Yogures para la inclusi¨®n: el sue?o del otro Crist¨®bal Col¨®n
La Fageda, grupo catal¨¢n que da trabajo a personas con discapacidad intelectual, trata de dejar atr¨¢s las p¨¦rdidas para preservar su obra social y se expande a Valencia y Madrid
Crist¨®bal Col¨®n se present¨®, con este nombre y al frente de un peque?o grupo de personas con discapacidad intelectual, ante el alcalde de Olot (Girona) en la primavera de 1982 para pedirle ayuda. La estampa debi¨® sorprender al edil, pero pronto surgi¨® la admiraci¨®n al ver la determinaci¨®n de este psic¨®logo con nombre de navegante, nacido en la localidad zaragozana de Zuera hace ahora 75 a?os. Col¨®n hab¨ªa sacado a 14 internos del manicomio donde ¨¦l trabajaba y, harto de ver c¨®mo se trataba a las personas con discapacidad intelectual a principios de los ochenta en estas instituciones, estaba resuelto a darles otra vida, en la que el trabajo estuviese en el centro de su desarrollo personal. A¨²n sin saber a qu¨¦ se dedicar¨ªan, este fue el germen de La Fageda, la marca de yogures que con su proyecto social se ha hecho famosa en Catalu?a y que ahora se est¨¢ expandiendo a la Comunidad Valenciana y a Madrid. El reto, tras unos a?os en n¨²meros rojos, es recuperar la senda de la rentabilidad para no perder el proyecto social.
Hace unos a?os, Col¨®n empez¨® a preparar el relevo y el pasado mes de marzo lo formaliz¨® pasando a la presidencia de honor y dejando el puesto de directora general a S¨ªlvia Dom¨¨nech. No obstante, en La Fageda su nombre est¨¢ en boca de todos: el periplo de esta empresa social no se entender¨ªa sin ¨¦l y sin su mujer y tambi¨¦n fundadora, Carme Jord¨¤. ¡°Pero siempre ha tenido claro que la Fageda tiene que perdurar m¨¢s all¨¢ de sus fundadores y de las personas¡±, se?ala Dom¨¨nech durante la visita a las instalaciones, situadas en medio del parque natural de la Fageda d¡¯en Jord¨¤, entre los volcanes de la comarca de La Garrotxa. Buscando proteger este legado, lo que empez¨® como una cooperativa de trabajadores ¡ªuna persona, un voto, tenga o no tenga discapacidad¡ª ha cambiado su forma de gobernanza y su estructura, y desde 2014 est¨¢ conformada por tres fundaciones, una cooperativa y una empresa de inserci¨®n.
En esta preparaci¨®n del relevo tambi¨¦n se llevaron a cabo cambios f¨ªsicos para preservar la joya de La Fageda, la parte industrial donde se hacen los yogures: en 2015 se hizo un plan urban¨ªstico especial para renovar y ampliar la f¨¢brica, con las dificultades que comporta que est¨¦ dentro de un parque natural. Esto oblig¨® a la empresa a contraer una deuda que, seg¨²n las cuentas de 2023, es todav¨ªa de cerca de nueve millones de euros. Cuando se dispon¨ªan a devolverla, lleg¨® la pandemia, el encarecimiento de las materias primas y los cambios regulatorios en la industria l¨¢ctea. ¡°Fabricar un yogur hoy cuesta un 40% m¨¢s que hace tres a?os, y no se puede revertir todo al precio para no perjudicar al consumidor¡±, explica Dom¨¨nech, que detalla que han trasladado un 23% de la subida al precio. ¡°Esto ha ocurrido en todas las empresas, pero para nosotros es muy importante mantener los kilos vendidos, porque la m¨¢xima prioridad es mantener los puestos de trabajo¡±, apunta. La consecuencia de todo ello han sido las p¨¦rdidas registradas en los tres ¨²ltimos a?os, aunque en 2023 logr¨® reducir los n¨²meros rojos de los 900.000 euros a los 280.000. La Fageda espera volver a beneficios en 2025. En este contexto, la empresa, que factur¨® 31,6 millones de euros el a?o pasado (un 11% m¨¢s), ha tomado dos decisiones: renegociar los plazos de vencimiento de la deuda para 15 a?os m¨¢s, y ¡°repensar el tama?o¡±.
¡°Siempre dec¨ªamos que no saldr¨ªamos de Catalu?a, porque ponemos muy en valor la proximidad. Pero ya no somos ¨²nicos en esto, y competimos en el mercado implacable del gran consumo. Necesitamos m¨¢s volumen para mantener los puestos de trabajo¡±, explica Dom¨¨nech. De ah¨ª que en varios supermercados de las comunidades de Valencia y Madrid se puedan encontrar ya los productos de La Fageda ¡ªen El Corte Ingl¨¦s o AhorraMas, por ejemplo¡ª. De momento, las ventas de fuera de Catalu?a le reportan el 4% de la facturaci¨®n.
El valor diferencial de esta empresa es su vertiente social, y por ello han dado un impulso tambi¨¦n a la comunicaci¨®n, aunque explican que el foco siempre ha sido vender los productos por su calidad, y no aprovechando los sentimientos de solidaridad. ¡°Pero creemos que hay que reforzar el mensaje social, y por ello ahora el lema habla de ¡®extraordinaria diferencia¡±, se?ala Dom¨¨nech. En La Fageda trabajan 649 personas, de las cuales 350 son asalariadas (de estas, la mitad se encuentra en situaci¨®n de vulnerabilidad social). El resto tienen certificado de discapacidad y son usuarias de programas de terapia ocupacional, con lo que trabajan en La Fageda como parte de su terapia. Todos ellos est¨¢n dedicados a alguna de las ¨¢reas de negocio (yogures, helados, mermeladas, jardiner¨ªa, granja y visitas a las instalaciones) o a algunas de las ¨¢reas sociales (ocio, vivienda ¡ªla fundaci¨®n tiene dos residencias y cuatro pisos compartidos¡ª, una escuela de nuevas oportunidades con 180 j¨®venes y un ¨¢rea de psicolog¨ªa). El 94% de los ingresos son propios, y la parte m¨¢s relevante viene de los yogures. ¡°Por eso nos hemos comprometido a protegerla y a profesionalizarla¡±, se?ala. En la f¨¢brica de l¨¢cteos trabajan 95 personas, y las salas blancas son los ¨²nicos lugares donde no hay personas de colectivos vulnerables. Con la modernizaci¨®n de la planta, la direcci¨®n opt¨® por no robotizar todos los procesos, para poder generar m¨¢s puestos de trabajo.
La adaptaci¨®n
¡°Es un proyecto fr¨¢gil que necesita que el negocio funcione¡±, resume Dom¨¨nech. Si ya es dif¨ªcil para una empresa cualquiera encontrar un modelo de negocio adecuado y dar con el camino de la rentabilidad, a¨²n lo es m¨¢s cuando la mayor prioridad es el proyecto social y los beneficios son solo una v¨ªa para conseguir este impacto. Prueba de ello es el curr¨ªculo de actividades que ha tenido La Fageda desde su fundaci¨®n. Empezaron pintando santos o a hacer labores textiles en Olot, hasta que les adjudicaron un trabajo con m¨¢s dedicaci¨®n y mejores sueldos, el de la jardiner¨ªa municipal, que todav¨ªa es una de las actividades que se llevan a cabo en La Fageda.
A partir de ah¨ª vino la compra de la finca, la transformaci¨®n en un vivero de flores ornamentales, y luego en un vivero forestal que definitivamente impuls¨® su crecimiento. La historia de La Fageda se hubiese podido quedar ah¨ª si no fuese por la necesidad de hacer siempre el proyecto m¨¢s grande y poder as¨ª dar trabajo a las decenas y decenas de personas con discapacidad que prefer¨ªan tener un empleo ah¨ª antes de ir a un centro especial. En 1989 dieron con la tecla: convertirse en una granja. Y 25 a?os m¨¢s tarde, las vacas ¡ªque salen a pastar al parque, hacen cola pacientemente para que un robot las orde?e cuando ellas quieren y escuchan m¨²sica cl¨¢sica¡ª y sus yogures tienen la clave para que el proyecto social contin¨²e.
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