Las aulas esperan a una mayor ca¨ªda de la incidencia del coronavirus para poder dejar atr¨¢s las mascarillas

La conveniencia o no de que los ni?os lleven mascarilla en clase es un asunto que apenas ha ocupado espacio en el grupo de WhatsApp de las familias de segundo de primaria del colegio p¨²blico Les Bases, en Manresa (Barcelona). Pero para Llu¨ªs Calvet, padre de una alumna de siete a?os, s¨ª es una ¡°incoherencia¡±. ¡°Hay reuniones familiares en interiores, bares abiertos y ahora el ocio nocturno¡­ Igual es el momento de liberar tambi¨¦n a los peque?os¡±, reflexiona este empleado de la banca de 44 a?os.

A principios de curso, Calvet mand¨® una carta al Departamento de Ense?anza exponiendo sus motivos para relajar medidas, como que la transmisibilidad es reducida en esas edades y que no hay datos que demuestren que en infantil (de tres a seis a?os, exentos de llevar mascarilla) se produzcan m¨¢s contagios que en primaria (de seis a doce). ¡°Mi hija lleva gafas, se le empa?an y no ve bien, y le cuesta respirar, por no hablar de lo importante que es la comunicaci¨®n no verbal¡±, se?ala.

En el camino que se abre tras lo peor de la pandemia, el uso de mascarillas en los centros educativos se perfila como una de las ¨²ltimas grandes cuestiones a resolver en los pr¨®ximos meses. El reto es saber cu¨¢ndo y c¨®mo hacerlo para evitar que se disparen los contagios entre el ¨²nico grupo de poblaci¨®n sin vacunar y que esto, en el peor escenario, cause una nueva ola. Sin que los ni?os m¨¢s peque?os sean conscientes de ello, el rutinario gesto de cubrirse la boca con ellas se ha convertido en un simb¨®lico pero importante obst¨¢culo para el definitivo regreso hacia la normalidad.

Clara Prats, investigadora en Biolog¨ªa Computacional de la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a (UPC), divide el problema en tres pasos consecutivos a tener en cuenta: la entrada del virus en los centros escolares, la transmisi¨®n que este alcance en su interior y la posibilidad de que los menores pasen a ser un foco de contagio hacia el resto de la poblaci¨®n.

Sobre el primero, Prats explica que ¡°el 70% de los alumnos se contagian fuera de los colegios, por lo que la variable m¨¢s importante es lograr una incidencia baja entre la poblaci¨®n¡±. Durante casi todo el curso pasado, la incidencia a 14 d¨ªas se mantuvo por encima de los 200 casos por 100.000 habitantes, con dos meses durante la segunda y la tercera ola en los que super¨® los 500.

El descenso de contagios conseguido ahora gracias a las vacunas ha reducido este indicador a menos de 60 casos. Quique Bassat, epidemi¨®logo e investigador ICREA en el ISGlobal de Barcelona, considera que lo ¡°conveniente¡± ser¨ªa retirar las mascarillas de las aulas cuando el par¨¢metro est¨¦ por debajo de los 25. ¡°Una incidencia baja nos asegura pocos casos y contagios aunque los ni?os no est¨¦n vacunados¡±, a?ade.

Espa?a fue uno de los pocos pa¨ªses que, a pesar de las elevadas incidencias registradas, mantuvo las aulas abiertas durante todo el curso pasado, un logro que fue posible gracias a la suma de grupos burbuja, mascarillas, detecci¨®n precoz de casos y cuarentenas. ¡°Esto mantuvo un nivel de transmisi¨®n bajo en los colegios pese a la elevada incidencia en el exterior¡±, recuerda Prats.

Aunque los expertos admiten que resulta dif¨ªcil saber en qu¨¦ proporci¨®n contribuy¨® al ¨¦xito cada una de estas medidas por separado, estudios publicados en Estados Unidos muestran que los colegios que no exigen a sus alumnos llevar mascarilla tienen 3,5 veces m¨¢s posibilidades de sufrir brotes que aquellos que s¨ª lo hacen.

El hecho de que los ni?os contagien menos que los adultos tambi¨¦n ayud¨® a mantener los niveles de transmisi¨®n bajos, un colch¨®n sobre el que la irrupci¨®n de la variante delta extend¨ªa un manto de incertidumbre. ¡°Los datos no muestran que est¨¦n aumentando los contagios en los colegios. No hay m¨¢s clases confinadas ahora que hace un a?o. Es cierto que es m¨¢s contagiosa, pero las medidas para evitar su propagaci¨®n son las mismas y est¨¢n volviendo a funcionar bien¡±, expone Bassat.

Los expertos coinciden en descartar que, con cerca del 80% de la poblaci¨®n inmunizada, los colegios puedan convertirse en el foco de una nueva ola, incluso si con la retirada de las mascarillas se produce un aumento de casos en los centros. ¡°Tenemos la ventaja que los brotes entre ni?os son peque?os y, con la vigilancia adecuada, ser¨¢ posible detectarlos y contenerlos a tiempo¡±, afirma Bassat.

En este escenario, consolidar la tendencia a la baja de la incidencia en Espa?a se perfila como el factor m¨¢s importante para hacer posible la retirada de las mascarillas en los colegios. ¡°Hace falta esperar dos o tres semanas m¨¢s para ver que el regreso a la actividad educativa y laboral no cambie la tendencia. El a?o pasado lo hizo, pero entonces a¨²n no cont¨¢bamos con las vacunas¡±, recuerda Prats.

La incidencia de la covid entre los menores de 12 a?os, pese a los temores, ha seguido descendiendo desde el inicio del curso. Este viernes era de 102 casos por 100.000 habitantes, 25 menos que hace dos semanas. ¡°Es un dato importante porque ahora se hacen muchas m¨¢s pruebas a este grupo que durante las vacaciones. Cada positivo en una clase lleva a hacer pruebas a todos los miembros del grupo burbuja y esto permite detectar casos asintom¨¢ticos que en las vacaciones pasaban desapercibidos¡±, constatan los expertos.

Prats tambi¨¦n ve posible relajar m¨¢s adelante otras medidas, como las cuarentenas: ¡°Estudios en el Reino Unido han mostrado que con un test diario a los alumnos se consigue el mismo efecto que con la cuarentena, as¨ª que los ni?os que den negativo podr¨ªan seguir yendo a clase¡±. Una medida m¨¢s molesta para el menor por la toma de muestras pero que evita el gran impacto familiar, educativo y social que acarrean los 10 d¨ªas sin poder salir de casa.

Santiago Moreno, jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Ram¨®n y Cajal (Madrid), propone esperar a la aprobaci¨®n de las vacunas para ni?os antes de retirar las mascarillas. ¡°Se deben mantener hasta que estemos seguros de que los beneficios de retirarlas son mayores que los riesgos que puedan causar. Es verdad que a veces pueden resultar molestas, pero no causan ning¨²n perjuicio. En cambio, nos arriesgamos a que aumente mucho la transmisi¨®n del virus entre ellos y en algunos casos contagien a personas vulnerables cuya vida puede ponerse en riesgo¡±, describe.

La espera al momento en dejar atr¨¢s los cubrebocas se est¨¢ haciendo larga para la mayor¨ªa de familias. El cansancio pand¨¦mico y las molestias que llevarla conlleva hacen que familias y centros educativos esperen la noticia con ganas. Durante todo este tiempo, y aunque las quejas han sido frecuentes, en Espa?a no ha cuajado ning¨²n movimiento fuerte contra su uso en los centros educativos.

A Llu¨ªs Calvet, la respuesta que Ense?anza dio a sus peticiones ¡ªle dijeron que es competencia de Sanidad y que lo transmitir¨ªan a ese departamento¡ª no le satisfizo, pero nunca se ha planteado que su hija deje de ir a la escuela. Desde que arranc¨® el curso, en Espa?a se han registrado cinco casos de absentismo por ese motivo: dos en Baleares, dos en Extremadura y uno en Andaluc¨ªa. Los cuatro primeros se solucionaron gracias a la mediaci¨®n de los centros, y el ¨²ltimo est¨¢ en proceso.

La Consejer¨ªa de Educaci¨®n de Baleares explica que la ¨²nica forma de acceder a un centro educativo sin mascarilla es con un certificado m¨¦dico que certifique la imposibilidad de llevarla. ¡°En caso de que la familia se niegue a llevar a su hijo a clase, se abre el protocolo de absentismo, se avisa a la Polic¨ªa y si la negativa persiste, se informa a la Fiscal¨ªa¡±, se?ala.

En la Federaci¨®n de directivos de centros p¨²blicos de infantil y primaria ¡ªcon m¨¢s de 7.000 asociados de seis comunidades aut¨®nomas¡ª las quejas por el uso de las mascarillas no han figurado en ning¨²n debate este curso. Vicent Ma?¨¦s, presidente de la organizaci¨®n, destaca que a todos les gustar¨ªa que desapareciesen, pero que ¡°priman los criterios sanitarios¡±. En su centro, en Valencia, todos los docentes se han costeado un peque?o altavoz que va conectado a un micr¨®fono sujeto en una diadema (unos 15 euros).

¡°Nos dejamos la voz, las mascarillas transparentes no acaban de estar homologadas y en esas edades es esencial que los alumnos nos vean vocalizar¡±, cuenta. En su caso es todav¨ªa m¨¢s grave: ¡°Soy profesor de ingl¨¦s, tienen que ver c¨®mo emito determinados fonemas¡±. Pese a los inconvenientes, tienen otras prioridades. ¡°S¨ª hemos discutido sobre si lo fondos covid europeos deber¨ªan haber sido finalistas para obligar a todas las autonom¨ªas a mantener al profesorado de apoyo¡±, a?ade.

En la asociaci¨®n nacional de familiares de alumnos mayoritaria (CEAPA), su presidenta, Leticia Cardenal, traslada que aunque el deseo de que se retiren en primaria es compartido por la mayor¨ªa de progenitores, prima la precauci¨®n y la confianza en las autoridades sanitarias. La misma posici¨®n mantienen desde la l¨ªnea educativa del sindicato UGT.

Otras organizaciones regionales, como la catalana AFFAC, tienen una actitud m¨¢s combativa. ¡°Hemos solicitado a Ense?anza que revise la medida, igual que van a hacer pa¨ªses vecinos como Francia [la ha anunciado para este pr¨®ximo lunes], se sabe que la incidencia en los ni?os es muy baja y es m¨¢s una medida de cara a la galer¨ªa¡±, dice Lid¨®n Gasull, la portavoz.