Boston, el otro Silicon Valley
Es una ciudad en boca de todos por los recientes atentados. Pero tambi¨¦n un ecosistema con enorme capacidad de crear valor, atraer talento y generar riqueza Desde emblemas como Harvard hasta el MIT, este es?un viaje por los escenarios m¨¢s innovadores de un lugar que est¨¢ dando forma al tiempo que vivimos
Subirse a la l¨ªnea roja del metro de Boston, que va desde el centro hasta la Universidad de Harvard y al Massachusetts Institute of Technology (MIT), no tiene demasiada gracia. Vagones correctos para los est¨¢ndares americanos y muy cutres para los europeos que se abarrotan en hora punta como en todas partes, y donde la gente viaja reconcentrada en sus asuntos como en todas partes. Solo una cosa cambia: los anuncios. Para empezar, las empresas todav¨ªa quieren contratar gente y, por lo que piden, no parecen muy interesadas en el curr¨ªculo ni en las cartas de recomendaci¨®n del candidato. Veamos: ¡°Si eres capaz de resolver esta ecuaci¨®n, ll¨¢manos¡±, dice un cartel que muestra una f¨®rmula infinita y de resoluci¨®n imposible para buena parte del g¨¦nero humano. ¡°Si puedes mejorar esta l¨ªnea de c¨®digo, ll¨¢manos. Te contratamos¡±, reza otro. En ambos se dejan los n¨²meros de tel¨¦fono sin m¨¢s protocolo ni misterio. Tambi¨¦n hay otro tipo de anuncios: ¡°Si crees que tienes una depresi¨®n, te pagamos 200 d¨®lares para que participes como voluntario en los ensayos cl¨ªnicos de un nuevo f¨¢rmaco¡±. ¡°Aqu¨ª se podr¨ªa vivir solo de participar en experimentos de todo tipo¡±, asegura Vicky Puig, neurocient¨ªfica, con casi seis a?os y medio trabajando en el Picower Institute for Learn and Memory, uno de los mejores centros de neurociencia del mundo, situado en el coraz¨®n del MIT.
En una manzana se encuentran los sitios donde est¨¢ cambiando la vida humana tal y como la hemos conocido hasta ahora¡±
Precisamente frente al Picower Institute, en el edificio 32 de la calle Vassar, cay¨® el polic¨ªa que muri¨® en el tiroteo que se produjo en el MIT mientras se persegu¨ªa a los sospechosos del atentado del marat¨®n de Boston del pasado 15 de abril. Ahora velas y flores recuerdan al agente Collier. Esa noche la polic¨ªa pidi¨® a los estudiantes e investigadores que no salieran de sus casas porque la situaci¨®n era ¡°activa y peligrosa¡±. Algunos de ellos estaban inscritos en la carrera y hab¨ªan visto el terror muy de cerca. No pocos decidieron pasar las horas de encierro y miedo en su laboratorio. ¡°Si tienes un experimento complicado en marcha, como es mi caso, no lo puedes abandonar¡±, se explicaba alguien en ?Twitter bajo el ?hasgtag #MITstrong (MIT fuerte). A pocos metros del altar improvisado est¨¢, seg¨²n las palabras de Pere Estupiny¨¤, bioqu¨ªmico y divulgador que tambi¨¦n ha pasado por el MIT, ¡°el rinc¨®n m¨¢s interesante del planeta¡±. ¡°Desde la plaza Kendall puedes ir andando hasta los sitios donde se est¨¢ cambiando la vida humana tal y como la hemos conocido hasta ahora: el Broad Institute, el mejor instituto de gen¨¦tica del mundo; el Koch, uno de los mejores de oncolog¨ªa; el Ray & Maria Stata Center, el gran laboratorio de inteligencia artificial, y el Media Lab, donde se hacen los grandes experimentos sobre la relaci¨®n de los humanos con las m¨¢quinas. Todo est¨¢ en una manzana¡±.
El metro se dirige a una zona geogr¨¢fica con una alt¨ªsima concentraci¨®n de Premios Nobel por metro cuadrado. En el MIT, 78; en Harvard University, 44; en Boston University, 5. Si estudias en el Boston area (que incluye el centro de Boston y Cambridge), lo m¨¢s normal es que tengas un profesor galardonado con un Premio Nobel. Te puede pasar si vas a Northeastern University, Tufts University o Brandeis University; pero si haces un m¨¢ster o un doctorado en el Koch Institute, el Broad Institute o el Picower Institute, donde trabaja Vicky Puig, es probable que acabes investigando en uno de los equipos de un premio Nobel. Y siempre se traen algo gordo entre manos. Es muy posible que la cura del c¨¢ncer o el alzh¨¦imer salgan de uno de estos laboratorios a lo largo de este siglo. Para todo cient¨ªfico de ¨¦lite, la m¨¢xima ambici¨®n es llegar aqu¨ª.
El ¨¢rea de Boston, como Silicon Valley en California, se ha convertido en el lugar que a muchos les gustar¨ªa replicar, copiar, reproducir, llam¨¦mosle X en sus pa¨ªses. ¡°The place to be¡±, que dicen los estadounidenses. Un ecosistema con una enorme capacidad de crear valor, atraer talento y mover dinero. Much¨ªsimo dinero. Solo hay que ver los enormes edificios que grandes farmac¨¦uticas est¨¢n levantando en el coraz¨®n del MIT, a costa ¨Cse dice¨C de cerrar parte de sus oficinas en Europa. ¡°Novartis, Sanofi, Pfizer y Genzyme son algunas de las grandes empresas que han abierto sede en lo que algunos llaman ahora Genetown (algo as¨ª como la ciudad de los genes), donde se concentra todo lo que vale y brilla de la biotecnolog¨ªa, la industria farmac¨¦utica y la de equipos m¨¦dicos¡±, explica Jes¨²s G¨®mez-Navarro, jefe de investigaci¨®n cl¨ªnica de Takeda/Millennium, la compa?¨ªa japonesa l¨ªder en investigaci¨®n oncol¨®gica tambi¨¦n ubicada en Cambridge.
Si California aduce su buen clima para atraer a los mejores cerebros de las ciencias de la computaci¨®n, Boston no puede sacar pecho por ese motivo. Acaba de empezar la primavera y uno se hiela paseando por sus calles. La nieve acumulada en las escaleras de la biblioteca central del campus de Harvard da fe de un invierno crudo y largo. La tesis del sol californiano que atrae a los geeks a San Francisco se desmonta en los campus de Cambridge. ?Qu¨¦ tiene Boston para que toda esta inteligencia haya llegado y se quiera quedar aqu¨ª? Seg¨²n el diario The Boston Globe, estamos en el ¨²nico sitio donde la gente se cambia de trabajo y ni siquiera tiene que mover su plaza de garaje.
Paul Graham, un estudioso de c¨®mo se forman estos cluster (racimo) de conocimiento en Estados Unidos, dice que ¡°Boston tiene suficiente personalidad para atraer a gente inteligente¡±. En su art¨ªculo Why start-up condense in America? (?Por qu¨¦ las start-up se condensan en Am¨¦rica?) intenta explicar por qu¨¦ hay muchas empresas start-up en Boston y Silicon Valley y muy pocas en Chicago y Miami. Seg¨²n su teor¨ªa, Boston es ¡°una ciudad hist¨®rica, con pedigr¨ª creativo y aires europeos que hace que tanto la gente de ciencia como los de dinero se sientan c¨®modos y crean que han encontrado su sitio. Para crear un Boston o un Silicon Valley hay que juntar dinero e inteligencia en el mismo lugar. Y que todo esto est¨¦ muy cerca de universidades de ¨¦lite: Stanford en Silicon Valley, Harvard y el MIT en Boston¡±.
¡°Eso es cierto, pero el alcalde tambi¨¦n se ha ocupado de darles a estos chicos una vida que les guste para que se queden aqu¨ª. Esta es una ciudad donde se puede andar, es una maravilla, con un transporte p¨²blico bastante decente¡±, opina Jes¨²s. Habla del dem¨®crata Tom Menino, que ha convertido Boston en la tercera ciudad m¨¢s verde de Estados Unidos. Seg¨²n la tesis de Graham, un intelectual nunca se ir¨ªa a vivir a una ciudad despersonalizada donde hubiera que coger el coche para ir a por el pan.
¡°Aqu¨ª hay una combinaci¨®n de cosas: gente muy talentosa, muchos recursos y la mentalidad de querer crear algo que suponga un beneficio a la sociedad, hay una gran cultura de devolver a la sociedad lo que ha invertido en ti¡±, opina la neurocient¨ªfica Vicky Puig.
Es la tercera ciudad m¨¢s verde de EE UU.
El alcalde se ha ocupado de dar a estos chicos una vida que les guste para que se queden aqu¨ª¡±
Las metas cient¨ªficas son ambiciosas, la gente habla de curar el c¨¢ncer y el alzh¨¦imer, de restituir el mecanismo de la memoria, y se invierte con ese nivel de riesgo. ¡°La existencia de una red de investigadores, inversores, emprendedores, ejecutivos de empresa, proveedores de servicios¡ ?aumenta las probabilidades de lograr objetivos dif¨ªciles, como pueden ser una terapia o un nuevo procedimiento diagn¨®stico¡±, reflexiona el investigador Jes¨²s G¨®mez-Navarro. ¡°La conciencia es tan fuerte que el Ayuntamiento de Cambridge promueve desde hace dos a?os el Paseo de la Fama del emprendedor¡±.
El jefe de Vicky Puig intenta registrar la patente de un test cognitivo. Pero es un cient¨ªfico cl¨¢sico con pocas habilidades en el mundo de la empresa. ¡°Como el MIT est¨¢ interesado en el asunto, le paga a dos expertos que est¨¢n en su despacho cada dos por tres para sacar adelante la patentaci¨®n; ¨¦l solo nunca llegar¨ªa al final del proceso, pero aqu¨ª no dejan escapar ninguna oportunidad de negocio¡±, cuenta ella.
Los investigadores b¨¢sicos trabajan con ingenieros, con bioinform¨¢ticos. Gente que r¨¢pidamente consigue aplicar la ciencia b¨¢sica a la realidad. De la teor¨ªa se pasa en un segundo a la pr¨¢ctica, del mismo modo que de la academia a la industria se llega andando media manzana. ¡°El MIT lleva el v¨ªnculo con la empresa en su ADN¡±, explica el bioqu¨ªmico Estupiny¨¤. Cient¨ªficos como el ingeniero Robert Langer, que dirige uno de los mayores laboratorios del MIT y tiene unas 600 patentes registradas, no se quedan satisfechos con la publicaci¨®n del paper como muchos otros cient¨ªficos, ellos quieren hacerlo realidad¡±.
En los laboratorios, los estudiantes tambi¨¦n encuentran algo m¨¢s que equipos de ¨²ltima generaci¨®n y compa?eros tan superdotados como ellos. ¡°Se llama meritocracia, y no es exclusivo de Cambridge, pero este es un sitio donde es habitual reconocer al que m¨¢s aporta y hacerlo muy r¨¢pido. No hay derechos adquiridos. La gente que ha llegado a lo m¨¢s alto tiene que seguir generando valor para mantenerse ah¨ª. No se tolera mucho el ¡®Yo soy X¡¯ o ¡®Yo he llegado aqu¨ª hace 20 a?os¡¯. Ya puedes ser PHD [doctor]. Da igual. Todo el mundo te va a preguntar cu¨¢l es tu trabajo, cu¨¢l es el impacto de tus publicaciones. Hay una meritocracia muy activa, y eso fuerza a todo el mundo a mantenerse en movimiento¡±, apunta Jes¨²s, que cuenta que por primera en su vida profesional sus jefes ¨Clos gestores de los proyectos¨C son onc¨®logos como ¨¦l: ¡°?Sabes el tiempo que he perdido en mi vida explicando cosas a gente que no entend¨ªa lo esencial sobre lo que deb¨ªa tomar una decisi¨®n?¡±.
La log¨ªstica combinada con ¡°una pol¨ªtica migratoria inteligente¡±, que, seg¨²n Graham, consiste en captar a los mejores all¨¢ donde est¨¦n y becarlos, acaba de redondear la f¨®rmula. Si en Harvard las matr¨ªculas cuestan una fortuna y el ambiente es elitista, en el MIT m¨¢s del 50% de los estudiantes son hijos de personas que nunca han pisado la universidad (el 61% de los no graduados recibi¨® una beca en 2013). Si en Harvard se reciben muchas donaciones de los exalumnos, en el MIT se recibe mucho dinero del Gobierno para financiar centros de investigaci¨®n que sirven a la NASA y al Ej¨¦rcito. ¡°Si llega un chico indio avalado como el mejor en matem¨¢ticas de su promoci¨®n, el MIT lo beca sin pensarlo dos veces. Se lo pagan todo. Es como un fichaje en el f¨²tbol, que luego se va a amortizar¡±.
La profusi¨®n de cerebros privilegiados en tan poco espacio supone una presi¨®n dif¨ªcil de aguantar. ¡°Hay mucha ambici¨®n por ser los mejores, los que llegan al MIT han sido siempre el n¨²mero uno de sus colegios y de repente llegan a un sitio donde el list¨®n es much¨ªsimo m¨¢s alto, y ya no es tan f¨¢cil ser la estrella¡±, cuenta Pere Estupiny¨¤. La pol¨ªtica de prevenci¨®n de suicidios del MIT es una de las m¨¢s exhaustivas, casi con un psicoterapeuta de cabecera por estudiante y un d¨ªa, casi siempre el lunes, en que se les recomienda no entrar al laboratorio e ir a dar un paseo al aire libre.
¡°A los undergraduates les inculcan que han venido aqu¨ª a cambiar el mundo. Los profesores se lo dicen y ellos se lo creen. Parece una tonter¨ªa, pero si se lo creen cien estudiantes, uno va a conseguir algo grande¡±, cuenta Miquel Bosch, que investiga las c¨¦lulas del cerebro en el Picower Institute.
¡°Esos chistes que hemos vistos en la serie The Big Bang theory¡±, comenta Pere, ¡°chicos muy j¨®venes disfrazados de robots¡ Eso lo he visto yo, no es un mito, yo tambi¨¦n pensaba que eran cosas de la tele. Los estudiantes no tienen muchas habilidades sociales, se juntan entre ellos, llevan una ropa lamentable. Recuerdo un dicho del MIT: ¡®Bad sex is better than no sex¡¯ [es mejor mal sexo que ning¨²n sexo]. Y eso solo quiere decir una cosa¡ Iba a una clase donde aparec¨ªan los t¨ªos en pijama, medio autistas; pero cuando el profesor preguntaba cu¨¢ntos hab¨ªan montado una empresa, el 60% levantaban las manos, y yo entonces me dec¨ªa: ¡®Vale, aqu¨ª el idiota eres t¨²¡±.
Vicky Puig y Miquel Bosch llegaron muy j¨®venes al MIT; ellos tambi¨¦n pasaron por la fase de querer comerse el mundo. Ya llevan m¨¢s de siete a?os, forman parte de la plantilla del Instituto Picower y tienen una vida social bastante activa. ¡°Depende de la fase de investigador en la que est¨¦s, vives de una manera o de otra. Nosotros tambi¨¦n hemos sido ratas de biblioteca. Llegas con mucha ambici¨®n y quieres triunfar, pero aun en esa etapa ten¨ªamos bastante vida social¡±, aclara Vicky. En los primeros a?os, Miquel colaboraba con el premio Nobel de Medicina Susunu Tonegawa, que hab¨ªa comprado un microscopio multifot¨®nico para ver y estimular las neuronas. Costaba un mill¨®n de d¨®lares. Miquel negoci¨® con ¨¦l usar el microscopio por las noches, y los d¨ªas que le adjudicaron fueron los viernes y los s¨¢bados. ¡°Durante dos o tres a?os llegaba a las fiestas cuando ya todos estaban borrachos¡±. ¡°Lo bueno de salir por aqu¨ª¡±, apunta Vicky, ¡°es cuando hablas con gente de otras universidades y te cuentan lo que hacen: uno est¨¢ dise?ando un sat¨¦lite para la NASA, otro estudia para astronauta y un tercero investiga las redes neuronales del cerebro. ?Es muy emocionante para un cient¨ªfico moverse por aqu¨ª!¡±.
Aqu¨ª no se tolera eso de ¡®Yo soy X¡¯. Hay una meritocracia muy activa, y eso fuerza a todo el mundo a mantenerse en movimiento¡±
Miquel y Vicky son pareja y trabajan en el mismo instituto. Les pregunto si es cierto eso que dicen de la endogamia entre los cient¨ªficos de ¨¦lite, que no se mezclan con otras profesiones. ¡°Falso. En nuestro caso somos neurocient¨ªficos y nos conocimos en la Universidad de Barcelona, pero las parejas de nuestros colegas no se dedican a la ciencia. Hay el mismo nivel de endogamia que en cualquier profesi¨®n a la que haya que dedicarle mucho tiempo¡±, tercia contundente Vicky.
A pesar de que hay m¨¢s de cien colegios y universidades en Boston y alrededores, o se es del MIT, o se es de Harvard. Son marcas. La rivalidad antol¨®gica entre ambas universidades y su lucha por quedarse con los mejores tuvo uno de sus casos m¨¢s sonados cuando el psic¨®logo experimental Steven Pinker se fue a Harvard despu¨¦s de haber sido profesor del MIT. Entonces se consider¨® alta traici¨®n. Sin embargo, ahora hasta tienen institutos conjuntos y, en teor¨ªa, una buena relaci¨®n. ?Qu¨¦ le puede ofrecer Harvard a un profesor del MIT para que se marche, o viceversa? ¡°Yo creo que lo que se mueve a cambio es prestigio personal, desaf¨ªo intelectual. Poder decir: ¡®Yo soy el que ha descubierto esto¡¯ o ¡®yo soy el que va a conseguir esto otro¡±, opina Vicky, que considera que no se van por m¨¢s dinero. ¡°Pienso que tendr¨ªan que ofrecerle instalaciones mejores, m¨¢s fondos para el proyecto de investigaci¨®n, no para su persona. Por un mejor salario es dif¨ªcil fichar a alguien¡±, agrega Miquel. Y Vicky concluye: ¡°Aqu¨ª nadie habla de vender empresas, dar el pelotazo y retirarse antes de los 30. Un cient¨ªfico de ¨¦lite nunca se plantear¨ªa jubilarse. Los premios Nobel que hay aqu¨ª no se jubilan nunca. Aunque sean multimillonarios, no les pasa por la cabeza irse. Trabajan hasta que se mueren. Hay gente de 80 a?os en activo que son muy ricos. La ciencia te engancha, y eso no se cura¡±.
La ¨¦lite cient¨ªfica se ha quedado at¨®nita con lo que ha pasado en su ciudad. En +un gesto t¨ªpico de Estados Unidos, se reconocen unidos y fuertes. Fuertes y unidos en cualquier circunstancia. Pero no dan cr¨¦dito. Bajan a encender sus velas y ponen flores en el memorial improvisado para el polic¨ªa tiroteado en una de sus plazas m¨¢s emblem¨¢ticas. Y siguen at¨®nitos. Preferir¨ªan que todo hubiera sido un mal sue?o y volver tranquilamente a sus laboratorios a hablar de neurociencia o de gen¨¦tica. Les gusta mucho menos hacer elucubraciones de geopol¨ªtica.
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