Los enigmas de la alta costura
Hoy terminan los desfiles de alta costura en Par¨ªs La disciplina se basa en oficios artesanales que tienen amenazada su supervivencia
La presentaci¨®n de las colecciones de alta costura primavera/verano 2013 termina, otra vez, con m¨¢s preguntas que respuestas. Aunque no hay duda m¨¢s acuciante que esta: ?qu¨¦ es la alta costura hoy?
La concepci¨®n cl¨¢sica del sistema de la moda, tal como lo defini¨® Giles Lipovetsky en El imperio de lo ef¨ªmero, lo articula en dos industrias: la alta costura y la confecci¨®n industrial en serie, llamada pr¨ºt-¨¤-porter. La segunda, una suerte de hija que se nutre de la primera. Una jerarqu¨ªa y autoridad que se vino abajo cuando, a partir de los a?os sesenta, el pr¨ºt-¨¤-porter fue creciendo y ganando m¨²sculo gracias al atrevimiento de tipos como Yves Saint Laurent. As¨ª logro independizarse de la madre y revelarse como una opci¨®n m¨¢s moderna, rentable y efectiva. M¨¢s adaptada a su tiempo. Pasa en las mejores familias.
En los a?os noventa la alta costura se marchitaba. Queda mal decirlo, pero los desfiles del una vez moderno Yves Saint Laurent eran interminables y sopor¨ªferos. Lo cuentan los que all¨ª estaban, porque quien esto escribe se dedicaba a pelearse con la adolescencia en aquella ¨¦poca. Gianni Versace fue de los primeros en comprender el potencial oculto en aquellos caducos desfiles. Dado que aquellas colecciones -caras, artesanales y a medida- no ten¨ªan ni la menor oportunidad comercial en el mercado, ?por qu¨¦ no aprovecharlas para hacer un producto completamente de imagen? Convertirlo en un teatro, que era una de las grandes pasiones de Versace.
Con la llegada de John Galliano a Dior en 1996, el mayor grupo de la industria del lujo se sum¨® a la idea y alent¨® a sus j¨®venes creadores a tomar aquello como una ocasi¨®n para desatar su fantas¨ªa y su excentricidad. Lo hizo con el brit¨¢nico y tambi¨¦n con su compatriota Alexander McQueen en Givenchy. Como si fueran un caro videoclip o un anuncio, las colecciones de alta costura se vieron reducidas a dos clich¨¦s muy repetidos en la ¨¦poca: eran un ¡°laboratorio de ideas para otras l¨ªneas¡± y ¡°serv¨ªan para comunicar un sue?o al que luego se acced¨ªa comprando productos mucho m¨¢s baratos¡±.
La f¨®rmula funcion¨® durante un tiempo, pero no para todo el mundo. En 2004, Versace dej¨® de hacer desfiles de alta costura y en 2002 con la retirada del maestro, Saint Laurent cerr¨® por completo la divisi¨®n. La alta costura volv¨ªa a languidecer pero en 2005, Giorgio Armani se tir¨® al agua dispuesto a nadar contra la corriente. Cre¨® Armani Priv¨¦, seg¨²n dijo, para atender a una demanda real de sus clientas. Fue la primera vez en mucho tiempo en la que se volvi¨® a hablar del consumidor final de este producto y no solo de su valor promocional.
Tres a?os despu¨¦s, mientras las bolsas ca¨ªan, las casas de alta costura hablaban de un crecimiento r¨¦cord en sus cifras. Givenchy, que fich¨® en 2005 a Riccardo Tisci, hab¨ªa aumentado sus pedidos en un 80%. Dior y Chanel, en un 40%. Aquello ten¨ªa poco sentido y en 2009 volvi¨® la incertidumbre. Christian Lacroix cerr¨® por bancarrota y la curva volvi¨® a emprender el descenso. ¡°En este momento de crisis, no estamos insistiendo a las casas para que hagan desfiles¡±, reconoc¨ªa Diddier Grumbach, presidente de la Federaci¨®n Francesa de la Alta Costura, a este peri¨®dico. ¡°Lo importante es que sigan recibiendo pedidos. Las presentaciones no son imprescindibles¡±. ¡°Con la crisis, sufrimos las consecuencias de lo peor que tiene el ser humano: la avaricia. La alta costura, en cambio, muestra lo m¨¢s bello de lo que es capaz¡±, me dec¨ªa entonces el presidente de Dior, Sidney Toledano.
Lo menguante del calendario era una realidad incontestable, reducida a poco m¨¢s de una decena de firmas, la alta costura quiso engordar con recursos m¨¢s o menos leg¨ªtimos. Hace un lustro, para participar en la cita era necesario cumplir con las estrictas condiciones que la c¨¢mara sindical impon¨ªa para otorgar esa distinci¨®n. Ante la certeza de que la presunta ¡°semana¡± iba camino de convertirse en una ¡°jornada¡± por las bajas, el organismo empez¨® a relajar sus demandas y a fomentar la entrada de dise?adores de pr¨ºt-¨¤-porter. Porque si en la pasarela de alta costura faltaba gente, en la de pr¨ºt-¨¤-porter sobraba. Lo atestado del calendario de desfiles convencionales hac¨ªa muy dif¨ªcil que los dise?adores menos conocidos captaran el inter¨¦s de los editores y compradores. De ah¨ª que Alexis Mabille o Bouchra Jarrar est¨¦n hoy incluidos en la una cita de costura cuando sus dise?os no lo son. Un caso distinto es el de Giambattista Valli, un creador que presentaba pr¨ºt-¨¤-porter desde 2005 y que en 2011 a?adi¨® una l¨ªnea de costura para atender a sus c¨¦lebres clientas.
En todo caso, la zozobra no se disip¨® del todo y hace tres a?os conviv¨ªan dos l¨ªneas de pensamiento opuestas. Por un lado, estaban los que cre¨ªan que la progresiva sofisticaci¨®n de algunas firmas de pr¨ºt-¨¤-porter, como Lanvin o Balmain, com¨ªa el terreno a la costura. Entre ellos, por ejemplo, ?scar de la Renta. ¡°La alta costura se ha vuelto completamente irrelevante¡±, declar¨® en 2010 a Wall Street Journal. ¡°Ni siquiera es necesaria para promocionar la marca. Los clientes son listos. Saben que un vestido de boda de 10.000 d¨®lares ser¨¢ tan bonito como uno de un mill¨®n. Tal vez, no est¨¦ igual de bien terminado, pero ?a qui¨¦n le importa?¡±.
Por otro, estaban los que confiaban en la llegada de un nuevo cliente procedente de las econom¨ªas emergentes. En 2010, el 30% de los compradores ya proced¨ªan de los Emiratos ?rabes. Las cifras que las casas proporcionan son imposibles de contrastar, pero para 2011 volv¨ªan a ser te¨®ricamente crecientes. Valentino, con nuevos dise?adores, subi¨® un 80% sus ventas mientras que Givenchy, con Tisci ya muy establecido, se quedaba en un contenido 5%. La estrategia de inflar el calendario dio sus frutos y Grumbach me contaba ufano que incluso se planteaban ampliarlo uno o dos d¨ªas.
Con este embrollado precedente llegamos a enero de 2013. Hay, en efecto, un d¨ªa m¨¢s presentaciones; Versace volvi¨® hace un a?o a mostrar en p¨²blico sus colecciones; Vionnet celebr¨® su centenario con una nueva l¨ªnea de ¡°semi costura¡±; Ulyana Sergeenko entrega su segunda colecci¨®n diriga a una nueva generaci¨®n rusa; Dolce&Gabbana firm¨® el 24 de enero su segunda incursi¨®n en el oficio y Elie Saab factura m¨¢s por este negocio que por el de pr¨ºt-¨¤-porter. En cambio, Givenchy, que desde 2010 hab¨ªa exhibido en un formato de presentaci¨®n est¨¢tica en lugar de un desfile, se ha dado de baja. Entonces, ?en qu¨¦ estado est¨¢ la costura? Y, sobre todo, ?qu¨¦ demonios es la alta costura?
A lo largo de estos tres d¨ªas en Par¨ªs, se han propuesto varias respuestas. Una bastante generalizada recupera la idea de la alta costura como un espacio mitificado, un ed¨¦n en el que proyectar sue?os y no necesidades reales. Hasta tres de las principales colecciones han tomado como tema el jard¨ªn y han explorado el concepto de la feminidad asociada a la naturaleza y en especial a las flores. En Valentino, Maria Grazia Chiuri y Pier Paolo Piccioli proponen ¡°un jard¨ªn encantado, con el blanco di¨¢fano de un sue?o que escapa al momento del despertar dejando sensaci¨®n de estupor¡±. En Dior, Raf Simons invoc¨® a la ¡°propia idea de la primavera¡±. En Chanel, Karl Lagerfeld rode¨® de ¨¢rboles a ¡°damas venenosas y rom¨¢nticas de una belleza irreal¡±. No es casualidad que El sue?o de una noche de verano haya sido la obra m¨¢s mencionada en estos d¨ªas cubiertos de nieve.
El jard¨ªn m¨¢s espectacular de los que se han construido estos d¨ªas fue el de Chanel. Ayer, en un espacio mucho m¨¢s ¨ªntimo los vestidos ofrec¨ªan otra respuesta a las mismas preguntas. Los salones de rue Cambon en los que Coco Chanel instal¨® su apartamento, su firma y sus talleres estaban abriertos a visitas para presentar una colecci¨®n que la compa?¨ªa llama M¨¦tiers d¡¯art. Se trata de una l¨ªnea anual que quiere promocionar el trabajo de los ocho talleres artesanales que la firma empez¨® a comprar en 2001 para asegurar su supervivencia. De paso, se pod¨ªan contemplar de cerca los trajes de alta costura presentados el d¨ªa anterior. Piezas que confeccionan ¨Cpara esta casa y para las dem¨¢s- esos mismos artesanos.
Al acariciar las diminutas lentejuelas blancas que componen un bordado de an¨¦monas sobre un mar negro, uno comprende que la alta costura tambi¨¦n son una serie de oficios manuales que se pierden. La dedicaci¨®n con la que los bordadores de Lesage y Monteux han confeccionado esos exquisitos motivos se nota en la absoluta perfecci¨®n del acabado. Esas cuentas tan perfectamente alineadas, esos p¨¦talos de encaje cortados con suma delicadeza en Lemari¨¦ para el tejido no se deshaga y mantenga la forma de una hoja¡ son t¨¦cnicas y trabajos que no pertenecen a este tiempo tosco y olvidadizo. El auge del pr¨ºt-¨¤-porter hizo desaparecer centenares de estos talleres y hoy quedan pocos m¨¢s que los que Chanel controla.
En el estudio de Fran?ois Lesage, el bordador m¨¢s famoso de Par¨ªs que muri¨® en diciembre de 2011, se guarda un archivo de un incalculable valor hist¨®rico: 60.000 muestras de bordados creados para las principales casas de costura durante m¨¢s de un siglo. En 2008, el apasionado Lesage me dec¨ªa. ¡°La alta costura es una cultura, una filosof¨ªa. Pero el perfume se ha ido, ahora todo el mundo usa colonia. Decid¨ª vender a Chanel para asegurar el futuro del oficio que amo¡±. Hubert Barr¨¨re, el actual director creativo de Lesage, se enfrenta al reto de modernizarlo. ¡°Tenemos que hacer que los grandes creadores del ma?ana se familiaricen con las t¨¦cnicas de la alta costura¡±, contaba el a?o pasado. ¡°Por nuestra casa y por la moda en general. La transmisi¨®n del saber es fundamental¡±.
Junto a estas dos respuestas, el sue?o y la artesan¨ªa, hay que colocar la tercera. M¨¢s obvia y pragm¨¢tica: la alta costura es un sello. Un argumento de venta. Con una industria saturada de desfiles, marcas e informaci¨®n es un elemento que permite distinguirse del resto. La firma de zapater¨ªa Roger Vivier decidi¨® promocionar su cercan¨ªa con esta disciplina con la llegada de Bruno Frisoni, desde 2003 su director creativo. Despu¨¦s de todo, esta es la marca que calz¨® el New Look de Dior en 1947. Para celebrar el d¨¦cimo aniversario de Frisoni en la casa, Vivier ha recuperado algunos de sus zapatos m¨¢s emblem¨¢ticos de la era dorada de la alta costura y los ha reinterpretado. ¡°En los a?os que llevo en este negocio nunca se ha dejado de anunciar la muerte de la alta costura¡±, me contaba en una ocasi¨®n. ¡°Pero estamos m¨¢s bien ante una evoluci¨®n de este modelo, como en el cine¡±.
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