Alejandro Llano, semblanza de un fil¨®sofo de nuestro tiempo
Ejemplo de una bonhom¨ªa poco com¨²n, el antiguo rector de la Universidad de Navarra resultaba accesible a personas de toda condici¨®n
Quienes conozcan a Alejandro Llano por su biograf¨ªa saben ya muchos detalles de su persona. Pero, por amena que sea su lectura, Olor a hierba seca (2008) no refleja la huella que ha dejado entre quienes lo hemos tenido por maestro o amigo. Ejemplo de una bonhom¨ªa poco com¨²n, resultaba accesible a personas de toda condici¨®n. De esa cualidad tan suya nos beneficiamos especialmente sus colegas en la Universidad de Navarra. Para sus disc¨ªpulos ¡ªy ha tenido muchos¡ª ha sido siempre un referente no solo en el modo de hacer filosof¨ªa sino en el modo de reconocerla presente y operativa en los acontecimientos de nuestro tiempo.
La dedicaci¨®n a la metaf¨ªsica y a la teor¨ªa del conocimiento era en ¨¦l perfectamente compatible con la pasi¨®n por la cultura y un vivo inter¨¦s por todo eso que Arist¨®teles design¨® como ¡°la filosof¨ªa de las cosas humanas¡±. Su extensa bibliograf¨ªa incluye libros como Fen¨®meno y trascendencia en Kant (1973), que marc¨® un hito en los estudios kantianos en lengua espa?ola, o Metaf¨ªsica y lenguaje (1984), en el que analizaba la metaf¨ªsica impl¨ªcita en giro ling¨¹¨ªstico, pero tambi¨¦n otros como La nueva sensibilidad, que a finales de los a?os 80 anticipaba elementos del cambio cultural entonces asociado a la posmodernidad: la conciencia ecol¨®gica, el feminismo, los distintos movimientos emergentes en la sociedad civil.
Anticiparse: no ir a la zaga. En Llano reconocemos ese deseo de contemporaneidad que acompa?a como cosa natural a la juventud, pero que el paso de los a?os revela como aut¨¦ntica virtud. El diablo es conservador (2001) fue el provocativo t¨ªtulo que escogi¨® para reunir varios ensayos en los que atizaba aproximaciones a la realidad social o a la cultura te?idas de nostalgias restaurativas. Ning¨²n tipo de nostalgia -como no sea la nostalgia por su tierra asturiana natal- era aceptable para el fil¨®sofo que hab¨ªa dedicado su primer ensayo a explorar la cuesti¨®n del futuro. En El futuro de la libertad (1985), en efecto, Alejandro no pretend¨ªa cuestionar la existencia de la libertad en el futuro, sino afirmar categ¨®ricamente que el futuro pertenece a la libertad; una libertad que no se deja apresar por mecanismos causales, sino que se distingue, ante todo, por la capacidad de iniciar nuevos procesos.
No extra?a entonces que lamentara el modo en que la tecnocracia configurada por el ensamblaje de mercado y estado estaba erosionando lo que Husserl llama ¡°mundo de la vida¡±, terreno nativo de la cultura y la libertad. Por eso, entre otras cosas, escribi¨® Humanismo c¨ªvico (1999); o La universidad ante lo nuevo (2003), en la que reflexionaba sobre c¨®mo formar personas que no terminaran en la caricatura de los ¡°nuevos hombres¡± apuntada por Nietzsche y reiterada por Weber: ¡°especialistas sin esp¨ªritu, vividores sin coraz¨®n¡±. Al mismo prop¨®sito formativo se debi¨® su ¨²nica incursi¨®n en el campo de la ¨¦tica: La vida lograda (2002).
Lector infatigable encontraba en la literatura contempor¨¢nea un registro del alma humana, pero tambi¨¦n el palpitar del propio tiempo. A la vez, como metaf¨ªsico de raza, nunca dej¨® de lado impulso te¨®rico. Deseo, violencia y sacrificio. El secreto del mito seg¨²n Ren¨¦ Girard (2004) se adentra en la estructura tri¨¢dica del deseo presente en la teor¨ªa literaria de Girard y ofrece al lector una clave para interpretar el mundo que nos rodea desde la perspectiva del deseo; como antes lo hab¨ªa hecho desde el conocimiento, en El enigma de la representaci¨®n (1999).
Aprender a leer y a escribir: en esto cifraba Llano la misi¨®n principal de una facultad de letras, la puerta de entrada a una cultura humanista. En la trayectoria intelectual y vital de Alejandro Llano descubrimos adem¨¢s por qu¨¦ v¨ªas el humanismo se convierte en cercan¨ªa y humanidad; por qu¨¦ camino la vida del fil¨®sofo, afectada como toda vida humana, por El sue?o y la vigilia de la raz¨®n (2001) constituye pese a todo una vida lograda.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.