?Puede ¡®La sociedad de la nieve¡¯ aportar algo a la escuela actual?
Uno de los cimientos b¨¢sicos para hacer de nuestras aulas un tejido de interacciones es que prevalezca su fortaleza humanizadora
Llevaban un tiempo insistiendo, y de verdad que, para otras cosas, no lo hacen tanto: casi al arranque del curso, mientras dialogaba con mi alumnado de Literatura Universal de Bachillerato sobre las fronteras entre ficci¨®n y realidad al adaptar las experiencias reales al medio art¨ªstico, su curiosidad hizo que saliera el tema de la pel¨ªcula ?Viven!, segunda obra cinematogr¨¢fica (la primera fue una producci¨®n mexicana de mediados de los setenta) que se acerc¨® a la historia de los supervivientes del tr¨¢gico accidente de avi¨®n uruguayo en los Andes, en 1972. El filme, con sus errores y aciertos, est¨¢ basado a su vez en una novela hom¨®nima de Piers Paul Read a partir de entrevistas realizadas, obra que utilizamos para trabajar alg¨²n ejemplo de narrativa testimonial.
Los seres humanos nos sentimos muchas veces atra¨ªdos por este tipo de sucesos truculentos con gran trasfondo emocional. Es el mismo proceso que ha llevado a que los avatares ocurridos en los setenta y dos d¨ªas que estos hombres y mujeres pasaron en las cumbres de los Andes hayan sido adaptados a m¨²ltiples formatos. Y es tambi¨¦n el fen¨®meno que llev¨® a los chicos y chicas de mi grupo a mostrar inter¨¦s por lo que realmente ocurri¨® en aquellos meses de octubre, noviembre y diciembre en la cordillera andina. Lo tr¨¢gico ante nuestros ojos llama la atenci¨®n, al igual que mis mismos estudiantes se apasionan, por ejemplo, cuando leemos la historia de Nastagio degli Onesti en el Decamer¨®n de Boccaccio, donde una mujer es devorada por perros ante los ojos de sus familiares.
El d¨ªa en que sali¨® por primera vez en clase la estremecedora experiencia de los supervivientes del vuelo a¨²n la pel¨ªcula La sociedad de la nieve de J. A. Bayona no se hab¨ªa estrenado, aunque ya se hablaba de ella. Ahora, cuando el largometraje impacta en espectadores, cert¨¢menes y opini¨®n p¨²blica por su trazado t¨¦cnico y su hondura emocional, podemos preguntarnos cu¨¢les de sus mensajes podr¨ªan aplicarse a la escuela contempor¨¢nea.
El libro de John Carlin Playing the Enemy: Nelson Mandela and the Game That Changed a Nation (2008) fue titulado en espa?ol El factor humano. A su vez, este inspir¨® la conocida pel¨ªcula de Clint Eastwood Invictus, con eco tambi¨¦n en el poema del mismo nombre de William E. Henley. El sentido de la pel¨ªcula de Bayona, basado en convertir un grupo en medio de situaciones dif¨ªciles en comunidades solidarias (de ah¨ª su t¨ªtulo) gracias a ese ¡°factor humano¡±, coincide con la simbolog¨ªa de este otro libro, que tambi¨¦n puede aplicarse a una forma de entender la escuela. La concepci¨®n de un centro o un aula como una red de apoyos no es nueva; parte del principio palpable en diferentes secuencias de La sociedad de la nieve, que se asienta en la narraci¨®n en off final de Numa Turcatti: ¡°ustedes son la respuesta. Sigan cuid¨¢ndose unos a otros¡±.
Cuando el alumnado muchas veces dice que quiere unas clases m¨¢s participativas est¨¢ aludiendo sin darse cuenta a uno de los pilares en los que se apoya cualquier agrupamiento social, clave para su funcionamiento. Uno de los cimientos b¨¢sicos para hacer de nuestras aulas un tejido de interacciones es que prevalezca su fortaleza humanizadora. En un aula todos pueden beneficiarse si aprenden unos de otros en entornos cooperativos y solidarios basados en el respeto y la confianza mutua para lograr un objetivo compartido.
¡°Creo en el dios que tiene Roberto en la cabeza cuando viene a curarme las heridas; en el dios que tiene Nando en las piernas, para salir a caminar sin condiciones; creo en las manos de Daniel cuando corta la carne¡±, le dice Arturo Nogueira a Numa en el ecuador de La sociedad de la nieve. Encaja ah¨ª el entendimiento de la concepci¨®n democr¨¢tica e igualitarista de la vida y la educaci¨®n: personas que se unen, se agrupan y participan en el marco de una cultura comunicativa y, sobre todo, colaborativa: todos tienen o quieren tener ese algo en com¨²n: la supervivencia, en el caso de la pel¨ªcula; la construcci¨®n democr¨¢tica de una vida plena, justa y solidaria, en el de la escuela.
C¨¦sar Rendueles, en su ensayo Contra la igualdad de oportunidades (Seix Barral, 2020) alude a la educaci¨®n reglada como el ¡°elemento central de un proyecto de emancipaci¨®n colectiva y de construcci¨®n individual de una vida digna¡±. La escuela p¨²blica representa este proyecto en su sentido pleno: tiene tambi¨¦n la inigualable capacidad de ¡°recuperar para la vida¡±, como el sacrificio de los supervivientes uruguayos. Sin embargo, a veces lo olvidamos cuando la rodeamos en la opini¨®n p¨²blica de vilipendios, y nos referimos a sus fisuras no con aliento constructivo sino con ruido ensordecedor. Esto lo estamos viendo cuando se fusila, por ejemplo, al Aprendizaje Basado en Proyectos o la educaci¨®n competencial y se colocan como germen de los males escolares cuando todav¨ªa su expansi¨®n es minoritaria.
Igualmente, las pol¨ªticas gubernamentales no han logrado erigirse como eje program¨¢tico para mejorar las condiciones de vida a trav¨¦s de la escuela, m¨¢s all¨¢ de los dictados del mundo neoliberal. ?Qu¨¦ nos queda en medio de ese panorama? ?Pueden obtenerse de la labor incansable del profesorado mensajes como los del filme de J. A. Bayona?
La educaci¨®n de nuestro tiempo clama en el desierto por volver al hero¨ªsmo de la gente de la calle del que hablaba Walt Whitman: el del liderazgo educativo compartido que no ostenta cargos, o el las redes que tejen voluntariado y servicio; como las mujeres del pasado tejedoras de historias de las que Irene Vallejo habla en El infinito en un junco (Siruela, 2019). Esa escuela que en tiempos de desesperaci¨®n grita por recuperar el calor humano que fortaleci¨® la esperanza en aquellas personas bajo un manto nevado, y no la que eleva al cl¨ªmax a docentes ansiosos por hacer prevalecer relatos de impresiones o sesgos, o a los premiados en concursos anuales bajo el patrocinio de entidades financieras, olvidando que siempre detr¨¢s hay una labor colectiva.
¡°Debes tener en cuenta una cosa: que cada uno de nosotros no ha nacido s¨®lo para s¨ª mismo¡±, nos dice Plat¨®n en una de sus cartas. ?Qu¨¦ mensajes ¨¦ticos transmitimos en las escuelas? ?Qu¨¦ imagen damos cuando hablamos de ella fuera? ?Seguimos convirtiendo a los j¨®venes en los compartimentos rellenables del modelo bancario de la educaci¨®n que denunciaba Freire, o les ense?amos a instalarse con cordura en una conversaci¨®n social acostumbrada a la crispaci¨®n, el odio y la exclusi¨®n de minor¨ªas o de quienes piensan diferente?
Los trabajadores de la escuela p¨²blica, con sus posicionamientos sobre injusticias estructurales y en favor de la equidad (es decir, al servicio de toda la ciudadan¨ªa), hacen de cada clase la principal medida democr¨¢tica de una sociedad. Cuando fomentan el di¨¢logo, el respeto, la tolerancia o la solidaridad actualizan las ense?anzas que en creaciones como La sociedad de la nieve pueden explorarse seg¨²n las necesidades de cada tiempo: las que nos enlazan en eso que llamamos ¡°lo com¨²n¡±. Lo que siempre, como en la pel¨ªcula, nos salva la vida.
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