Tres formas sencillas de soportar a un cretino (sin Orfidal)
?Algo o alguien le enerva? Estos expertos prometen que sus disciplinas le ayudar¨¢n a controlar una reacci¨®n adversa
Estar en contacto con las necesidades internas y en armon¨ªa con el entorno, ser respetuoso con los ritmos del cuerpo y de la naturaleza, capaz de aprender de las dificultades y tener un fuerte prop¨®sito vital. Estos son algunos de los ingredientes para una vida equilibrada que proponen los expertos consultados. Alcanzarla en la era de las distracciones m¨²ltiples puede pasar por el entrenamiento de la atenci¨®n. El mindfulness o atenci¨®n plena, el yoga o la psicolog¨ªa positiva ofrecen herramientas para ello.
Entrenar la atenci¨®n
Algo tan simple como contar del 1 al 10 sin que la mente se vaya por otros derroteros se est¨¢ volviendo cada vez m¨¢s complicado, acostumbrados como estamos a distraernos con los dispositivos electr¨®nicos, la publicidad o la televisi¨®n. ¡°Cuando la atenci¨®n va constantemente de un objeto a otro, lo que se propicia es una reactividad ante lo que ocurre: la capacidad de respuesta se reduce y nos comportamos de forma autom¨¢tica¡±, se?ala Ana Arrab¨¦, instructora de programas de reducci¨®n de estr¨¦s basado en mindfulness (MBSR, por sus siglas en ingl¨¦s) y pionera en Espa?a de esta disciplina que naci¨® en la Universidad de Massachusetts (EE. UU.) hace 30 a?os. Desde entonces se ha exportado a medio mundo, gracias a su efectividad para reducir s¨ªntomas f¨ªsicos y psicol¨®gicos asociados al estr¨¦s. Por ejemplo, de acuerdo con los estudios realizados en dicha universidad, las escalas de malestar que tienen que ver con depresi¨®n, ansiedad, hostilidad y somatizaci¨®n del estr¨¦s se reducen en un 43 % tras participar en un curso MBSR. ¡°Vivimos en continua alerta y no nos permitimos desconectar¡±, asegura Arrab¨¦. La dispersi¨®n conduce al estr¨¦s, una epidemia que sigue creciendo en Espa?a, tal y como refleja el aumento del consumo de ansiol¨ªticos (entre los que se incluye el f¨¢rmaco Lorazepam, cuyo nombre comercial m¨¢s conocido es, probablemente, Orfidal). Su uso ha aumentado un 37,3 % desde el a?o 2000 a 2011, de acuerdo con la Agencia Espa?ola de Medicamentos y Productos Sanitarios, o el porcentaje de empleados que en 2012 afirmaba estar m¨¢s estresado que el a?o anterior: el 62 %, de acuerdo con la Asociaci¨®n Espa?ola de Especialistas en Medicina del Trabajo.
El estr¨¦s es a su vez es una puerta de entrada a las enfermedades. Por eso, no tenemos que esperar a estar mal para actuar: ¡°Aunque no est¨¢n enfermas, muchas personas se dan cuenta de que se est¨¢n perdiendo algo importante y les gustar¨ªa experimentar una mayor sensaci¨®n de bienestar¡±, afirma Ana Arrab¨¦. La percepci¨®n de que est¨¢n engullidas por la anticipaci¨®n ante lo venidero y las lamentaciones por el pasado lleva a mucha gente a incorporar mindfulness en su vida. Esto es, la capacidad de prestar atenci¨®n al momento presente de forma deliberada y sin juzgar.
Cuidar lo que nos nutre
El psic¨®logo ?scar S¨¢nchez recuerda c¨®mo, en un momento de estr¨¦s, cuando se acercaba la fecha l¨ªmite para entregar su tesis doctoral y se enfrentaba a dificultades en el trabajo, lo que m¨¢s le ayudaba a encontrar equilibrio eran sus paseos por el monte. ¡°Estamos programados para atender los est¨ªmulos naturales. A medida que me relajaba iba teniendo m¨¢s y m¨¢s ideas creativas¡±, se?ala. El contacto con la naturaleza es una de las formas cl¨¢sicas, y relativamente sencilla, de encontrar sosiego cuando nos sentimos amenazados.
S¨¢nchez trabaja en el marco de la Psicolog¨ªa Positiva, una rama que se centra en cualidades como el optimismo, el humor o la resiliencia, la capacidad de recuperarse frente a la adversidad. Tambi¨¦n aqu¨ª el entrenamiento de la atenci¨®n es importante. En los talleres que imparte para fomentar el optimismo, este profesor de la Universidad de Murcia trata de modificar el llamado sesgo atencional negativo de los participantes: las personas con un perfil pesimista, por as¨ª decirlo, se fijan en los est¨ªmulos negativos y pasan por alto los positivos. ¡°Esto se ha observado en personas que han sufrido traumas, pero tambi¨¦n en gente con ansiedad¡±, apunta. Se trata, por tanto, de estar alerta ante lo positivo o lo neutro. Cuando la tendencia es catastrofista con respecto al futuro, el objetivo es aumentar la conciencia planteando preguntas como: ?qu¨¦ es lo peor que puede pasar?, ?qu¨¦ est¨¢ en mi mano hacer para afrontar ese escenario? ¡°Eso nos va a ayudar a tener mayor sensaci¨®n de control¡±, asegura S¨¢nchez.
Y precisamente en este control est¨¢ una de las claves. Como en la f¨¢bula de la reina que cierto d¨ªa, mientras andaba descalza, se clav¨® una piedra afilada y se hizo da?o en el pie. Enfadada, orden¨® cubrir de cuero todo su reino. Hasta que un ministro sabio sugiri¨® una f¨®rmula m¨¢s sencilla: en lugar de cubrir el reino, dijo, protejamos con cuero las plantas de nuestros pies. Y as¨ª se inventaron, de acuerdo con este m¨ªtico relato, los zapatos.
La cuesti¨®n es que muchas veces no es posible controlar lo que nos pasa, pero s¨ª nuestra reacci¨®n ante ello. ¡°No se trata tanto del estr¨¦s como de la reacci¨®n al estr¨¦s¡±, recuerda Arrab¨¦. Si ya hay tensi¨®n en nuestra vida, es importante cuidar las relaciones, la alimentaci¨®n o el descanso. ¡°Si eliminamos de nuestra agenda lo que nos nutre, el estr¨¦s se incrementar¨¢¡±, explica. Y esto es algo que tendemos a hacer cuando nos sentimos presionados.
El mapa no es el territorio
¡°Sal de tu mente y entra en tu cuerpo¡±. Esta es la aproximaci¨®n que ofrece Gustavo G. Diex, director de Nirakara, un instituto de estudio del yoga y atenci¨®n plena vinculado a la Universidad Complutense de Madrid. ¡°Nuestro centro de gravedad existencial est¨¢ en el pensamiento, y eso quiere decir que los m¨²ltiples di¨¢logos mentales acerca del futuro, an¨¢lisis del pasado y dem¨¢s son el centro de nuestra experiencia¡±, se?ala Diex.
Sin embargo, estos pensamientos son solo interpretaciones de la realidad y no la realidad misma. El mapa, como se suele decir, no es el territorio, pero es posible entrar en contacto con este territorio ¨Co sea, la realidad¨C a trav¨¦s de lo que Diex llama ¡°corporalidad¡±. Por ejemplo, darse cuenta de c¨®mo reacciona nuestro cuerpo ante una persona que nos agrada y frente a otra que nos incomoda. O las diferentes sensaciones del d¨ªa frente a la noche. ¡°Refugiarse en la corporalidad es saber en qu¨¦ estado mental estamos en cada momento. El organismo nos da informaci¨®n valiosa sobre lo que nos est¨¢ pasando en cada instante. En un momento de ira, por ejemplo, respiramos entrecortado o nos ponemos rojos. Aunque las emociones sean autom¨¢ticas, tenemos opci¨®n de poder regularlas. El simple hecho de concentrarnos en nuestro cuerpo hace que nuestra primera emoci¨®n ¨Cde ira, en el ejemplo anterior¨C se vaya diluyendo¡±.
Diex, que ha impartido talleres con m¨¢s de 1.500 participantes en su centro de la Universidad Complutense, sostiene que, en general, hemos perdido la sincron¨ªa con el cuerpo. ¡°El cuerpo habla de sus ritmos de sue?o, aprendizaje, actividad¡, pero no estamos acostumbrados a escucharle¡±, sostiene. ¡°La falta de conciencia corporal est¨¢ ¨ªntimamente ligada a la falta de conciencia emocional; nos parece que la mente vive en un espacio diferente, pero no es cierto¡±.
Seg¨²n las teor¨ªas de Gustavo G. Diex, las personas que comienzan a respirar y moverse con mayor conciencia entran en contacto con recuerdos emocionales que quedaron, por as¨ª decirlo, enterrados. ¡°El yoga, el chi kung o el taichi son disciplinas de escucha corporal, donde el cuerpo no se utiliza como instrumento, sino como un fin en s¨ª mismo¡±, se?ala el experto.
En los talleres que imparte, Ana Arrab¨¦ tambi¨¦n se refiere a la necesidad de volver una y otra vez al cuerpo, a la respiraci¨®n y a las sensaciones f¨ªsicas para anclar la atenci¨®n en el presente. Esta es, volviendo al principio, una f¨®rmula efectiva contra la prisa. La prisa va de la mano de la reactividad y dificulta que nos comportemos de otra manera, superando viejos patrones, ante las dificultades. Algo fundamental, ya que, como dej¨® dicho Einstein, no es posible resolver un problema usando el mismo tipo de pensamiento que lo cre¨®.
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