Preguntas sin respuesta sobre el efecto en los ni?os de leer en pantallas
Quienes usan m¨¢s los dispositivos digitales para tareas escolares presentan peor comprensi¨®n lectora, seg¨²n una evaluaci¨®n internacional. Pero los expertos consideran necesaria m¨¢s investigaci¨®n antes de sacar conclusiones fuertes
El ¨²ltimo informe internacional sobre habilidades de lectura PIRLS ha vuelto a plantear la cuesti¨®n sobre el impacto de los dispositivos digitales en la compresi¨®n lectora de los ni?os. La evaluaci¨®n internacional, realizada con ni?os de 10 a?os, mostr¨® que, en el promedio de los 57 pa¨ªses participantes, los alumnos que utilizan dispositivos electr¨®nicos para buscar y leer informaci¨®n m¨¢s de media hora al d¨ªa para hacer tareas escolares (sean o no deberes) obtienen peores resultados que los que lo utilizan menos tiempo. Y que en nueve pa¨ªses de la UE ¨DFinlandia, Dinamarca, Irlanda, Alemania, Francia, Italia, Austria, Portugal y la Rep¨²blica Checa¨D quienes nunca utilizan los dispositivos presentan mejor comprensi¨®n lectora que quienes los utilizan m¨¢s de media hora. En Espa?a esto no sucede, pero solo por un punto de diferencia, lo que no resulta estad¨ªsticamente significativo.
Los autores de PIRLS ped¨ªan cautela a la hora de extraer conclusiones ante unos datos consistentes con los encontrados en estudios anteriores. Y mencionaban algunos factores que podr¨ªan haber influido en los resultados de su evaluaci¨®n: es posible que quienes utilizan m¨¢s de media hora al d¨ªa un ordenador, una tableta o un m¨®vil para hacer tareas escolares sean alumnos a los que, por el hecho de ir retrasados, se les manda trabajo extra; o que sean ¡°lectores m¨¢s lentos¡± y por ello pasen m¨¢s rato delante de la pantalla, o que simplemente ¡°se distraigan m¨¢s¡±. Diego Redolar, investigador en neurociencia y psicobiolog¨ªa del aprendizaje en la UOC, coincide en que conviene no precipitarse. ¡°Decir que usar m¨¢s de 30 minutos un dispositivo digital hace que los ni?os tengan menos comprensi¨®n lectora es sesgado. En primer lugar, porque son estudios correlacionales en los cuales hay un mont¨®n de variables confusionistas o mediadoras. Para ir m¨¢s lejos necesitar¨ªamos m¨¢s informaci¨®n. Por ejemplo, ?c¨®mo es el uso de esos dispositivos digitales? ?Es supervisado o guiado por los docentes o padres? No es lo mismo darle un libro a un ni?o y decirle que tiene que leerlo que darle una tableta sin que las tareas est¨¦n muy pautadas y supervisadas. Cambia mucho¡±, afirma.
Redolar defiende, al mismo tiempo, la importancia de mantener los libros en papel en la etapa escolar. ¡°Se ha demostrado que para la adquisici¨®n de la lectura es importante no reemplazarlos. Cuando nuestro sistema nervioso est¨¢ en desarrollo de capacidades cognitivas como la lectoescritura, leer en papel, aunque se pueda combinar con un dispositivo electr¨®nico, facilita el proceso y se gana en comprensi¨®n lectora. Al leer en un libro tenemos de forma directa un mapa conceptual, mientras que en formato digital se avanza de otra forma, por trozos. El papel nos ayuda a hacernos un esquema del contenido de manera m¨¢s sencilla y ¨®ptima¡±, asegura.
Las diferencias entre la lectura digital y en papel no han sido todav¨ªa suficientemente estudiadas, se?ala C¨¦sar Coll, catedr¨¢tico em¨¦rito de Psicolog¨ªa Evolutiva y de la Educaci¨®n en la Universidad de Barcelona, ¡°y ah¨ª hay un campo de investigaci¨®n muy interesante, porque no es lo mismo¡±. Coll cree que ello no debe ser un obst¨¢culo para que los centros educativos formen al alumnado en competencias digitales, porque las van a necesitar en el futuro, tanto a nivel acad¨¦mico como laboral y privado. ¡°Pueden producirse casos de sobrexposici¨®n, pero lo bueno o lo malo no es la tecnolog¨ªa, sino como se usa. La escuela no puede permanecer al margen. Tiene que preparar a los ni?os y a las ni?as para desarrollar unas competencias que precisamente les permitan sacar provecho de esos dispositivos y no caer en los malos usos. Los dispositivos son instrumentos de desarrollo personal, y hay que ense?arles a utilizarlos como hay que ense?arles a leer libros y otras mil cosas. De la misma manera que usar una calculadora no elimina la conveniencia de desarrollar el c¨¢lculo mental¡±, opina.
Complementarios
La propia evaluaci¨®n internacional de PIRLS se encuentra en transici¨®n de ser una prueba en papel desde su nacimiento en el a?o 2001 al formato digital. En la edici¨®n cuyos resultados se presentaron en mayo (y que corresponde a 2021) 26 pa¨ªses hicieron la prueba en formato papel y 31 (entre ellos Espa?a) en digital, sin que el informe mencione diferencias atribuibles al formato utilizado. Entre los 10 primeros clasificados, la mitad la realiz¨® en modo digital (incluido el mejor puntuado, Singapur), y la otra mitad en papel.
El amplio proyecto de la Uni¨®n Europea E-READ (siglas en ingl¨¦s de Evoluci¨®n de la Lectura en la Era de la Digitalizaci¨®n), presentado en 2019, concluy¨® que leer en papel favorece la concentraci¨®n y la comprensi¨®n de textos largos. Al mismo tiempo, indic¨®, la lectura digital ofrece importantes beneficios como, al menos en ciertos formatos, permitir acomodar la presentaci¨®n a los deseos o necesidades cada lector. O, se?ala el soci¨®logo Mariano Fern¨¢ndez Enguita, que public¨® en mayo el libro La Quinta Ola. La transformaci¨®n digital del aprendizaje, de la educaci¨®n y de la escuela, la posibilidad de hacer b¨²squedas en los textos.
Tiempo de uso
?Cu¨¢nto tiempo dedican a diario los ni?os de 10 a?os a buscar y leer informaci¨®n para tareas escolares con dispositivos digitales? PIRLS muestra que, de promedio en los 57 pa¨ªses participantes, un 25% lo hace durante m¨¢s de media hora al d¨ªa, un 52% durante 30 minutos o menos, y un 23% nada. En Espa?a, como en muchos otros pa¨ªses desarrollados, el reparto no es muy distinto, solo que el porcentaje de quienes nunca los utilizan es algo menor (18%) y el de quienes lo usan media hora o menos, algo mayor (57%).
M¨¢s que ante una disyuntiva entre dispositivos digitales o papel el debate parece dirigirse a una cuesti¨®n de grados y de velocidad progresi¨®n hacia las nuevas tecnolog¨ªas. Dos pa¨ªses n¨®rdicos, Suecia y Dinamarca, con gobiernos conservador y socialdem¨®crata respectivamente, han abierto en los ¨²ltimos meses una reflexi¨®n al respecto. Los responsables educativos de ambos pa¨ªses han pedido m¨¢s informaci¨®n sobre las evidencias sobre el efecto del uso de dispositivos digitales para el aprendizaje de los ni?os ante el temor de que puede incurrirse en un exceso digital en detrimento del papel. ¡°El problema¡±, cree al respecto Catherine L¡¯Ecuyer, doctora en Educaci¨®n y Psicolog¨ªa, es que los nuevos dispositivos se est¨¢n introduciendo en muchos casos ¡°sin pedir a las empresas tecnol¨®gicas que demuestren beneficios y ausencias de perjuicios¡±.
Laia Verg¨¦s (Barcelona, 45 a?os), madre de tres hijos, que estudian primaria, secundaria obligatoria y bachillerato, lleg¨® a la misma conclusi¨®n por su experiencia personal. ¡°A partir de primero de la ESO, al menos en sus colegios [concertados], todo es con la tablet. Y yo estoy absolutamente en contra. El mayor lo suspend¨ªa todo porque estudiaba de la pantalla. Cuando empez¨® a imprimirse los apuntes, a subrayarlos, a hacer esquemas y a relacionar conceptos, empez¨® a aprobar. ?Qu¨¦ sentido tiene tener todos los apuntes en la tablet, si luego te los tienes que imprimir?¡±, se pregunta. El profesor Mauri S¨¢nchez, profesor en Castelldefels, Barcelona, se?ala otro inconveniente del salto digital que han dado algunos centros en los ¨²ltimos a?os. ¡°Las tablets o los port¨¢tiles los tenemos que llevar nosotros mismos, tanto los profesores como los alumnos, no los paga la escuela. Y hay familias que no pueden permit¨ªrselo¡±.
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