La cadena invisible del dinero
Nuestra relaci¨®n con ¨¦l no suele ser buena, se debate entre el amor y el odio Olvidarse de los prejuicios y saber c¨®mo funciona se necesita para no caer en n¨²meros rojos
La relaci¨®n de las personas con el dinero no suele ser buena, porque de peque?os aprendimos que es un tema del que no hay que hablar, o algo peor: la fuente de todos los males. De modo que lo que hicimos fue¡ ?ignorarlo! Pero, ya adultos, el dinero se hizo presente en casi cada acto de la vida y ahora no sabemos nada de c¨®mo ganarlo, gastarlo, ahorrarlo, invertirlo¡ Somos analfabetos financieros, y ah¨ª empiezan los problemas. Cometemos errores de bulto, elementales, debido a esa mala educaci¨®n, y reforzamos creencias sobre el dinero que, adem¨¢s de no ser verdad, arruinan a las personas. Todos mantenemos una relaci¨®n con el dinero, tengamos el que tengamos. Estamos hablando de c¨®mo se siente una persona cuando piensa o habla de ¨¦l. A unas personas les cae mal, y a otras, bien; y la mayor¨ªa tiene una relaci¨®n de amor-odio, porque todo el mundo lo quiere, pero la mayor¨ªa est¨¢ enfadada porque no tiene el suficiente. En cualquier caso, es necesario tener claros ciertos conceptos para evitarnos problemas.
Llevarse bien con el dinero es importante. Cuando una persona se enemista con alguien o simplemente est¨¢ enfadada, la otra persona lo reh¨²ye. Con el dinero ocurre igual. Si una persona declara: ¡°El dinero no es importante para m¨ª¡±, el resultado m¨¢s frecuente suele ser n¨²meros rojos en su cuenta bancaria.
Dinero: un buen siervo, pero un mal amo¡± (Alejandro Dumas)
Cuando las personas hablan mal del dinero, o se sienten mal cuando piensan en ¨¦l, o critican a quienes lo tienen, se est¨¢n negando la posibilidad de tenerlo alg¨²n d¨ªa. El inconsciente toma nota y establece una protecci¨®n de lo que se le presenta como un problema y, en consecuencia, lo rechaza. Y la persona empobrece poco a poco.
Tal vez es hora de hacer las paces con el dinero. No se trata de alimentar la codicia o la avaricia, sino de resolver un problema muy frecuente. El dinero tiene su importancia; es vital, por ejemplo, para sacar adelante a una familia. Y resulta que no hemos dedicado tiempo para aprender c¨®mo funciona y cu¨¢les son sus reglas.
Conciencia y capital
Los problemas financieros son fruto del divorcio entre valores y dinero. A menudo se oye hablar de: ¡°estudios con salida¡±, ¡°negocios rentables¡±, ¡°trabajos seguros¡±¡, pero ?d¨®nde est¨¢ el coraz¨®n?, ?y la vocaci¨®n?, ?qu¨¦ ha pasado con la pasi¨®n? Nos hemos olvidado de vivir por un sue?o, de ingresar en la econom¨ªa de la ayuda a otros, de la emprendedur¨ªa social¡ son conceptos ¨²tiles y, adem¨¢s, son ?rentables! Cuando alguien se centra solo en ganar dinero, se puede comprobar que gana muy poco dinero; y al rev¨¦s, cuando alguien se dedica a hacer el bien, y lo hace bien, desde lo que ama y le apasiona, le va muy bien con el dinero. Trabajar solo por dinero es ruinoso. No deja de sorprender que el 80% de la poblaci¨®n trabaje en ocupaciones que no ama; incluso, en algunos casos, que detesta. Justificarlo con ¡°necesito el dinero¡± no es suficiente. No al menos en el largo plazo, en el que las personas deber¨ªan situarse en trabajos que amen y les apasionen. Es la ¨²nica receta para la realizaci¨®n y la prosperidad que conozco. De existir, en la Escuela de Dinero podr¨ªamos aprender a ganarlo desde los valores y a gastarlo desde la consciencia, a valorar m¨¢s la vida y las personas que las cosas.
LibroS
¨C ¡®Los secretos de la mente millonaria¡¯, de Harv Eker (Ediciones Sirio).
¨C ¡®Padre rico, padre pobre¡¯, de Robert Kiyosaki.
Pel¨ªculas
¨C ¡®Loca por las compras¡¯ (¡®Confessions of a shopaholic¡¯), de P. J. Hogan.
¨C ¡®Millones¡¯ (¡®Millions¡¯), de Danny Boyle.
El punto de partida es la mente, las ideas y su reflejo en los comportamientos. Cada euro que tenemos en el billetero nace de una creencia, de un paradigma, de una emoci¨®n, de un h¨¢bito, de un conocimiento, de un talento o una habilidad¡ Es la ¡°cadena invisible del dinero¡± que convierte lo que sabemos de ¨¦l en la cantidad que tenemos.
Examinemos algunas de las peores creencias que hemos encontrado y que perjudican la econom¨ªa de las personas: el dinero es fuente de problemas. El dinero te estropea, te hace mala persona y ego¨ªsta. No se gana dinero haciendo lo que gusta. El dinero no te hace feliz. Para que alguien gane dinero, otro ha de perderlo. No es posible tener dinero y ser espiritual o buena persona. Todos los ricos son malas personas o roban¡
No hay suficiente espacio aqu¨ª para aclarar estos prejuicios sobre el dinero, pero animamos a cualquiera a reflexionar sobre estas p¨¦simas recetas financieras. Es obvio que, estando de acuerdo con todo, o con algo, de lo mencionado anteriormente, uno se sienta molesto o enfadado con el dinero. Y cuando uno se enfada con ¨¦l, como el dinero tiene amor propio, ya sabemos qu¨¦ ocurrir¨¢: s¨ª, ?se ir¨¢ a otro lado!
El ¨¦xito financiero es una ciencia, aunque no exacta, que todos podemos aprender, porque deja pistas y tiene referentes. Y sigue unas reglas que est¨¢n escritas en infinidad de libros. Tal vez alg¨²n d¨ªa exista una asignatura sobre este tema en la escuela con una formaci¨®n elemental que ense?e a emprender y vincule valores y dinero, algo que se tratar¨¢ al final del art¨ªculo.
Tambi¨¦n, aunque hay que buscar m¨¢s por ser menos frecuentes, se encuentran creencias que benefician la prosperidad de las personas: ¡°Donde est¨¢ tu pasi¨®n est¨¢ tu fortuna. La econom¨ªa mejora cuando la persona mejora. Reaprender es la mejor inversi¨®n en uno mismo. El mayor activo financiero es la habilidad para crear ingresos. La llave a la libertad financiera es un negocio propio. El dinero te da libertad, la felicidad te la das t¨²¡¡±.
Pensar es el trabajo m¨¢s importante que existe¡± (Henry Ford)
Para resumir se debe se?alar que las dos listas de creencias (a favor y en contra) conducen a las personas a unos resultados muy diferentes. En un caso se cambia tiempo por dinero; en el otro, conocimiento por dinero. Como uno es limitado y el otro ilimitado, los resultados son muy diferentes.
En la formaci¨®n reglada te animan a trabajar, pero no a ganar dinero; en las facultades te ense?an una profesi¨®n, pero no a vivir de ella¡ para cubrir ese detalle tan importante hay que buscarse la vida fuera del circuito convencional. La propuesta es que las personas se formen m¨ªnimamente en marketing y ventas, emprendedur¨ªa, y que aprendan las diferencias entre gasto e inversi¨®n, deuda buena y mala, ingresos residuales y ganados, flujo de caja y plusval¨ªa, activo y pasivo, autoempleo y negocio¡
La inteligencia financiera es un subproducto de la educaci¨®n financiera: a m¨¢s educaci¨®n, m¨¢s inteligencia. Para desarrollar esa inteligencia (percibir diferencias sutiles) es indispensable formarse y entender conceptos econ¨®micos b¨¢sicos. Leer libros de gesti¨®n del dinero ayuda. Porque en la escuela no nos ense?aron nada sobre el dinero, y en casa, casi siempre, tampoco.
Nunca he dejado que
la escuela interfiriera
en mi educaci¨®n¡±
(Mark Twain)
Pero adem¨¢s debemos tener en cuenta que las palabras sirven para describir la realidad, y ahora sabemos que tambi¨¦n para transformarla. ?C¨®mo? Si alguien quiere cambiar sus experiencias, ha de cambiar las palabras que usa. Somos nuestras palabras, lo que decimos (y, por tanto, creemos). Nuestro vocabulario nos define, nos retrata. Se puede comprobar que las personas felices y las pr¨®speras hablan un dialecto propio, y las que no lo son tambi¨¦n tienen el suyo.
Las palabras son herramientas que pueden hacernos ricos o pobres: son una palanca para ambas cosas. Podr¨ªamos decir que las palabras son gratuitas, pero pueden costarnos dinero. Palabras pobres, resultados pobres. Palabras pr¨®speras, resultados pr¨®speros. La pobreza tiene un vocabulario, y la ri??queza, otro.
Por ejemplo, hay palabras muy pobres, como: f¨¢cil, dif¨ªcil, suerte, imposible, fracaso, intentar, miedo, crisis, subvenci¨®n, problema¡ Y palabras muy pr¨®speras, como: misi¨®n, compromiso, servir, confianza, crear, pasi¨®n, talento, oportunidades, aprender, idea, soluci¨®n¡ Por las palabras y expresiones de una persona podemos imaginar sus creencias, y no es arriesgado decir que el vocabulario condiciona nuestra prosperidad porque refleja en qu¨¦ creemos y c¨®mo y por qu¨¦ luchamos.
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