Tecnolog¨ªa disruptiva e inclusiva
El directivo que piense que la digitalizaci¨®n es un asunto de ingenieros est¨¢ perdido, en el sentido m¨¢s amplio del t¨¦rmino
En una reciente comparecencia, celebrando los 35 a?os de Afi y las transformaciones ocurridas en dicho periodo, coment¨¢bamos que los cambios que estamos viviendo en estos ¨²ltimos a?os, o incluso meses, est¨¢n siendo mucho m¨¢s trascendentes que los que vivimos en la crisis financiera de 2008, la burbuja de las puntocom de 2000 o el alumbramiento de internet unos pocos a?os antes.
Al margen de incorporar dos crisis ajenas al entorno econ¨®mico financiero, como ha sido la pandemia o la invasi¨®n de Ucrania por Rusia, en estos ¨²ltimos a?os estamos asistiendo al movimiento de algunas de las placas tect¨®nicas de nuestra sociedad, la mayor parte de ellas de car¨¢cter tecnol¨®gico. De entrada, la crisis de los semiconductores ha puesto de manifiesto problemas en la arquitectura de las cadenas de suministro mundiales; tambi¨¦n un problema de dependencia geopol¨ªtica en asuntos tan cr¨ªticos como el abastecimiento de la materia prima en que se basa el desarrollo de una parte fundamental de nuestro valor a?adido y gran parte de los elementos de generaci¨®n de eficiencia y productividad en que se basa nuestra econom¨ªa. Estos problemas de arquitectura se combinan con la cada vez m¨¢s creciente polarizaci¨®n de los centros de innovaci¨®n tecnol¨®gicos mundiales, que, desafortunadamente, no paran de concentrarse en Estados Unidos y China, quedando el otro 80% de la poblaci¨®n mundial en una situaci¨®n de clara desventaja, especialmente en el desarrollo de tecnolog¨ªas de inteligencia artificial.
La principal caracter¨ªstica de este movimiento de placas tect¨®nicas es que se est¨¢ produciendo a una velocidad inusitada. La aceleraci¨®n digital, combinada con el acceso universal a la tecnolog¨ªa y su creciente facilidad de acceso (lo que algunos llamamos ¡°experiencia de uso sin fricci¨®n¡±), son los ingredientes que han permitido que en apenas dos meses m¨¢s de 100 millones de personas incorporasen en su d¨ªa a d¨ªa tecnolog¨ªas generativas de lenguaje (ChatGPT, de OpenAI), cuya madurez y efectos a¨²n estamos tratando de evaluar.
Este nuevo marco geopol¨ªtico y de innovaci¨®n digital conlleva enormes retos y riesgos, de muy diversa ¨ªndole, que deben ser gestionados adecuadamente, sin que ello suponga oponerse a la innovaci¨®n ni perder el tren y el posicionamiento. La cuesti¨®n de la privacidad y la seguridad de la informaci¨®n acrecienta su complejidad y protagonismo, en la medida en que se multiplican las tecnolog¨ªas que se alimentan de informaci¨®n para mejorar sus capacidades. La generaci¨®n de informaci¨®n sesgada y el riesgo de procesos de desinformaci¨®n y manipulaci¨®n masiva no son nuevos, pero se van a intensificar de forma irremediable en la medida en que m¨¢s corporaciones dispongan de tecnolog¨ªa para maximizar nuestra atenci¨®n, atacando directamente a nuestros centros de generaci¨®n de dopamina. La capacidad de autorreplicaci¨®n de la inteligencia artificial, asunto tan discutido en estas ¨²ltimas semanas, es un riesgo que cada vez parece m¨¢s cercano y que va a requerir a¨²n mucho m¨¢s debate. La protecci¨®n de derechos y libertades, la protecci¨®n de la identidad digital y el riesgo de discriminaci¨®n estar¨¢n tambi¨¦n en el centro del debate t¨¦cnico y pol¨ªtico durante los pr¨®ximos meses.
Desde el punto de vista regulatorio, estamos viviendo intensas discusiones sobre qu¨¦ y c¨®mo regular, especialmente en el ¨¢mbito de la inteligencia artificial. Al margen de estas controversias, no cabe duda de que normativizar una materia tan vol¨¢til, cambiante y, a veces, dif¨ªcil de definir como la inteligencia artificial va a ser una tarea tan ardua como el mito de S¨ªsifo, m¨¢xime cuando cualquier iniciativa que no cuente con un consenso absoluto corre el riesgo de aumentar la desigualdad entre econom¨ªas.
Repet¨ªa Emilio Ontiveros que ¡°la desigualdad no es rentable¡±, y este es uno de los principales riesgos de esta escalada acelerada de capacidades digitales: la amplificaci¨®n de desigualdades en todos los ¨®rdenes: social, profesional, empresarial, nacional y geopol¨ªtico.
Tendemos a pensar que nuestra capacidad de incorporar la tecnolog¨ªa en nuestro d¨ªa a d¨ªa es mucho m¨¢s r¨¢pida de lo que realmente es. Para muestra, un bot¨®n: despu¨¦s de la pandemia, en la que muchos de nosotros recurrimos a las videollamadas para comunicarnos con nuestros mayores, s¨®lo el 20% de ellos adoptaron esta tecnolog¨ªa, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica.
Ahora, m¨¢s que nunca, va a ser clave trabajar de forma ¨¢gil y coordinada en todos los niveles para que nuestra geograf¨ªa, que es Europa, recupere gran parte de su desventaja en el liderazgo, autonom¨ªa e independencia digital. Estos movimientos acelerados de origen digital van a requerir, adem¨¢s, de la combinaci¨®n de recetas de corto plazo con recetas de m¨¢s largo plazo, y todo ello desde un planteamiento abierto y favorable a una innovaci¨®n m¨¢s disruptiva que nunca, pero tambi¨¦n inclusiva para evitar un insoportable aumento de las desigualdades.
Las a¨²n incipientes tecnolog¨ªas generativas y, especialmente, las relacionadas con el lenguaje son un excelente medio para realizar tareas que hasta hace poco requer¨ªan de una educaci¨®n avanzada y buenas capacidades profesionales, como la s¨ªntesis, la relaci¨®n de conceptos o la detecci¨®n de analog¨ªas. Este reemplazo o, al menos, refuerzo de capacidades cercanas al razonamiento nos va a obligar irremediablemente a replantear completamente las bases de nuestra gesti¨®n empresarial, y de forma especialmente intensa e inmediata nuestros sistemas formativos y educativos.
Todas las organizaciones de formaci¨®n del mundo hemos tenido que maniobrar durante este curso acad¨¦mico para adaptarnos al hecho de que nuestros alumnos dispongan de capacidades tecnol¨®gicas que hace unos pocos meses, sencillamente, no exist¨ªan. Pero esta reflexi¨®n ha de ser de mucho mayor calado para decidir c¨®mo vamos a entrenar a las nuevas generaciones para estar mejor equipados para un futuro muy diferente que pr¨¢cticamente ya ha llegado. En este sentido, el fomento del pensamiento cr¨ªtico, la versatilidad y, muy probablemente, el fortalecimiento de las habilidades sociales van a ser claves para navegar en este nuevo mundo.
Y es que en el nuevo contexto la ¨²nica estrategia posible para todo tipo de empresas deber¨ªa ser abrazar la innovaci¨®n, incorporarla (con las garant¨ªas adecuadas) lo antes posible en sus formas de trabajo, evolucionar con ella, no dar nada por sentado y razonar por primeros principios.
Desde hace muchos a?os, venimos propugnando la idea de que, al igual que a cualquier directivo de excelencia se le presuponen conocimientos econ¨®mico-financieros suficientes para poder tomar decisiones, deber¨ªa ser igualmente natural que quienes gobernamos proyectos empresariales dispongamos tambi¨¦n de un conjunto de conocimientos adecuado sobre digitalizaci¨®n y tecnolog¨ªa. En este nuevo entorno, el directivo que piense que la tecnolog¨ªa es un asunto de ingenieros estar¨¢ perdido, en el sentido m¨¢s amplio del t¨¦rmino.
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