El petr¨®leo no sacia el hambre de Angola
El pa¨ªs, rico en hidrocarburos pero con mucha pobreza, trata de diversificar su econom¨ªa hacia nuevos sectores
Crist¨®foro se gana la vida llevando en un coche de alta gama a hombres de negocios por Luanda, la capital de Angola. Si le preguntan por Eduardo Dos Santos, que gobern¨® entre 1979 y 2017, responde que m¨¢s all¨¢ de su habilidad para la corrupci¨®n, ten¨ªa una hija ¡°emprendedora¡±, Isabel, a la que ¡°el pa¨ªs le debe mucho¡±, porque aunque robase, sus empresas daban trabajo a los angole?os. Un razonamiento as¨ª de disparatado se entiende cuando uno pisa Angola, tan rico en recursos naturales como en miseria y desigualdad.
Para comprender su historia hay que remontarse a 1975, a?o de la llegada al poder del Movimiento Popular para la Liberaci¨®n de Angola (Mpla), corriente de corte marxista que gobierna desde entonces, primero como partido ¨²nico y desde 1991 dentro de un te¨®rico juego multipartidista. La mayor parte del tiempo el Mpla fue liderado por Dos Santos y su familia, que saque¨® la naci¨®n rica en petr¨®leo utilizando las instituciones como mejor le parec¨ªa. Apartado del poder hace seis a?os, muri¨® en julio del a?o pasado en una cl¨ªnica de Barcelona a los 79. Fue dos semanas despu¨¦s de que otra de sus hijas, Tchiz¨¦, denunciase ante los Mossos d?Esquadra un presunto intento de homicidio en el que, seg¨²n ella, estar¨ªa implicado el Gobierno actual.
Su otra hija, Isabel dos Santos, ahora exiliada y cuya fortuna se cuenta por miles de millones, dirigi¨® la Sociedade Nacional de Combust¨ªveis de Angola (Sonangol), y fue acusada hace tres a?os de fraude, malversaci¨®n y blanqueo. El Consorcio internacional de periodistas de investigaci¨®n le dedic¨® a su imperio empresarial un gran trabajo en 2020 con la publicaci¨®n de Luanda Leaks, y Estados Unidos la incluy¨® en su lista de sanciones.
El problema es si el actual Gobierno, encabezado por Jo?o Louren?o, que fue ministro de Defensa hasta 2017 con Dos Santos, va a ser capaz de limpiar la casa, como prometen sus gestos, y a la vez hacer que la econom¨ªa deje de depender en gran medida de los hidrocarburos. En 2020, Jos¨¦ Filomeno de Sousa dos Santos, hijo del expresidente, fue encarcelado despu¨¦s de ser declarado culpable de defraudar al banco central 500 millones de d¨®lares. Pero todav¨ªa quedan muchos lazos que cortar entre el partido y la corrupci¨®n. ¡°Cuando el petr¨®leo sube, todo va bien. No sabes c¨®mo, el dinero termina fluyendo en la econom¨ªa. Ahora, de todas formas, no es como en la ¨¦poca de Dos Santos, cuando Angola lleg¨® a ser el primer pa¨ªs consumidor de Mo?t Chandon de ?frica mientras la mayor¨ªa de la poblaci¨®n viv¨ªa en la miseria¡±, comenta un empresario espa?ol que pide anonimato.
El nuevo gobierno ha emprendido reformas para combatir el fraude y diversificar la econom¨ªa. ¡°Desde 2017, el Gobierno ha decidido hacer cambios estructurales¡±, cuenta Victor Fernandes, ministro de Industria y Comercio. ¡°La balanza comercial, la balanza de pagos, el equilibrio cambiario¡ son variables que eran muy vol¨¢tiles porque ten¨ªamos una econom¨ªa enormemente dependiente del petr¨®leo. Las reformas culminaron a finales de 2021 con la entrada del FMI, que nos presta asistencia t¨¦cnica y financiera. Desde entonces tenemos una situaci¨®n estable de control de variables macroecon¨®micas¡±.
La suya es una visi¨®n francamente optimista. Con casi 34 millones de habitantes, el 26% del PIB depende exclusivamente del petr¨®leo. El FMI espera que en 2023 la econom¨ªa avance un 3,4%, con una inflaci¨®n cercana al 12%, pero Angola apenas ha desarrollado sectores b¨¢sicos como la agricultura, de modo que est¨¢ atado a las costos¨ªsimas importaciones. Un kilo de pechuga de pollo puede costar en un supermercado asequible unas 3.800 kwanzas, al cambio 7 euros, algo prohibitivo para la mayor¨ªa de las familias en un pa¨ªs donde la renta per c¨¢pita apenas llega a 3.000 d¨®lares. La carne de ternera, la mayor¨ªa importada, duplica ese precio mientras el litro de gasolina est¨¢ a solo treinta c¨¦ntimos. Ver ni?os pidiendo dinero por las calles de Luanda es habitual, y tampoco es raro que personas impedidas de cintura para abajo se arrastren por el suelo ¡ªla Guerra Civil que asol¨® al pa¨ªs hasta 2002 dej¨® un mill¨®n de muertos y m¨¢s de 100.000 mutilados¡ª.
Acuerdos con empresas
Pero para el ministro de Industria, el pa¨ªs re¨²ne ahora las condiciones para dar paso a acuerdos con empresas extranjeras que desarrollen los sectores productivos que necesitan. ¡°Tenemos un plan industrial para desarrollar dos polos importantes y crear un corredor para que Angola sea un ¨¢rea de transhumancia econ¨®mica, para que la producci¨®n de los pa¨ªses del interior de ?frica, como las concesiones mineras del Congo, salga por Angola¡±. Sin embargo reconoce que todav¨ªa no tienen la fuerza suficiente para resolver todos los problemas. ¡°Tenemos una gran preocupaci¨®n social, y eso se ve en nuestro presupuesto. El 30% va destinado a salud y educaci¨®n. Pero una econom¨ªa solo puede distribuir lo que tiene, no lo que no tiene. Eso nos llevar¨ªa a la ruina. Este Gobierno cree que es mejor garantizar empleos para generar rentas¡±.
Preguntado por si el Gobierno actual es distinto al de Santos frente a la corrupci¨®n, intenta desmarcarse, pero solo a medias. ¡°Llevamos por bandera combatir la corrupci¨®n, pero ning¨²n pa¨ªs puede resolver el problema en dos d¨ªas. El partido es el mismo y la orientaci¨®n para el desarrollo del pa¨ªs es la misma, aunque tal vez haya una ruptura en la implementaci¨®n de las soluciones¡±.
Alegr¨ªa a golpe de brent
Un veterano ejecutivo español recuerda que en los vuelos directos entre Madrid y Luanda no cabía un alma en 2015, cuando el barril de crudo cotizaba por encima de los 100 dólares, y ahora en cambio van a la mitad de su capacidad. En el último lustro de la década pasada Angola frenó toda aquella alegría mientras asistía a la caída del crudo. Entre 2018-2019, según el Banco Mundial, el porcentaje de personas por debajo del umbral nacional de pobreza creció del 37% al 41%.
Lejos de la capital, una gran parte de la población subsiste con menos de dos dólares diarios. Tras el frenazo de la pandemia, ahora el petróleo alza el vuelo (está cerca de los 80 dólares) dando cierto respiro a las cuentas públicas. Las divisas vuelven a fluir, y el presupuesto del Estado, calculado con un precio del crudo de 57 dólares (2022), recibe inyecciones extraordinarias de divisas. El FMI calcula que la relación entre deuda y PIB se ha recortado en 17,5 puntos, hasta el 66%. Con todo, una población muy joven y la ausencia de conflictos étnicos (y una guerra civil cada vez más lejana), da esperanzas de futuro a un país que tiene por delante desafíos extraordinarios.
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