El milagro del baloncesto espa?ol
De la medalla de plata en Los ?ngeles 1984 a la generaci¨®n de oro de los Gasol, Navarro, Rudy o Calder¨®n, la selecci¨®n espa?ola de baloncesto mira hacia el?futuro con la ambici¨®n de seguir escribiendo la historia de este deporte El pr¨®ximo reto: la reconquista del Eurobasket
El verano pr¨®ximo se cumplen 30 a?os desde que nos colamos en la final de uno de los deportes ol¨ªmpicos por excelencia. En un escenario m¨ªtico como el ya desaparecido Forum de Los ?ngeles, la selecci¨®n espa?ola de baloncesto sorprendi¨® incluso a su propio pa¨ªs, que la acompa?¨® entre extra?ado y alborozado durante unas cuantas calurosas madrugadas de agosto. Nuestra aventura termin¨® subidos al podio y de forma instant¨¢nea nos ganamos un sitio en la historia del deporte espa?ol. No es de extra?ar, pues estamos hablando de unos tiempos en los que Espa?a empezaba a desempolvar telara?as y quitarse m¨²ltiples complejos de encima, no solo deportivos. Mientras unos cuantos millones de espa?oles trasnochaban para compartir en casas, chiringuitos o discotecas aquel ¨¦xito que no estaba en el guion, Pau Gasol, Juan Carlos Navarro o Felipe Reyes dorm¨ªan pl¨¢cidamente en sus camas. Ten¨ªan cuatro a?os.
Casi tres d¨¦cadas despu¨¦s, ese deporte espa?ol acomplejado y casi hu¨¦rfano de triunfos ha dado paso a una catarata de ¨¦xitos que puede considerarse hasta un milagro, m¨¢s si tenemos en cuenta la situaci¨®n general del pa¨ªs. Uno de sus colectivos m¨¢s representativos es, sin duda, la selecci¨®n de baloncesto, que en estos d¨ªas participa en el Campeonato de Europa. No es para menos. El palmar¨¦s atesorado en los ¨²ltimos 12 a?os resulta impresionante (ocho medallas, dos oros europeos y dos platas ol¨ªmpicas incluidas) no solo por lo conseguido, sino por la meritoria duraci¨®n del triunfal ciclo, lo que le ha convertido en uno de los equipos m¨¢s grandes de la historia. Si lo dif¨ªcil no es llegar, sino mantenerse, Espa?a, con este extraordinario ejercicio de longevidad, ha conseguido el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa.
Al haber sido afortunado componente de los pioneros y espectador privilegiado de esta ¨²ltima d¨¦cada prodigiosa, muchas veces me han cuestionado sobre similitudes y diferencias entre ambos colectivos. Dejando a un lado cuestiones obvias, como que ahora son m¨¢s fuertes, m¨¢s r¨¢pidos, ganan mucho m¨¢s dinero y no tienen que jugar con unos pantalones que pon¨ªan en peligro tu capacidad reproductora, existen paralelismos entre ambos colectivos. Empezando por el escenario de su gestaci¨®n. Tanto a finales de los setenta como en los ¨²ltimos coletazos del siglo XX, la selecci¨®n espa?ola de baloncesto atravesaba tiempos dif¨ªciles. En nuestro caso acababa de descender a segunda divisi¨®n europea; en el otro, la d¨¦cada de los noventa hab¨ªa sido en general calamitosa, Angolazo incluido. Entonces surgieron dos generaciones de j¨®venes jugadores que ya contaban con unos cuantos ¨¦xitos en categor¨ªas inferiores. La del 58-59 y la del 80?81. Jugadores que nos conoc¨ªamos desde los 13-14 a?os, que hab¨ªamos competido juntos y enfrente las suficientes veces como para conocernos al dedillo y poseer un alto voltaje competitivo. Poco a poco, esta sangre nueva y desinhibida se fue incorporando a la selecci¨®n absoluta y basta un ejercicio num¨¦rico para entender su importancia. En el equipo de Los ?ngeles, siete jugadores pertenec¨ªan a la camada del 58-59. En la selecci¨®n que dio el salto definitivo con su triunfo en el Mundial de Jap¨®n, otros tantos hab¨ªan nacido en el 80?81. En ambas situaciones y con una s¨®lida base generacional, los equipos se completaron con algunos veteranos y se rejuvenecieron con nuevas apariciones. Se produjo una parecida y conveniente combinaci¨®n intergeneracional que conform¨® dos colectivos muy cohesionados.
La selecci¨®n es un modelo de solidaridad, humildad y respeto no exento de ambici¨®n
Otro elemento com¨²n lo encontramos en la columna vertebral. Estamos hablando de baloncesto, y la teor¨ªa dice que sobre un base, un alero y un p¨ªvot puedes edificar lo que quieras. La Espa?a de Los ?ngeles se articulaba a partir de Corbal¨¢n, Epi y Fernando Mart¨ªn. La actual se explica a trav¨¦s del triunvirato Calder¨®n, Navarro y Pau Gasol. Sobre tres pilares tan consistentes en aspectos fundamentales como la direcci¨®n, el juego exterior y el interior, la solidez queda garantizada y el resto de las piezas pueden encajar con mayor facilidad y sin provocar excesivas tensiones. Contar con tres jugadores que compart¨ªan diferentes tareas de liderazgo de una forma arm¨®nica y sin solaparse lograba que el equipo se sostuviese en cualquiera de las situaciones. Pero, estructuras temporales y arquitect¨®nicas aparte, entiendo que ambos equipos comparten cosas m¨¢s importantes. Lo comprend¨ª una tarde del verano de 2006, durante la retransmisi¨®n de un partido de la selecci¨®n espa?ola de baloncesto en el Mundial de Jap¨®n, cuando me asalt¨® una extra?a sensaci¨®n. Llevaba ya 16 a?os retirado y hasta ese momento nunca hab¨ªa tenido ninguna clase de a?oranza deportiva. Aquel d¨ªa, y por primera vez, dese¨¦ que mi sitio no estuviese donde estaba, y eso que ten¨ªa el privilegio de sentarme al lado del incomparable y siempre recordado Andr¨¦s Montes disfrutando cada minuto de su peculiar universo. Pero yo quer¨ªa estar abajo, en la pista. La inesperada pulsi¨®n me pill¨® desprevenido y tard¨¦ un rato en entender su porqu¨¦. En aquel colectivo que caminaba, aun sin saberlo, hacia la cima del mundo, reconoc¨ªa muchas de las cosas que yo hab¨ªa vivido y disfrutado. Y no estoy hablando solo del juego, que tambi¨¦n, pues su estilo alegre y vivaz recuperaba se?as de identidad que tuvo el baloncesto espa?ol en los tiempos en los que lo practiqu¨¦. Detr¨¢s de un entendimiento del baloncesto m¨¢s enganchado con el disfrute colegial que con las exigencias t¨¦cnicas y t¨¢cticas de la alta competici¨®n se vislumbraba el placer de encontrarse, el disfrute de la convivencia, las risas compartidas, el respeto a la diversidad, el talento puesto al servicio del equipo, las partidas de cartas, alguna que otra fiesta; en definitiva, el gusto por el juego y la convivencia. Esas cosas que no se entrenan, sino que se viven y luego se convierten en un invisible pegamento que convierte a un grupo de jugadores en un equipo. Todo aquello vi, todo aquello ech¨¦ de menos.
Evidentemente existen otros baremos donde la comparaci¨®n resulta hasta insensata. La duraci¨®n y bot¨ªn conseguido no admite debate. Tampoco su alcance e impacto. Fernando Mart¨ªn, nuestro elemento m¨¢s medi¨¢tico, ten¨ªa problemas para tomarse una cerveza tranquilamente en un bar madrile?o. Pau Gasol no puede hacerlo con calma ni en una aldea remota de China. El af¨¢n competitivo se ha multiplicado de forma exponencial. Aun teniendo amplitud de miras, nuestros sue?os ten¨ªan l¨ªmite. Los de esta generaci¨®n han ido cayendo uno a uno. La NBA, territorio casi prohibido, es ahora lugar com¨²n para un buen n¨²mero de jugadores. Nosotros llegamos a una final ol¨ªmpica contra un equipo universitario y a casi nadie se nos pasaba por la cabeza el poder derrotarles. Hace cinco a?os en Pek¨ªn y el a?o pasado en Londres, la Espa?a actual tuvo los arrestos suficientes para provocar un sofoco en los dos equipos m¨¢s potentes que EE UU ha colocado en una cancha de baloncesto, Dream Team aparte. Y no ganaron de milagro. Nosotros fuimos una excepci¨®n, un oasis en el desierto. Los ?BA son una consecuencia, el mejor signo de los tiempos deportivos actuales. A partir de Jap¨®n, la selecci¨®n actual se convirti¨® en un modelo a imitar, una referencia incluso planetaria, una clase pr¨¢ctica de c¨®mo se construye y mantiene un equipo, una exaltaci¨®n de valores siempre recomendables como la solidaridad, la humildad y el respeto nunca exento de ambici¨®n, el buenrollismo, la adecuada convivencia de importantes egos, la mejora continua individual y colectiva. Su influencia alcanz¨® incluso al f¨²tbol, que, a imagen y semejanza de la selecci¨®n de baloncesto, vivi¨® una importante transformaci¨®n alej¨¢ndose de viejos personalismos para acercarse a una idea mucho m¨¢s coral. Y ya hemos visto los resultados.
En definitiva, que siendo exponentes de las dos ¨¦pocas cumbres del baloncesto espa?ol y con unos cuantos elementos comunes, la balanza se desequilibr¨® hace ya unos cuantos a?os. Si nosotros tenemos un hueco en la historia, la generaci¨®n actual cuenta con una habitaci¨®n entera.
El valor del compromiso
Mi primer recuerdo asociado al baloncesto es una madrugada de agosto de 1984 en que mi padre me sac¨® del sue?o para ver por televisi¨®n la final de los Juegos Ol¨ªmpicos de Los ?ngeles. A¨²n no hab¨ªa cumplido los siete a?os de edad y no pod¨ªa imaginar que aquello marcar¨ªa mi vida. Probablemente por la influencia de aquel episodio, cuando durante la infancia todos mis amigos eran del Real Madrid, del Bar?a, del Estudiantes o del Joventut, yo era de la selecci¨®n. Hasta que en 2000 cumpl¨ª el sue?o de vestir su camiseta.
Con el tiempo, y tras una d¨¦cada formando parte del equipo, s¨¦ que aquel sentimiento tiene un enorme sentido. Este verano lo han demostrado quienes no han podido acudir al Eurobasket. En un momento o en otro, Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Serge Ibaka y Felipe Reyes han hecho un hueco en sus vacaciones o en sus compromisos para pasar unas horas con el equipo. Navarro, tras casi 20 a?os acudiendo a las convocatorias, nos dijo: "Es un verano muy bonito porque por primera vez estoy con mi familia, pero tambi¨¦n es duro por no estar aqu¨ª". Marc Gasol, no solo hermano de Pau, sino tambi¨¦n amigu¨ªsimo de Juan Carlos, se refiere a los ausentes: "Se mueren de ganas de estar con nosotros".
A la selecci¨®n solo se deja de ir por lesi¨®n o por problemas f¨ªsicos. En algunos casos, ni as¨ª. Una vez en el campeonato, quienes no han podido acudir intentan estar, aunque sea apoyando desde la grada. Lo hizo Ricky el a?o pasado en Londres, y lo han hecho en otras ocasiones Pau y Calder¨®n.
La selecci¨®n espa?ola de baloncesto es uno de los mejores equipos de la historia de nuestro deporte, pero es sobre todo un grupo de amigos, tipos normales fuera de la cancha y extraordinarios jugadores dentro de ella, que cada verano se re¨²nen para representar a su pa¨ªs y luchar por ganar. Un compromiso que hace unas semanas reafirm¨® Pau Gasol, cuando anunci¨® que no iba a poder estar este verano tras pasar por el quir¨®fano, pero que su "objetivo prioritario" en los pr¨®ximos meses ser¨¢ "estar preparado, si as¨ª se me pide, para la Copa del Mundo de Espa?a 2014".
No siempre la trayectoria de la selecci¨®n fue tan positiva como ahora. Juan Antonio Orenga, el actual seleccionador y 128 veces internacional, debut¨® en 1988, tan solo cuatro a?os despu¨¦s de la medalla de plata en Los ?ngeles. El equipo se hab¨ªa diluido: "Fue complicado. En el baloncesto espa?ol se dieron circunstancias extradeportivas que influyeron de forma negativa". El hoy presidente, Jos¨¦ Luis S¨¢ez, explica que "cuando m¨¢s adelante se reunieron jugadores como Alberto Herreros, Alfonso Reyes, Nacho Rodr¨ªguez, Carlos Jim¨¦nez o el propio Orenga, entre otros, nos marcamos el objetivo de recuperar el orgullo de pertenencia. Con aquellos jugadores lo fuimos consiguiendo, y aunque no coleccionaron medallas, fueron claves en la historia".
Los que vinieron despu¨¦s representan la generaci¨®n de oro del baloncesto espa?ol, pero aunque se pueda tener la percepci¨®n contraria y mucha gente se pregunte c¨®mo ser¨¢ el relevo, lo cierto es que est¨¢ siendo un proceso permanente. De la Espa?a campeona del mundo en 2006 en Jap¨®n solo hay en la actual selecci¨®n cinco jugadores ¨Ccon el regreso del veterano Mumbr¨²¨C, y en los ¨²ltimos a?os se han ido incorporando j¨®venes como Ricky Rubio, Sergio Llull, V¨ªctor Claver, Fernando San Emeterio y Serge Ibaka, adem¨¢s de la recuperaci¨®n de Sergio Rodr¨ªguez, como en su momento lo hicieron Marc y Rudy.
Rudy Fern¨¢ndez es este a?o el capit¨¢n, porque en la selecci¨®n siempre lo es el m¨¢s veterano, y Rudy supera a Calder¨®n por dos partidos. Cuando recogi¨® el testigo, asegur¨® que "capit¨¢n solo hay uno: Juan Carlos". El esp¨ªritu de equipo que impregna a todos es tambi¨¦n de responsabilidad. "Sabemos que adem¨¢s de luchar por las medallas tenemos que dar ejemplo a los m¨¢s j¨®venes que vienen por detr¨¢s". Jos¨¦ Manuel Calder¨®n a?ade: "En baloncesto es muy importante el sacrificio por el grupo, la amistad con los compa?eros y el respeto por los rivales. Nuestra obligaci¨®n, pero tambi¨¦n nuestra ilusi¨®n, es transmit¨ªrselo a los que dentro de unos a?os ocupar¨¢n nuestros puestos".
El compromiso va m¨¢s all¨¢ de la cancha. ¡°Este verano tengo m¨¢s ilusi¨®n que nunca. No imagin¨¦ que fuera a echar tanto de menos al equipo¡±, asegura Ricky Rubio, que ha vuelto ahora a la selecci¨®n tras perderse los Juegos Ol¨ªmpicos de Londres por una grave lesi¨®n. ¡°Representamos a mucha gente y eso es un orgullo¡±, reconoce tambi¨¦n Marc Gasol, quien meses atr¨¢s dudaba de estar en el Eurobasket. Su decisi¨®n, dijo, estaba entre la cabeza y el coraz¨®n. Al final ¡°gan¨® el coraz¨®n¡± y hoy persigue lo que ser¨ªa un ¨¦xito hist¨®rico: el tercer oro europeo consecutivo. ¡°Como siempre, desde la humildad luchamos por lo m¨¢ximo¡±. V¨ªctor Claver lo explica as¨ª: ¡°El objetivo en la selecci¨®n es ganar, trabajamos para ello, pero sobre todo disfrutamos¡±.
Claver es uno de los nueve veintea?eros de la selecci¨®n. El futuro ya est¨¢ aqu¨ª. La media de edad del equipo que compite ahora en el Eurobasket est¨¢ en los 27 a?os, y por detr¨¢s hay j¨®venes que empujan. Como Pablo Aguilar y Xavi Rey. "En la FEB trabajamos para que jugadores y t¨¦cnicos puedan desarrollar su trabajo y aspirar al ¨¦xito en las mejores condiciones", asegura Jos¨¦ Luis S¨¢ez, "pero servir¨ªa de poco si no cont¨¢ramos con su compromiso y sus extraordinarios valores profesionales y personales. Esta es la base de nuestros ¨¦xitos". Y del futuro de la selecci¨®n, vista quien vista su camiseta, porque todos los que hemos formado parte de ella y la forman ahora estamos comprometidos en transmitir a las generaciones venideras el esp¨ªritu del #SomosEquipo como legado para la historia.
Jorge Garbajosa es exjugador de la selecci¨®n espa?ola de baloncesto.
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