Canciones que cambiaron el mundo: ¡®Strange fruit¡¯, por Billie Holiday
No fue la primera canci¨®n protesta de la historia, pero s¨ª fue la primera que hizo mella en el mundo del espect¨¢culo El art¨ªculo es el primero de una serie que analizar¨¢ temas que han impactado al mundo
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La primera vez que se interpret¨® Strange fruit en un garito nadie aplaudi¨®. Segundos antes de terminar la canci¨®n, cuando la int¨¦rprete pronunciaba las dolientes ¨²ltimas palabras (¡°esta es una extra?a y amarga cosecha¡±), las luces del Caf¨¦ Society neoyorquino, con capacidad para 200 personas, se apagaron. Instantes despu¨¦s se encendieron, pero la cantante hab¨ªa desaparecido. Billie Holiday estaba vomitando en el peque?o aseo del local, sobrecogida despu¨¦s de su estremecedora interpretaci¨®n. Los espectadores intentaban recuperar el aliento tras asistir a aquella desgarrada actuaci¨®n. Fue una pieza breve, solo tres minutos que cambiaron para siempre la historia de la m¨²sica comprometida. Mientras la primera canci¨®n antirracista nac¨ªa, justo en ese momento, a muchos kil¨®metros de all¨ª, en Espa?a, se levantaba un nuevo monumento a la intolerancia y la barbarie: el general Franco ordenaba los ¨²ltimos bombardeos para aplastar a la Rep¨²blica. Empezaba la dictadura. Era la primavera de 1939.
En efecto, para Billie Holiday (Filadelfia, 1915-Nueva York, 1959) era doloroso atacar Strange fruit. ¡°Cantarla me afecta tanto que me pone mala. Me deja sin fuerzas¡±, se?ala la cantante en su autobiograf¨ªa, Lady sings the blues. Y cuenta una an¨¦cdota que refleja el choque emocional que libraba con la canci¨®n: ¡°(Despu¨¦s de cantar Strange fruit) Entr¨® una mujer en el lavabo de se?oras del Downbeat Club y me encontr¨® desquiciada de tanto llorar. Yo hab¨ªa salido corriendo del escenario, con escalofr¨ªos, desdichada y feliz al mismo tiempo. La mujer me mir¨® y se le humedecieron los ojos. ¡®Dios m¨ªo¡¯ ¨Cdijo¨C, ¡®en mi vida o¨ª algo tan hermoso. En la sala se pod¨ªa o¨ªr volar a una mosca¡±.
La letra de Strage fruit tiene solo tres estrofas, profundas, dolientes: "De los ¨¢rboles del sur cuelga una fruta extra?a. / Sangre en las hojas, y sangre en la ra¨ªz. / Cuerpos negros balance¨¢ndose en la brisa sure?a. / Extra?a fruta cuelga de los ¨¢lamos./Escena pastoral del valiente sur. / Los ojos saltones y la boca retorcida. / Aroma de las magnolias, dulce y fresco. / Y el repentino olor a carne quemada. Aqu¨ª est¨¢ la fruta para que la arranquen los cuervos. / Para que la lluvia la tome, para que el viento la aspire, para que el sol la pudra, para que los ¨¢rboles lo dejen caer./ Esta es una extra?a y amarga cosecha".

Lo curioso es que el poema est¨¢ escrito por un blanco. El autor es Abel Meeropol, un jud¨ªo que militaba en el Partido Comunista y trabajaba de profesor. Meeropol, que se cri¨® en el Bronx neoyorquino, adopt¨® el seud¨®nimo de Lewis Allan para publicar el poema en el peri¨®dico del sindicato de profesores de Nueva York. Lo titul¨® de Bitter fruit (Fruta amarga). Luego cambi¨® bitter (amarga) por strange (extra?a), probablemente porque expresaba mejor el mensaje. Se inspir¨® para escribir el poema en una cruda fotograf¨ªa de los cuerpos de Thomas Shipp y Abram Smith, ambos negros, colgados macabramente de un ¨¢rbol con la ayuda de una cuerda (¡°extra?os frutos cuelgan de los ¨¢lamos¡±). El linchamiento se produjo en Marion, Indiana, EE UU, en agosto de 1930.
Meeropol escribi¨® una sencilla melod¨ªa para el poema. Su mujer fue la encargada de cantarla, siempre en reuniones de amigos y familiares. Hasta que un d¨ªa le dieron la canci¨®n a la cantante negra Laura Duncan, que la interpret¨® una noche de 1938 en el Madison Square Garden. Entre el p¨²blico se encontraba Robert Gordon, trabajador del Caf¨¦ Society, tugurio donde Billie Holiday sol¨ªa actual. Gordon le inform¨® del descubrimiento al due?o del Society, Barney Josephson, militante izquierdista. La conexi¨®n ya estaba hecha.
El 20 de abril de 1939 la cantante entraba en el estudio para grabar la pieza. Mel¨®dicamente no es una canci¨®n com¨²n. Arranca con una melod¨ªa de trompeta seguida de un piano. Holiday no entra a cantar hasta que pasa un minuto y diez segundos, de un tema que dura solo 3,05. La cantante est¨¢ en acci¨®n menos de dos minutos. La sesi¨®n de grabaci¨®n dur¨® cuatro horas. Strange fruit no se convirti¨® en un gran ¨¦xito de ventas. Solo con el tiempo alcanz¨® la condici¨®n de mito. Como se?ala Dorian Lynskey en su excepcional 33 revolutions per minute, Strange fruit no fue la primera canci¨®n protesta de la historia, pero s¨ª fue la primera que impact¨® en el mundo del espect¨¢culo. Antes de eso las piezas reivindicativas se circunscrib¨ªan al ¨¢mbito de los m¨ªtines, las huelgas o las fiestas sindicalistas, pero nunca entraron en el masivo escenario de la cultura popular.
Ojo: Holiday ten¨ªa solo 23 a?os cuando cant¨® la pieza por primera vez. Todav¨ªa no hab¨ªa pasado por el calvario que fue su vida. Perseguida, por negra y adicta a las drogas, pas¨® por la c¨¢rcel y se le prohibi¨® actuar en los clubes de Nueva York durante a?os. Incluso cuando muri¨®, de cirrosis, con solo 44 a?os, se encontraba bajo arresto domiciliario por tenencia de narc¨®ticos. Sus tempestuosas relaciones amorosas quebraron a¨²n m¨¢s su capacidad de resistencia.
Todo lo que para ella era ser negro en Estados Unidos en aquella ¨¦poca represiva lo vert¨ªa en esa canci¨®n. Con el paso de los a?os, y con el sufrimiento acumulado, las interpretaciones de Strange fruit por parte de Billie Holiday fueron m¨¢s intensas. Durante alguna etapa de su carrera (la m¨¢s oscura) lleg¨® a quitar la canci¨®n de su repertorio. Pero siempre volv¨ªa a ella. Hubo incluso algunos promotores que le exigieron que no la cantara, sin duda por el impacto emocional que produc¨ªa en ella y en la audiencia (los camareros dejaban de servir copas por respeto y escuchaban al fondo de la sala), pero ella empez¨® a incluir una cl¨¢usula en los contratos reserv¨¢ndose el derecho a interpretar el tema.
En la d¨¦cada de los cincuenta el deterioro de su salud se acentu¨®. Su adicci¨®n a la hero¨ªna y sus problemas policiales no ten¨ªan fin. Como cuenta el periodista David Margolick en 33 revolutions per minute, cuando cantaba eso de ¡°los ojos saltones y la boca retorcida¡±, Billie ya no hablaba solo de aquellos negros apaleados: se refer¨ªa a ella misma, a su estado f¨ªsico de aquella ¨¦poca.
Hay una an¨¦cdota que ilustra v¨ªvidamente la huella de Strange fruit y su relaci¨®n con su int¨¦rprete. En los a?os finales de su vida, alguien reconoci¨® a Billie en una sombr¨ªa callejuela de Nueva York, caminando sin rumbo, con aspecto de vagabunda. El tipo, sorprendido por la desastrada imagen de la cantante, le dijo: ¡°?Qu¨¦ est¨¢s haciendo con tu vida, Lady Day?¡±. Y, ella, desafiante, le contest¨®: ¡°Bien, ?sabes?, a¨²n sigo siendo una negra¡±.
Diez versiones, puntuadas*, de Strange fruit:
- Billie Holiday, solo piano y voz. Desgarradora. Nota: 10.
- Nina Simone, explicando al principio el significado de la canci¨®n. ¡°Trata de Am¨¦rica, de los problemas entre blancos y negros¡±, se?ala. Nota: 9.
- Diana Ross en el biopic de Billie Holiday: Lady sings the blues. Al principio salen im¨¢genes de la pel¨ªcula. Nota: 7.
- La soprano Barbara Hendricks saca del caf¨¦ humeante Strange fruit y la lleva al auditorio. Nota: 7.
- Strange fruit pasada por la trituradora grunge de The Gutter Twins (Mark Lanegan + Greg Dulli). Nota: 6.
- La excesiva de Antony and the Johnsons. Nota: 6.
?- Sting, despojando de dramatismo a la canci¨®n. Nota: 5.
- La siniestra adaptaci¨®n de Cocteau Twins. Nota: 4.
- UB40 y su meliflua versi¨®n reggae-pop. Nota: 2.
*La puntuaci¨®n es del autor del art¨ªculo.
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