Cuando el maestro es el bosque o la playa
Aumenta con la pandemia la oferta y demanda de escuelas en la naturaleza, que ya superan los 40 centros y casi un millar de alumnos en Espa?a, aunque s¨®lo una est¨¢ homologada
¡°?Hola!, ?y t¨² qui¨¦n eres?¡±. La vocecita sale de la copa de un ¨¢rbol. Encaramados est¨¢n tres ni?os de 3, 4 y 5 a?os. ¡°Soy una periodista ?qu¨¦ hac¨¦is ah¨ª?¡±. ?Pues escalar! ?Estamos en clase!". Los tres escaladores son alumnos del Grupo de Juego en la Naturaleza Saltamontes. Nacida en 2011, es la primera escuela en la naturaleza de Espa?a, aunque no est¨¢ homologada. Cada ma?ana, sus 17 alumnos se re¨²nen en Collado Mediano (Madrid) con sus tres ¡°profes¡± o ¡°acompa?antes¡±, y suben a su ¡°clase¡±: un encinar al que llaman ¡°pradera¡±. All¨ª pasar¨¢n tres horas de juego libre, contando piedras y hojas para aprender matem¨¢ticas, escribiendo letras en la arena, pintando bellotas o investigando bichos con la ayuda de una gu¨ªa de insectos.
Sus acompa?antes, todas maestras, pedagogas o educadoras infantiles con formaci¨®n en la naturaleza, dicen que trabajan todas las competencias del curr¨ªculo de infantil. Pero aqu¨ª cada ni?o decide c¨®mo, cu¨¢ndo y cu¨¢nto trabajarlo. ¡°Aprenden desde la emoci¨®n y alcanzan un nivel de concentraci¨®n que raramente se logra en una clase¡±, explica Katia Hueso, profesora universitaria de pedagog¨ªa en la naturaleza y fundadora de este grupo de juego.
La importancia de trepar
Cuando les preguntan qu¨¦ aprenden, no dudan: ¡°Jugar y escalar. ?Mira! ?Has visto que est¨¢ la luna y es de d¨ªa?¡±, desv¨ªa la conversaci¨®n Jana, 5 a?os, con su mochila rosa de princesas al hombro. ¡°Trepar ofrece miles de impulsos sensoriales al cerebro y estimula las ¨¢reas relacionadas con la concentraci¨®n. Much¨ªsimo m¨¢s valioso para su desarrollo que una tableta¡±, explica el pedagogo alem¨¢n y profesor universitario Philip Bruchner, fundador de Bosquescuela en Cerceda (Madrid), la primera escuela bosque homologada en Espa?a.
Cerca de un millar de ni?os menores de 6 a?os acuden a alguna de las m¨¢s de 42 escuelas de la naturaleza que existen en Espa?a, seg¨²n el directorio de In Natura, la web de referencia de este sector. Todas nacidas en la ¨²ltima d¨¦cada, y casi el 50% en los ¨²ltimos tres a?os, seg¨²n la federaci¨®n de Educadores en la Naturaleza (EDNA). La lista de espera se ha duplicado, al contrario que en las escuelas infantiles convencionales. Pero a¨²n estamos a a?os luz de las 3.000 homologadas en Alemania, donde cuentan con una normativa espec¨ªfica. ¡°Hay una demanda social y deber¨ªa regularse. Este modelo pedag¨®gico est¨¢ reconocido en toda Europa¡±, explica Mar¨ªa Mayorga, responsable de In Natura y educadora en la escuela bosque Amadahi (A Coru?a).
Philip Bruchner cree que la Administraci¨®n deber¨ªa cambiar la mirada: ¡°La ley est¨¢ pensada para n¨²cleos urbanos. Solo permite elegir d¨®nde pones las rejas y en cu¨¢ntos metros metes a los ni?os, pero nuestra apuesta es invertir m¨¢s en docentes con ratios m¨¢s peque?as. ?C¨®mo vamos a hacer una cancha de f¨²tbol en el bosque?¡±, se pregunta. La creadora de Saltamontes, Katia Hueso, identifica tambi¨¦n barreras culturales: ¡°Hay miedo al clima, que se resuelve con la ropa adecuada; el juego libre no se comprende como ense?anza. A¨²n hay padres que creen que si juegan, no aprenden, pero es al rev¨¦s; y el trato maestro-alumno, muy jer¨¢rquico en la educaci¨®n tradicional, aqu¨ª se basa en el debate, di¨¢logo y autonom¨ªa, y eso parte de una mirada hacia la infancia que falta muchas veces¡±, se?ala la educadora.
Catalu?a, con 11 proyectos, Madrid, con 8 y Andaluc¨ªa con 6, encabezan el mapa de escuelas en la naturaleza, seg¨²n el directorio de In Natura. Pero a¨²n hay 10 comunidades aut¨®nomas, como Asturias, Navarra o Castilla y Le¨®n, donde no han llegado.
20 posibilidades menos de contagio
Con la pandemia el inter¨¦s por estas propuestas ha aumentado por la seguridad que ofrece el aire libre. No hay que desinfectar los materiales (palos, hojas, piedras), y tienen 20 posibilidades menos de infectarse con la covid, al pasar el 80% del tiempo en la naturaleza aunque no lleven mascarilla, ni guarden la distancia de seguridad. Entre sus alumnos no ha habido ni un contagio, ni una cuarentena, desde la vuelta al cole en septiembre, seg¨²n la Federaci¨®n de Escuelas en la Naturaleza. Mayorga cree que en el aumento de demanda tambi¨¦n hay un factor pedag¨®gico: ¡°Cada vez m¨¢s familias valoran que los ni?os aprendan a su ritmo, desde el asombro y la curiosidad, donde las emociones y los l¨ªmites sean clave, y en conexi¨®n con la naturaleza¡±, se?ala.
La federaci¨®n de escuelas ha establecido unos requisitos de calidad para avalar estos proyectos educativos. Deben atender a un grupo heterog¨¦neo de ni?os y ni?as que acude de lunes a viernes, tener un proyecto educativo adecuado, ratio m¨¢xima de cinco a ocho por educador, un espacio de refugio, y fomentar el juego libre en la naturaleza, y los adultos deben hacer un acompa?amiento respetuoso. Los precios oscilan entre los 250 y los 350 euros, y las ratios tan reducidas las convierten, en muchos casos, en asociaciones o proyectos sin ¨¢nimo de lucro.
?Aprenden algo?
La duda de si aprenden algo es un cl¨¢sico entre quienes se acercan a estas escuelas. Los que han pasado por ello aseguran que s¨ª: ¡°Mi hijo con 4 a?os aprendi¨® a contar y sumar con fresas. Le dejan ser, crecer y explorar. Es la clave¡±, explica Eva Salda?a, la madre de Neo, de 4 a?os, uno de los peque?os saltamontes. ¡°Van con seguridad, autoestima, y las habilidades est¨¢n mucho m¨¢s asentadas¡±, concluye Eva.
Cuando los alumnos de Katia Hueso llegan a la escuela convencional las profesoras le cuentan que son un referente de lo que las empresas denominan habilidades blandas: empat¨ªa, resiliencia, trabajo cooperativo y creatividad. ¡°Son emocionalmente muy fuertes, se preocupan por el otro, trabajan en equipo, resuelven conflictos.... Y como crecen en un entorno cambiante son flexibles¡±, asegura Hueso. Y a?ade: ¡°Una profesora de la escuela Primaria me dijo que estos ni?os brillan¡±.
La federaci¨®n est¨¢ intentando demostrar esos aprendizajes con herramientas objetivas y validables. ¡°Tenemos un proyecto de investigaci¨®n para crear una bater¨ªa de indicadores que lo midan¡±, explica Hueso. Pero reconoce que cuando llegan a la Primaria, pueden ir m¨¢s flojos en lecto-escritura, por ejemplo. ¡°Algunos llegan leyendo, escribiendo y haciendo sumas simples. Pero otros no. Depende de la madurez del ni?o. Pero tardan muy poco en conseguirlo porque su cerebro ya est¨¢ preparado para ese aprendizaje¡±, concluye la fundadora de Saltamontes.
La homologaci¨®n
La ¨²nica escuela bosque oficial hasta el momento es Bosquescuela, en Cerceda (Madrid). Lo logr¨® en 2015, despu¨¦s de tres a?os de tr¨¢mites. Bruchner, su creador, lleg¨® a Espa?a en 2007, despu¨¦s de formar en educaci¨®n al aire libre a docentes en Suiza y Luxemburgo en sus respectivos ministerios de educaci¨®n. Tard¨® cinco a?os en montar su escuela y tres en hacerla oficial: ¡°Es el reconocimiento de la comunidad educativa, da seguridad y demuestra que podemos ser un centro educativo m¨¢s¡±, se?ala.
Para homologar el proyecto deben pasar dos filtros: la normativa de infraestructuras, tanto nacional como auton¨®mica, y la del departamento de innovaci¨®n que eval¨²a la metodolog¨ªa y supervisa la aplicaci¨®n del curr¨ªculo. Bosqueko, en Santa Br¨ªgida, Las Palmas de Gran Canaria, es una de estas escuelas en proceso de homologaci¨®n. Su responsable, Noelia Garc¨ªa, cuenta que est¨¢n realizando las ¨²ltimas obras en el edificio para adaptarlo a la ley y luego abordar¨¢n la adaptaci¨®n curricular.
Mariano Mart¨ªn, de la direcci¨®n de centros educativos e infraestructuras de Canarias, explica que deben cumplir la ley, tanto estatal, como auton¨®mica, porque da garant¨ªas: ¡°Son los m¨ªnimos para ofrecer una seguridad y un bienestar al alumnado, como la normativa antiincendios o la accesibilidad", se?ala. Desde su punto de vista estos proyectos son muy minoritarios para contar con su propia legislaci¨®n. ¡°Las normas son un marco global, no pueden entrar a legislar cada excepci¨®n¡±, apunta. La directora de Bosqueko asegura que cumplen los requisitos para ser oficiales, y si lo logran, abordar¨¢n tambi¨¦n la Primaria.
En Espa?a no existe a¨²n ninguna escuela bosque que ofrezca Primaria porque en esa etapa ¨Dde 6 a 12 a?os¨D la escolarizaci¨®n es obligatoria. Adem¨¢s, de las dificultades burocr¨¢ticas, en esa etapa las necesidades educativas van m¨¢s all¨¢ del juego libre. ¡°El desarrollo intelectual a estas edades requiere una ense?anza basada en retos y desaf¨ªos para construir el aprendizaje. Supone un trabajo docente especializado para crear actividades y adaptar curr¨ªculos en la naturaleza¡±, apunta Katia Hueso. Aunque hay ejemplos como los de una escuela en Rep¨²blica Checa que organiza expediciones cient¨ªficas reales en Secundaria y Bachillerato; salen al campo con una hip¨®tesis que deben demostrar con experimentos.
Dos playa escuelas
Adem¨¢s del bosque, tambi¨¦n existen escuelas vinculadas a la playa. Hace dos a?os naci¨® en Sancti Petri (C¨¢diz), Tierra y Sal, despu¨¦s de que en Tenerife se creara El M¨¦dano. Gabriel Groiss, director de El M¨¦dano, cree que la playa ¡°es un laboratorio de experimentaci¨®n fascinante para trabajar todo el curr¨ªculo¡±. A Cristina Caballero, fundadora de Tierra y Sal, le sigue impactando la capacidad de sus alumnos de aprender en cualquier rinc¨®n y encontrar letras o pol¨ªgonos por todas partes. ¡°Todo est¨¢ y se puede aprender en la naturaleza y su acaba llegando a todas las ¨¢reas y competencias¡±, asegura esta maestra.
Estos proyectos pueden ser tambi¨¦n un ant¨ªdoto contra la despoblaci¨®n y un motor econ¨®mico all¨¢ donde se establecen. Ocurri¨® en Cerceda, donde el alcalde Javier de los Nietos (PSOE) se involucr¨® con el proyecto desde el principio. La mitad de las familias que iniciaron en Bosquescuela vino desde fuera de Madrid y se quedaron.
Lola tiene cuatro hijos, y dos de ellos han pasado ya por una escuela bosque. Le sorprende cuando sus amigas les dicen que sus hijos dan guerra al volver a casa. ¡°Como han desfogado toda la ma?ana dibujan, hacen puzles o ven cuentos¡±, relata. Su hijo lleg¨® a la escuela bosque tras una infantil convencional. ¡°Ven¨ªa tocado por una experiencia negativa, pero a los 15 d¨ªas era otro: feliz, seguro... Como si hubiera encontrado su lugar en el mundo¡±, asegura Lola. Y concluye: ¡°Este ¡®cole¡¯ es nuestrro regalo para cuando crezca¡±.
Escuelas verdes que educan a educadores cl¨¢sicos
Las escuelas bosque llevan una d¨¦cada en Espa?a formando en la pedagog¨ªa verde. De hecho Philip Bruchner ha creado un m¨¦todo propio, Bosquescuela , que se puede aprender en la universidad de La Salle desde hace dos a?os. Realizan tambi¨¦n una edici¨®n en Barcelona y otra en San Sebasti¨¢n. Cada a?o forman de 75 a 100 profesores, bi¨®logos o padres y madres en esta metodolog¨ªa. En su curso aprenden los recursos que ofrece la naturaleza como aula para desarrollar el curr¨ªculo, c¨®mo crear espacios seguros al aire libre basados en el juego espont¨¢neo, les forman en el rol del acompa?ante y les asesoran para homologar sus proyectos. "Pero lo m¨¢s importante es que cambia la mirada de los centros tradicionales: "Quieren aprender de lo que hacemos¡±, explica Bruchner.
Con la covid la escuela convencional ha recurrido m¨¢s a¨²n a estas escuelas para incorporar el aire libre en los procesos pedag¨®gicos. Noelia Garc¨ªa, de Boskeko, explica que est¨¢n asesorando a escuelas p¨²blicas y privadas de Canarias . "Estamos sacando cursos breves de formaci¨®n, y se cubren en horas las plazas", explica.
La federaci¨®n de escuelas de la naturaleza (EDNA) ha creado una gu¨ªa de educaci¨®n al aire libre y un protocolo de seguridad . Adem¨¢s, entrenan a familias y a docentes de la escuela tradicional con un cursillo de introducci¨®n de 12 horas a la pedagog¨ªa en la naturaleza. "Supone un acercamiento a naturalizar la escuela y cambiar el punto de vista", explica Gema Cotallo, una de las formadoras, junto con Bibi Marful y Katia Hueso. Ampas, concejal¨ªas, profesores o familias est¨¢n entre sus alumnos. "Fomentamos una educaci¨®n m¨¢s sostenible de verdad, conectando con los ni?os y respetando sus procesos", concluye Cotallo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.