Los fan¨¢ticos del bitcoin entran en la campa?a electoral de EE UU (por supuesto, en favor de los republicanos)
Un sector impulsado por instintos aparentemente libertarios podr¨ªa asegurarse un gran rescate gubernamental
No prev¨ª los giros pol¨ªticos de las ¨²ltimas semanas, pero ?qui¨¦n iba a imagin¨¢rselos? Sin embargo, una cosa por la que s¨ª me culpo porque deb¨ª haberla visto venir es hasta qu¨¦ punto las elecciones se han convertido en unas criptoelecciones.
Hace seis a?os, sostuve que el bitcoin y otras criptomonedas no serv¨ªan para nada, que su valor de mercado no se basaba m¨¢s que en ¡°palabrer¨ªa tecnol¨®gica y estupideces libertarias¡±. Mantengo mi opini¨®n, que se ha visto reforzada por el paso del tiempo. Pero no adivin¨¦ la importancia que adquirir¨ªan las criptomonedas pese a todo, no porque cumplieran su promesa de sustituir al dinero convencional, algo que no han hecho y que nunca har¨¢n, sino porque se han convertido en una fuerza poderosa que, entre otras cosas, est¨¢ deformando nuestra pol¨ªtica.
?Qu¨¦ son las criptomonedas? Donald Trump dec¨ªa no hace mucho: ¡°La mayor¨ªa de la gente no tiene ni idea de qu¨¦ demonios son¡±. Efectivamente. Incluso ahora, es dif¨ªcil explicar exactamente qu¨¦ son realmente el bitcoin y otros criptoactivos. Pero a lo mejor esto ayuda: ?qui¨¦n me garantiza que el dinero de mi cuenta bancaria me pertenece? ?Por qu¨¦ no puede decirme el banco, ¡®Lo sentimos, hemos utilizado ese dinero para pagar a otras personas¡¯? La respuesta es que hacerlo ser¨ªa ilegal.
Lo que intentan hacer el bitcoin y sus emuladores es eludir la necesidad de un marco legal mediante una soluci¨®n tecnol¨®gica que no depende del registro centralizado de los bancos. Se es propietario de un bitcoin si se tiene acceso a un c¨®digo que convierte una cadena de unos y ceros aparentemente sin sentido en un mensaje que dice, de hecho, ¡°Soy un bitcoin¡±, casi de la misma forma en que las claves num¨¦ricas pueden desbloquear comunicaciones cifradas. Estas claves se generan mediante miner¨ªa, es decir, utilizando bancos de servidores inform¨¢ticos para resolver problemas computacionales extremadamente complejos (un proceso costoso que consume enormes cantidades de electricidad y genera muchos gases de efecto invernadero).
Es, seg¨²n me dicen, un sistema muy inteligente. Pero, ?qu¨¦ problema resuelve que no pueda resolverse de otra manera m¨¢s f¨¢cil y barata? A lo largo de los a?os he asistido a muchas reuniones en las que los esc¨¦pticos han hecho esta pregunta a los defensores de las criptomonedas y nunca he escuchado una respuesta clara.
Y las criptomonedas nunca han dado muestras de suplantar al dinero convencional. En los a?os transcurridos desde que se introdujo el bitcoin, los sistemas de pago digitales que se ahorran el abracadabra, como Venmo y Apple Pay, se han convertido en omnipresentes. Pero para la mayor¨ªa de nosotros, los criptoactivos tienen pocos usos aparte de la compra de otros criptoactivos, salvo por algunas excepciones notables como el blanqueo de dinero, la extorsi¨®n y las estafas.
El Salvador deleit¨® a los criptofieles en 2021, cuando convirti¨® el bitcoin en moneda de curso legal, pero tres a?os despu¨¦s la criptomoneda apenas se utiliza en el comercio.
Aun as¨ª, ?no queda refutada la afirmaci¨®n de que las criptomonedas son b¨¢sicamente in¨²tiles por el hecho de que los criptoactivos valen ahora m¨¢s de dos billones de d¨®lares? No. Esta no ser¨ªa la primera vez ¡ªni la en¨¦sima¡ª en que operadores charlatanes con una buena historia persuaden a los inversores para que paguen grandes sumas por activos que, en ¨²ltima instancia, carecen de valor.
En todo caso, lo que sorprende es la durabilidad de las criptomonedas, la forma en que el bitcoin y sus emuladores han logrado recuperarse de las repetidas ca¨ªdas del mercado y los esc¨¢ndalos.
Creo que, perversamente, la solidez de las criptomonedas tiene mucho que ver con su incomprensibilidad: es dif¨ªcil llegar a la conclusi¨®n de que alguien nos estaba enga?ando cuando, en primer lugar, nunca entendimos lo que nos dec¨ªa. Adem¨¢s, las criptomonedas no son como una empresa con una cuenta de resultados bien definida: ¡°Esta empresa sigue perdiendo dinero¡± es m¨¢s f¨¢cil de entender que ¡°Estas supuestas monedas a¨²n no se utilizan para transacciones cotidianas¡±. Por ¨²ltimo, las criptomonedas se han comercializado mucho entre los peque?os inversores ¡ª?recuerdan aquellos anuncios de la Super Bowl?¡ª que normalmente no comprar¨ªan ni deber¨ªan comprar activos altamente especulativos.
Pero, ?qu¨¦ tiene esto que ver con la pol¨ªtica? El apoyo a las criptomonedas no se divide en l¨ªneas puramente partidistas; algunos dem¨®cratas todav¨ªa tienen cosas positivas que decir sobre la tecnolog¨ªa. Pero el Gobierno Biden-Harris ha abogado en general por regular los criptoactivos del mismo modo que regulamos otros valores, como las acciones, y por regular las criptoinstituciones que son de hecho bancos del mismo modo que regulamos los bancos convencionales.
Y el sector de las criptomonedas ha reaccionado de forma muy parecida al de los combustibles f¨®siles despu¨¦s de que los dem¨®cratas empezaran a tomarse en serio las preocupaciones medioambientales: apoyando mayoritariamente a los republicanos. Parece que est¨¢n obteniendo resultados. La plataforma del partido republicano afirma: ¡°Los republicanos pondr¨¢n fin a la represi¨®n ilegal y antiestadounidense contra las criptomonedas por parte de los dem¨®cratas¡±, es decir, impedir¨¢n que los reguladores traten a los criptoactivos y a las instituciones de la misma manera que tratan a las acciones y a los bancos. Trump ha prometido convertir a Estados Unidos en una ¡°superpotencia bitcoin¡±, lo que aparentemente significa hacer que el Gobierno compre muchos bitcoins.
Todo lo cual plantea la inquietante perspectiva de que un sector inicialmente impulsado, al parecer, por instintos libertarios, pero que nunca ha cumplido sus promesas econ¨®micas, sea capaz, no obstante, de comprarse a s¨ª mismo un enorme rescate gubernamental.
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