Toronto, ciudad en construcci¨®n
La fisonom¨ªa de Toronto se transforma ante la mirada inquieta de sus habitantes, arrasando barrios tradicionales y volvi¨¦ndose cada vez m¨¢s vertical
Los veo todos los d¨ªas: nieve o truene, los trabajadores del otro lado de la calle levantan a velocidad de la luz un edificio que ya tiene 20 plantas y que, en cosa de nada, tendr¨¢ el doble o el triple. Es uno de los 130 bloques que, seg¨²n la prestigiosa base de datos de la firma Emporis, han vuelto a catapultar a Toronto este 2014 como la ciudad norteamericana con m¨¢s edificios en construcci¨®n, sitial que ocupa desde hace algunos a?os por encima de Nueva York, Chicago o M¨¦xico DF. Pero esta, a diferencia de tantas otras, no es una estad¨ªstica invisible.
La fisonom¨ªa de Toronto se transforma ante la mirada inquieta de sus habitantes, arrasando barrios tradicionales, amenazando la permanencia de viejos almacenes y volvi¨¦ndose cada vez m¨¢s vertical. As¨ª vive uno ahora, al menos en el centro de esta bella ciudad: rodeado de edificios a medio hacer y de maquinaria pesada. Algunos cifran en ella un s¨ªmbolo de bonanza (¡°somos la ciudad norteamericana con m¨¢s gr¨²as en el cielo, es fant¨¢stico¡±, declar¨® alguna vez el c¨¦lebre alcalde Rob Ford), otros la entienden como se?al de un desastre que se avecina.
Una de las voces m¨¢s autorizadas en manifestarse fue la del premio Nobel de Econom¨ªa Paul Krugman. Despu¨¦s de visitar Toronto a mediados del a?o pasado, escribi¨® sobre la inminencia de una burbuja inmobiliaria similar a la de Estados Unidos, que dadas las condiciones se?aladas en su art¨ªculo podr¨ªa estallar en cualquier momento. Siete meses m¨¢s tarde, el estallido no ha sucedido todav¨ªa. ?Suceder¨¢? El economista Nouriel Roubini, conocido como Doctor Cat¨¢strofe tras pronosticar la crisis de 2008, piensa que s¨ª y lleva a¨²n m¨¢s lejos el asunto, sugiriendo no solo que la situaci¨®n inmobiliaria de Canad¨¢ es preocupante, sino tambi¨¦n la de otros 18 pa¨ªses (entre ellos, Australia, Francia y Brasil).
Quienes los refutan aducen que la s¨®lida banca del pa¨ªs, con sus baj¨ªsimos intereses de vivienda, y la numerosa y constante inmigraci¨®n a la ciudad son factores decisivos en la relativa estabilidad que se ha vivido hasta ahora. Lo cierto es que la vivienda se ha encarecido hasta un 20% en los ¨²ltimos cinco a?os; la brecha entre el precio de vivienda y los salarios es la tercera m¨¢s significativa entre los pa¨ªses desarrollados, solo con B¨¦lgica y Noruega por delante, y viene d¨¢ndose una creciente especulaci¨®n inmobiliaria.
La ausencia de una regulaci¨®n rigurosa, a su vez, provoca dolores de cabeza y de bolsillo en aquellos que buscan un lugar para vivir y no una simple inversi¨®n. Lo atisbamos mi pareja y yo hace unos meses, cuando intent¨¢bamos encontrar apartamento. Resultaba inveros¨ªmil la dudosa calidad de muchos de los que vimos, y el desajuste entre lo que se ped¨ªa por ellos y lo que ofrec¨ªan. Algunos pr¨¢cticamente carec¨ªan de ventanas, dos o tres estaban listos para estrenarse en edificios a¨²n a medio hacer, varios otros no aguantaron siquiera una inspecci¨®n somera (grifos que goteaban, puertas imposibles de cerrar). No es broma: tras pasearnos por una veintena de apartamentos nuevos, terminamos alquilando uno construido 25 a?os atr¨¢s.
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