Nadie quiere un tanatorio en su barrio
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Esa fue la primera lecci¨®n de este encargo. Una empresa de seguros recurri¨® al arquitecto Mart¨ªn Lej¨¢rraga para encargarle un tanatorio. Quisieron involucrarlo en todo el proceso: desde la b¨²squeda de la parcela donde levantarlo hasta la construcci¨®n del edificio. Y, buscando solares en la zona norte de Cartagena, entre el campo de esa ciudad y el Mar Menor, eso fue lo que aprendi¨® el proyectista: el inmueble deb¨ªa quedar lejos pero estar cerca a la vez para cuando fuera necesario utilizarlo. ?C¨®mo resolvi¨® esa paradoja?
Lej¨¢rraga recurri¨® al horizonte, inalcanzable pero visible, y de ese espacio infinito deriv¨® a la obra del norteamericano Edward Ruscha, un pintor de un mundo sobre ruedas y de un paisaje de velocidad (y horizontes). As¨ª, c¨®mo reconocer en la distancia el edificio en un entorno de r¨®tulos ex¨®ticos se convirti¨® en su primera indagaci¨®n. Y la soluci¨®n fue la m¨¢s sencilla: opt¨® por callar en lugar de hacer ruido. Frente al griter¨ªo de los r¨®tulos vecinos, Lej¨¢rraga simplific¨®: apoy¨® el letrero sobre el remate del plano de fachada y lo recort¨® contra el cielo. En un mundo de distancias y horizontes infinitos, lo tranquilo resulta m¨¢s llamativo.
La parcela menos inc¨®moda la encontraron en un pol¨ªgono industrial. El marco puede ser discutible, pero estaba bien proporcionada y orientada, estaba abierta al aparcamiento del sitio y se ampliaba con la zona verde del recinto, una especie de secarral con cuatro cipreses que, por fin, iba a encontrar un nuevo uso m¨¢s all¨¢ del ornamental.
Un pol¨ªgono industrial no es un lugar de reposo. Y un tanatorio s¨ª es un espacio en el que no se quieren prisas, ni ruidos. El edificio deb¨ªa quedar aislado, una nube en medio de un marco de almacenes y f¨¢bricas. Un lugar introvertido pero no duro desde el exterior y blanco e iluminado en el interior consigue ese par¨¦ntesis: la posibilidad de abstraerse por unos minutos.
As¨ª, la sencillez es la clave. Aqu¨ª no hay enga?o, no hay acabados que embellezcan, se trata de un espacio limpio, sereno. Nada m¨¢s. Este es un lugar que, m¨¢s que acompa?ar, elige no molestar. En el interior, el color blanco y la luz natural unifican la obra. En la distancia corta, las texturas diferencian las partes.
Lej¨¢rraga ide¨® y construy¨® tambi¨¦n todo el mobiliario de la capilla: de los bancos a los elementos simb¨®licos y funcionales de la liturgia: la cruz, el altar o el amb¨®n. No rompen esos dise?os de tabl¨®n de madera de pino la tranquilidad de inmueble, al contrario, forman parte de su mutismo.
Precio seg¨²n arquitecto: 550 euros por metro cuadrado.
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