Amit Sood: ¡°Internet es malo para el arte¡±
Creci¨® en Bombay, donde no abundaban los museos. En Nueva York se aficion¨® a contemplar obras maestras. Ha revolucionado el mundo del arte con Google Art Proyect
Cuando Amit Sood viv¨ªa en Bombay, no se levantaba un domingo por la ma?ana e iba a pasar el d¨ªa en un museo. Ahora, est¨¦ donde est¨¦, se despierta, se conecta a su ordenador y puede acceder a 260 de ellos en pijama gracias a Google Art Project, la web que ¨¦l impuls¨® hace tres a?os para contemplar im¨¢genes en alta resoluci¨®n de obras de arte. Aunque con un potente aparato pueda penetrar en miles de obras maestras, este l¨ªder cultural que viene de la econom¨ªa prefiere plantarse delante de la copia original.
No lo cambia, al tiempo que va convenciendo a responsables de museos de todo el mundo de que participen en una aventura que crece a pasos de gigante y que va extendiendo sus conquistas a otros ¨¢mbitos, como los archivos y la arqueolog¨ªa. Su obsesi¨®n: el acceso global desde cualquier parte del mundo a las copias originales y no a otras en las que se distorsionan las cualidades de lo realmente valioso. Predicando, lo encontramos en el Museo del Romanticismo madrile?o, entre retratos y objetos de otras ¨¦pocas que ¨¦l sabe apreciar como nadie.
P. As¨ª que no hab¨ªa muchos museos en Bombay¡
R. De ni?o podr¨ªa contar como mucho dos con los dedos de la mano.
P. ?E iba?
R. No, la verdad es que no.
P. ?Cu¨¢ndo fue la primera vez que pis¨® uno?
R. Ten¨ªa unos 19 a?os, era una galer¨ªa. Pero iba por el caf¨¦, para ser honestos.
P. Ning¨²n problema, hablemos con sinceridad.
R. Era un lugar de reuni¨®n para artistas arriesgados e interesantes. Vivos, la mayor¨ªa. Tambi¨¦n iba al Prince of Wales, un museo ya m¨¢s serio.
P. ?Y un cuadro? ?Cu¨¢ndo lo vio por primera vez?
R. No recuerdo bien. En las casas no sol¨ªa haber y se consideraba algo poco accesible. En Bombay disfrutas del tiempo libre yendo a ver pel¨ªculas de Bollywood o escuchando m¨²sica. El arte ni se considera casi.
P. Digamos que para un chico que estudia en Bombay, el arte no es algo natural, y, sin embargo, aqu¨ª estamos, con el impulsor de uno de los inventos que va a revolucionar el mundo. ?Existe un instinto, una atracci¨®n animal para este universo?
R. S¨ª. Y creo que lo tiene cualquiera. La cuesti¨®n es c¨®mo lo activas. En India no es que no exista, gozamos de una enorme tradici¨®n de obras en etapas imperiales o arte en miniatura, pero el problema es que a las generaciones m¨¢s j¨®venes no les interesa. El reto consiste en hacerlo atractivo.
P. Para m¨ª, usted es un misterio.
R. Me ocurre lo mismo.
P. ?Qu¨¦ le atra¨ªa de ese mundo? ?La est¨¦tica? ?La belleza? ?C¨®mo alguien en apariencia ajeno monta este tinglado?
R. No lo he concebido por el inter¨¦s que me pueda producir la est¨¦tica. Entro en este mundo fascinado ante la capacidad de concentraci¨®n, de reuni¨®n, de encuentro que nos ofrecen los museos. Me fascina el mismo concepto de ese tipo de instituci¨®n: edificios maravillosos, entrada libre en muchos lugares, te sientas, te das un paseo, no se me ocurre mejor manera de pasar el tiempo. Entras y despu¨¦s te fijas en el contenido, en los objetos. Es entonces cuando te das cuenta: ?Dios m¨ªo! ?Yo fij¨¢ndome en el caf¨¦ y aqu¨ª dentro¡!
P. Puede atiborrarse de cosas a¨²n m¨¢s deliciosas.
R. Eso¡ Soy honesto. Carezco de formaci¨®n art¨ªstica, estudi¨¦ Econ¨®micas, no soy un entendido.
P. ?Ni un fan¨¢tico?
R. Ahora s¨ª, trato de disfrutarlo cada d¨ªa.
P. Cuando sali¨® de Bombay, ?qu¨¦ le atrajo de los museos?
R. Estudi¨¦ en Francia, pero mi primera gran experiencia fue en Nueva York; tendr¨ªa 20 a?os. Fue en el MoMa y en el Metropolitan. Me impact¨® la naturalidad. La gente acced¨ªa informalmente, sin traje, en pantal¨®n corto.
P. ?Qu¨¦ sent¨ªa?
R. Al principio estaba intimidado, cre¨ª que no era un lugar para m¨ª, demasiado exclusivo, un tanto esnob¡
P. Pero en cuanto empez¨® a ver gente en bermudas, se relaj¨®.
R. Completamente¡ Aunque la primera vez intimida.
P. Porque creen que no van a entender lo que ver¨¢n.
R. Por eso y porque no me sent¨ªa parte del p¨²blico al que est¨¢n destinados, eso para m¨ª era lo m¨¢s grave.
P. ?Cu¨¢ndo qued¨® convencido de que un museo es un espacio para todo el mundo?
R. Me cost¨® tiempo¡ De Estados Unidos me traslad¨¦ a Suecia. Es un pa¨ªs en el que quedas constantemente expuesto a los valores est¨¦ticos. Luego llegu¨¦ a B¨¦lgica y sent¨ª lo mismo a medida que me iba animando, se me empez¨® a ocurrir que ser¨ªa fant¨¢stico poder vivir en un lugar lleno de museos en el que no tuvieras que moverte tanto. Pero no pensaba entonces en la tecnolog¨ªa como una herramienta para conseguir ese deseo hasta que entr¨¦ en Google.
P. ?Antes, nada?
R. No, porque cre¨ªa que el arte era algo demasiado valioso y precioso como para acceder a ello en la Red.
P. ?C¨®mo empez¨® a conocer m¨¢s a fondo el arte?
R. Al principio iba a los museos y me colgaba las audiogu¨ªas. Despu¨¦s asist¨ªa a conferencias y reuniones con expertos, pero se fue volviendo muy formal. Regres¨¦ a los inicios: pasear por museos y mirar cuadros. Obras maestras o no¡ si me atra¨ªan, les dedicaba un rato.
P. ?Qu¨¦ le hizo darse cuenta de que la tecnolog¨ªa pod¨ªa valer para el arte masivo?
R. Entr¨¦ en Google en 2007.
P. ?Cu¨¢ntos a?os tiene?
R. Treinta y tantos¡
P. ?Treinta y cinco?
R. Puede ser.
P. ?Treinta y seis?
R. Tambi¨¦n¡
P. ?Qu¨¦ coqueto!
R. La edad crea un prejuicio.
P. Yo tengo 47.
R. No le juzgo.
P. Por favor¡
R. No los aparenta.
P. Gracias. ?Parezco mayor?
R. Noooo.
P. Entonces entr¨® en Google¡
"Carezco de formaci¨®n art¨ªstica, hice econ¨®micas, no soy un entendido"
R. Me metieron en Google Maps y conoc¨ª a gente interesante, amantes del arte que no hac¨ªan m¨¢s que proponerme ir a museos¡ Y el trabajo me permit¨ªa hacer locuras. Desarroll¨¦ proyectos con ONG y refugiados. Ya hac¨ªa cosas concretas con museos que me frustraban porque no ve¨ªa que se enfrentaran al gran asunto.
P. ?Cu¨¢l?
R. El acceso.
P. ?No pensaban a lo grande?
R. Ni pensaban a lo grande ni en conjunto.
P. ?En la dimensi¨®n Google?
R. Ni en la necesidad de retar al sistema. Iban por libre.
P. ?Retar al sistema? ?Se da cuenta de lo que ha dicho?
R. S¨ª, claro. Es maravilloso retar al sistema¡ Siempre que lo hagas para que al final se asocien contigo.
P. Ah, entiendo. Entonces, ?cu¨¢l es el sistema?
R. Bueno, pues¡ Aquello que nos induce a pensar o que organiza las cosas para que sean de una determinada manera. Y en el mundo del arte todo el mundo tiene su web, as¨ª que hay millones esparcidas por el ciberespacio que te obligan a salir de caza para conseguir informaci¨®n. Eso est¨¢ muy bien si sabes lo que buscas, pero hay millones de personas que no saben lo que quieren. ?C¨®mo consigo que les interese?
P. Ya.
R. Me cost¨® convencer a muchos. Dec¨ªan que era una buena idea, pero acto seguido preguntaban: ¡°?Por qu¨¦?¡±. El sector cultural ha hecho un esfuerzo enorme por modernizarse, pero no ha resuelto a¨²n el reto del acceso para la gente que no tiene dinero para viajar. Lo hacen estupendamente para los ciudadanos de sus respectivos pa¨ªses, pero carecen de mentalidad global.
P. Una cuesti¨®n generacional, quiz¨¢, para los gestores.
R. Quiz¨¢, para m¨ª es natural moverme de un pa¨ªs a otro¡ Pero hab¨ªa m¨¢s problemas.
P. ?Cu¨¢les?
R. Internet. Internet es malo para el arte. Y para la cultura.
P. ?Sabe que me acaba de dar un gran titular?
R. Soy franco, honesto. Puede preguntar a cualquiera¡ lo primero que produce es miedo, porque lo desconoces. ?C¨®mo conseguir un v¨ªnculo global en Internet para esto? No sabemos, dicen; por tanto, no lo hacemos. Si se deciden, empiezan a pensar que no es bueno para sus museos, que si das acceso total a la gente se le quitaran las ganas y la motivaci¨®n para acudir. Hay malos entendidos. Hace tres a?os no exist¨ªa nada de esto. Hoy existen miles de redes que conectan el arte, no solo nosotros. Est¨¢ ocurriendo y va a seguir creciendo, lo que no queremos es ir hacia delante sin que los propios museos no se al¨ªen. Muchas no sabes c¨®mo, pero las iniciativas se dan. Otra es control¨¢ndolo, organiz¨¢ndolo, sabiendo c¨®mo.
P. La jungla o el orden.
R. S¨ª, que puedas aportar tu propia manera de guiarlo.
P. ?Control?
R. No dir¨ªa tanto. El control en la Red no es posible, y eso tambi¨¦n es un titular. Control no, pero s¨ª cierta gu¨ªa. No hace mucho tiempo, nadie mostraba sus fondos en alta resoluci¨®n. Naci¨® Art Project y un a?o y medio despu¨¦s el Metropolitan los ofreci¨® para que los descargaran. ?Por qu¨¦? El Rijksmuseum de ?msterdam lo acaba de hacer. Con un gran argumento: si alguien quiere bajarse La ronda de noche, que sea la aut¨¦ntica y no una copia.
P. La autenticidad hoy, como el control, tampoco es posible. Y entremos en eso. Si Google Art Project puede compararse con algo, es como ver un partido de f¨²tbol en el campo o en la tele.
R. Ya.
P. Como ver a los jugadores escupir en el campo¡
R. No, alto, yo no quiero ver eso¡
P. Perd¨®n. Me refer¨ªa a que puedes ver las tripas, las cicatrices de un cuadro, y en eso es dif¨ªcil fijarse en un museo.
R. Yo prefiero acudir. Digamos que queremos contemplar La noche estrellada, de Van Gogh. Existen miles de copias. Cuando vas al museo, te enfrentas a los colores reales y la autenticidad adquiere su sentido. Uno quiere ver lo real.
P. ?Existe lo real? ?A qu¨¦ escala?
R. Para m¨ª es cientos de veces mejor. ?No es as¨ª para todo? Si ves una foto de un plato de comida, ?no prefieres com¨¦rtelo? Yo s¨ª.
P. S¨ª, comerse las cosas est¨¢ bien, salvo en el caso del McDonald¡¯s. Son mejores las fotos.
R. No comento. Y tampoco le voy a acompa?ar a un McDonald¡¯s.
P. ?Tentar era uno de sus objetivos?
R. No. El acceso. ?C¨®mo los mantienes interesados? ?Con im¨¢genes mediocres? Era necesario inventar algo nuevo.
P. ?Qu¨¦?
R. ?C¨®mo atrapamos a un joven estudiante que controla las redes sociales, la conexi¨®n constante, las im¨¢genes? Con algunas innovaciones: apliquemos el zoom.
"Los museos me frustraban, no se enfrentaban al gran tema: el acceso"
P. ?Tiene calculado el tiempo medio de visi¨®n de un cuadro en su proyecto?
R. M¨¢s o menos un minuto, lo que es mucho, porque el tiempo medio en los museos es de 11 segundos, seg¨²n los estudios.
P. ?Qu¨¦ dicen los cr¨ªticos?
R. Han atacado bastante. Algunos creen que la forma en la que se pueden mostrar los cuadros en nuestro sitio es contraria al deseo de los artistas. Ellos no quer¨ªan que lo vi¨¦ramos as¨ª, sostienen. Pero eso es algo imposible de saber. Uno desconoce lo que los artistas realmente deseaban.
P. Estoy de acuerdo. ?Qui¨¦n sabe?
R. Es sencillamente una opci¨®n. Cierto, pero hay que hacerlo con la complicidad de los museos, porque la autenticidad es fundamental; si no, no tiene sentido. Tambi¨¦n creo que el zoom no sirve para todos los cuadros. Es fundamental sin embargo para otros artistas. Brueghel, por ejemplo, que esconde figuras dentro de las habitaciones. Observar un cuadro suyo es toda una experiencia. Puedes tirarte dos horas y siempre hallar algo nuevo. Creo que pintores as¨ª descubr¨ªan mejor las posibilidades del futuro.
P. Una vez lanzado el proyecto, ?qu¨¦ le sorprendi¨® entre las reacciones?
R. El lanzamiento se hizo con 17 museos en 9 pa¨ªses; ahora contamos con 260 en 43 pa¨ªses. Lo que me sorprendi¨® fue la intensidad de las discusiones. Al lanzarlo, di por terminado mi trabajo. Pero me impact¨® la reacci¨®n del sector y del p¨²blico. Guardo cartas conmovedoras. Madres, educadores, expertos que deb¨ªan hacer un esfuerzo ingente para ver los cuadros y ya no. Y del lado contrario, las cr¨ªticas, sobre todo a la elecci¨®n de los museos, que reduj¨¦semos el arte a los grandes museos europeos, las firmas m¨¢s deslumbrantes¡ Eso me ret¨®. Para la siguiente fase quiero dirigirme a los m¨¢s apartados y desconocidos.
P. Aunque muchos dir¨¢n: no gracias a Google.
R. Tampoco es as¨ª. Una vez ten¨ªamos cubiertos los pa¨ªses m¨¢s ricos en arte, salimos a Asia, Am¨¦rica Latina, ?frica. Las joyas escondidas. As¨ª consegu¨ª volver a enamorarme del proyecto y enmendar un fallo personal. En Google me dijeron: ¡°Puedes seguir con esta locura como quieras¡±, y algunos me comentaron: ¡°Tienes los mejores museos de Europa y EE UU, pero ninguno de tu pa¨ªs¡¡±. Y es verdad. Lo arregl¨¦ implicando a la Galer¨ªa Nacional de Nueva Delhi.
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