Hacia un salto federal en Europa
Merkel parece haberse convencido de dar el paso y Sarkozy ya cita la palabra tab¨²
El pasado Consejo Europeo aprob¨® el Tratado de Estabilidad, Coordinaci¨®n y Gobernanza en la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria. Lo firmaron 25 de los 27 Estados miembros. De cara a la opini¨®n p¨²blica espa?ola, el hecho qued¨® oscurecido por la aguerrida declaraci¨®n del presidente Rajoy en Bruselas. Antes de que se secara la tinta de su firma, anunci¨® una cifra de d¨¦ficit que supon¨ªa enmendar lo escrito en funci¨®n de una decisi¨®n "soberana", no explicada hasta entonces. Con una pintoresca justificaci¨®n : "Ni pacto ni dejo de pactar", cuando a lo que se va a Bruselas es a pactar. La prueba es que dicha cifra ya ha sido modificada y lo ser¨¢ m¨¢s en funci¨®n de las reglas de coordinaci¨®n y gobernanza existentes. De momento, el desplante nos ha costado 5.000 millones de euros, por lo que habr¨ªa que ser prudentes a la hora de cantar victoria y no pretender resolver estas cuestiones echando ¨®rdagos de farol.
En realidad, el nuevo Tratado, pacto fiscal en los idiomas latinos y compact en su expresi¨®n inglesa ¡ªun tanto exagerada si se traduce literalmente¡ª, actualiza y amplia reglas existentes desde Maastricht. Tiene el valor de suponer un prop¨®sito de la enmienda de los dos pa¨ªses que m¨¢s contribuyeron a hacer saltar el anterior Tratado de estabilidad: Alemania y Francia. A la vez, tiene el defecto cong¨¦nito de no ser un Tratado comunitario al no haber sido firmado por Gran Breta?a ni por la Rep¨²blica Checa.
De momento, el desplante de Rajoy en Bruselas nos ha costado 5.000 millones de euros
Por eso, la negociaci¨®n del pacto fiscal ha consistido en esencia en tratar de hacerlo compatible con el marco existente. Una situaci¨®n parecida a la del viajero que se encuentra con que el enchufe de su ordenador no es compatible en otro pa¨ªs. Es posible resolver el problema con voluntad pol¨ªtica y t¨¦cnica adecuada, y en eso ha consistido la negociaci¨®n entre bastidores desde diciembre entre los Gobiernos, la Comisi¨®n y un activo Parlamento Europeo.
Los principales cambios que pueden permitir que el pacto fiscal pueda funcionar son los siguientes:
¡ªIncluir en el art¨ªculo 1? una clara referencia a los objetivos de crecimiento sostenible, empleo, competitividad y cohesi¨®n social.
¡ªLa coherencia con el m¨¦todo comunitario. El nuevo Tratado ser¨¢ de aplicaci¨®n "en la medida en que sea compatible con los Tratados y la Ley comunitaria" (art.2). El m¨¦todo comunitario se salvaguarda al preservar los derechos de la Comisi¨®n y el Parlamento en el desarrollo de los mecanismos a trav¨¦s de la legislaci¨®n secundaria.
¡ªEn los art¨ªculos 3? y 4? se han integrado las normas ya vigentes, adoptadas en el denominado paquete de 6 aprobado el pasado oto?o.
¡ªSe prev¨¦ un recurso al Tribunal de Justicia en caso de incumplimiento, que dar¨¢ abundante trabajo a los jurisconsultos.
¡ªEl Eurogrupo se configura cada vez m¨¢s como una cooperaci¨®n reforzada estable y se a?ade un nuevo art¨ªculo para que los Estados que han ratificado el pacto y no est¨¢n en el euro puedan participar en cumbres sobre implementaci¨®n del Tratado y mejora de la gobernanza como soluci¨®n de compromiso para los pr¨®ximos a?os.
¡ªEl pacto fiscal se debe integrar en el marco de los Tratados en el plazo de cinco a?os.
La pregunta que se plantea es si para este viaje se necesitaban esas alforjas. Ciertamente, las modificaciones son decisivas para que el pacto fiscal pueda funcionar. Pero la m¨¢s importante es, sin duda, su entrada en vigor el pr¨®ximo 1 de enero si 12 Estados de la zona euro lo han ratificado. Eso significa el fin de la unanimidad, es decir, del veto que ha convertido la ratificaci¨®n de los Tratados en una ruleta rusa al albur de lo que decida el m¨¢s reticente o remol¨®n.
De hecho, equivale al paso que se dio en el debate de la Constituci¨®n de Estados Unidos tras la Convenci¨®n de Filadelfia. All¨ª tambi¨¦n se plante¨® su entrada su vigor si dos tercios de los Estados la ratificaban, proporci¨®n similar a la requerida ahora. La batalla la gan¨® el Federalista, la serie de art¨ªculos que Publius public¨® en el Estado de Nueva York. Su autor principal fue Alexander Hamilton, nombrado secretario del Tesoro por Washington tras ser elegido Presidente. Con decisi¨®n puso en pie el sistema fiscal, asumi¨® las deudas de guerra de las ex colonias, emiti¨® bonos federales con inter¨¦s m¨¢s bajo y cre¨® el d¨®lar, el primer Banco federal y la Ceca.
En la Federaci¨®n a medio hacer en Europa, hay voces como el ministro Scha¨¹ble que proponen el salto federal. Parece haber convencido a la canciller Merkel. Incluso el presidente Sarkozy menciona la palabra tab¨², a la vez que entra en campa?a proponiendo desmantelar Schengen. El Consejo de Sabios alem¨¢n, citando a Hamilton, ha propuesto la mutualizaci¨®n de la deuda por encima del 60% en un fondo de amortizaci¨®n con condiciones. La Comisi¨®n est¨¢ trabajando en la propuesta de eurobonos, as¨ª como el Parlamento Europeo. Algunos proponemos desde hace tiempo este instrumento como forma de cooperaci¨®n reforzada y arma solidaria. Su creaci¨®n permitir¨ªa que el pacto fiscal sea de verdad compacto.
Enrique Bar¨®n Crespo fue presidente del Parlamento Europeo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.