Par¨ªs y la venganza de los pobres
¡°El viejo Par¨ªs termin¨® (la forma de una ciudad/ cambia m¨¢s aprisa, ?ah!, que el coraz¨®n de un mortal)¡±. El famoso verso de Baudelaire ¨Cque tropezaba con las palabras como si fueran adoquines- le sirve al cirujano, editor y escritor Eric Hazan (1936) para arrancar un an¨¢lisis sobre los cambios hist¨®ricos de su ciudad, asociarlos a sus revueltas y contraponerlos con los que ¨¦l mismo ha presenciado.
As¨ª, por las p¨¢ginas de Par¨ªs en tensi¨®n, urbanismo e insurrecci¨®n en la ciudad de la luz (Errata Naturae) aparecen el paso de una ciudad iluminada por l¨¢mparas de aceite a una urbe en la que el gas lleva luz a los bulevares o la evoluci¨®n de la Avenida de los Campos El¨ªseos que ¡°evoca la secci¨®n de duty free de un aeropuerto internacional¡±. No todo es cruda actualidad. Tambi¨¦n hay referencias a acciones ciudadanas pasadas, como cuando, tras una epidemia que dej¨® diezmados a los habitantes de la calle de la Mortellerie, en 1835, estos se negaron a seguir viviendo en una calle cuyo nombre comenzase por ¡°Mort¡± y as¨ª, cambiaron el nombre por el de H?tel-de-Ville, que es el que conserva hoy.
Pero, m¨¢s all¨¢ de la ciudad y su cambio continuo, el verdadero protagonista del ensayo de Hazan son las revueltas que en su opini¨®n act¨²an m¨¢s de termostato de los cambios que de detonantes de los mismos: ¡°Tengo la convicci¨®n de que Par¨ªs sigue siendo lo que ha sido durante m¨¢s de dos siglos: el gran campo de batalla de la guerra civil en Francia entre arist¨®cratas y sans¨Cculottes ¨Cpoco importan los nombres que les podamos dar hoy-¡°.
As¨ª, a pesar de que ¡°la burgues¨ªa intenta desde siempre mantener la ilusi¨®n del ¡®juntos de la mano¡¯¡±, la realidad es que la ciudad se ha desarrollado en capas conc¨¦ntricas, como una cebolla, al ritmo de sus sucesivas murallas. Y ahora est¨¢ cerrada sobre s¨ª misma aunque trata de abrirse. ¡°La renovaci¨®n, como ellos la llaman, empuja a los pobres un poco m¨¢s all¨¢ de la circunvalaci¨®n¡±, pero esos empujones no son nuevos. Desde que el Gran Encierro de 1657 hizo desaparecer los pobres, los marginales y los locos del Hospital General, ¡°la acci¨®n conjunta de urbanistas promotores y polic¨ªas no ha cesado de empujar a los pobres, las ¡®clases peligrosas¡¯, cada vez m¨¢s lejos del centro¡±, cuenta. El resultado es un centro actual ficticio pero real: el Par¨ªs de los turistas, los lofts y los restaurantes de moda. ?Alguien encuentra un aire de familia en esa descripci¨®n?
?Cu¨¢ndo fueron expulsados del centro los obreros, los traperos y los mendigos? Se suele atribuir ese cambio al urbanismo de Haussmann, durante el Segundo Imperio (1859), pero Hazan lo ubica en los a?os 60 del siglo XX: ¡°Tras la brutal modernizaci¨®n del viejo capitalismo franc¨¦s, la especulaci¨®n urban¨ªstica tom¨® un nuevo rumbo. La industria desapareci¨® de Par¨ªs: era m¨¢s rentable construir viviendas burguesas donde hubo viejos talleres. Y todos los barrios del centro fueron sometidos a un proceso de expulsi¨®n-renovaci¨®n-realojo¡±. Par¨ªs se adelant¨® as¨ª a la gentrificaci¨®n que caracteriza hoy el centro de las viejas grandes ciudades. As¨ª, el ¡°valle de arroyos negros de barro¡° del que Balzac hablaba en la primera p¨¢gina de Pap¨¢ Goriot se ha convertido en ¡°un barrio peatonal de provincias o una Disneylandia para turistas cultos¡± a los ojos de Hazan.
Con una historia de revueltas detr¨¢s, al escritor le llama la atenci¨®n que este ¨²ltimo cambio haya sido silencioso. ¡°La purificaci¨®n ¨¦tnica y de clase se ha producido tranquilamente, sin otra violencia que, silenciosa y despiadada, la renovaci¨®n urbana y la subida de los alquileres¡±. As¨ª, Hazan advierte: ¡°La enfermedad que esta ciudad se arriesga a contraer es la del apartheid¡±. Y aunque anota tambi¨¦n el aburguesamiento de los barrios pobres, carga contra urbanistas y fuerzas de seguridad, ¡°demasiado incultos para saber que el viejo sue?o de encerrar Par¨ªs y vaciarlo de sus pobres, delincuentes, locos y extranjeros casi siempre acaba en una reacci¨®n violenta¡±. La realidad negada siempre acaba por vengarse.
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