Decenas de alumnos repetir¨¢n curso tras no ir a clase por el miedo de sus familias al coronavirus: ¡°Lo hice por salvar a mi hija¡±
M¨¢s de 4.000 alumnos reciben permiso para no asistir a la escuela en etapas obligatorias por la covid
¡°Yo pienso que hice lo correcto para salvar la salud de mis hijos y la m¨ªa¡¡±, responde Marjorie Alvarado despu¨¦s de una pausa y justo antes de romper a llorar en su casa de Petrer, en Alicante. La mujer se ha negado a llevar a clase a su hija este a?o por miedo al virus, y ahora le han dicho que tendr¨¢ que repetir quinto de primaria.
M¨¢s de 4.000 alumnos obtuvieron permiso para no ir a la escuela en etapas obligatorias el curso pasado debido a que ellos o alguna de las personas con quienes conviv¨ªan ten¨ªan problemas de salud que las hac¨ªan especialmente vulnerables a la covid, y han recibido ense?anza a distancia. Pero unos cientos de las familias que vieron rechazadas sus peticiones (los centros educativos han decidido bas¨¢ndose en los dict¨¢menes m¨¦dicos presentados por las familias) se negaron pese a ello a llevarlos a clase, e iniciaron una pugna con la Administraci¨®n. En decenas de estos ¨²ltimos casos, como el de la hija de Marjorie, cuya pediatra concluy¨® que el asma de la ni?a no le imped¨ªa ir al colegio, los ni?os no han ido a clase, ni han recibido ense?anza telem¨¢tica y tendr¨¢n que repetir.
Los expertos destacan que las escuelas han demostrado ser seguras frente a la pandemia y advierten de las graves consecuencias que puede tener para estos ni?os haber pasado un a?o en blanco. ¡°Si hay evidencias que muestran cierto desfase de aprendizaje vinculado a los tres meses de confinamiento estricto de 2020¡±, dice Jes¨²s Manso, profesor de Pedagog¨ªa en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, ¡°superar un a?o de no ense?anza tendr¨¢ grandes repercusiones¡±.
No es posible saber el n¨²mero exacto de alumnos que han sido eximidos de ir a clase por la covid: se han dado permisos en centros educativos de las 17 comunidades, pero no todas los han contabilizado. Los cinco territorios que s¨ª lo han hecho y adem¨¢s han comunicado los datos a petici¨®n de este diario presentan grandes diferencias. Extrapolando a toda Espa?a los datos de la autonom¨ªa m¨¢s restrictiva a la hora de concederlos (Castilla y Le¨®n, cuyos datos son provisionales) y la que m¨¢s permisiva ha sido (Canarias), se obtienen proyecciones para el conjunto del pa¨ªs muy dispares, que van de cerca de 4.000 a m¨¢s de 11.000 estudiantes dispensados de asistir a clase.
Rafael Romero impuls¨® hace un a?o una campa?a en las redes sociales pidiendo que la asistencia a clase fuera voluntaria, con el argumento de que los protocolos de prevenci¨®n en las escuelas eran ¡°insuficientes y peligrosos¡±. A trav¨¦s de la asociaci¨®n que dirige, llamada Instituto Andaluz para la Prevenci¨®n del Acoso Escolar, Romero dice haber asesorado a unas 2.000 familias que pidieron permisos para que sus hijos estudiaran a distancia. Unas 1.200 lo obtuvieron. 500 no lo consiguieron y los llevaron a clase despu¨¦s de que las autoridades educativas y la Fiscal¨ªa advirtieran de que el absentismo injustificado puede tener consecuencias penales y en materia de patria potestad. Otras 300 familias vieron rechazada su solicitud, pero se resistieron a acatar la decisi¨®n y el asunto pas¨® a los servicios sociales y, algunos, a Fiscal¨ªa. En una parte de estos casos, Administraci¨®n y padres llegaron a acuerdos satisfactorios para las familias, dice Romero, pero unos 80 chavales se ver¨¢n obligados a repetir.
¡°Hasta donde yo s¨¦¡±, afirma Almudena Jim¨¦nez, una de las abogadas de la asociaci¨®n, ¡°en septiembre los ni?os de todas las familias que he representado volver¨¢n a ir presencialmente. El curso pasado fue excepcional porque no hab¨ªa vacunas¡±.
¡°Nadie va a ense?arme a cuidar de mis hijos¡±
El caso de Marjorie Alvarado y su hija, de 10 a?os, ha acabado mal. La mujer contact¨® el a?o pasado con una abogada de Madrid, a la que encontr¨® en Facebook, que aseguraba haber obtenido permiso para que su hijo no fuera a clase. Alvarado la contrat¨® por una cantidad que prefiere no concretar y la abogada la dirigi¨® a una ¡°perita¡± que le har¨ªa, le cont¨®, un documento para eximir a su hija de ir a la escuela. Con la informaci¨®n que Alvarado le envi¨®, y sin ver a la ni?a, la supuesta perita le remiti¨® un escrito en el que pon¨ªa que la chica era especialmente vulnerable a la covid. Le cobr¨® 50 euros. La madre present¨® el papel a la pediatra del centro de salud de Petrer, que no le dio validez y le dijo que los alumnos con asma (la dolencia que tienen Alvarado y su hija) pod¨ªan ir sin problemas a la escuela.
Hasta el a?o pasado, cuando lo dej¨® para ocuparse de sus hijos, la mujer trabajaba limpiando casas o en la hosteler¨ªa. ¡°El a?o pasado, en febrero, uno de mis hijos se enferm¨®. Lo tuve con ox¨ªgeno y aquello me afect¨®. El pap¨¢ se la pasa viajando y yo pens¨¦: estando sola en este pa¨ªs, si los ni?os se contagian o a m¨ª me pasa algo, ?qu¨¦ hago?¡±. Su caso no ha llegado a Fiscal¨ªa, pero s¨ª a servicios sociales. ¡°Me agobiaban mand¨¢ndome cartas, diciendo que si segu¨ªan sin ir a clase pod¨ªan quitarme a los cuatro ni?os, que los ten¨ªa encerrados¡ Lo cual no es cierto. Yo s¨¦ c¨®mo cuidar de mis hijos, nadie me va a ense?ar a hacerlo¡±, dice.
A final de curso acept¨® llevar dos semanas a su hija al colegio. Pero ahora Alvarado, que no se ha vacunado y sostiene que la inmunizaci¨®n ¡°est¨¢ matando a muchas personas¡±, no sabe qu¨¦ har¨¢ en septiembre. Si se queda en Alicante, cree que su hija tendr¨¢ que volver a clase. Como alternativa est¨¢ pensando volver a Colombia.
Un punto ciego en la detecci¨®n del absentismo
La educaci¨®n infantil, que es voluntaria, ha perdido miles de alumnos este curso por, entre otras razones, el miedo de los padres a los contagios. En la siguiente etapa, primaria, que es obligatoria, la diferencia entre los alumnos matriculados y la poblaci¨®n de edades asociadas (de seis a 11 a?os) es tan peque?a (2.160 ni?os para un total de 2.841.781 alumnos de primaria, un 0,07%) que lo razonable es atribuirlo a errores estad¨ªsticos, explica el Ministerio de Educaci¨®n.
Directores de colegio, inspectores de educaci¨®n, concejalas de Bienestar Social y Educaci¨®n, responsables educativos auton¨®micos y fiscales de menores consultados por este peri¨®dico coinciden en que es muy dif¨ªcil que un alumno deje de estar matriculado una vez que ha entrado en el sistema. Los colegios matriculan de oficio a los alumnos para el curso siguiente. Y en caso de cambio de centro, no los dan de baja hasta comprobar que est¨¢n matriculados en el nuevo. Si un alumno no va a clase, se abre un expediente en servicios sociales que puede llegar a Fiscal¨ªa, pero no deja de constar como matriculado.
Las fuentes consultadas reconocen, sin embargo, un punto ciego en el control del absentismo. Si un alumno no ha estado matriculado en infantil (un 2% de los ni?os de cinco a?os no lo est¨¢) y sus padres no lo llevan a primero de primaria, no suena una alarma en ning¨²n sitio. La diferencia entre los alumnos matriculados en primero de primaria este curso y la poblaci¨®n asociada es de 4.266 ni?os (un 0,9%), lo bastante baja como para seguir atribuy¨¦ndola a errores estad¨ªsticos. Pero el sistema, admiten las fuentes, est¨¢ orientado a detectar de forma proactiva a alumnos absentistas que viven en entornos de exclusi¨®n, un perfil distinto al de quienes han empezado a temer la escuela por la pandemia.
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