello, ese momento se va acercando. Las turbulencias internas en China vinculadas al malestar por la pol¨ªtica de cero covid no se perfilan como una buena noticia en ese sentido: un recurso t¨ªpico de reg¨ªmenes autocr¨¢ticos es desviar la atenci¨®n de problemas internos hacia causas externas que enciendan un cierre de filas nacionalista, y Xi Jinping, reci¨¦n consolidado con un inusual tercer mandato, es un l¨ªder que esgrime un tono m¨¢s asertivo y nacionalista que sus antecesores. Otro importante elemento para observar en este apartado ser¨¢ el desarrollo de las alianzas occidentales en la regi¨®n, entre ellas el Aukus (Australia, Reino Unido, EE UU) o el Quad (Australia, India, Jap¨®n y EE UU). China sigue reforzando a gran ritmo sus capacidades militares, y los otros actores de la regi¨®n tambi¨¦n est¨¢n en ellos, con la ayuda de Washington. EE UU est¨¢ ¡°sacando lecciones de la guerra en Ucrania para reforzar las capacidades de autodefensa de (sus) socios en Asia-Pac¨ªfico¡±, declar¨® recientemente el jefe del Pent¨¢gono.
Las turbulencias econ¨®micas
Los dos asuntos anteriores confluyen con otros en la conformaci¨®n de una fuerte desaceleraci¨®n econ¨®mica global, que tomar¨¢ probablemente forma de recesi¨®n en algunos casos. Junto a ella, configuran la coyuntura adversa factores como una China que no logra sobreponerse a la pandemia de la covid, lo que gripa su motor econ¨®mico y contribuir¨¢ a la ralentizaci¨®n (aunque con un efecto paralelo benigno sobre la inflaci¨®n, al reducirse probablemente la demanda de energ¨ªa y materias primas del gigante asi¨¢tico). Los bancos centrales afrontan el dilema de hasta d¨®nde responder con subidas de tipos de inter¨¦s que enfr¨ªen la demanda a una escalada de precios que no se debe a un sobrecalentamiento de esta, sino m¨¢s bien a un shock en la oferta ¡ªde energ¨ªa, alimentos, etc.¡ª. A la vez, los gobiernos de los pa¨ªses pr¨®speros implementan grandes paquetes fiscales para ayudar a ciudadanos y empresas, lo que ejerce de contrapeso a las pol¨ªticas monetarias restrictivas.
Este contexto puede tener considerables efectos sociales, econ¨®micos y pol¨ªticos. En muchos pa¨ªses desarrollados, el m¨¢s importante ser¨¢ probablemente el vinculado a la p¨¦rdida de poder adquisitivo de los salarios. En la zona euro, por ejemplo, seg¨²n datos del BCE, entre finales de 2020 y mediados de 2022 la compensaci¨®n real por hora trabajada ha bajado ocho puntos porcentuales. La inc¨®gnita es hasta qu¨¦ punto esa p¨¦rdida se compensar¨¢ con subidas salariales y de qu¨¦ manera evolucionar¨¢ el malestar vinculado a la parte que no se cubra. En pa¨ªses en desarrollo, esta coyuntura de mayores tipos de inter¨¦s en las grandes zonas monetarias unida a una desaceleraci¨®n econ¨®mica y mayores exigencias de apoyo a los ciudadanos m¨¢s expuestos supone el serio riesgo de problemas de sostenibilidad financiera.
El cambio clim¨¢tico
La guerra rusa en Ucrania ha provocado una enorme disrupci¨®n del mercado energ¨¦tico en 2022. Su efecto primario ha sido colocar el concepto de seguridad energ¨¦tica como prioridad absoluta, desplazando de alguna manera el foco de la lucha contra el cambio clim¨¢tico y en algunas circunstancias conduciendo a decisiones de retroceso como la reactivaci¨®n de centrales de carb¨®n. La COP27, celebrada en noviembre en Egipto, arroj¨® un resultado decepcionante, con un acuerdo para que las naciones avanzadas compensen a las m¨¢s pobres por los da?os causados por el cambio clim¨¢tico, pero sin ning¨²n avance en la senda de la reducci¨®n de las emisiones.
Los precios del gas en Europa y del crudo a nivel global se han ido estabilizando en la ¨²ltima parte del a?o. Pero esto no significa que la perspectiva de 2023 se presente c¨®moda. En cuanto al gas, Europa seguir¨¢ afrontando una traves¨ªa dif¨ªcil, sobre todo si el invierno es fr¨ªo. Lo encara con los almacenes llenos, pero ni eso es suficiente ni una eventual superaci¨®n de este invierno sin graves problemas de suministro significa el fin de la crisis. Rellenar los dep¨®sitos para el invierno siguiente ser¨¢ un gran desaf¨ªo sin contar con el abastecimiento desde Rusia. Adem¨¢s, Europa tendr¨¢ que sobreponerse al d¨¦ficit de producci¨®n el¨¦ctrica derivado de los graves problemas del parque nuclear franc¨¦s. En cuanto al crudo, las reticencias de grandes productores como Arabia Saud¨ª a aumentar la producci¨®n para aliviar las tensiones no prometen una perspectiva serena a nivel global.
En otro plano, ser¨¢ fundamental observar c¨®mo evoluciona la inversi¨®n para aumentar el potencial de producci¨®n de energ¨ªas renovables. Si bien la crisis de la invasi¨®n rusa ha representado una urgencia que ha distra¨ªdo recursos, tambi¨¦n ha evidenciado que las fuentes verdes tienen la virtud de reducir, adem¨¢s de las emisiones, tambi¨¦n la dependencia de productores pocos fiables. La mejora de los marcos p¨²blicos/privados para fomentar las inversiones necesarias para multiplicar la producci¨®n renovable ser¨¢ uno de los principales metros de juicio de 2023. ¡ªeps
Una nueva ¨¦poca geopol¨ªtica, desaceleraci¨®n e inflaci¨®n, el medio ambiente mal herido¡ Una mirada con perspectiva sobre asuntos clave para el a?o que viene: la guerra en Ucrania, la relaci¨®n entre Occidente y China, las turbulencias econ¨®micas globales y la lucha contra el cambio clim¨¢tico. Cuatro grandes temas con los que este mundo globalizado afronta el inicio de 2023.
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