Los efectos secundarios de fijarse metas
Marcarnos objetivos muy definidos e inamovibles genera frustraci¨®n personal Debemos apostar por el progreso a largo plazo en lugar de vivir inmersos en cumplir prop¨®sitos
¡°¨C?Sof¨ªa, Daniel! ¨Cgrit¨¦ por el pasillo a mis hijos de siete y cinco a?os de edad, que estaban jugando en su habitaci¨®n¨C. En diez minutos llega el autob¨²s de la escuela. Vamos a ver qui¨¦n se cepilla antes los dientes y llega primero a la puerta.
Los dos se lanzaron hacia el ba?o, riendo. Tan solo dos minutos m¨¢s tarde, Daniel hab¨ªa ganado, por muy poco, a Sof¨ªa. Sonre¨ª por mi victoria. Ten¨ªa a los dos ni?os en la puerta, listos para coger el bus en un tiempo r¨¦cord. Hab¨ªa conseguido mi objetivo. ?O no? S¨ª, estaban en la puerta a tiempo. Sin embargo, dos minutos no es tiempo suficiente para cepillarse los dientes correctamente. Adem¨¢s, el ba?o hab¨ªa quedado hecho un desastre¡±.
Con esta an¨¦cdota familiar, Peter Bregman empezaba su art¨ªculo Considere no establecer objetivos en 2013, publicado en la prestigiosa Harvard Business Review. El escritor y especialista en liderazgo fue una de las primeras voces en alzarse en contra de la ¨¦tica de los objetivos, esa tendencia tan arraigada que profesionaliza todos los ¨¢mbitos de la existencia. Y con profesionalizar nos referimos a contemplar la existencia bajo la perspectiva de la productividad, como si nuestras vidas tuvieran que responder ante un consejo de administraci¨®n y lo ¨²nico que importara fueran los resultados.
Cuando bailas, tu objetivo no es ir a un lugar determinado de la pista. Es disfrutar cada paso del camino¡± Wayne Dyer
As¨ª, con tantos objetivos por cumplir, casi nadie habla de sus perniciosos efectos secundarios. Analicemos, en este sentido, la an¨¦cdota familiar de Bregman y veremos reflejados, tanto en el padre como en los dos ni?os, muchos de los problemas (personales y empresariales) que caracterizan y definen nuestro tiempo:
Enfoque peque?o de la realidad. Si solamente me preocupa que mis hijos est¨¦n a tiempo para coger el autob¨²s de la escuela, dejo de lado algo tan importante como su higiene dental, por ejemplo. El resultado es que empeque?ezco la dimensi¨®n de un tema mayor por conseguir un resultado inmediato.
Comportamientos poco ¨¦ticos. Puede que Sof¨ªa y Daniel, compitiendo para llegar antes a la puerta, se empujen o se escondan el uno al otro la pasta de dientes, por ejemplo. Por tanto, se puede estar fomentando un aumento de conductas no deseadas.
Falta de perspectiva ante posibles riesgos. No es dif¨ªcil de imaginar a Daniel corriendo escaleras abajo para llegar el primero, sin pensar en que puede tropezar y hacerse da?o.
Falta de automotivaci¨®n. Si el objetivo es lo ¨²nico que importa, si llegar el primero para tener contento a pap¨¢ es la motivaci¨®n, ni Daniel ni Sof¨ªa van a lavarse los dientes por razones como la higiene y el cuidado personal.
Disminuci¨®n de la cooperaci¨®n. Supongamos que Sof¨ªa, m¨¢s peque?a que Daniel, no acierta a abrir la pasta de dientes y le pide ayuda a su hermano. Es l¨®gico que, en este contexto, Daniel vea la incapacidad de su hermana como una ventaja competitiva que le acerque a la meta de llegar el primero y decida no ayudarla.
Mejorar nuestro talento
ART?CULO
Consider not setting goals in 2013,
Peter Bregman.
Se puede leer el art¨ªculo completo en
www.peterbregman.com.
LIBRO
El talento no es suficiente
John Maxwell (Grupo Nelson)
Aprenderemos c¨®mo trabajar los ¨¢mbitos
de mejora que representan nuestro talento.
APUNTARSE A UNO MISMO
En el libro Zen en el arte del tiro con arco,
Eugen Herrigel nos cuenta sus a?os como
disc¨ªpulo con uno de los grandes maestros
de arquer¨ªa japonesa, el llamado kyudo.
Precisamente una de las grandes lecciones
que aprendi¨® (casi imposible de entender
para un occidental) es que para acertar en el
centro de la diana, para alcanzar el objetivo,
hay que apuntarse a uno mismo. Debemos,
pues, estirar el arco libre de toda intenci¨®n y
con un tipo de fuerza no forzada que permita
al tiro desprenderse del tirador "como fruta
madura que cae de la rama".
Pero adem¨¢s de los efectos secundarios que hemos comentado, una vida enfocada a los objetivos provoca ansiedad. Porque cuando se compite, no siempre se puede ganar. Porque no siempre se puede conseguir aquello que nos proponemos. Aunque nos esforcemos. Aunque lo hagamos todo bien, es inevitable que en ocasiones no alcancemos lo que era nuestro objetivo. ?Entonces qu¨¦? Incluso durante el proceso, estamos tan orientados a lograr esto o aquello que provoca que no disfrutemos de lo que estamos haciendo. Solamente podemos pensar en si lo conseguiremos o no. ?Resultado? M¨¢s desasosiego. As¨ª, no es dif¨ªcil de entender que los psiquiatras definan la ansiedad como la epidemia de nuestro siglo. Es normal. Nuestra sociedad se ha orientado a la ¨¦tica del objetivo. Del conseguir. Del tener. Del llegar. No del camino.
En este sentido, la distinci¨®n entre ser y tener que hace Erich Fromm, uno de los grandes pensadores de finales del siglo pasado, parece una profec¨ªa de nuestros d¨ªas. Veamos:
¡°Si puedo decir ¡®soy lo que tengo¡¯, entonces la pregunta que surge es: ¡®?Qui¨¦n soy yo si pierdo lo que tengo?¡¯. As¨ª pues, el sentido de identidad basado en ¡®lo que yo tengo¡¯ es siempre amenazante. El sentido de identidad que est¨¢ basado en el ser es completamente diferente. Yo siento, veo, amo, estoy triste¡ todas estas experiencias humanas que se pueden expresar con verbos son actividades humanas que no son dependientes, que no pueden perderse o ser destruidas¡±.
Si queremos librarnos de la angustia del tener, de conseguir y conseguir objetivos, debemos fijarnos ¨¢mbitos de mejora. Trabajar en lo que nosotros somos, en aquello que no puede ser destruido. No en aquello que podemos obtener.
Hagamos un ejercicio, usemos la imaginaci¨®n y supongamos que somos delanteros de un equipo de f¨²tbol y llevamos algunos partidos sin marcar un gol. Nos hemos esforzado. Hemos corrido m¨¢s que nunca, pero el gol no llega. Empezamos a estar ansiosos y tratamos de concentrarnos para el pr¨®ximo partido con un ¨²nico objetivo en mente: meter por fin un gol y dar por acabada la sequ¨ªa. Llega el d¨ªa del partido y estamos tan pendientes de nuestro objetivo que apenas combinamos con nuestros compa?eros. Nos obsesionamos con disparar desde cualquier posici¨®n, sin tener en cuenta si es la m¨¢s id¨®nea. No disfrutamos. No nos lo pasamos bien. Al final, no llegamos a marcar. Es m¨¢s, el entrenador, disgustado con nuestro juego, decide sustituirnos antes de que termine el encuentro. Los objetivos nos han traicionado.
La mejor forma de conseguir la realizaci¨®n personal es dedicarse a metas desinteresadas¡± Viktor Frankl
Pero hay otro camino que consiste en analizar las razones por las que no hemos alcanzado el gol: examinar nuestro juego en estos ¨²ltimos partidos. Entonces, tal vez lleguemos a la conclusi¨®n de que no estamos suficientemente compenetrados con los mediocampistas de nuestro equipo, y que adem¨¢s no nos desmarcamos bien, con lo que no producimos suficientes opciones claras de gol. Tenemos ahora dos ¨¢mbitos de mejora en los que trabajar durante los entrenamientos. As¨ª, charlamos con los mediocentros y ensayamos alguna jugada nueva. Nos preocupamos por desmarcarnos mejor, crear buenas diagonales¡ En conclusi¨®n, saltaremos al terreno de juego siendo mejores futbolistas y, por tanto, aumentaremos en mucho las posibilidades de marcar gol. Adem¨¢s, al darnos cuenta de nuestra progresi¨®n, seguro que disfrutaremos mucho m¨¢s del juego.
Enfocarse en los objetivos es trabajar para conseguir lo que queremos una vez. Enfocarse en los ¨¢mbitos de mejora es progresar para alcanzar lo que queremos una vez y otra y otra. Es como la f¨¢bula que todos conocemos de aquel granjero que tiene una gallina que pone huevos de oro. Sabemos su fatal desenlace. El hombre, impaciente y avaricioso, decide abrir en canal a la pobre gallina para extraer todos los huevos de oro. El granjero se ha enfocado en los objetivos. ?Resultado? Ni huevos, ni oro, ni gallina. Y mucha ansiedad.
Lo cierto es que todos tenemos nuestra gallina de los huevos de oro, es decir, aquello que hacemos bien y adem¨¢s disfrutamos haci¨¦ndolo. Y todos podemos decidir si le pedimos resultados y m¨¢s resultados o si preferimos cuidar y mimar esas habilidades que nos diferencian del resto.
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