El gran predador del lujo: as¨ª construy¨® Bernard Arnault el imperio LVMH, valorado en 410.000 millones de euros
El empresario franc¨¦s siempre fue el primero de la clase. La subida en Bolsa de la compa?¨ªa sit¨²a su fortuna en 187.000 millones de euros. Con 74 a?os, su mayor reto es decidir a qui¨¦n de sus cinco hijos le deja un conglomerado con marcas como Dior, Tiffany, Don P¨¦rignon o Bulgari
Bernard Arnault siempre quiso ganar. De ni?o fue el primero de clase. M¨¢s tarde, el que superaba los ex¨¢menes m¨¢s exigentes para acceder a los estudios m¨¢s exigentes. Dicen que lleg¨® a tocar muy bien el piano, pero, como sab¨ªa que no iba a ser el mejor con el piano, lo dej¨®, y ahora solo es una afici¨®n. Conserva un piano de cola en una sala junto a su despacho en el 22 de la avenida de Montaigne, en Par¨ªs. A veces se acerca, interpreta una sonata. O el mejor o nada. El propietario de las mejores marcas: el emperador del lujo. El coleccionista de arte, el fil¨¢ntropo. Y la persona que se disputa con Elon Musk el cetro de la m¨¢s rica del mundo.
La clasificaci¨®n fluct¨²a: esta semana, tras ostentarlo durante buena parte del a?o, ha perdido el trono en favor del due?o de Tesla y Twitter, seg¨²n el ¨ªndice de millonarios de Bloomberg. Pero que el amo de LVMH se haya convertido en la primera fortuna del planeta tiene una l¨®gica.
¡°Siempre fue el primero en todo¡±, dice Nad¨¨ge Forestier, una periodista de Le Figaro que lo trat¨® con asiduidad durante los a?os de su ascenso y en 1990 public¨®, junto a Nazanine Rava?, la que probablemente sea la biograf¨ªa m¨¢s completa de sus a?os iniciales, Bernard Arnault ou le Go?t du pouvoir (Bernard Arnault o el gusto del poder). ¡°Pienso que ¨¦l encuentra normal ser el m¨¢s rico del mundo, puesto que siempre estuvo por encima de los dem¨¢s¡±.
Arnault (Roubaix, 74 a?os), presidente del grupo LVMH, es una anomal¨ªa en el capitalismo global. Un hombre de una industria artesanal y elitista, la de los productos de lujo, en la era de los milmillonarios de Silicon Valley y del populismo tecnol¨®gico. Un franc¨¦s en un club tradicionalmente monopolizado por estadounidenses, acaso chinos en el futuro, y a la altura, o por encima, de Musk o Jeff Bezos. Los super¨® a finales de 2022 y, desde entonces, ha consolidado su posici¨®n. Su fortuna, dopada por el aumento en los ingresos, los beneficios y el valor de las acciones, ha superado esta primavera en algunos d¨ªas los 200.000 millones de euros, mayor que el presupuesto anual de la Uni¨®n Europea. Seg¨²n el m¨¢s reciente recuento de Bloomberg, el viernes, ahora se sit¨²a en unos 187.000 millones de euros. Arnault tiene m¨¢s del 40% de las acciones de LVMH, compa?¨ªa que en los ¨²ltimos cinco a?os se ha revalorizado en Bolsa un 166% y vale 410.000 millones de euros.
¡°Su talento consiste en tomar una marca que existe y darle un incre¨ªble golpe de acelerador¡±, resume el ensayista y consultor Alain Minc, que conoce bien a Arnault. Pero no puede dormirse en los laureles. En realidad, no es la competencia lo que le quita el sue?o. LVMH (propietario de marcas como Louis Vuitton, Dior, Tiffany & Co., Mo?t & Chandon y un total de 75 maisons o casas en la moda, los cosm¨¦ticos, la joyer¨ªa, las bebidas alcoh¨®licas) domina un sector imparable: el n¨²mero de millonarios aumenta, aunque la clientela no se limita a este segmento.
A Arnault tampoco le quita el sue?o ser impopular en su pa¨ªs, aunque este invierno, durante las manifestaciones contra la reforma de las pensiones, figuraba como uno de los destinatarios predilectos de los esl¨®ganes de los manifestantes. No tan odiado como el presidente Emmanuel Macron, ni de lejos, pero s¨ª aparec¨ªa como s¨ªmbolo de las desigualdades e injusticias sociales. ¡°Francia va mal por distintos motivos¡±, lamenta el dipu?tado de izquierdas Fran?ois Ruffin, n¨¦mesis de Arnault en el debate p¨²blico en Francia. ¡°La divisa republicana es ¡®Libertad, igualdad, fraternidad¡¯, y pienso que, desde hace 40 a?os, Francia est¨¢ herida en la igualdad¡±.
Cinco hijos
Si algo ocupa a Arnault estos d¨ªas, si algo podr¨ªa torcerlo todo, es otra cosa: la sucesi¨®n. Es una historia particular y eterna. Un patriarca y cinco hijos de entre 48 y 24 a?os, dos de un primer matrimonio con Anne Dewavrin (Delphine y Antoine) y tres del segundo con H¨¦l¨¨ne Mercier (Alexandre, Fr¨¦d¨¦ric, Jean). Trabajan en el negocio. Todos, sobre el papel, podr¨ªan sucederlo. ?l se ha dado hasta los 80 a?os para seguir al frente, aunque nada le impide aplazar la jubilaci¨®n. Se tomar¨¢ su tiempo para decidir.
¡°Bernard Arnault se ha esmerado para que se mantenga el equilibrio entre los hijos y para que no haya batallas entre ellos¡±, explica la periodista de Le Monde Rapha?lle Bacqu¨¦, coautora junto a Vanessa Schneider de Successions. L¡¯argent, le sang et les larmes (Sucesiones. El dinero, la sangre y las l¨¢grimas). Todo va bien, en apariencia. Pero Bacqu¨¦, que entrevist¨® para su libro al patriarca y a sus hijos, y accedi¨® al sanctasanct¨®rum de la avenida de Montaigne, precisa: ¡°Hay rivalidades que no se expresan¡±. Todo empieza en Roubaix, en la frontera franco-belga y el norte industrial, una galaxia alejada de la avenida de Montaigne con sus tiendas de Fendi, Celine, Givenchy, Dior, Vuitton. Esto es el norte de Francia, el viejo pulm¨®n industrial del pa¨ªs. A partir de los a?os setenta y ochenta, esta regi¨®n sufri¨® el vendaval de la globalizaci¨®n y el cierre de las f¨¢bricas y de las minas. El basti¨®n obrero de la izquierda se convirti¨® en una de las principales bolsas de votos de la extrema derecha. Hijo y nieto de empresarios de la construcci¨®n en Roubaix, Arnault pertenece a una familia de la burgues¨ªa de provincias. A los siete a?os, su abuelo lo llevaba a visitar las obras. Una obsesi¨®n, ya entonces: la educaci¨®n. Cuando muere su abuelo, agarra el bolet¨ªn de notas, en el que los profesores lo felicitan por el excelente trabajo, y lo mete dentro del ata¨²d. Es su homenaje.
Hay algo muy franc¨¦s en este hombre: lo que Bacqu¨¦ llama ¡°la religi¨®n del diploma¡±. Si la Escuela Nacional de la Administraci¨®n, la ENA, forma a los altos funcionarios, ¨¦l opta por otro camino, el de la ingenier¨ªa: las exigentes Escuela de Minas y Polit¨¦cnica. D¨¦cadas despu¨¦s, intentar¨¢ que sus hijos sigan el mismo curr¨ªculo. No siempre con ¨¦xito. ¡°Para ¨¦l, lo ¨²nico que cuenta es la Polit¨¦cnica¡±, dijo Antoine, el mayor de los hijos varones, al mando del holding que controla LVMH, a ?Bacqu¨¦ y Schnei?der en Successions. ¡°Yo entend¨ª enseguida que no estaba hecho para esto. Le dec¨ªa: ¡®No debes intentar esculpirme a tu imagen y semejanza¡±.
La devoci¨®n por el diploma y por la Polit¨¦cnica explican que, en las quinielas sobre la sucesi¨®n, se se?ale a veces al cuarto hijo, Fr¨¦d¨¦ric, de 28 a?os, responsable de la marca de relojes TAG ?Heuer. ¡°No solo le sale todo bien, sino que es modesto y bastante simp¨¢tico¡±, analiza Bacqu¨¦ en un caf¨¦ de Montparnasse. ¡°Y es polit¨¦cnico¡±, a?ade, ¡°como Bernard Arnault¡±. El mayor del segundo matrimonio sobresale tambi¨¦n: Alexandre, de 31 a?os y ejecutivo en Tiffany & Co., muy expuesto en redes sociales y medios de comunicaci¨®n. Sin olvidar a la primog¨¦nita, Delphine, de 48 a?os, jefa de Dior y casada con el empresario franc¨¦s de las telecomunicaciones Xavier Niel. Y el benjam¨ªn, Jean, de 24 a?os, que trabaja en la divisi¨®n de relojes de Louis Vuitton.
Pero volvamos al joven Bernard Arnault, quien, reci¨¦n salido de la Polit¨¦cnica, regresa al norte y entra en Ferret-Savinel, la empresa familiar. Pronto Jean, su padre, le cede el mando. El 10 de mayo de 1981, Fran?ois Mitterrand gana las elecciones presidenciales y un escalofr¨ªo recorre las capas m¨¢s adineradas del pa¨ªs. Por primera vez desde 1958, cuando en plena guerra de Argelia el general De Gaulle fund¨® la V Rep¨²blica, un socialista llega al El¨ªseo. ?Y aliado con los comunistas! Un ministro de Val¨¦ry Giscard d¡¯Estaing, el presidente saliente, proclamaba unos d¨ªas antes de la elecci¨®n que, si ganaba Mitterrand, los tanques rusos desfilar¨ªan por los Campos El¨ªseos.
Arnault hace las maletas y se instala con la familia en Nueva Rochelle, cerca de Nueva York. Invierte en operaciones inmobiliarias en Florida y prepara los pr¨®ximos movimientos. Escriben las bi¨®grafas Forestier y Rava? que un d¨ªa, de compras en los almacenes neoyorquinos Bloomingdale¡¯s, busca una bata de noche y un traje. Elige Dior. ¡°Y entonces¡±, relatan las bi¨®grafas, ¡°piensa: ¡®No hay nombre m¨¢s bello. En Estados Unidos, el presidente de Dior es m¨¢s conocido que el presidente de la Rep¨²blica Francesa¡±.
Es la hora de regresar. En 1983 Mitterrand ha rectificado sus pol¨ªticas econ¨®micas, los tiempos parecen m¨¢s propicios para emprender en Francia. Compra por un franco simb¨®lico Boussac, imperio textil al borde de la quiebra. En los seis a?os siguientes Arnault eliminar¨¢ 8.000 empleos. Lo que le interesa es la joya de Boussac: Christian Dior. Ser¨¢ la primera piedra del imperio. ¡°?Hay riesgos graves?¡±, pregunt¨® el padre al hijo en el momento de la compra, seg¨²n cont¨®, al morir Jean Arnault en 2010, el diario Les Echos, tambi¨¦n propiedad de LVMH. ¡°S¨ª¡±, respondi¨® el hijo. El padre replic¨®: ¡°No se hacen buenos negocios sin arriesgarse. ?Vamos a ello!¡±. Cinco a?os despu¨¦s, apenas cumplidos los 40, se hace con LVMH, Louis Vuitton Mo?t Hennessy, que ya entonces era el primer grupo mundial del lujo.
¡°Hasta entonces, el lujo era patrimonio de peque?as maisons muy prestigiosas, sin cifras de negocios enormes¡±, dice Nad¨¨ge Forestier, bi¨®grafa de Arnault, en el sal¨®n de su apartamento, cerca de la Torre Eiffel. ¡°?l vio que hab¨ªa una poblaci¨®n en el mundo entero de gente que podr¨ªa acceder a esto y que se les pod¨ªa hacer so?ar y, a la vez, que hab¨ªa en el mundo entero un potencial de riqueza¡±. Forestier a?ade: ¡°Recuerdo que est¨¢bamos acabando el libro y le preguntamos: ¡®?Qu¨¦ har¨¢ usted en 20 o 30 a?os? Nosotras est¨¢bamos convencidas de que se dedicar¨ªa a la banca, a las finanzas. Jam¨¢s pensamos que seguir¨ªa al frente de un grupo dedicado al lujo ¨²nicamente¡±.
Observa Rapha?lle Bacqu¨¦: ¡°?l regres¨® de Estados Unidos con la idea de que, siendo europeo y siendo franc¨¦s, lo que para el resto del mundo es Francia es la gastronom¨ªa y la moda. Y esto es exactamente aquello sobre lo que ha construido LVMH¡±. Y a?ade: ¡°Lo interesante es la idea de un lujo que no se dirige solo a los ricos, sino tambi¨¦n a las categor¨ªas populares que compran sus pintalabios o un chisme con el logo de Dior. Entendi¨® que no solo los ricos compran esto, sino que las clases medias quieren participar del lujo tambi¨¦n¡±.
Que Francia, la Francia permanentemente angustiada por su declive, la Francia igualitaria que es uno de los pa¨ªses m¨¢s redistributivos del planeta, produzca al hombre m¨¢s rico del planeta es una de las paradojas del fen¨®meno Arnault. Un misterio, pues este no es el pa¨ªs m¨¢s innovador, ni ¡ªsi se hace caso del discurso pol¨ªtico e intelectual¡ª el m¨¢s apegado al libre comercio y al capitalismo, ni tampoco tiene una industria potente.
Alain Minc explica la paradoja con una met¨¢fora. ¡°Mire un mapa del mundo e imag¨ªnese, por un instante, que California haya sido devorada por un terremoto¡±, plantea. ¡°?Cu¨¢l es el lugar del mundo donde est¨¢n los mayores capitalistas? ?La peque?a Francia! Es decir, si uno prescinde de la gente de la tecnolog¨ªa, Francia es el ¨²nico pa¨ªs que ha producido a grandes capitalistas en los ¨²ltimos a?os. Arnault, el primero, pero no solo ¨¦l: tambi¨¦n Pinault, Bollor¨¦, Niel¡ Y, adem¨¢s, las familias que han heredado empresas y que las han hecho crecer formidablemente: Dassault, L¡¯Or¨¦al, Herm¨¨s¡±.
?Y por qu¨¦ este ¨¦xito? ¡°Esta gente aprendi¨® a gestionar en un momento en el que gestionar era muy dif¨ªcil, puesto que ¨¦ramos un pa¨ªs ¡®socializante¡±, responde Minc. ¡°Cuando usted ha aprendido a correr los 100 metros con un saco de arena en la espalda, el d¨ªa en que le quitan el saco de arena corre muy bien¡±. Es otra manera de decir que no era un pa¨ªs para capitalistas, pero algo cambi¨® hace unos 15 a?os, con la llegada de Nicolas Sarkozy al El¨ªseo, y despu¨¦s Fran?ois Hollande y Emmanuel Macron. Ya era fuerte antes; despu¨¦s multiplicaron su force de ?frappe, su pegada.
¡°Siempre ha tenido buenas relaciones con los presidentes desde Jacques Chirac y ha vestido a todas las primeras damas desde Bernadette Chirac¡±, explica Bacqu¨¦. ¡°Hace lobby sobre la fiscalidad: los derechos de sucesi¨®n, el impuesto sobre las fortunas¡±.
La relaci¨®n de muchos franceses con sus ricos es ambivalente, como lo es con el lujo: una mezcla de odio y admiraci¨®n, rechazo y orgullo. El 13 de abril, unas decenas de manifestantes en huelga contra la reforma de las pensiones entraron con bengalas en la sede de LVMH.
La imagen dio la vuelta al mundo: los de abajo conquistando la fortaleza de los de arriba. El s¨ªmbolo no es nuevo. El dipu?tado Ruffin dedic¨® a Arnault en 2015 un documental al estilo de Michael Moore, Merci, patron! (?Gracias, patr¨®n!), que empezaba con im¨¢genes de f¨¢bricas abandonadas de la textil Boussac y recordaba la pol¨¦mica en 2012 cuando Arnault pidi¨® la nacionalidad belga y el diario Lib¨¦ration titul¨® en portada: ¡®?L¨¢rgate, rico gilipollas!¡¯. A?os despu¨¦s, el diputado denunci¨® que fue objeto de vigilancia por parte del antiguo jefe de los servicios secretos interiores, el turbio Bernard Squarcini, que por entonces trabajaba como consultor para LVMH.
Dice Ruffin: ¡°No albergo ning¨²n sentimiento de venganza hacia Bernard Arnault como individuo. Simplemente, creo que a esta clase social hay que ponerle los pies en el suelo y, si no lo hace por iniciativa propia, obligarlo a ponerlos: en el terreno fiscal, social, ecol¨®gico¡±.
Arnault, que finalmente renunci¨® a la nacionalidad belga, suele responder a las cr¨ªticas recordando que LVMH tiene unos 40.000 trabajadores en Francia, de los 175.000 mundiales, y m¨¢s de 100 centros de producci¨®n en el pa¨ªs. E insiste en que LVMH es el primer contribuyente en impuesto de sociedades en Francia. Respecto a Ruffin, afirm¨® ante el Senado en enero 2022: ¡°El se?or Ruffin es alguien muy brillante que es de extrema izquierda y para quien LVMH, desde siempre, es un espantajo¡±.
Un gran escualo
La comparecencia ante el Senado, durante una comisi¨®n de investigaci¨®n sobre la concentraci¨®n de los medios de comunicaci¨®n, es una de las pocas declaraciones p¨²blicas recientes de este hombre ¡°t¨ªmido, pero seguro de s¨ª mismo, extremadamente bien educado pero muy fr¨ªo, glacial¡±, seg¨²n Nad¨¨ge Forestier. ¡°F¨ªsicamente es particular¡±, describe la periodista Rapha?lle Bac?qu¨¦, que lo entrevist¨® para su libro. ¡°Es muy alto, longil¨ªneo, parece que se deslice sobre el suelo¡ Parece un gran escualo¡±.
Una vez al mes, Bernard Arnault almuerza con sus hijos en el 22 de la avenida de Montaigne. Pasan juntos las vacaciones. Les ha colocado en puestos estrat¨¦gicos. Hablan casi cada d¨ªa. ¡°Todo lo tiene en cuenta¡±, subraya Bacqu¨¦. ¡°La capacidad para dirigir la empresa, pero tambi¨¦n el equilibrio psicol¨®gico, la capacidad de trabajo. El car¨¢cter¡±.
¡°Los pone a prueba, los pone en competici¨®n, pero nada dice que el d¨ªa que elija a uno, los otros lo vayan a aceptar¡±, dice Minc. ¡°Como los cinco est¨¢n en la empresa y como todos son buenos, la decisi¨®n no es l¨ªmpida. Los cinco podr¨ªan sucederle. As¨ª que va a ser complicado. Adem¨¢s, los cinco salen de dos matrimonios distintos, lo que lo complica tambi¨¦n. As¨ª que el ¨²nico problema es la elecci¨®n del sucesor. Pero ¨¦l est¨¢ en plena forma, juega al tenis cada d¨ªa, considera que seguir¨¢ muchos a?os¡±.
La paradoja? de los art¨ªculos?de alta gama
Bernard Arnault intuyó, cuando en los años ochenta adquirió Dior y después LVMH, que el sector del lujo no era una cosa de minorías y que podía representar un negocio fabuloso. Acertó. Hay un bum del sector, ligado a su popularización, pero también a un aumento de los clientes potenciales, los ricos. Cada día hay más y en más países (el mercado chino es determinante, y la reapertura tras la pandemia lo ha devuelto al escenario), y no hay pandemia ni crisis que lo frene.
Analizan Claudia D’Arpizio y Federica Levato, de la consultora Bain & Company, en referencia a la recuperación del sector tras la pandemia: “Los elementos que impulsaron el gasto en lujo en 2022, al igual que en el año en curso, fueron: el deseo de los consumidores de vivir experiencias perdidas (es decir, la cultura del ‘solo se vive una vez’), los ahorros acumulados durante la covid-19 y el apetito por las compras de lujo con fines de inversión y oportunidades de reventa. A pesar de posibles baches en el camino, el lujo se encuentra en una excelente posición a medio plazo”.
En 2021 había en el mundo 62,5 millones de millonarios, según un estudio de Crédit Suisse, un 52% más que el año anterior. En 2026 se espera que sean 87 millones. Y el número de superricos, con una fortuna de más de 50 millones de dólares, era en 2021 de 264.200 y se espera que llegue a los 385.000 en 2026. D’Arpizio y Levato calculan que, en 2030, el valor del mercado podrá llegar a situarse entre los 540.000 y 580.000 millones de euros, un 60% más respecto al valor de 2022, y la base de consumidores alcanzará los 500 millones de clientes. Lo exclusivo puede ser masivo: esta es otra clave del éxito de Arnault.
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