Un ¨¦xito de Rajoy
Espa?a ha dejado de ser la preocupaci¨®n que representaba para EE UU en plena crisis
La bendici¨®n al inicio de la recuperaci¨®n econ¨®mica de Espa?a, recibida por Mariano Rajoy tanto de Barack Obama como de la directora ejecutiva del FMI, Christine Lagarde, da carta de naturaleza y realce internacional a una salida de la recesi¨®n cuyos ¨²ltimos datos adelantados han coincidido con la visita del jefe del Gobierno a Washington. Rajoy escuch¨® un elogio a su ¡°gran liderazgo¡± por parte del presidente de Estados Unidos, pero el efecto positivo del peregrinaje no se circunscribe al de una operaci¨®n correctamente organizada por el Ejecutivo para lograr el respaldo al presidente.
Editoriales anteriores
La clave reside en que Rajoy representa ahora a un pa¨ªs al que el presidente norteamericano, en mayo de 2010, expres¨® su ¡°apoyo¡± y ¡°solidaridad¡± ¡ªen versi¨®n de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, su interlocutor de entonces¡ª para llevar a cabo lo que aconsej¨® su vicepresidente, Joe Biden, en visita a La Moncloa: ganarse la confianza de los mercados, incluso a costa de ¡°l¨¢grimas y sufrimiento¡± ¡ªsiempre seg¨²n lo publicado por Zapatero¡ª. Tres a?os y medio despu¨¦s, la econom¨ªa del pa¨ªs que les inquietaba ha dejado de preocupar tanto a los l¨ªderes de Estados Unidos, y mucho mejor que sea as¨ª para atraer potenciales inversiones y rebajar la prima de riesgo, facilitando el reequilibrio de las cuentas p¨²blicas: un alivio para los contribuyentes.
Que ello se vaya traduciendo en efectos m¨¢s perceptibles para amplias capas de la ciudadan¨ªa (de los parados a los jubilados, de las empresas en crisis a los sectores en derribo) no es indiferente. Por eso resulta oportuno el recuerdo de que a este respiro le falta mucho para constituir una verdadera y sostenible recuperaci¨®n: tanto como cueste reducir sustancialmente un desempleo que contin¨²a superando el 25% de la poblaci¨®n activa.
Ser¨ªa err¨®neo que el Gobierno se dejara llevar por una complacencia inhibidora del programa de reformas. Porque la senda de la recuperaci¨®n es a¨²n d¨¦bil y reversible, y porque nadie mejor que Rajoy sabe que la parte del le¨®n ha sido aportada por los sacrificios de los ciudadanos espa?oles (trabajadores, funcionarios, empresarios) y por las amplias ayudas financieras de la UE, encaminadas a trav¨¦s de los 41.000 millones de euros inyectados en el rescate bancario y mediante frecuentes apoyos del Banco Central Europeo (BCE).
M¨¢s all¨¢ de la econom¨ªa, poco hay que comentar sobre el silencio de Obama respecto al independentismo catal¨¢n. Se trata de una muestra evidente de respeto a un asunto interno de Espa?a, cuyo jefe de Gobierno acababa de asegurar, en la Casa Blanca, que tal independencia no se producir¨¢. Huelgan los esfuerzos del portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, por valorar el silencio de Obama, como si el proyecto secesionista se hubiera convertido en el ombligo del mundo.
Por lo dem¨¢s, Rajoy se dio por satisfecho con las explicaciones recibidas respecto a la vigilancia ejercida por la NSA, pocos meses despu¨¦s de la controversia sobre el espionaje revelado por Edward Snowden. Un obst¨¢culo menos al alto nivel de relaciones existente entre Madrid y Washington; l¨¢stima que los espa?oles nos quedemos ayunos de explicaciones en esa materia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.