C¨®mo evitar el caos en una nueva pandemia
Hay que fijar una relaci¨®n m¨¢s simbi¨®tica entre el sector p¨²blico y el privado, compartiendo riesgos, pero tambi¨¦n beneficios

Los recientes borradores del tratado pand¨¦mico global han sido ampliamente criticados al consider¨¢rselos ¡°vergonzosos e injustos¡±. Cuando se abri¨® la ¨²ltima ronda de negociaciones el 18 de marzo, era evidente que se estaba ignorando una lecci¨®n esencial de la pandemia de la covid-19: la salud p¨²blica y la salud de la econom¨ªa son independientes. Para lograr ambas es necesario reescribir las reglas de c¨®mo se valoran, se producen y se distribuyen la salud y el bienestar ¡ªy c¨®mo se gobiernan las econom¨ªas¡ª. El ¨¦xito del tratado depender¨¢ de la voluntad de los Estados miembro de incluir el capital en sus debidos t¨¦rminos. Y eso, a su vez, exigir¨¢ un nuevo paradigma econ¨®mico. Si el tratado se restringe progresivamente para que sea lo menos inofensivo posible, fracasar¨¢.
El Consejo sobre los Aspectos Econ¨®micos de la Salud para Todos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, el cual presido, ya ha emitido recomendaciones sobre c¨®mo proceder. Por empezar, los negociadores de todos los pa¨ªses deben mantenerse enfocados en el objetivo general de impedir que las futuras amenazas sanitarias se vuelvan catastr¨®ficas. Eso implica dise?ar los t¨¦rminos del tratado ¡ªinclusive aquellos relacionados con la innovaci¨®n, la propiedad intelectual (PI), la colaboraci¨®n p¨²blico-privada y la financiaci¨®n¡ª para que est¨¦n orientados a la misi¨®n. El capital debe ser la principal prioridad porque, en definitiva, todos los individuos ¡ªy todas las econom¨ªas¡ª sufren en una pandemia si las pruebas, las vacunas y la terap¨¦utica que salva vidas no est¨¢n a disposici¨®n de todos.
Asimismo, la manera en que se administra la innovaci¨®n y el conocimiento es tan esencial como la innovaci¨®n misma. Los gobiernos tienen mecanismos potentes para determinar qui¨¦n se beneficia de la innovaci¨®n. Son financiadores importantes de todo, desde la investigaci¨®n y el desarrollo en sus primeras etapas hasta el desarrollo y la fabricaci¨®n de productos. Las vacunas ARNm contra la covid-19, por ejemplo, se beneficiaron de una inversi¨®n p¨²blica en Estados Unidos por cerca de 31.900 millones de d¨®lares. Condiciones m¨¢s s¨®lidas para el acceso del sector privado a la financiaci¨®n p¨²blica ayudar¨ªan a garantizar un acceso equitativo y m¨¢s sencillo a los productos resultantes, al mismo tiempo que facilitar¨ªan el intercambio y la reinversi¨®n de las ganancias en actividades productivas (como I+D) y no en actividades improductivas (como las recompras de los accionistas por parte de las farmac¨¦uticas).
En cada caso, el punto es establecer una relaci¨®n m¨¢s simbi¨®tica entre el sector p¨²blico y el privado basada en objetivos compartidos, y en riesgos y recompensas tambi¨¦n mancomunados. Como pudimos ver con la propagaci¨®n repetida de nuevas variantes del coronavirus, una vacuna a la que solo puedan acceder algunos no frenar¨¢ una pandemia. Cualquier tratado pand¨¦mico, sin lugar a dudas, deber¨ªa tener en cuenta este cambio y evitar cl¨¢usulas destinadas a favorecer intereses privados en busca s¨®lo de r¨¦ditos econ¨®micos.
Una parte clave de conseguir una colaboraci¨®n p¨²blico-privada correcta es establecer una estrategia para la gobernanza del conocimiento y los derechos de PI que sirva al bien com¨²n, en lugar de proteger las ganancias de los monopolios. Esta cuesti¨®n se ha convertido en un punto ¨¢lgido importante en las negociaciones del tratado. A los pa¨ªses de m¨¢s bajos ingresos se les est¨¢ pidiendo que compartan los datos de pat¨®genos ¡ªque ayudan en el desarrollo de nuevas pruebas, vacunas y tratamientos¡ª sin ninguna garant¨ªa de que vayan a tener acceso a los productos resultantes.
Si bien el borrador actual alude a la importancia de reglas de PI que no limiten la disponibilidad y el acceso, simplemente ¡°fomenta¡±, pero no exige, medidas destinadas al intercambio de conocimiento y a limitar las regal¨ªas. Inclusive la terminolog¨ªa d¨¦bil que le pide a los gobiernos que ¡°consideren respaldar¡± exenciones de las patentes se ha convertido en un punto de desacuerdo.
Esto sugiere que una intenci¨®n inapropiada de preservar las reglas de PI actuales est¨¢ complicando las negociaciones. Para incentivar la innovaci¨®n y brindar beneficios sociales ampliamente compartidos, las patentes deben ser m¨¢s limitadas; deben fomentar la innovaci¨®n continua productiva y la inteligencia colectiva, y deben estar acompa?adas de compromisos de transferir el conocimiento y la tecnolog¨ªa requeridos para la producci¨®n.
Otro obst¨¢culo para el ¨¦xito del tratado pand¨¦mico es que, actualmente, parece estar desvinculado de compromisos de financiaci¨®n claros. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la econom¨ªa global sufri¨® p¨¦rdidas de 13,8 billones de d¨®lares tanto por los confinamientos por la covid-19, como por las alteraciones de las cadenas de suministro que llevaron al mundo a una recesi¨®n. Adem¨¢s, los gobiernos gastaron billones de d¨®lares para responder a la crisis. Deber¨ªa resultar obvio que, en t¨¦rminos de salud, prosperidad y justicia, es preferible escalar las inversiones de forma preventiva que incurrir luego en los costes de una crisis que se sale de control. Como se?al¨® el consejo de la OMS, ¡°es m¨¢s costo-efectivo prevenir que curar¡±.
La calidad de la financiaci¨®n es tan importante como su cantidad. Los pa¨ªses de m¨¢s bajos ingresos necesitan una financiaci¨®n de largo plazo para inversiones clave en salud. El respaldo del tratado a la importancia del alivio de la deuda para liberar capacidad fiscal para la prevenci¨®n, preparaci¨®n y respuesta a pandemias es bienvenido, pero el lenguaje es preocupantemente evasivo. La financiaci¨®n para la salud se debe entender como una inversi¨®n de largo plazo, y no como un coste que se puede reducir para beneficiar metas presupuestarias cortoplacistas. Tambi¨¦n es una responsabilidad que trasciende las fronteras nacionales.
Por ¨²ltimo, como el alcance del tratado pand¨¦mico atraviesa ministerios y sectores gubernamentales, la salud no deber¨ªa quedar exclusivamente en manos de los ministerios de salud. Las elecciones en materia de pol¨ªtica econ¨®mica (por ejemplo, relacionadas a los derechos de PI) influyen marcadamente en la salud, mientras que las decisiones gubernamentales impactan en los determinantes sociales, ambientales y econ¨®micos de la salud. Los gobiernos ¡ªa trav¨¦s de todos los ministerios¡ª pueden y deben redise?ar la manera en que se gestiona la innovaci¨®n, el modo en que los sectores p¨²blico y privado se relacionan entre s¨ª y c¨®mo se estructuran las finanzas para moldear los mercados en beneficio de la salud humana en todo el planeta. El hecho de no priorizar la ¡°salud para todos¡± tendr¨¢ ramificaciones de amplio alcance para la resiliencia y estabilidad de las econom¨ªas en todo el mundo.
Mientras los Estados miembros debaten sobre las diferentes cl¨¢usulas ¡ªeliminando referencias a la salud como un derecho humano y atenuando las restricciones de PI y los compromisos financieros¡ª, no deber¨ªa existir ninguna ambig¨¹edad sobre la elecci¨®n a la que se enfrentan. Centrar el tratado en el objetivo de prevenir o minimizar las pandemias obligar¨ªa a los responsables de las pol¨ªticas a verlo con claridad ¡ªy a abandonar las presunciones miopes que tienen una colaboraci¨®n internacional y p¨²blico-privada limitada¡ª. Mientras los Estados miembros se preparan para la Asamblea Mundial de la Salud en mayo, este imperativo deber¨ªa estar bien presente.
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