Se?or Ortega
Amancio Ortega es el creador de Zara, y el hombre m¨¢s rico de Espa?a
El se?or Ortega no est¨¢ en Madrid el mi¨¦rcoles 23 de mayo de 2001. No se le espera por la sede de la Bolsa de Madrid, en la plaza de la Lealtad, a pesar de la expectaci¨®n reinante por la salida a Bolsa de la firma Inditex, la empresa espa?ola m¨¢s admirada por las mejores escuelas de negocios del mundo. Esa ma?ana se ponen a la venta 162,6 millones de acciones de la compa?¨ªa, que equivalen al 26,09% del capital total, el 74,7% del cual estaba en manos de una misma persona, el propietario, el hombre que ha hecho posible el milagro desde que en 1975 abri¨® la primera tienda Zara en la calle de Juan Fl¨®rez, de A Coru?a. Es Ortega, como le llaman empleados y amigos. Amancio Ortega Gaona. El inventor de la moda r¨¢pida; el hombre que ha cuestionado algunos mandamientos de la econom¨ªa, como vender moda en el mundo sin hacer publicidad. Su empresa se ofrece ese d¨ªa al mercado con una promesa en firme: en cuatro a?os doblar¨¢ su facturaci¨®n y sus beneficios. Cada 48 horas, Inditex inaugura una tienda en alg¨²n lugar del mundo (274 aperturas s¨®lo en 2002). Un verdadero imperio. Cierto, en sus dominios nunca se pone el sol: 1.567 tiendas, 644 de ellas repartidas en 45 pa¨ªses. Pero Ortega no est¨¢ en Madrid ese d¨ªa tan especial para las fotos de rigor.
Martes 10 de abril de 2002. Zara abre su primer establecimiento en Italia, en la c¨¦ntrica avenida de Vittorio Enmanuele II de Mil¨¢n, a escasos metros de la catedral del Duomo. Es todo un acontecimiento despu¨¦s de muchos a?os de gestiones y de una alianza finalmente rota con Benetton. Atr¨¢s quedaba un reguero de versiones mejor o peor intencionadas sobre la verdadera causa de la resistencia de los italianos a dejarse invadir por moda extranjera en uno de sus sectores llam¨¦mosle estrat¨¦gicos. La llegada de Zara a Italia es un acontecimiento social largamente esperado. A pesar de ello, Ortega no est¨¢ en Mil¨¢n aquella noche.
Tampoco hace unas semanas, el 26 de febrero de 2002, Ortega viaj¨® para estar presente en la inauguraci¨®n de la primera tienda Zara en Mosc¨², en Megamall, el mayor centro comercial de Rusia, precursora de las decenas de tiendas que han de invadir ese mercado. ?D¨®nde est¨¢ Ortega disfrutando de su libertad?
Aeropuerto de Alvero, en A Coru?a. Ortega pasea en solitario por la modesta sala de espera, aguardando una visita. No es la escena que uno pueda imaginarse del hombre m¨¢s rico de Espa?a (con una fortuna valorada en 8.400 millones de euros) y uno de los 18 m¨¢s acaudalados del mundo, seg¨²n acaba de proclamar la revista Forbes para su disgusto. Es una ma?ana como otra cualquiera, y Cecilia Monllor, periodista y escritora, se queda boquiabierta al identificarle. Piensa para sus adentros: "?Pero si es Ortega!". Hace unos meses que est¨¢ en las librer¨ªas un libro suyo titulado Zar¨¢polis. Se hab¨ªa pasado meses investigando sobre la vida y milagros del due?o de Inditex; sobre el imparable ¨¦xito empresarial de un hombre que comenz¨® a trabajar a los 12 a?os como recadero en la camiser¨ªa Gala, en el centro de A Coru?a. Se hab¨ªa entrevistado con decenas de personas, entre amigos, conocidos, competidores y empleados, sin, naturalmente, haber podido hablar con el personaje central de su libro, porque Ortega nunca ha concedido una entrevista. Y ah¨ª est¨¢ a escasos metros de ella, esperando a alguien. Ortega. Tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.
Parecida frustraci¨®n sufrieron los miembros del equipo de Canal + que elaboraron un completo documental sobre Zara. Las gestiones para obtener los correspondientes permisos las llev¨® a cabo el propio director de Canal +, Jos¨¦ Manuel Lorenzo, bajo las condiciones de que no habr¨ªa entrevista con Ortega ni im¨¢genes suyas. A cambio, las c¨¢maras de Canal + ser¨ªan las primeras en poder filmar im¨¢genes en el interior del complejo de Inditex en Arteixo. Naturalmente, aquello no iba con Ortega, pero ¨¦l estaba por all¨ª. "Era un poco frustrante. Nos cruz¨¢bamos con ¨¦l en muchos momentos, pero no pod¨ªamos filmarle", recuerda Mar¨ªa Ruiz, una de las redactoras. "Y con ¨¦l coincidimos en el comedor de empleados. Tres veces com¨ª y tres veces estaba all¨ª, a unos metros de distancia".
Coincidiendo con las primeras tiendas de Zara en Austria, los reporteros de la revista Trend elaboraron un amplio reportaje sobre la firma espa?ola. En aquellas fechas, Marks & Spencer cerraba sus tiendas en el pa¨ªs y se conoc¨ªan las dificultades por las que pasaban firmas como C & A. En cambio, Zara inauguraba casi de golpe tres establecimientos y preve¨ªa terminar el a?o con cinco m¨¢s. "Nos encontramos en la sede de Zara en La Coru?a, en la costa norte espa?ola (¡). En una de las sencillas mesas de la cantina de Inditex, no en la finamente preparada con mantel para visitas y proveedores, se sienta un hombre regordete, que ronda los 65 a?os, al cual no le sentar¨ªa bien ninguno de los trajes de las tiendas de Zara, cortados para los delgados j¨®venes y adolescentes. El fundador de Zara y propietario principal, Amancio Ortega Gaona, produce el efecto de un Don Corleone en una de las pel¨ªculas de Francis Ford Coppola. Sin embargo, le gusta lo discreto y vive al contrario del glamour que a la moda Zara le gusta simular. Ortega vive con su segunda mujer en un discreto bloque de pisos en el centro de La Coru?a y prefiere conducir ¨¦l mismo su Audi A-8. (¡). El se?or Ortega, entretanto, bebe su caf¨¦. Es el hombre que no ha hablado en su vida con un periodista, pero no parece muy triste por ello. ?Va a romper Don Ortega hoy su silencio?".
Ortega hac¨ªa una vida sencilla en una modesta capital de provincia
Naturalmente, el redactor de la revista Trend regres¨® a Viena sin entrevistar al se?or Ortega. Tampoco tuvo m¨¢s ¨¦xito un responsable de The New York Times cuando solicit¨® formalmente a Diego Copado, director de comunicaci¨®n de Inditex, una entrevista con el due?o de Zara. Diego Copado explic¨® educadamente que el se?or Ortega nunca concede entrevistas, pero su interlocutor no quiso entenderlo y se ofreci¨® a enviarle un completo dosier de las entrevistas del Times con todo tipo de l¨ªderes a escala mundial que pueda uno imaginarse, como dando a entender que quiz¨¢ no sab¨ªan con qui¨¦n estaban hablando. El no de Ortega val¨ªa tambi¨¦n para el Times.
Claro est¨¢ que, hace seis a?os, Amancio Ortega era el misterioso Ortega, un hombre sin voz y sin rostro, un fantasma que se paseaba por A Coru?a. De aquellos a?os data la leyenda de un empresario tan exitoso como desconocido que aparentemente hac¨ªa una vida sencilla mezclado en el anonimato de una tranquila capital de provincia. De vez en cuando, la prensa local tomaba nota de alg¨²n detalle de su vida cotidiana: se sab¨ªa que tomaba caf¨¦ en los bares de la calle de Torreiro; se le vio comer marisco en el Suso; era asiduo del Gallo de Oro, donde gusta de comer huevos fritos con patatas de Coristanco; jugaba con sus amigos una pachanguita al f¨²tbol sala al menos una vez por semana. Viv¨ªa en un d¨²plex en el barrio de Zalaeta, cercano a la playa de Orz¨¢n, un t¨ªpico distrito de clase media, donde tambi¨¦n se alojaban otros directivos del grupo, raz¨®n por la cual al barrio se le dio en llamar Zaraeta. El mayor signo de ostentaci¨®n conocido era que condujo en tiempos un Porsche.
De aquel entonces se conoc¨ªan muy pocos datos de su biograf¨ªa: que naci¨® el 28 de marzo de 1936 en la localidad leonesa de Busdongo, que su padre era ferroviario y su madre ama de casa. Que, tras pasar su infancia en Tolosa (Guip¨²zcoa), la familia se traslad¨® a la capital coru?esa, donde residieron en una modesta vivienda para ferroviarios, en la casilla n¨²mero 7, junto a la estaci¨®n de San Crist¨®bal. Ortega cas¨® joven con Rosal¨ªa Mera Goyenechea, una dependienta de la camiser¨ªa La Maja, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos, Marcos y Sandra, el primero de los cuales sufr¨ªa una deficiencia de nacimiento. Sandra, por cierto, acud¨ªa a un colegio p¨²blico. En 1969 cre¨® confecciones Goa y puso a su familia a confeccionar batas de boatin¨¦ a precios m¨¢s baratos que la competencia. Fueron los a?os heroicos. De esa primera experiencia, de las iniciales dificultades, naci¨® la idea de intervenir en todo el proceso: la fabricaci¨®n, la distribuci¨®n y la venta. As¨ª naci¨® Zara.
Los ¨¦xitos de Zara en el mundo y el pertinaz anonimato de su propietario llevaron distintas velocidades. De Zara cada vez se sab¨ªa m¨¢s, pero de Ortega s¨®lo peque?as an¨¦cdotas sin confirmaci¨®n. Se escribi¨® as¨ª de su afici¨®n por el f¨²tbol y por el Deportivo de La Coru?a, a cuyo estadio dec¨ªan que acud¨ªa con frecuencia, aun cuando nadie le hab¨ªa visto. Se lleg¨® a rumorear que dispon¨ªa de un importante paquete de acciones del club. Se public¨® que se hab¨ªa hecho con una impresionante colecci¨®n de obras de arte, con una bodega privada de vinos a la altura de su riqueza; luego lleg¨® la adquisici¨®n del pazo de Anceis, sobre una superficie de 42.000 metros cuadrados, y la construcci¨®n del Centro H¨ªpico Casas Novas, en Lar¨ªn, para dar gusto a las aficiones h¨ªpicas de su tercera hija, Marta, nacida de su uni¨®n sentimental con Flora P¨¦rez, en tiempos trabajadora de Inditex. En 1986, Amancio Ortega y Rosal¨ªa Mera se hab¨ªan divorciado.
La mayor¨ªa de esos datos han llegado v¨ªrgenes a nuestros d¨ªas por falta de contraste, se han transmitido de reportaje en reportaje como si el tiempo se hubiera detenido. Seg¨²n esas informaciones, Amancio Ortega sigue volando a bordo de su avi¨®n privado, un Falcon 900, que en realidad fue jubilado hace dos a?os, porque ahora Inditex dispone de un Global Express fabricado por la canadiense Bombardier, un avi¨®n m¨¢s moderno y que permite viajes transoce¨¢nicos. Hace a?os tambi¨¦n que Ortega dej¨® de jugar al f¨²tbol con sus amigos, deporte del que no es un especial seguidor diga lo que diga esa biograf¨ªa que corre de boca en boca. Tampoco ha ido al estadio de Riazor ni es due?o de un palco, ni colecciona obras de arte ni dispone de una bodega propia. Eso s¨ª, cada ma?ana sigue acudiendo a desayunar al club financiero de A Coru?a.
El hombre sin voz y sin rostro era tan inaccesible para los medios de comunicaci¨®n como cercano para cualquiera de sus empleados: siempre estaba en la f¨¢brica, de donde nunca parece haber salido. Se sab¨ªa que cualquier jefe de tienda pod¨ªa recibir una llamada de Ortega, que visitaba sus centros cualquier fin de semana, que se le pod¨ªa ver un domingo trabajando en el centro log¨ªstico; que sus normas de austeridad se aplicaban a sus directivos, que viajaban en clase turista. De su capacidad para parecer omnipresente no ten¨ªan duda alguna sus empleados. Fuera de sus f¨¢bricas, Ortega en persona pudo experimentar los curiosos efectos que obraba su anonimato: un empresario alardeaba de conocerle ante sus amistades en un restaurante, sin darse cuenta de que el propio Ortega estaba sentado en la mesa de al lado.
En 1997, un reportaje de El Pa¨ªs Semanal escrito por Manuel Rivas divulg¨® la primera foto de Amancio Ortega: el rostro tama?o carn¨¦ de identidad de un hombre joven. Era Ortega en los a?os setenta, naturalmente. A efectos de identificaci¨®n, su valor era nulo: a nadie le aguanta la cara y el cabello el paso de 20 a?os. En octubre de 1999 se rompi¨® el enigma y apareci¨® su primera imagen oficial en el balance de la compa?¨ªa: un hombre canoso, aparentemente inc¨®modo ante la c¨¢mara, con una americana azul y una camisa blanca. Sin corbata. No era una foto muy ortodoxa.
Pero era una foto sincera. As¨ª es Ortega. As¨ª viste siempre. Camisa blanca o azul. Pantal¨®n gris o azul. Y unos zapatos Sebago. Nunca vaqueros. Gusta de estar en mangas de camisa y arremangado. Naturalmente, no usa corbata. S¨®lo se la ha puesto ante el Rey o el d¨ªa de su segunda boda, celebrada hace apenas a?o y medio en un acto familiar en su pazo de Anceis, oficiada por el alcalde de Cambre. La noticia de su boda se supo un a?o despu¨¦s.
Desde esa primera foto oficial hasta hoy, algunas cosas han cambiado y otras no tanto a su alrededor. Su obsesi¨®n por preservar la intimidad permanece inalterable, pero la entrada en Bolsa de Inditex obligaba a darle a conocer a ¨¦l y a su empresa en determinados c¨ªrculos. Y esa operaci¨®n era una idea fija de Ortega para resolver cualquier duda sobre la continuidad de Inditex en un futuro. El trabajo se hizo con mucha antelaci¨®n, como se dise?an muchas actuaciones en esta compa?¨ªa, que sigue al pie de la letra algunas de las m¨¢ximas de su creador: "No me expliques c¨®mo vamos a hacer dinero hoy. Expl¨ªcame c¨®mo lo haremos dentro de cinco a?os". Consecuencia de este proceso es que Ortega se ha hecho algo m¨¢s visible, pero no hasta el punto de conceder entrevistas o dirigirse a sus accionistas en la junta anual.
"Desde 1995 ten¨ªamos ante nosotros un reto: c¨®mo sacar a Bolsa una compa?¨ªa cuyo due?o era desconocido", explica Antonio Camu?as, presidente de la consultora Global Strategies y asesor de la presidencia de Inditex. "Hab¨ªa que dise?ar una estrategia de relaciones con el mundo econ¨®mico, financiero, pol¨ªtico y medi¨¢tico, porque en t¨¦rminos privados tampoco se le conoc¨ªa. Por otra parte, se trataba de una empresa que no estaba endeudada, que no solicitaba cr¨¦ditos ni acud¨ªa a subvenciones, que siempre iba por libre, que tampoco ten¨ªa relaci¨®n con el poder pol¨ªtico. Todo ello con el agravante de que nunca operar¨ªamos en el sector de las relaciones p¨²blicas. Hab¨ªa que buscar un esquema a su medida, porque ¨¦l no estaba dispuesto a salir a la luz p¨²blica. Fueron tres a?os de trabajo. Sin departamento de comunicaci¨®n. Sin inversiones en publicidad. Sin notas de prensa. La percepci¨®n del grupo cambi¨®. Hab¨ªa que jugar con la transparencia".
Es una persona que se cuestiona constantemente su modelo
De esa estrategia nace una actividad que, en su momento, no fue bien entendida del todo. Amancio Ortega comenz¨® a relacionarse privadamente con personalidades al m¨¢ximo nivel del entorno econ¨®mico, pol¨ªtico y financiero espa?ol e internacional. Paulatinamente, la sede de Inditex en Arteixo fue escenario de visitas ilustres, algunas de ellas acompa?adas del preceptivo testimonio gr¨¢fico. Pero, aun as¨ª, la empresa no pudo evitar que se vertieran interpretaciones sobre particularidades tales como que Ortega no sali¨® a recibir al pr¨ªncipe Felipe o que estaba ausente de Arteixo durante una visita de Aznar, y s¨ª, en cambio, acept¨® fotograf¨ªas recibiendo a Manuel Fraga o a Xos¨¦ Manuel Beiras, secretario general del BNG, e incluso m¨¢s recientemente a Zapatero. La realidad actual es que empresarios, banqueros, pol¨ªticos o sindicalistas se cuentan ya entre quienes han tenido amplias conversaciones con el personaje.
Tal fue el caso de C¨¢ndido M¨¦ndez, secretario general de la UGT: "Me caus¨® una buena impresi¨®n. Visit¨¦ la sede de Arteixo y pude disfrutar de la visi¨®n de un sistema log¨ªstico formidable. Durante la visita me encontr¨¦ con Ortega en una de sus tiendas pilotos: all¨ª estaba discutiendo con su gente sobre la forma de poner la ropa en el escaparate. Me dio la impresi¨®n de que cuida personalmente el dise?o. Me pareci¨® un hombre muy interesante con un gran bagaje personal, un hombre de origen modesto que respeta las opiniones de los dem¨¢s. Que escucha. Tuvimos una charla muy interesante y ¨¦l comprend¨ªa nuestra preocupaci¨®n por la ley de la calidad de la ense?anza, porque tiene una gran sensibilidad hacia esa cuesti¨®n. Tiene una gran curiosidad. Es el antih¨¦roe empresarial. No concuerda con el perfil cl¨¢sico. A pesar de la tendencia a externacionalizar las producciones, Inditex se mantiene en una l¨ªnea de fijar plantillas. La empresa tiene cierta reticencia hacia los sindicatos, pero Ortega no tiene un perfil antisindical".
Camilo Nogueira es diputado europeo del BNG e ingeniero industrial y economista. Acompa?¨® a Beiras durante una entrevista con Ortega. "Yo hab¨ªa seguido las evoluciones de Inditex desde hace a?os y las defend¨ª como algo sorprendente y ejemplar. No entend¨ªa algunas posiciones que se manifestaban en Galicia contra esta empresa. Aqu¨ª hay gente muy dada a buscar explicaciones fraudulentas de actividades que tienen ¨¦xito. ?Por qu¨¦ ser¨¢ que tienen ¨¦xito?, se preguntan y hacen correr el bulo. Todo ello no tiene nada que ver con la personalidad de Ortega: su propia forma de vestir indica que nada tiene que ver con el t¨ªpico director de gomina manipulando millones que no son suyos. ?l es un hombre que sufre y disfruta de los detalles. Es una de las pocas fortunas que hay en Espa?a fundamentadas en negocios industriales y no en actividades especulativas, o basadas en concesiones p¨²blicas. Ha innovado en un sector que no era innovador. Lleva una vida tan normal en A Coru?a que te sorprende".
El hombre misterioso dej¨® de serlo en ciertos niveles. ?C¨®mo es Ortega? "Es un hombre afable, agradable, cari?oso con sus hijos, que escucha mucho. No intenta dar lecciones a nadie", dice Jos¨¦ Manuel Lorenzo, director de Canal +. "Vive en un esquema de clase media. La esencia del personaje no ha cambiado. Cuando come en Inditex, recoge su plato. Se le mont¨® un despacho presidencial con un comedor privado. El despacho no lo usa y el comedor s¨®lo cuando recibe visitas importantes. ?l sigue trabajando en el departamento de dise?o femenino. All¨ª, en el centro, est¨¢ su mesa, una mesa de formica en forma de ele. A quien se lo digan no se lo cree", recalca Camu?as.
Profesionalmente, de Ortega destacan su inteligencia y su intuici¨®n. "Tendr¨ªa ¨¦xito en cualquier negocio que emprendiera", dice con orgullo uno de sus amigos personales. "No es un hombre dado a grandes teor¨ªas", reconoce un economista que conoce muy bien el funcionamiento de Inditex. "Act¨²a con humildad y naturalidad. Cualquier idea es bien recibida: si falla, es desechada para siempre. Es un hombre muy pr¨¢ctico. Viaja mucho y ha tenido contacto con gente de mucho nivel. Escucha mucho. No pontifica. Es muy receptivo. El suyo es un excelente ejemplo de distribuci¨®n creativa. Eso es ¨¦l, una persona que se cuestiona constantemente el modelo. Nadie en el mundo renueva los escaparates cada 15 d¨ªas ni pone patas arriba las tiendas cada cuatro a?os. Es una met¨¢fora de su trabajo: el rito de tirar las paredes abajo cada cierto tiempo". El economista apunta hacia nuevos objetivos del grupo: "Seguro que estar¨¢n buscando negocios que sean organizables, regalos, joyer¨ªa popular, qui¨¦n sabe, en los pr¨®ximos a?os".
La pr¨®xima entrada en escena de Inditex es Zarahome. Ser¨¢ una nueva cadena con productos para el hogar, desde s¨¢banas y toallas hasta la vajilla o la cuberter¨ªa. Zarahome se unir¨¢ a las otras firmas del grupo: Zara, M¨¢ximo Dutti, Pull & Bear, Berskha, Stradivarius y Oysho.
Cumplidos los 67 a?os hace unos d¨ªas, el secreto de Ortega es "estar siempre rodeado de gente joven, a la que se tiene muy en cuenta en su empresa", dice un amigo suyo. Pero trabajar a su lado no es f¨¢cil: vive para el trabajo, es un tremendo perfeccionista. "El a?o pasado se fue por vez primera en su vida de vacaciones. Una semana", recuerda Camu?as. "Me dijo un d¨ªa que pensaba irse a las islas Mauricio. Luego me habl¨® de Marbella, donde tiene un apartamento. A las semanas le not¨¦ dudoso: con lo bonito que es Galicia, casi me quedo aqu¨ª, me dijo. Finalmente se fue una semana a las Baleares".
Las malas lenguas inciden en que le gusta promover la competencia entre sus propios directivos y que esa es una fuente de grandes tensiones. Los sindicatos reconocen que la empresa cumple los convenios, pero se resiste a un acuerdo unificado para toda la compa?¨ªa en consonancia con los beneficios. En lugar de ello, practica cierto paternalismo, como disponer graciosamente una paga en octubre, por eso conocida como la paga de Ortega.
La salida a Bolsa de Inditex fue un ¨¦xito, y el valor de la compa?¨ªa ha soportado la mala racha de la Bolsa. Durante 2001, el valor de la acci¨®n se revaloriz¨® un 45,65%, cuando la media del Ibex 35 fue una ca¨ªda del 12,77%. En 2002, la acci¨®n subi¨® un 5,14%, frente a una ca¨ªda media del 28,11% en el Ibex 35. Sin embargo, en el terreno personal, el mercado puso de manifiesto no s¨®lo la cuant¨ªa de su fortuna personal, sino la de miembros de su familia: Rosal¨ªa Mera, su primera esposa, es ahora la mujer m¨¢s rica de Espa?a. Curiosamente, Rosal¨ªa tampoco ha seguido el patr¨®n cl¨¢sico de la consorte de un gran empresario: estudi¨® Magisterio y Psicolog¨ªa y cre¨® la Fundaci¨®n Paideia, muy dedicada a los problemas de los discapacitados y a la educaci¨®n. Las actividades de Rosal¨ªa Mera no pasan inadvertidas en A Coru?a: la sede de la fundaci¨®n, en la plaza de Mar¨ªa Pita, est¨¢ engalanada estas fechas con banderas de Nunca M¨¢is. A ella misma se la ha visto en manifestaciones. El grueso de sus inversiones financieras las ha destinado a comprar acciones de la farmac¨¦utica Zeltia, que trabaja en la investigaci¨®n de sustancias anticancer¨ªgenas. Rosal¨ªa es tambi¨¦n un personaje: lleva una vida sencilla desprovista de todo lujo. No se priva de acudir con sus amigas a ciertos locales donde gusta de cantar a viva voz. Y su ¨²ltima afici¨®n conocida es la jardiner¨ªa.
Esta reciente notoriedad ha producido efectos no deseables alrededor de Ortega. Sus ¨²ltimas fotos al lado de la infanta Elena, o de Jaime de Marichalar, de la nieta de Onassis, junto a Mar Flores o Vicky Mart¨ªn Berrocal, han ilustrado las revistas del coraz¨®n y han levantado algunos comentarios haciendo ver sus nuevas y desconocidas inclinaciones hacia el mundo del papel cuch¨¦. "Se trataba de un concurso h¨ªpico y es gente conocida que est¨¢ en ese mundo. Ortega no tiene por qu¨¦ ocultarse de ello, aunque hubo algunos errores que no se repetir¨¢n", comenta un amigo suyo. Ahora le critican que su hija Marta estudie en colegios de pago extranjeros. Sus amigos le defienden: "Cualquier padre dar¨ªa la mejor educaci¨®n a un hijo suyo. Y si Marta ahora sabe tres idiomas, Ortega habr¨¢ hecho bien". La ¨²ltima noticia ha sido la aparici¨®n de un yate de su propiedad, el Valoria (nombre del pueblo de su madre), valorado en seis millones de euros. "Ese yate, en Palma o en Marbella no llamar¨ªa la atenci¨®n de nadie. Ortega huye de los lujos. El avi¨®n de la compa?¨ªa no tiene ning¨²n adorno fuera de lo normal, ni tampoco el yate. Su casa es una casa para vivir, decorada con gusto, pero lejos de cualquier excentricidad, como son los escaparates de Zara. Quienes piensen lo contrario, siguen sin conocer a Ortega".
El hombre m¨¢s rico de Espa?a es un empresario at¨ªpico que viste como un sencillo trabajador y se mueve por su empresa como uno m¨¢s, desprovisto de cohorte y protocolo a su alrededor. Esa libertad le permite estar cerca de la calle, fuente de su inspiraci¨®n, y le aleja de cualquier tentaci¨®n con el poder. Esa peculiaridad, tan poco entendida puertas afuera, la explica ¨¦l mismo a sus amigos con una escueta frase: "Soy propiedad de mi empresa".
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