Jan Vapaavuori, exministro finland¨¦s y exalcalde de Helsinki: ¡°Una ciudad no puede basar su ¨¦xito solo en los beneficios fiscales¡±
Vapaavuori, que acumula una larga trayectoria pol¨ªtica, cree que las urbes se enfrentan al reto de la segregaci¨®n. ¡°Hay barrios para ricos y, luego, el resto¡±
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Jan Vapaavuori (Helsinki, 58 a?os) ha sido ministro en el Gobierno finland¨¦s en dos ocasiones (Vivienda y Econom¨ªa) y tambi¨¦n fue alcalde de su ciudad natal entre 2017 y 2021. Su actividad pol¨ªtica le ha llevado desde las ¡°l¨ªneas estrat¨¦gicas¡± de la actividad ministerial ¡ªpor el partido conservador Coalici¨®n Nacional¡ª hasta ¡°los asuntos cotidianos¡± de la pol¨ªtica local, comenta en la escuela de arquitectura de la IE University de Madrid, despu¨¦s de una conferencia en la que ha hablado de urbanismo y de la gobernanza de las ciudades.
Para explicar su modelo de gesti¨®n cita a Arist¨®teles: ¡°La gente acude a las ciudades para trabajar, pero permanece en ellas para vivir una buena vida¡±. El equilibrio entre una ciudad vivible y un centro de negocios que genere oportunidades e impulso econ¨®mico es el punto de partida de su propuesta. Para Vapaavuori, ni el teletrabajo ni el atractivo de la vida de campo van a invertir la tendencia que ha llevado a la mayor parte de la poblaci¨®n mundial a vivir en entornos urbanos. En concreto, al 56% de la poblaci¨®n en todo el mundo, seg¨²n el Banco Mundial.
Pregunta. ?Tiene m¨¢s influencia en la vida de los ciudadanos el ministro de Econom¨ªa o el alcalde de una ciudad como Helsinki?
Respuesta. Estoy seguro de que el alcalde tiene m¨¢s influencia. Mucha m¨¢s. La raz¨®n es que un alcalde debe abarcar la gesti¨®n de muchos ¨¢mbitos. Es responsable de la educaci¨®n, de las pol¨ªticas sociales, de c¨®mo se gestiona la sanidad, de que las calles est¨¦n limpias, de que haya bibliotecas, parques¡
P. ?C¨®mo se consigue un equilibrio entre una ciudad confortable y sostenible y un centro de negocios que genere empleo?
R. Lo primero es darse cuenta de que tiene que existir ese equilibrio. Es necesario tener un entorno seguro, una ciudad habitable, funcional y multicultural donde las personas quieran vivir [¡]. No necesariamente muy grande, pero s¨ª lo suficientemente grande como para crear oportunidades.
P. ?C¨®mo puede una de esas ciudades de tama?o medio atraer la atenci¨®n de compa?¨ªas para que se establezcan all¨ª?
R. Hay muchas cosas que tienen en cuenta [las empresas], pero yo me atrever¨ªa a decir que uno de los factores m¨¢s importantes ¨Cy que cada vez es m¨¢s central¡ª es el acceso a mano de obra cualificada.
P. ?Los beneficios fiscales tambi¨¦n pueden ayudar?
R. Por supuesto, todas las empresas quieren tener beneficios fiscales, pero no puedes basar tu estrategia en eso. Las mejores ciudades del mundo no los necesitan y las peores, a¨²n proporcion¨¢ndolos, no consiguen nada. Por supuesto, hay casos como Irlanda o Suiza que tienen ¨¦xito, pero en general consigues m¨¢s si no basas tu atractivo solo en eso.
P. ?Qu¨¦ m¨¢s se puede aportar?
R. En lugar de poner ¨¦nfasis en los beneficios fiscales, deber¨ªan concentrarse en construir ciudades en las que la gente se quiera quedar a trabajar, que atraigan talento, con buenas comunicaciones, sostenibles, con acceso a vivienda, educaci¨®n, multiculturales¡
P. En 1991, la soci¨®loga Saskia Sassen comenz¨® a hablar de ¡°ciudades globales¡± para referirse a urbes como Nueva York, Londres o Tokio, que acaparan las sedes internacionales de grandes empresas, bancos o consultoras, pero que tambi¨¦n encarecen la vivienda y expulsan a las clases medias y bajas. ?Se sigue avanzando en ese modelo?
R. En el ¡°norte global¡± creo que son las ciudades medias las que actualmente resultan m¨¢s atractivas. No las m¨¢s grandes sino las que est¨¢n un nivel por debajo. Son lo suficientemente grandes como para crear oportunidades, pero al mismo tiempo son un poco m¨¢s peque?as y eso les permite ser m¨¢s funcionales, seguras y no sufrir los problemas a los que se enfrentan las grandes, como el tr¨¢fico desmesurado, los largos desplazamientos para trabajar, la poluci¨®n, el ruido¡ Aunque en el ¡°sur global¡±, desafortunadamente, lo que vemos es la proliferaci¨®n de las megaciudades que crecen y crecen y crecen.
P. ?Y no podr¨ªa el teletrabajo desmontar esa m¨¢xima aristot¨¦lica de que la gente se mueve a las ciudades por cuestiones laborales?
R. No, no lo creo. En primer lugar, hay que recordar que el teletrabajo es un lujo del que solo puede disfrutar una peque?a porci¨®n de la fuerza laboral. La mayor¨ªa de la gente no tiene esa oportunidad. Los profesores, las enfermeras, los bibliotecarios¡ No pueden estar en remoto, o solo pueden hacerlo de una manera muy limitada.
P. Pero las personas ¡°se quedan para vivir una buena vida¡¡±. ?Qu¨¦ elementos se dan en una ciudad para que ocurra eso?
R. La vida urbana es m¨¢s din¨¢mica. Hay muchas personas que adoran vivir en el campo, pero creo que hay muchas m¨¢s a las que les gustan las oportunidades que encuentran en un entorno urbano. No solo laborales sino de oferta cultural, de actividades para ocupar el tiempo libre, de conocer distintas personas, parejas, de moverte con mayor facilidad¡
P. Usted ha sido ministro de Vivienda y este es un tema dif¨ªcil de abordar, sobre todo en grandes urbes donde los precios se disparan¡
R. Creo que no existe ni una sola ciudad en el mundo en la que la vivienda no sea un problema. Aunque en Finlandia hemos sido capaces de manejarlo. Quiz¨¢s lo m¨¢s importante que hemos hecho bien es que hemos tenido una pol¨ªtica consistente durante varias d¨¦cadas. Un pilar b¨¢sico es que aproximadamente el 25% de toda la construcci¨®n nueva tiene que ser vivienda social. El mercado por s¨ª solo no puede crear oportunidades de viviendas asequibles para todas las personas en todas partes.
P. ?En todas partes?
R. Uno de los mayores retos a los que se enfrentan las ciudades es la segregaci¨®n y la polarizaci¨®n. Hay barrios para personas ricas y, luego, el resto. Se debe crear una estructura econ¨®mica equilibrada construyendo vivienda social en todas las ¨¢reas de la ciudad.
P. Hablando de diferencias, un lugar com¨²n es se?alar que existen grandes disparidades entre los pa¨ªses del norte de Europa y los del sur. ?Es un t¨®pico?
R. Es una diferencia que se ha reducido mucho con el tiempo. Las diferencias entre la forma de vivir de los fineses y los espa?oles son mucho m¨¢s peque?as que hace 20 a?os. La gente viaja m¨¢s, conoce m¨¢s, y eso ha reducido la brecha.
P. ?Tambi¨¦n en el terreno de la gesti¨®n econ¨®mica?
R. Yo dir¨ªa que s¨ª [a nivel europeo], las pol¨ªticas econ¨®micas est¨¢n mucho m¨¢s pr¨®ximas.
P. ?En qu¨¦ sentido?
R. En un mundo donde cada vez hay m¨¢s interacci¨®n entre personas, los modelos de gesti¨®n terminan por volverse similares. Otro de los elementos que influyen es la tecnolog¨ªa: el poder de los datos y la informaci¨®n permite comparar qu¨¦ pol¨ªticas funcionan y cu¨¢les no lo est¨¢n haciendo, y elegir las m¨¢s adecuadas.
P. Volviendo a la primera pregunta, ?qu¨¦ poder tiene un alcalde?
R. Un ejemplo: cuando Donald Trump abandon¨® los Acuerdos de Par¨ªs (2017) fue un gran desastre. Pero unos a?os m¨¢s tarde, cuando John Kerry acudi¨® a la cumbre del clima de Glasgow (COP26), se enorgulleci¨® de decir que EE? UU no se hab¨ªa retrasado demasiado en el objetivo de reducir las emisiones gracias a que Nueva York, Chicago, Miami y la mayor¨ªa de las ciudades estadounidenses mantuvieron sus pol¨ªticas contra el cambio clim¨¢tico. De esta forma evitaron que la medida promulgada por Trump a nivel nacional tuviese consecuencias catastr¨®ficas. As¨ª que podr¨ªa decirse que, ya que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n humana vive en ciudades, ah¨ª es donde se concretan y se resuelven los grandes retos de nuestro tiempo: el cambio clim¨¢tico, la vivienda, el envejecimiento de la poblaci¨®n¡No ocurre en el campo, ni en los ministerios, sino en el d¨ªa a d¨ªa de la pol¨ªtica local.
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