El polvor¨ªn de la deuda p¨²blica: por qu¨¦ el mundo es adicto a vivir de prestado
Los Estados elevaron sus compromisos durante la covid y ya deben 85 billones de euros. La subida de los tipos de inter¨¦s es una prueba de estr¨¦s para la sostenibilidad financiera global
El globo de la deuda p¨²blica sigue hinch¨¢ndose. Lleva haci¨¦ndolo desde hace m¨¢s de medio siglo, aprovechando las grandes crisis: ha crecido con los vientos de Buenos Aires, Bangkok o Atenas. Y la pandemia fue otra espectacular bocanada de aire. Las obligaciones de los gobiernos de todo el mundo ascienden a casi 85 billones de euros, lo cual equivale pr¨¢cticamente al tama?o de toda la econom¨ªa global. Durante la d¨¦cada pasada, la de los tipos de inter¨¦s ultrabajos o negativos, ese ingente monto no fue un problema. Pero la palanca del encarecimiento del precio del dinero, usada de forma masiva por los bancos centrales para atajar la inflaci¨®n, puede prender ahora la mecha que eleve el globo. Las instituciones internacionales se?alan a los pa¨ªses m¨¢s empobrecidos como las primeras v¨ªctimas. ¡°Se est¨¢ intensificando una crisis de deuda en los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo¡±, advierte el Banco Mundial. Aun as¨ª, los puntos rojos se extienden tambi¨¦n en el hemisferio norte, de Tokio a Roma.
Los gobiernos salieron al rescate de sus econom¨ªas en 2020, cuando el mundo sufri¨® un batacazo sin precedentes. Sectores de actividad quedaron completamente parados durante meses y el Estado respondi¨® a la emergencia sanitaria y tendi¨® una enorme red para impedir la ca¨ªda de empresas y trabajadores. Ante la par¨¢lisis econ¨®mica, tuvo que financiar ese gasto recurriendo a la deuda. Seg¨²n el FMI, ese a?o se produjo ¡°el mayor aumento de deuda desde la II Guerra Mundial¡±, pasando de suponer el 84% del PIB mundial en 2019 al 100% en 2020. ¡°La deuda p¨²blica ahora representa casi el 40% de la deuda mundial total (que equivale al 247% del PIB), la proporci¨®n m¨¢s alta desde mediados de la d¨¦cada de 1960¡å, dice un informe del FMI.
La llegada a ese pico ¡ªque en 2021 cay¨® ligeramente al 96% por el efecto de la inflaci¨®n y el rebote econ¨®mico¡ª se explica tambi¨¦n por las heridas abiertas durante la crisis financiera de 2008. La herencia de esa recesi¨®n fue una monta?a de deuda: una parte significativa del pasivo del sector privado pas¨® al p¨²blico por el rescate de empresas estrat¨¦gicas y bancos. El informe de McKinsey, Una d¨¦cada despu¨¦s de la crisis financiera global, se?ala c¨®mo solo en las econom¨ªas avanzadas la deuda p¨²blica peg¨® un enorme brinco en 10 a?os: del 69% del PIB en 2007 al 105% en 2017.
No fue el ¨²nico legado que dej¨® esa crisis. En esos a?os, las grandes econom¨ªas experimentaban un d¨¦bil crecimiento y una inflaci¨®n muy baja, incluso con deflaci¨®n. Los bancos centrales lucharon contra esa din¨¢mica con una pol¨ªtica ultraexpansiva, basada en una combinaci¨®n de dinero barato y compras masivas de deuda p¨²blica. ¡°Durante m¨¢s de 15 a?os, y hasta hace poco tiempo, los tipos de inter¨¦s han sido muy bajos, a veces incluso negativos, y la percepci¨®n general era que eso durar¨ªa muchos a?os m¨¢s¡±, explica Charles Wyplosz, profesor del Graduate Institute de Ginebra. El prop¨®sito de Mario Draghi, expresidente del BCE, era sacar a la zona euro de la penuria, fomentar el cr¨¦dito y elevar la inflaci¨®n. Fue la ¨¦poca en la que los inversores ten¨ªan que pagar por prestar y los ahorradores por tener su dinero en el banco. ¡°No est¨¢ claro si funcion¨® como se esperaba, pero tuvo un efecto notorio: las instituciones financieras compraron deuda p¨²blica, que parec¨ªa segura porque todo el mundo la adquir¨ªa. Adem¨¢s, el BCE adopt¨® iniciativas para comprar una gran cantidad de deudas p¨²blicas nacionales, precisamente para frustrar cualquier riesgo de crisis¡±, a?ade Wyplosz.
La pandemia no hizo sino prolongar esa in¨¦dita era ultraexpansiva. La r¨¢pida y flexible reacci¨®n de los gobiernos permiti¨® que las econom¨ªas se recuperasen con unos mercados inusualmente fuertes. Pero de ese vendaval tambi¨¦n queda rastro. Y, de nuevo, en forma de una ingente cantidad de deuda. Basta con examinar los datos del FMI. En las econom¨ªas avanzadas, la deuda p¨²blica rebas¨® el 120% del PIB. ¡°Estos pa¨ªses pudieron expandir la deuda p¨²blica y privada durante la pandemia gracias a los bajos tipos de inter¨¦s, las acciones de los bancos centrales y sus mercados financieros bien desarrollados¡±, se?ala el FMI. Los pa¨ªses emergentes y los empobrecidos, en cambio, tuvieron que afrontar condiciones de financiaci¨®n mucho m¨¢s estrictas que les impidieron endeudarse a gran escala, de modo que su deuda conjunta apenas supera el 60% del PIB.
El think tank Atlantic Council calcula que las cuatro grandes autoridades monetarias del planeta (la Reserva Federal, el BCE, el Banco de Inglaterra y el Banco de Jap¨®n) lanzaron durante la pandemia programas de compra de deuda que sumaban ocho billones de euros. Los gobiernos aprovecharon los costes financieros que esa actuaci¨®n les brindaba para lanzar programas de est¨ªmulos. Solo los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea destinaron 1,7 billones a las medidas para paliar la crisis derivada de la covid. Y esa fue la t¨®nica de todas las econom¨ªas occidentales.
Sin embargo, no hay dos sin tres. Y justo cuando el mundo empezaba a dejar atr¨¢s la pandemia lleg¨® lo que el historiador Adam Tooze ha bautizado como policrisis, y con lo que se refiere al resultado de la materializaci¨®n de dos o m¨¢s de los incontables riesgos que existen hoy en el mundo: la guerra en Ucrania, los atascos en las cadenas de suministro o la tard¨ªa apertura de China, entre otros factores. Los gobiernos tratan de proteger de nuevo a su poblaci¨®n de esta nueva crisis, pero algunos han agotado ya su colch¨®n fiscal. El ministro de Finanzas de Jap¨®n, Shunichi Suzuki, advert¨ªa el mes pasado de la precariedad ¡°sin precedentes¡± de la hacienda de su pa¨ªs, cuya deuda en 2021 alcanzaba el 262,5% del PIB. Por ahora, el Banco de Jap¨®n mantiene unos tipos ultrabajos, del -0,1%, lo cual le permite seguir cargando con esa losa. Corea del Sur ha mostrado ya los problemas de liquidez que acusan las econom¨ªas asi¨¢ticas, por lo que Jap¨®n podr¨ªa verse contra las cuerdas si el banco central tuviera que acelerar la subida de tipos para atajar la inflaci¨®n.
La bola de nieve europea
Jap¨®n es, por ahora, la gran excepci¨®n. Europa arrastr¨® los pies, pero se ha lanzado tambi¨¦n a la carrera de subir los tipos de forma en¨¦rgica para plantar cara a una inflaci¨®n desbocada. Y no solo eso. En solo dos semanas, el BCE se unir¨¢ a la mayor¨ªa de las autoridades monetarias mundiales en el repliegue de velas para reducir balance. ¡°No me parece preocupante. Al ritmo planeado de 15.000 millones anuales, necesitar¨ªan 22 a?os para deshacerse de toda su cartera de deuda¡±, sostiene Paul De Grauwe, profesor de la London School of Economics. La maniobra, de todos modos, ha despertado recelos entre los miembros m¨¢s heterodoxos del Consejo del Gobierno, que temen que cualquier desliz pueda acabar en una crisis de deuda soberana como la de la d¨¦cada pasada. El BCE, de hecho, esta misma semana ha lanzado ya un aviso sobre el efecto ilusorio que puede provocar la inflaci¨®n en los presupuestos. El Eurobanco ha advertido de que el alza de precios ahora permite soltar lastre y disparar los ingresos tributarios, lo cual compensa las partidas destinadas a ayudas o los incrementos de los salarios p¨²blicos y las pensiones. En un futuro, no obstante, esos ingresos extra pueden esfumarse y esos gastos permanecer, poniendo en riesgo la sostenibilidad de la deuda p¨²blica.
Despu¨¦s del manotazo de ayudas fiscales de la pandemia, los gobiernos de la UE han agotado hasta ahora 681.000 millones de euros en ayudas a empresas y consumidores, de los cuales el 40% corresponden a las subvenciones alemanas. Como resultado de todas esas crisis, la deuda de la zona euro trep¨® del 84,1% del PIB en 2019 al 93% en el tercer trimestre de 2022, con Grecia (178,2%), Italia (147,3%), Portugal, (120,1%), Espa?a (115,6%) y Francia (113,4%) a la cabeza. Europa tembl¨® cuando, al anunciar la primera subida de tipos en 2022, las primas de riesgo se dispararon. El BCE aprob¨® entonces la creaci¨®n de un instrumento para contener la deuda de un pa¨ªs del euro ante el ataque de los mercados. ¡°Esas herramientas suelen funcionar mejor cuando se anuncian que cuando se implementan. Se trata de una red de seguridad y, como tal, ha funcionado bien porque, por ahora, no hay que usarla¡±, sostiene Giancarlo Corsetti, profesor de Econom¨ªa del Instituto Universitario Europeo. Los mercados lo han aceptado y, si bien el coste de la deuda ha ido creciendo por la subida de los tipos, los diferenciales con el bono alem¨¢n se han mantenido estables. ¡°Hoy la din¨¢mica todav¨ªa es la de una bajada de la deuda con relaci¨®n al PIB en la zona euro y tambi¨¦n de Espa?a. Por supuesto, hay que ir con cuidado con la gesti¨®n presupuestaria, pero no creo que el endeudamiento ahora sea un problema¡±, apunta De Grauwe.
La UE se halla a las puertas del que se antoja un intenso debate sobre la reforma de las reglas fiscales. Y el foco est¨¢ en la deuda. Bruselas pone sobre la mesa planes individualizados a medio plazo, con el objetivo de que los pa¨ªses vayan soltando lastre. Lo hace con la estrategia del palo y la zanahoria: sanciones m¨¢s razonables pero m¨¢s frecuentes y autom¨¢ticas y fondos a cambio de reformas con el plan de recuperaci¨®n. Entre otras modificaciones legales, la Comisi¨®n Europea persigue que los pa¨ªses adec¨²en sus sistemas de pensiones a la realidad demogr¨¢fica, en la que la poblaci¨®n sigue envejeciendo. Las protestas de Par¨ªs son la expresi¨®n m¨¢s visible de esas reformas, que tambi¨¦n se est¨¢n planteando en Madrid, Berl¨ªn o Bruselas. Mabrouk Chetouane, director de estrategia de mercado global de la gestora Natixis IM Solutions, pone ¨¦nfasis en el papel del plan Next Generation EU para reducir las vulnerabilidades de la pol¨ªtica fiscal de la zona euro. ¡°La cantidad de dinero para apoyar la inversi¨®n es muy sustancial, que al final respaldar¨¢ el crecimiento potencial. Y sabemos que la mejor forma de abordar el d¨¦ficit fiscal es incrementar el potencial de la econom¨ªa¡±, sostiene.
Al otro lado del Atl¨¢ntico, el debate tiene un cariz m¨¢s bien pol¨ªtico. Con la Reserva Federal soltando el pie del acelerador, Washing?ton est¨¢ pendiente casi en exclusiva de su Congreso una vez que el Gobierno ha alcanzado ya el techo para endeudarse. Con la C¨¢mara de Representantes en manos de los republicanos, el acuerdo se antoja complejo y apunta a que se demandar¨¢n recortes.
Alarma en los emergentes
La luz roja se ha encendido, sin embargo, en los mercados emergentes y los pa¨ªses empobrecidos. ¡°Ha habido s¨ªntomas e incluso se?ales de alarma en los mercados emergentes, que han sido fuente de serias preocupaciones. Ya vimos algunos casos preocupantes el a?o pasado en estos pa¨ªses, que acusan mucho el alza de los precios de la energ¨ªa y los alimentos¡±, se?ala Nicolas V¨¦ron, investigador del Peterson Institute for International Economics y de Bruegel.
Sus obligaciones financieras son inferiores, pero aprietan m¨¢s. Incluso ahogan. Seg¨²n el ¨²ltimo International Debt Report del Banco Mundial, la deuda externa de los 75 pa¨ªses con una renta per capita inferior a 1.255 d¨®lares se triplic¨®, alcanzando los nueve billones de d¨®lares. ¡°El foco ahora est¨¢ en los pa¨ªses emergentes, pero tambi¨¦n en varios pa¨ªses de ?frica y Asia, como hemos visto con Sri Lanka¡±, explica Giancarlo Corsetti. Esas naciones est¨¢n destinando, seg¨²n el Banco Mundial, m¨¢s de una d¨¦cima parte de sus ingresos por exportaciones a atender los pagos de la deuda a largo plazo, lo cual supone la proporci¨®n m¨¢s elevada desde el a?o 2000.
El documento sobre riesgos elaborado para el Foro Econ¨®mico Mundial de Davos identificaba el creciente coste de la deuda como una de las amenazas m¨¢s inmediatas para la econom¨ªa global. Y se deten¨ªa en los emergentes y los pa¨ªses m¨¢s vulnerables, que acusan m¨¢s que el resto las consecuencias de las subidas de tipos de inter¨¦s, en especial los elevados costes de financiaci¨®n y la fortaleza del d¨®lar. Todo eso se produce en un momento de debilidad econ¨®mica y de encarecimiento de las materias primas por la guerra de Ucrania. Precisamente esta semana, el ministro de Finanzas de Zambia, Situmbeko Musokotwane, ha criticado la tardanza para cerrar un acuerdo con sus acreedores ¡ªentre ellos, el Banco Mundial¡ª para reestructurar una deuda de 13.000 millones de d¨®lares. Antes, en diciembre, Ghana hab¨ªa cerrado un acuerdo con el FMI para reestructurar una deuda de 3.000 millones de d¨®lares. La lista no acaba ah¨ª. El informe pon¨ªa nombres y apellidos a los pa¨ªses con un elevado riesgo de default: Argentina, Egipto, Ghana, Kenia, T¨²nez, Pakist¨¢n y Turqu¨ªa.
En mayo del a?o pasado, de hecho, Sri Lanka se convert¨ªa en el primer pa¨ªs asi¨¢tico en declararse en suspensi¨®n de pagos al incumplir con un pago de 51.000 millones de d¨®lares con varios acreedores, entre ellos China e India. Sus apuros financieros coincidieron con un momento de crisis econ¨®mica, social y pol¨ªtica que acab¨® con una revuelta popular en julio. De forma casi autom¨¢tica, una docena de pa¨ªses vieron c¨®mo los inversores castigaban con dureza sus bonos en los mercados de deuda, exponiendo de nuevo los riesgos de contagio que existen. Las obligaciones de Argentina, El Salvador o Ghana dieron rentabilidades superiores al 20%, mientras que Egipto, Ecuador y Nigeria se situaban por encima del 15%.
La crisis en Sri Lanka puso de manifiesto, a su vez, el poder que ha acumulado China como gran acreedor bilateral mundial. Bajo el paraguas de su nueva Ruta de la Seda, Pek¨ªn ha financiado desde el aeropuerto de Lusaka (Zambia) hasta la ciudad portuaria de Colombo (Sri Lanka). La crisis de la covid-19 destap¨® hasta qu¨¦ punto el r¨¦gimen de Xi Jinping ha tratado de rivalizar con el Banco Mundial y el FMI para convertirse en un gran prestamista del globo. Seg¨²n la consultora Rhodium Group, Pek¨ªn tuvo que reestructurar en 2020 y 2021 pr¨¦stamos por 52.000 millones de euros, lo cual triplica el volumen renegociado en el bienio precedente.
Las instituciones occidentales recelan de China, a quien critican por sus malas artes y su opacidad al prestar a otros pa¨ªses. Los miembros del G-7 instaron en mayo del a?o pasado a Pek¨ªn a ¡°contribuir de forma constructiva¡± en esos procesos de renegociaci¨®n de la deuda. Tambi¨¦n lo ha hecho la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, que ha extendido esa demanda al capital privado. Seg¨²n las estimaciones de las instituciones multilaterales, el 61% del pasivo de esos pa¨ªses est¨¢ ya en manos de inversores, lo cual supone 15 puntos m¨¢s que en 2010 y complica las renegociaciones. En el otro 39% de la tarta ganan terreno los pa¨ªses que no pertenecen al llamado Club de Par¨ªs, en el que est¨¢n la mayor¨ªa de los Estados occidentales, entre ellos Espa?a. Y seg¨²n c¨¢lculos del Banco Mundial, a finales de 2021 China era el mayor prestamista bilateral, con una cuota del 49%.
La India se ha fijado el reto de abordar la deuda externa de esos pa¨ªses bajo su actual presidencia del G-20. Seg¨²n ha informado esta semana Reuters, sus autoridades est¨¢n redactando una propuesta para aliviar la deuda de los gobiernos m¨¢s apurados que pasa por pedir a los prestamistas, incluido China, un recorte en sus pr¨¦stamos. Los ministros de Finanzas abordar¨¢n ese asunto este mismo mes en su cumbre de Bangalore. La economista jefa de Asia-Pac¨ªfico para Natixis, Alicia Garc¨ªa Herrero, cree que el acuerdo es muy complejo. ¡°China arrastra los pies para reestructurar la deuda de Sri Lanka. No accede a los t¨¦rminos del Club de Par¨ªs ni de los privados. Y ahora empieza a plantear problemas con Zambia. El problema es que vea venir una monta?a de deuda en apuros porque la situaci¨®n de Pakist¨¢n es problem¨¢tica. Y ese pa¨ªs le supone 40.000 millones de d¨®lares, seg¨²n algunos informes. Por eso se resiste a aceptar reducciones del valor nominal de la deuda y se abre m¨¢s a extensiones de los pagos¡±, explica.
Sostenibilidad
Econom¨ªas con elevados vol¨²menes de deuda siguen relativamente c¨®modas, mientras que pintan bastos para otras con apalancamientos m¨¢s modestos. Eso pone sobre la mesa la eterna pregunta de qu¨¦ nivel de endeudamiento es sostenible. Olivier Blanchard, ex economista jefe del FMI, ha publicado varios art¨ªculos en el ¨²ltimo a?o. Y su conclusi¨®n es que no hay una f¨®rmula universal. ¡°Toma dos pa¨ªses con el mismo nivel de sobreendeudamiento, pero con dos diferentes tipos de gobierno o con deuda denominada en diferentes divisas. Una de esas deudas podr¨ªa ser segura, mientras que la otra podr¨ªa no serlo¡±, resume en un art¨ªculo publicado por el FMI.
Las instituciones internacionales, sin embargo, quieren curarse en salud. Los banqueros centrales recelan de los paquetes fiscales que lanzan sus gobiernos y les piden prudencia ante el temor de que entorpezcan su tarea echando gasolina a la inflaci¨®n o poniendo en riesgo sus finanzas. El Banco Mundial pide abordar la deuda de los pa¨ªses m¨¢s desfavorecidos, el FMI sigue urgiendo a los gobiernos a poner en marcha planes fiscales para volver al equilibrio presupuestario a medio plazo y la OCDE insiste en garantizar la sostenibilidad de las pensiones. El Banco Internacional de Pagos, adem¨¢s, levanta las alfombras y advierte de una deuda en la sombra de 75 billones de euros solo en instrumentos opacos. Hay buena mecha. El reto es no activar un detonador.
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