El Banco de Brasil pide perd¨®n al pueblo negro por su complicidad en la esclavitud
El gesto de la entidad, fundada hace 170 a?os, no es espont¨¢neo sino consecuencia de una h¨¢bil maniobra de un grupo de historiadores que inst¨® al Ministerio P¨²blico a abrir una investigaci¨®n
En R¨ªo de Janeiro, uno de los principales puertos negreros de Am¨¦rica, cuatro de cada diez cariocas eran cautivos a mediados del XIX. Cinco millones de africanos construyeron, con trabajo forzado durante casi cuatro siglos, los cimientos de la econom¨ªa brasile?a. Ahora, el Banco do Brasil (BB), la entidad financiera m¨¢s antigua del pa¨ªs, ha pedido perd¨®n a los brasile?os negros por su complicidad con el tr¨¢fico negrero y la esclavitud. Lo hizo en v¨ªsperas del D¨ªa de la Conciencia Negra, que se celebra el 20 de noviembre, y en el marco del creciente debate sobre c¨®mo afrontar el enorme legado de desigualdad que aquel negocio inhumano dej¨® en la sociedad actual. Sus descendientes viven menos, enferman m¨¢s, tienen peores empleos y son m¨¢s pobres que sus compatriotas blancos.
El banco pidi¨® perd¨®n con una de esas declaraciones medidas al mil¨ªmetro que elaboran los bufetes de abogados para blindar a las empresas. ¡°El Banco do Brasil de hoy pide perd¨®n al pueblo negro por sus versiones predecesoras y trabaja intensamente para afrontar el racismo estructural (¡) en una sociedad que guarda secuelas de la esclavitud, independientemente de que exista o no cualquier conexi¨®n, aunque sea indirecta, entre las actividades de las versiones anteriores [de la compa?¨ªa] y los esclavistas del siglo XIX¡±, dice el texto, difundido un s¨¢bado. Lo firma su presidenta, Tarciana Medeiros, la primera mujer negra al frente de la entidad. Y la primera brasile?a en la lista Forbes de las 100 m¨¢s poderosas.
Fundado en 1853 por el emperador Pedro II, el BB es la cuarta entidad de ahorro. Una marca conocid¨ªsima. De capital mixto, el Gobierno posee el 70% de las acciones, tiene una clientela de 75 millones (un tercio de la poblaci¨®n) y una vasta red de sucursales.
El gesto de pedir perd¨®n no fue espont¨¢neo, sino una h¨¢bil jugada de un grupo de 14 historiadores especializados en los negocios la esclavitud. Con intenci¨®n de abrir un debate p¨²blico, eligieron pedirle cuentas precisamente al Banco de Brasil porque est¨¢ entre las pocas instituciones de la ¨¦poca que perduran. Acaba de celebrar su 170 aniversario. Activaron al Ministerio P¨²blico, que funciona como Defensor del Pueblo. Inmediatamente abri¨® un caso y conmin¨® al BB a responder.
Uno de esos acad¨¦micos, la historiadora Martha Abreu, de la Universidad Federal Fluminense, expresa su satisfacci¨®n al tel¨¦fono desde R¨ªo: ¡°Toda pol¨ªtica de reparaci¨®n tienen que empezar con el reconocimiento. Y el banco era central para la financiaci¨®n del tr¨¢fico de esclavos¡±. El traficante de esclavos Jos¨¦ Bernardino de S¨¢, que vendi¨® a unas 200.000 personas, lleg¨® a ser en 1853 el principal accionista privado del banco. ¡°Hab¨ªa otros, pero ¨¦l era el m¨¢s poderoso¡±, recalca.
La idea naci¨® de una frustraci¨®n. ¡°Nadie lee nuestros art¨ªculos. Siempre sentimos que nuestro trabajo ten¨ªa poco impacto en la sociedad. Pensamos que, con el Ministerio P¨²blico, tendr¨ªamos m¨¢s fuerza y visibilidad. ?El banco se ha movido!¡±, dice encantada. La compa?¨ªa tambi¨¦n har¨¢ mentor¨ªas para preparar a 150 empleados negros o mestizos para puestos de liderazgo y la meta es que en 2025 esos colectivos supongan el 30% de la jefatura; son el 23%, entre otras iniciativas.
Para el Ministerio P¨²blico, el perd¨®n y las otras medidas son bienvenidas pero resultan insuficientes. Han abierto una consulta p¨²blica en la que piden propuestas de reparaci¨®n que la entidad podr¨ªa adoptar.
El s¨¢bado que la presidenta del BB pidi¨® perd¨®n por escrito hubo una segunda ceremonia de alto contenido simb¨®lico en R¨ªo, en la escuela de samba Portela. El jefe de relaciones institucionales del banco se reuni¨® con varios representantes del movimiento negro para pedirles perd¨®n en persona. Un cara a cara extraordinario del emisario de la entidad que se lucr¨® con la compraventa de los antepasados de la mitad de los brasile?os, uno de los negocios m¨¢s en boga en aquella ¨¦poca.
El local elegido para el acto puede llamar la atenci¨®n porque ?qu¨¦ rayos tiene que ver la samba con la esclavitud? Este arte que Brasil export¨® con orgullo al mundo en el XX estuvo criminalizado tras la abolici¨®n, en 1888, junto a otras expresiones culturales que los esclavizados trajeron desde ?frica como la capoeira. Adem¨¢s la fiscal¨ªa las considera lugares cruciales para concienciar a los afrobrasile?os sobre sus derechos. ?Y por qu¨¦ en la sede de la Portela? Porque es una instituci¨®n centenaria. Elegir ese escenario era a la vez un solemne reconocimiento al legado cultural de los afrobrasile?os.
Entre los presentes en el acto, el fiscal Julio Araujo, uno de los que lleva el caso. Explica desde R¨ªo que ¡°fue hist¨®rico, un gran ¨¦xito, muy emocionante y gratificante por la petici¨®n hist¨®rica del banco y por la esperanza que genera¡±. El siguiente cap¨ªtulo, las reparaciones.
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