Anthony Grayling: ¡°Siempre les digo a mis alumnos que tienen que estar preparados para que les ofendan o les hieran¡±
El fil¨®sofo brit¨¢nico considera que la libertad de expresi¨®n se debe garantizar en los campus siempre que no colisione con ataques personales como el sufrido por la profesora Kathleen Stock en la Universidad de Sussex por alumnos que la acusaban de tr¨¢nsfoba
Anthony Grayling, fil¨®sofo de 72 a?os y profesor honor¨ªfico de la Universidad de Oxford, cree que uno de los grandes males que azota a la humanidad es la incapacidad de escuchar. Las conversaciones sin silencios en las que los interlocutores tratan de imponer su argumentario sin intenci¨®n alguna de cambio. Considera que ese es el origen de los discursos del odio y que nunca es tarde para entrenar esa capacidad de escucha que ¡°todo el mundo deber¨ªa aprender¡±. Nacido en Luanshya (Zambia), aunque se siente 99% brit¨¢nico, fund¨® el New College of the Humanities en Londres en 2012, una universidad para poner en valor el pensamiento cr¨ªtico, un ¡°clich¨¦¡± ¨Dseg¨²n ¨¦l mismo lo define¨D que de no practicarse nos conducir¨¢ a la barbarie.
Preocupado por el ¨²ltimo incidente relacionado con la libertad de expresi¨®n ocurrido en la Universidad de Sussex, cuando la profesora de Filosof¨ªa Kathleen Stock tuvo que acudir a la polic¨ªa despu¨¦s de que varios alumnos del campus colgaran carteles en los que la acusaban de ¡°tr¨¢nsfoba¡± y la amenazaban con que ¡°morir¨ªa sola¡± despu¨¦s de que publicara un libro en el que cuestiona la autodeterminaci¨®n de g¨¦nero de las personas como mero acto administrativo, Grayling considera que los campus deben formar a sus estudiantes en la tolerancia y cree que la mejor f¨®rmula son las tutor¨ªas, un modelo pedag¨®gico que caracteriza a Oxford y Cambridge en el que el alumno se sienta a solas con el docente al menos una hora a la semana para reflexionar y ¡°explorar su mente¡±. Grayling particip¨® la semana pasada en un debate sobre la diversidad de ideas en los campus dentro del evento Reinventing Higher Educaction organizado por IE University en Roma, donde se escucharon las voces de m¨¢s de 30 docentes universitarios de centros internacionales de prestigio como las brit¨¢nicas Imperial College y London School of Economics.
Pregunta. El rectorado de la Universidad de Sussex ha abierto una investigaci¨®n sobre el origen de los carteles con amenazas y ha asegurado que defender¨¢ la libertad acad¨¦mica de todos sus profesores. ?La libertad de c¨¢tedra debe tener alg¨²n l¨ªmite moral?
Respuesta. La pregunta es incorrecta. M¨¢s que hablar de la imposici¨®n de l¨ªmites, tenemos que mirar hacia una segunda f¨®rmula. Pongo un ejemplo: tienes un caballo con el que cabalgas los fines de semana, por mucho que lo aprecies no lo sientas a la mesa para la cena. Hay un sitio para ese caballo y no es el sal¨®n de tu casa. Del mismo modo, hay un espacio para la libertad de expresi¨®n y si escoges el lugar inapropiado puedes hacer da?o con ello. Tenemos que tener la responsabilidad de medir c¨®mo y d¨®nde usamos nuestro discurso. Encontrar el foro adecuado, esa es la lecci¨®n que la gente debe aprender, absorber esa habilidad. El gran reto de la moralidad son las buenas maneras, tener en consideraci¨®n a los dem¨¢s. Tener principios y tratar de ser un tipo de persona. Manifestarse en contra de las ideas y al mismo tiempo respetar a la persona que las ha manifestado y no tratar de destruirle.
P. ?C¨®mo explica que incluso las generaciones m¨¢s preparadas que llegan a la Universidad no midan las consecuencias de esos comportamientos extremos? La profesora Kathleen Stock manifest¨® que la ¡°cultura del miedo¡± se est¨¢ apoderando de los campus con amenazas que hacen temer por la seguridad personal.
R. Incluso las generaciones con m¨¢s formaci¨®n est¨¢n cayendo en la trampa. Para defender sus convicciones, atacan a una persona, condenan su personalidad y su moralidad en lugar de cuestionar las ideas que ha expresado. Es un ataque frontal en el que no se miden las consecuencias. Se produce una transferencia del estigma de la idea expresada a la persona que lo manifiesta. Ese es el problema m¨¢s importante. En el caso de Sussex, de los 3.000 alumnos del campus probablemente iniciaron la campa?a una veintena, empezaron el ruido y la hostilidad y las redes sociales amplificaron inmediatamente el linchamiento. ?Cu¨¢nto tiempo dedicaron los usuarios de Twitter a pensar en Kathleen y su verdadera visi¨®n sobre las personas transg¨¦nero? Tal vez en tres segundos dieron al bot¨®n sin pensar demasiado y contribuyeron a la tormenta. No dedicaron tiempo a investigar, de haberlo hecho habr¨ªan descubierto que ella defiende que la comunidad trans debe ver reforzado su derecho a una igualdad jur¨ªdica o que existen actos violentos contra ese colectivo que deben ser perseguidos.
P. ?En la Universidad se puede ense?ar a ejercer esa libertad de expresi¨®n sin herir a terceros?
R. Sin eso es imposible tener una educaci¨®n que merezca ser llamada as¨ª. No se pueden censurar los debates. Si la gente encuentra t¨®xico hablar sobre los nazis o sobre Franco entonces est¨¢ perdiendo acceso a una parte importante de conocimiento. Siempre les digo a mis alumnos que tienen que estar preparados para que les ofendan o les hieran, pero que eso les tiene que aportar el convencimiento de que pueden argumentar mejor y hacerles retroceder. Muchas veces las cosas nos incomodan porque forman parte de nuestros prejuicios. Hay un libro muy interesante de la trabajadora por los derechos humanos Suzanne Nossel, Dare to Speak (Atr¨¦vete a hablar), en el que detalla qu¨¦ elementos son necesarios por ambas partes en cualquier disputa, c¨®mo conseguir que el otro bando considere tu punto de vista, aunque odie esa idea. Ahora se combate contra el enemigo silenci¨¢ndolo o excluy¨¦ndolo. No podemos caer tan bajo. Intentar destruir la carrera de alguien por haber expresado una idea es una forma de acoso ¨Dlos alumnos de Sussex amenazaron con dejar de pagar los casi 11.000 euros anuales de matr¨ªcula si no desped¨ªan a Kathleen¨D.
P. Las escuelas de primaria tambi¨¦n tienen una responsabilidad en esta falta de equilibrio.
R. En las sociedades contempor¨¢neas, en las etapas de primaria y secundaria hay que ense?ar a ser responsable con el uso de las redes sociales, que son el foco del desencuentro. Cuando llegan a la Universidad, deben haber dedicado ya mucho tiempo a pensar en c¨®mo las usan, qu¨¦ es admisible y qu¨¦ no lo es. Internet se ha convertido en la pared de un retrete donde todo el mundo puede verter sus mentiras o sus teor¨ªas de la conspiraci¨®n. En este tsunami de basura, nuestros estudiantes tienen que ser ense?ados a diferenciar lo que es aceptable de lo que no.
P. ?C¨®mo se ense?a a escuchar? ?La empat¨ªa es innata o se puede ejercitar?
R. Todos los seres humanos, porque somos animales sociales, nacemos con esa capacidad. Una de las mejores maneras es mediante la literatura. Ser un lector atento ayuda a cultivar el h¨¢bito es escuchar, ejercitas tu empat¨ªa. Hay un chiste recurrente: un masoquista le dice a un s¨¢dico ¡°hi¨¦reme¡±, y este le contesta ¡°no¡± [para fastidiarle a¨²n m¨¢s]. Incluso para ser un s¨¢dico tienes que ser emp¨¢tico y saber qu¨¦ puede sentir el otro. Es natural en los seres humanos. Pero si no se ha entrenado, una vez llegan a la Universidad, la tutor¨ªa es una t¨¦cnica excelente para entrenar la escucha. Esa interacci¨®n entre alumno y profesor en sesiones individuales es como amasar pan, cuanto m¨¢s lo trabajas, mejor sale. Hay cientos de dialectos del ingl¨¦s y hay que negociar significados. La tutor¨ªa es la negociaci¨®n de un entendimiento riguroso de un concepto.
P. No todas las universidades ponen en pr¨¢ctica esa metodolog¨ªa basada en sesiones personalizadas. Entiendo que el coste es elevado.
R. Es el n¨²cleo de nuestro modelo de ense?anza (en el New College of the Humanities hay unos 800 alumnos), en Cambridge lo llaman supervisiones. Las personas aprenden de manera diferente y adem¨¢s de las clases magistrales hay que trabajar a otro nivel. Todos nuestros estudiantes tienen al menos una de estas sesiones personalizadas una vez a la semana, de una hora. Les mandas una tarea, investigan y escriben un ensayo que luego discuten contigo. Tu tarea es explorar su mente, buscar respuestas que le sirvan. A menudo, los j¨®venes tienen buenas ideas y luchan mentalmente para articularlas. Para ayudarles a formularlas tienes que prestar mucha atenci¨®n e intuir qu¨¦ est¨¢n tratando de decir, d¨®nde quieren llegar. Los silencios son muy importantes en esos encuentros, hay que dar espacio para la reflexi¨®n, entrenar las pausas. Ese es nuestro valor a?adido.
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