Cinco planes para explotar con los ni?os las horas de sol y mar
M¨¢s all¨¢ de la toalla existe todo un universo de experimentaci¨®n cient¨ªfica ente las olas y la arena. El director pedag¨®gico de la Playa Escuela El M¨¦dano, en Tenerife, ofrece las claves para descubrirlo en la primera entrega de una serie de reportajes con propuestas para aprovechar las vacaciones en familia, sean donde sean
Cuando uno piensa en unas vacaciones en la playa, se imagina tumbado en una tumbona, bajo una sombrilla enorme, con una daiquiri en la mano y, enfrente, aguas turquesas esperando a abrazarle. Pero cuando ese uno va a la playa con ni?os y ni?as, la estampa publicitaria cambia un poco. ¡°Salvo nadar y tumbarme a la bartola, que mi hija no suele ser partidaria, no s¨¦ ni qu¨¦ hacer para que pase el tiempo¡±, dice Flavia Scarpa, mam¨¢ de una ni?a de seis a?os.
Pues la playa bien aprovechada puede ser desde un laboratorio de ingenier¨ªa estructural, hasta un museo de arte contempor¨¢neo, un roc¨®dromo o el destino so?ado de una expedici¨®n cient¨ªfica. Pero, sobre todo, un espacio para que los ni?os disfruten de forma l¨²dica y sean felices. Pero los adultos ¡°debemos saber pasar a un segundo plano dejar en paz a los hijos y acompa?arles en lo que necesiten, si es que nos necesitan¡±, explica Gabriel Groiss, director pedag¨®gico de la Playa Escuela El M¨¦dano, en Tenerife ¡ªs¨ª, en Espa?a existen tres escuelas cuyas aulas son la playa y est¨¢n en C¨¢diz, Pa¨ªs Vasco y Tenerife¡ª.
Groiss lleva m¨¢s de 13 a?os acompa?ando a unos 25 alumnos cada curso a descubrir su mundo y sus capacidades con la playa como intermediario. ¡°Permite trabajar todas las competencias de los ni?os y sus capacidades para desarrollarse, autoconocerse y descubrir sus l¨ªmites. Pero tambi¨¦n es un laboratorio de experimentaci¨®n fascinante¡±, explica este pedagogo y educador formado en Alemania y que da cinco ideas para que los veraneantes con ni?os jueguen (y aprendan) en la playa y los adultos podamos contagiarnos de ese disfrute para volver a ser ni?os de nuevo.
1. Fabricar un mandala
?Qu¨¦ tal si a la cl¨¢sica recogida de piedras y conchas, o incluso pl¨¢stico ¡ªdesinfecci¨®n mar¨ªtima mediante en tiempos de covid¡ª, se le dota de un objetivo art¨ªstico? Gabriel Groiss propone convertirlas en los elementos para crear un mandala, esas ilustraciones circulares con ejes sim¨¦tricos o con simetr¨ªas que se colorean para relajarse. Para crear un mandala en la playa, primero hay que recoger materiales naturales como conchas, piedras, plumas, pl¨¢sticos... Luego se trazan los campos sim¨¦tricos en torno a los que colocar las piezas. Y finalmente se disponen los elementos de forma ordenada. ¡°Puede hacerse una espiral de piedras con una torre en el medio con hojas y en la ramificaci¨®n a?ades musgo o algas, despu¨¦s piedras... Te da una infinidad de niveles y posibilidades: simples, complejos peque?os, enormes... Son estructuras din¨¢micas¡±, explica este maestro.
Adem¨¢s de trabajar el sentido est¨¦tico, tiene una completa justificaci¨®n pedag¨®gica. Sirve ara trabajar la exploraci¨®n y la mirada: ¡°Los materiales naturales inciden en la diversidad y riqueza del entorno. Es creatividad primaria: los ni?os juegan en todo el mudo a lo largo de todas las ¨¦pocas en conexi¨®n con la naturaleza, es una tarea sensorial y observadora¡±, se?ala Groiss. Pero tambi¨¦n explotan el aspecto m¨¢s creativo: ¡°?Qu¨¦ forma le doy?, ?hago una espiral, una cruz, un c¨ªrculo? Y la libertad es absoluta. Puedes hacerlo con cualquier cosa a tu alrededor, no necesitas nada m¨¢s que reinterpretar lo que ves¡±. a?ade. Pero uno de los aspectos m¨¢s valiosos de crear estos mandalas es la concentraci¨®n. ¡°Los ni?os de cinco o seis a?os tienen una capacidad de concentraci¨®n m¨¢xima de 20 minutos en un aula, pero cuando conectan con lo que est¨¢ a su alrededor, algo que suele ocurrir en el juego espont¨¢neo, entran en un estado de alta concentraci¨®n en el que pueden permanecer mucho m¨¢s all¨¢. Cognitivamente es muy valioso y se puede entrenar y esto les ayuda a ello¡±, se?ala el especialista.
2. Expedici¨®n cient¨ªfica y acuario de ermita?os
En esta expedici¨®n solo necesitas una gorra, agua para beber y, si tienes, un poquito de pan y un cubo. Y, por supuesto, ir sin prisa y dispuesto a dejarse sorprender. Para ello hay que lanzarse a caminar por el litoral hacia las rocas y los charcos de la bajamar, porque nunca decepcionan. ¡°Puedes echar un poquito de pan en la orilla y, si tienes la paciencia necesaria, en los charcos de rocas en el Atl¨¢ntico a veces hay unas gambitas transparentes muy curiosas. Y, si te mantienes tranquilo y pones las manos en el agua, se suben y te limpian la piel y las u?as, pero hay que estarse muy quieto¡±, explica. En los paseos tambi¨¦n se puede observar a los peces en su entorno o a los cangrejos o estrellas de mar. ¡°Pero debemos ser respetuosos: a las estrellas no se las puede sacar del agua porque las da?as y a los peces les estresa m¨¢s de lo que crees que los metamos en un cubo. Explicarles esto a los ni?os es tambi¨¦n una oportunidad para trabajar la empat¨ªa haci¨¦ndoles ver c¨®mo se sentir¨ªan ellos si llegara un gigante y los sacara de su casa para meterlos en una caja... Y, por supuesto, hay que devolverlo todo a su lugar de origen y dejarlo como lo encontraste¡±, advierte.
Esta observaci¨®n se puede aprovechar para hablar de la biodiversidad, la alimentaci¨®n de los animales o de qui¨¦n se come a qui¨¦n. ¡°Un reto puede ser tratar de identificar cu¨¢ntos animales distintos viven en una piedra donde suele haber bichitos, cangrejos, gusanos... Y, si damos la vuelta a una roca, debemos volver a dejarla como estaba porque es un ecosistema que se destruye si expones sus criaturas al sol¡±, se?ala el pedagogo de El M¨¦dano.
Tambi¨¦n se puede montar un peque?o acuario de observaci¨®n de cangrejos ermita?os, que son m¨¢s f¨¢ciles de coger y no se estresan tanto como los peces o los cangrejos grandes. Para ello, debe recrearse su h¨¢bitat en el cubo con un poco de arena, agua, un alga y una piedra. Se puede a?adir incluso un poquito de comida. Y solo hay que observarlos; si se les da un rato salen y siempre interact¨²an entre ellos. Es curioso verles relacionarse, competir por la comida, o para hacerse m¨¢s fuertes. A veces, incluso, se mudan de concha si les metemos una m¨¢s grande que la suya que est¨¦ vac¨ªa.
¡°Estas expediciones no consisten solo en saltar por los charcos, sino en hacerlo con un potencial educativo cient¨ªfico¡±, explica. Pueden servir para trabajar la motricidad gruesa, ¡°porque escalar las rocas plantea retos¡±. Adem¨¢s, puede entrenarse la observaci¨®n y la paciencia. ¡°Y podemos aprender sobre la diversidad y el h¨¢bitat, aunque tampoco conviene echarles mucha charla, porque los ni?os deben hacer una conexi¨®n intuitiva con la naturaleza. Eso s¨ª, hay que responderles aprovechando para hablarles de los distintos tipos de h¨¢bitats o las mareas, y observarles¡±, apunta Gabriel.
3. La arena y las piedras, ese laboratorio de ingenier¨ªa estructural
El especialista explica que a veces las tareas m¨¢s simples, como hacer piscinas o torres de arena sin palas ni cubos, son las que mejor funcionan. ¡°El aspecto sensorial y f¨ªsico que hay detr¨¢s de una torre hecha con chorretes de arena mojada es incre¨ªble. Sirve para que observen c¨®mo se diluye la arena, el punto m¨¢ximo que puede soportar una base. Es un aprendizaje cient¨ªfico por experimentaci¨®n muy interesante¡±, apunta. Adem¨¢s, el contacto con la tierra tras un invierno de cemento y encierro puede ser muy beneficioso para ellos y ellas. ¡°La tierra relaja, conecta con lo que somos, debemos dejarles rebozarse en la arena, y es una sensaci¨®n preciosa. Es clave para su desarrollo. Incluso si vas a una consulta de un psic¨®logo infantil ver¨¢s que muchos tienen mesas de arena con fines terap¨¦uticos¡±, se?ala.
Y adem¨¢s, este educador, a punto de ganarse el t¨ªtulo de enemigo p¨²blico n¨²mero uno de los padres m¨¢s pulcros, anima a que los ni?os tiren piedras, porque puede ser una tarea de lo m¨¢s beneficiosa para su aprendizaje. ¡°Debemos permitirles tirar piedras, de forma segura, pero deben hacerlo¡±, avisa. Y explica por qu¨¦: ¡°Sirve para que aprendan autonom¨ªa y gesti¨®n del riesgo: a nivel motriz y sensorial. Lanzar una piedra les permite experimentar con la f¨ªsica sin darse cuenta: con el peso, ven c¨®mo se rompe, cu¨¢ndo rueda, la par¨¢bola que describe, el chapoteo y adem¨¢s es muy satisfactorio para ellos lanzar una piedra y ver c¨®mo reacciona. Es parte de nuestra memoria gen¨¦tica de miles de a?os de cazadores que se han asentado en nuestro cerebro¡±.
4. F¨ªsica tras las olas (con gafas de bucear)
Las olas educan. ¡°Los ni?os tienen que jugar entre las olas¡±; Gabriel Groiss no tiene ninguna duda al respecto. ¡°Siempre con supervisi¨®n, pero hay que dejarles aproximarse al mar. As¨ª ellos tambi¨¦n se le forman en la autonom¨ªa y gesti¨®n del riesgo. Si una ola les da un revolc¨®n, van a aprender de la experiencia negativa. Este es un conocimiento muy profundo de desarrollo personal. Descubren sus l¨ªmites, c¨®mo los superan, de lo que son capaces y lo que les da miedo¡±, explica este educador bregado en mil playas. ?Y los padres? ¡°Deben estar atentos, pero sin meterles miedo desde el primer momento. Deben eliminar las profec¨ªas autocumplidas cuando dicen: ¡®?Te vas a caer¡¯. O: ¡®?Te vas a ahogar!¡®. Deben sustituirlo por un ¡®?cuidado!' o un ¡®?atento!¡®, mucho m¨¢s eficaces educativamente porque pone la responsabilidad del cuidado en el ni?o¡±.
Y propone una experiencia curiosa. Ver las olas desde dentro antes de que rompan, como si de un experimento de f¨ªsica se tratara. ¡°Para ver una ola por dentro hay que usar gafas de bucear. Ubicarse en un lugar del mar justo antes de que la ola rompa y. desde detr¨¢s, mirar c¨®mo se dirige hacia la playa una vez haya pasado. Es una forma din¨¢mica preciosa y se entiende perfectamente la explicaci¨®n f¨ªsica de c¨®mo funciona la erosi¨®n de las olas. Y ver tambi¨¦n a los pececitos que buscan la seguridad de la orilla, porque all¨ª no llegan los depredadores grandes. As¨ª tambi¨¦n llevas la sesi¨®n de ciencias naturales incorporada¡±, se?ala. ¡°Y, si tienes suerte y hay un poco de viento, en el agua pulverizada de la ola puedes ver un arco¨ªris, as¨ª que puedes explicarles tambi¨¦n c¨®mo se descompone la luz y ya tienes tambi¨¦n tu miniproyecto de f¨ªsica¡±, cuenta entre risas.
5. Un ¡®minimuseo¡¯ en la toalla
La ¨²ltima propuesta de este educador de la Playa Escuela El M¨¦dano consiste en crear un peque?o museo en la toalla con las piezas que los ni?os y ni?as vayan encontrando. El reto es aprender a mirar y luego interpretar lo que encontramos. ¡°Si encuentran una v¨¦rtebra del pez, empezamos a investigar qu¨¦ es y le ense?amos en su espalda d¨®nde est¨¢n las suyas, le explicamos para lo que sirve... Y nunca jam¨¢s se le va a olvidar qu¨¦ es una v¨¦rtebra¡±, asegura. Cada pieza merece un espacio en la toalla y una explicaci¨®n. Puede ser un museo marino o un museo de clasificaci¨®n de restos vegetales, animales o que han dejado los humanos, por ejemplo. ¡°Puede servir tambi¨¦n para profundizar en la teor¨ªa de los conjuntos y la clasificaci¨®n biol¨®gica de los seres vivos¡±, se?ala.
Gabriel garantiza que todos los objetos que encuentran dan pie a alguna explicaci¨®n interesante. ¡°Si encuentras una lapa, puedes hablar del n¨¢car, c¨®mo se forma y para qu¨¦ sirve. O una pluma de gaviota puede darte pie para explicar con detalle c¨®mo se enganchan entre ellas las plumas o que vean que est¨¢n huecas. O, si encontramos un hueso de p¨¢jaro, hablaremos de por qu¨¦ pesan menos...¡±, enumera. Y explica por qu¨¦ es tan efectivo el aprendizaje que puede darse en esta situaci¨®n: ¡°Hay una conexi¨®n emocional con el objeto porque es un tesoro que han encontrado ellos y tienen inter¨¦s en ¨¦l. Y si el adulto lo valora como pieza de museo, y lo convierte en una situaci¨®n de micro aprendizaje, con un huesito de p¨¢jaro habr¨¢ aprendido m¨¢s que en una semana de clases de biolog¨ªa¡±, concluye.
VERANO CON HIJOS
Esta serie de reportajes ofrece alternativas para disfrutar de un verano con ni?os all¨¢ donde le toque pasarlo. Vivir la naturaleza, la ciudad o la playa de forma diferente, con la ayuda de pedagogos y educadores.
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