Una alumna vulnerable al coronavirus y sin clase a distancia
Una estudiante con una enfermedad autoinmune se ve obligada a examinarse en junio porque su instituto descarta su formaci¨®n en l¨ªnea
Andrea y Alfredo, nombres ficticios, llevan meses sin pisar sus centros educativos. Los dos hermanos sufren una enfermedad autoinmune por la que un contagio de covid puede resultar fatal. ?l, de 21 a?os, se conecta a diario para asistir virtualmente a sus clases en el centro concertado Gregorio Fern¨¢ndez de Valladolid. Ella, de 17, no cuenta con esa modalidad en el Centro Did¨¢ctico, tambi¨¦n concertado, donde cursa un FP de auxiliar de enfermer¨ªa. La entidad desoye la recomendaci¨®n m¨¦dica que insta a que la joven no se exponga presencialmente.
La normativa dise?ada por el Ministerio de Sanidad para los centros educativos ¡ªque actualiz¨® en febrero¡ª recomienda que el alumnado, aun con patolog¨ªas cr¨®nicas, acuda f¨ªsicamente a las lecciones ¡°salvo indicaci¨®n m¨¦dica de no asistir¡±. Un informe de la Abogac¨ªa del Estado de septiembre emplaz¨® a primar la asistencia escolar, pero matiz¨® que habr¨ªa que revisar cada caso. Los padres explican que Andrea tiene ¡°d¨¦ficits cognitivos leves¡± y el hecho de no tener acceso a las clases a distancia dificultar¨¢ que apruebe.
Los padres de Andrea y Alfredo, Pilar y Antonio ¡ªque prefieren que no dar sus apellidos¡ª, lamentan que su hija solo haya podido realizar la formaci¨®n a distancia mientras esperaba los resultados de dos pruebas PCR, a principios de curso. Entonces s¨ª se habilit¨® el protocolo y funcionaron las c¨¢maras web y los micr¨®fonos. La clase de Andrea, cuenta la familia, que ha registrado varios casos de alumnos positivos, dispone de recursos tecnol¨®gicos que no se est¨¢n utilizando.
Los padres almacenan en papel la cadena de correos con el director del centro, la legislaci¨®n y los escritos sanitarios. El responsable de la instituci¨®n argumenta que ¡°la certificaci¨®n m¨¦dica presentada, desde el punto de vista del centro, tiene un car¨¢cter preventivo¡±, e insiste en que el curso es presencial y que la decisi¨®n paternal de proteger a la joven descansa en su ¡°libre albedr¨ªo y sus circunstancias¡± pero implica ¡°la asunci¨®n¡± de las consecuencias.
El resultado es que Andrea tiene que presentarse directamente a los ex¨¢menes de recuperaci¨®n de junio porque, al no asistir a clase, pierde la opci¨®n de las evaluaciones trimestrales.
Adem¨¢s, seg¨²n cuenta la joven con voz apagada, solo una profesora responde a sus correos electr¨®nicos y depende de sus compa?eros para obtener los apuntes o documentaci¨®n que no est¨¢n en el aula virtual. Para que no se quede atr¨¢s, su familia ha contratado clases particulares telem¨¢ticas. Mientras, en la habitaci¨®n de al lado, Alfredo atiende sin problemas a las clases no presenciales.
Un portavoz de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n dice que el informe m¨¦dico de Andrea ¡°no es concluyente para determinar si la patolog¨ªa es motivo suficiente para no acudir al aula en pandemia¡± y recuerda que los expertos se basan en ¡°informes rigurosos y t¨¦cnicos¡±. La Direcci¨®n Provincial de Educaci¨®n de Castilla y Le¨®n respondi¨® a principios de marzo a los padres, sin recoger las instrucciones del Ministerio de Sanidad, que las ausencias han sido ¡°permanentes¡± y no ¡°puntuales¡± y se?al¨®, conforme a una orden de 2019, que los documentos aportados son m¨¢s ¡°referencias de car¨¢cter educativo que de tipo m¨¦dico¡±.
El certificado presentado por los padres de Andrea plasma que ¡°deber¨¢ permanecer en su domicilio, sin ir a clase salvo tareas inexcusables como los ex¨¢menes¡±. La resoluci¨®n de la Direcci¨®n Provincial establece, sin embargo, que la joven podr¨¢ acudir al centro con ¡°un desarrollo extremo de las medidas de seguridad¡± y seguir la evaluaci¨®n ordinaria.
Los padres han presentado un recurso administrativo y el director del Centro Did¨¢ctico reh¨²sa hablar con EL PA?S ¡°hasta su resoluci¨®n¡±. La siguiente etapa consistir¨ªa en acudir a la justicia, pero no hay tiempo. ¡°Si por m¨ª fuese, yo ir¨ªa¡±, confiesa Andrea.
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