El astillero de los sue?os
Entramos en los dominios de Swan, la casa finlandesa donde nacen los 'Rolls-Royce' del mar. Experimentadas manos producen aqu¨ª los veleros m¨¢s preciados del planeta
Con el torso desnudo y una toalla anudada alrededor de la cintura, Enrico Chieffi, de 51 a?os, excampe¨®n del mundo de la clase Star de vela ligera y consejero delegado de Swan, blande una g¨¦lida cerveza al salir de una humeante sauna finlandesa a ¨²ltima hora de la tarde. ¡°Slow life is a good life¡±, dice con su marcado acento italiano. Una vida tranquila es una buena vida. La frase que rubrica la escena podr¨ªa servir como resumen del esp¨ªritu de la firma que lidera bajo la presidencia de su compatriota y amigo Leonardo Ferragamo desde que este ¨²ltimo se hizo con el control de la compa?¨ªa en 1998. Desde entonces, la astucia y las artes italianas para los negocios se han convertido en sello de la casa. Pero, como viene ocurriendo desde hace casi medio siglo, cada nuevo cisne botado en estas aguas del Golfo de Botnia sigue siendo una creaci¨®n puramente finlandesa.
Muy cerca de la sauna del Museo del ?rtico donde Chieffi invita a probar una cerveza rubia, la peque?a localidad de ?Jakobstad acoge las plantas de producci¨®n donde surge cada nuevo prototipo de Swan. El astillero que fabrica los veleros m¨¢s codiciados del mundo ha abierto las puertas a la prensa internacional. Los considerados como Rolls-Royce de los veleros nacen en esta ciudad de la costa oeste finlandesa de 20.000 habitantes, muchos de ellos pertenecientes a varias generaciones vinculadas durante siglos a la fabricaci¨®n naviera. Todo avezado navegante reconoce sus modelos al cruzarse con ellos en mar abierto o en la bocana de un puerto por la insignia caracter¨ªstica que remata los costados de babor y estribor de sus cascos hacia proa con el s¨ªmbolo de una flecha convertida en leyenda. Han sucumbido a sus encantos desde potentados empresarios como el mexicano Ram¨®n Carl¨ªn, que conquist¨® a bordo del 65 pies Sayula II la primera Volvo Ocean Race (entonces Whitbread Round the World Race), hasta refinadas personalidades como el director de orquesta Herbert von Karajan, que fue propietario del modelo 43 pies Helisara II. Poseer un Swan sigue siendo privilegio de unos pocos. Solo existen 2.012 unidades en el planeta.
A punto de arrancar la temporada estival, un hombre de negocios estadounidense que exige permanecer en el anonimato invita a subir a su nuevo prototipo de 90 pies (28 metros) amarrado en uno de los muelles adyacentes a la sede de Jakobstad. El velero zarpar¨¢ a mediod¨ªa para una de las pruebas de navegaci¨®n con personal del astillero antes de la entrega definitiva tras un a?o y medio de manufactura, proceso que suele durar 12 meses. ¡°La relaci¨®n suele prolongarse dos a?os en el caso de los superyates¡±, explica Marcus Jungell, el director de ventas de Swan, oriundo de la zona, de 34 a?os y regatista desde los 7. ¡°Acabamos sabiendo mucho del cliente. Con los grandes barcos, algunos propietarios, como en este caso, traen a sus propios arquitectos navales, que trabajan en coordinaci¨®n con nuestros equipos¡±.
El due?o del nuevo yate es alto y corpulento, ronda los 60 a?os, viste mono rojo de marinero y tuvo anteriormente otro cisne de menor tama?o que ha colocado en el mercado de segunda mano, donde estas piezas son consideradas objetos de coleccionista. La nueva criatura parece el pasaporte para una jubilaci¨®n dorada y su due?o ha querido venir hasta Finlandia para vigilar el final del proceso de fabricaci¨®n. El precio base de este modelo parte de los 8,7 millones de euros. Pero es solo ¡°una plataforma¡± que se encarece con la elecci¨®n de elementos de navegaci¨®n, materiales y dise?o de interiores, y que puede llegar, como reza el viejo dicho, ¡°hasta la total ruina del propietario¡±.
Poseer un Swan es privilegio de unos pocos. Solo existen 2.012 unidades
en el planeta
Soltamos amarras. El sol brilla entre nubes y sopla una suave brisa de 15 nudos sobre estas inmediaciones del Golfo de Botnia. El prototipo de 90 pies bordea los islotes llamados H?lsing?n y H?g?n antes de salir a mar abierto, convertido hoy en una balsa de tonos aceitosos. El fot¨®grafo James Rajotte pide permiso al propietario para tomarle un retrato durante la singladura. ¡°Gracias por preguntar, pero no; me buscan en 53 Estados¡±, se excusa en ingl¨¦s trazando una sonrisa socarrona. Mientras tanto, uno de los marineros dirige el desenrollado de las velas mayor y g¨¦nova desde el puesto de mando de una de las dos ruedas del tim¨®n. Todo se controla con botones que mandan informaci¨®n a los molinetes hidr¨¢ulicos, evitando todo esfuerzo innecesario con los cabos para controlar el velamen. La cubierta de teca de Birmania luce un tono melocot¨®n que invitar¨ªa a pasear descalzo si no fuera por el fr¨ªo imperante. Los pasajeros en la ba?era central comentan los pormenores de la traves¨ªa c¨®modamente alejados de la ba?era de popa adonde llegan los cabos de la maniobra, muy cerca de las dos ruedas del tim¨®n. El imponente m¨¢stil de cuatro crucetas se abre paso por el B¨¢ltico, desierto en un d¨ªa laborable.
El armador invita a los visitantes a tomar los mandos durante unos minutos. Resulta dif¨ªcil explicar la nobleza de comportamiento de la embarcaci¨®n, ci?endo a rabiar contra el viento con un ¨¢ngulo por debajo de los 30 grados. La respuesta ante cada suave palada de tim¨®n convierte la experiencia en un placer supremo. ¡°No se trata solo de la velocidad o de las prestaciones de crucero que aportan estos barcos¡±, explica el CEO Enrico Chieffi. ¡°Es la comuni¨®n de dise?o, velocidad y prestaciones de crucero. No es una experiencia extrema. Para eso est¨¢n los catamaranes como los que participan en la Copa Am¨¦rica. Esto es el puro placer de navegar a vela¡±.
Es lo mismo que han sentido los patrones de estas embarcaciones desde hace casi medio siglo. El finland¨¦s Pekka Koskenkyl? fund¨® en 1966 el astillero Nautor¡¯s Swan en este rinc¨®n del pa¨ªs de los mil lagos. Tarantella fue el primer prototipo de la casa. Un peque?o sue?o de 10 metros de eslora y casco de fibra de vidrio ideado para competir con ¨¦xito en las regatas sin descuidar la l¨ªnea interior de confortabilidad. Como el mismo Koskenkyl? asegura, ¡°todo empez¨® como un hobby¡±. Por pura pasi¨®n marinera. Sin capital previo. Con la audacia y empe?o hasta las cejas como ¨²nico aval de aquel joven de porte principesco y rubio cabello ondulado. Al poco de arrancar, un incendio durante una fr¨ªa noche de 1968 arras¨® varios cascos en diferentes procesos de producci¨®n, obligando al se?or Koskenkyl? a reordenar la f¨¢brica. El fundador tuvo que endeudarse para cubrir los costes y perdi¨® la propiedad de la compa?¨ªa. ¡°Pero sobrevivi¨® y prosper¨®¡±, en sus propias palabras.
Olin Stephens, de la prestigiosa firma estadounidense Sparkman & Stephens, estamp¨® su firma en los primeros dise?os de Swan. Los ochenta significaron la llegada del emblem¨¢tico arquitecto naval argentino Germ¨¢n Frers como dise?ador de la casa tras un breve idilio con Ron Holland y Bruce Farr. El ?desembarco de Frers consolid¨® la l¨ªnea deportiva con los interiores exquisitos y la expansi¨®n internacional. Hasta hoy. Frers, autor desde sus oficinas en Argentina e Italia de los dise?os de algunos de los m¨¢s relevantes megayates a vela del planeta y muchos prototipos ganadores de las m¨¢s prestigiosas regatas, contin¨²a esbozando los modelos que se manufacturan en Nautor¡¯s Swan con una mezcla de acabados a mano y tecnolog¨ªa puntera que resumen sus m¨¢ximas de aunar ¡°arte, tecnolog¨ªa y armon¨ªa¡±.
Estos barcos no proporcionan una experiencia extrema. Para eso est¨¢n los catamaranes como los que participan en la Copa Am¨¦rica. Esto es el puro placer de navegar a vela¡± Enrico Chieffi, CEO de Swan
La ca¨ªda en ventas que la compa?¨ªa sufri¨® en los noventa la llev¨® a una absorci¨®n a finales de la d¨¦cada por parte del italiano Leonardo Ferragamo. Enrico Chieffi fue su mano derecha en esta aventura y hoy recuerda que lo primero que le dijo Ferragamo al comprar la firma hace 16 a?os fue que ante ellos se presentaba ¡°una responsabilidad m¨¢s que una oportunidad¡±. Cuando los italianos desembarcaron en el cuartel general de Jakobstad, el brillo de las cadenas de producci¨®n parec¨ªa haber envejecido, seg¨²n Chieffi. ¡°Nuestros modelos han sido completamente renovados, pero en la l¨ªnea de continuidad con el pasado¡±. Chieffi explica que sus clientes corresponden hoy a dos perfiles: ¡°Al primero pertenecen los navegantes experimentados que han so?ado durante toda su vida con poseer uno de estos barcos y rondan los 50 y m¨¢s a?os. El segundo perfil es el de los reci¨¦n llegados, empresarios de ¨¦xito, bien j¨®venes o entrados en a?os, aunque normalmente en torno a 50 o menos. A esta ¨²ltima tipolog¨ªa de clientes, cuando se les pasa por la cabeza convertirse en due?os de un velero, preguntan: ¡®?Cu¨¢l es la mejor firma del mundo?¡¯. Y aparece la nuestra. Cualquiera que de verdad sepa de navegaci¨®n a vela les mencionar¨¢ esta marca. Jam¨¢s ha existido otra publicidad¡±.
Actualmente salen de este astillero entre 10 y 15 unidades al a?o. Todas de tama?o medio-grande. El modelo m¨¢s barato es el de menor eslora: 53 pies (16,5 metros), con un precio base alrededor del mill¨®n y medio de euros. El m¨¢s caro es el 115 pies (35,20 metros), con un precio base de 15 millones de euros. ¡°Ese es solo el comienzo, a partir de ah¨ª se puede hacer un modelo tan sofisticado como el cliente desee¡±, a?ade Chieffi. La facturaci¨®n de la compa?¨ªa ronda los 50 millones de euros anuales. ¡°Antes de la crisis super¨¢bamos los 80 millones al a?o¡±, incide el ejecutivo. ¡°Pero hemos logrado adaptarnos a la evoluci¨®n del mercado. Cuando la crisis impact¨® en la navegaci¨®n a vela, nosotros decidimos mantener nuestras propias l¨ªneas de manufactura de interiores y de ensamblaje. La apuesta por conservar la calidad tuvo sus frutos. Y ahora que el mercado vuelve a reanimarse, estamos preparados para asumir la demanda en los est¨¢ndares que esperan nuestros clientes. Sobreviviremos por mantener la calidad. El ensamblaje de materiales, desde el casco hasta la ebanister¨ªa de interiores, es la clave¡±.
¨CPero ya no producen a peque?a ni media escala. ?Ha quedado fuera de juego para ustedes el cliente de clase media-alta, no necesariamente multimillonario? ?Han pasado a dedicarse con la crisis exclusivamente a los yates de gran tama?o para los m¨¢s potentados?
¨CNo necesariamente. La tendencia comenz¨® de hecho antes de la crisis econ¨®mica global. Lo que la crisis ha hecho es una dur¨ªsima selecci¨®n de fabricantes. Tambi¨¦n hay un problema esencialmente industrial. No podemos mantener la producci¨®n de un prototipo de 36 pies (unos 10 metros de eslora) junto con otro de 115 pies (35 metros) con la misma eficiencia, pues hoy estamos especializados en el tama?o medio-grande. Quiz¨¢ con la recuperaci¨®n econ¨®mica volveremos a tener m¨¢s demanda de unidades m¨¢s peque?as. Hemos sufrido la crisis, pero estamos notando una recuperaci¨®n del mercado, sobre todo en el segmento de grandes yates. Es cierto que las distancias han aumentado entre las ¨¦lites.
Hemos sufrido la crisis, pero estamos notando una recuperaci¨®n del mercado, sobre todo en el segmento de grandes yates"
"El mundo de los superricos est¨¢ volviendo a alta mar¡±, afirmaban este verano Tanya Powley y Michael Pooler en Financial Times. La pieza en cuesti¨®n informaba del repunte de ventas de superyates de m¨¢s de 24 metros de eslora, sobre todo ante la demanda de magnates estadounidenses y rusos, ¡°con un n¨²mero de ventas de yates de lujo rozando su m¨¢s alto nivel desde el inicio de la crisis financiera¡±. Seg¨²n cifras de Boat International Media, durante la primera mitad de este a?o se han registrado 221 ventas de superyates, casi un 33% m¨¢s que en el mismo periodo de 2013 y un aumento del 66% en comparaci¨®n con el mismo periodo de 2009 que supuso la ca¨ªda en picado de ventas de este segmento. En la Champions League de los barcos a vela, Swan sigue compitiendo con firmas como los Wally monegascos, los suecos Hallberg-Rassy o los vecinos finlandeses del astillero de alta gama Baltic.
¡°Experimentamos un descenso dram¨¢tico en ventas en 2008, tras la ca¨ªda de Lehman Brothers¡±, explica Marcus Jungell, de Swan. ¡°Ahora el panorama se nos presenta m¨¢s brillante¡±. Precisamente tras aparcar el segmento medio para centrarse en las grandes esloras. ¡°Esto tiene que ver, por un lado, con que es dif¨ªcil competir en las peque?as escalas con otras firmas que dominan precios m¨¢s bajos¡±, a?ade Jungell. ¡°Empezamos a quedarnos fuera de ese mercado en beneficio de las grandes esloras. Y tambi¨¦n influye nuestra manera de producir¡±.
En ese proceso productivo subyace la herencia asociada a este rinc¨®n de Finlandia, una naci¨®n altamente industrializada con la madera y el dise?o como grandes exponentes. Su costa oeste desarroll¨® a finales del siglo XVII una tradici¨®n naval con la construcci¨®n de unidades para la Marina sueca. A mediados del XVIII, Jakobstad experiment¨® un renacer de la industria. La madera de los pinos que pueblan la zona result¨® crucial para los agricultores, que se sacaban un dinero en invierno construyendo barcos en peque?os astilleros. El impacto de esta industria en la econom¨ªa local sigue siendo elevado, generando la construcci¨®n de veleros de alta empleabilidad directa e indirecta.
Tarantella, ¡°the old lady¡±, el primer prototipo de Swan, permanece en un hangar como testigo mudo de su legendaria historia. Cada a?o, una selecci¨®n de trabajadores de la casa se gana el derecho a navegarlo por las aguas del estrecho de Botnia. La firma emplea hoy a 225 personas (en diciembre de 2005, con las ventas todav¨ªa repuntando, eran 472), de las que 160 pertenecen a la ¨¦lite que interviene en el proceso productivo repartido entre la planta de laminado, la de ensamblaje de piezas y la de interiores. En la secci¨®n de ensamblaje de ?Jakobstad huele a cola de pegar y manos expertas dan forma con ayuda de los adelantos tecnol¨®gicos a las planchas de carbono recubiertas de foam y fibra de vidrio que componen cada nuevo prototipo.
En el proceso productivo subyace la herencia asociada a este rinc¨®n de Finlandia, una naci¨®n altamente industrializada con la madera y el dise?o como grandes exponentes
Antes de llegar aqu¨ª, el casco de un modelo de 115 pies (35,20 metros), el de mayor eslora que hoy fabrica este astillero, tarda 17 semanas en tomar forma en la planta de laminado de Kallby, a pocos kil¨®metros de Jakobstad. Entre las manos que m¨¢s cisnes han dado forma est¨¢n las de Ralf, de 60 a?os y 44 trabajando en estas instalaciones. Miembro de la tercera generaci¨®n de una saga de constructores de barcos, lleg¨® a los 17 como carpintero al poco de fundarse la compa?¨ªa. Hoy a¨²n revisa las cubiertas y el ensamblaje final de los acabados. Y recuerda la transici¨®n al 3D, que, seg¨²n su testimonio, ¡°ha sabido convivir con la herencia del trabajo hecho a mano¡±.
En la carpinter¨ªa de Kronoby, los operarios cortan con afiladas cuchillas las l¨¢minas de madera que adornan cubiertas e interiores. El modelo de 115 pies requiere el ensamblaje de incontables piezas que tardan m¨¢s de cinco meses en completar el puzle. El archivo maderero permite reparar cada pieza de cada modelo que ha salido de estos hangares.
Tras la botadura llega la pertenencia al exclusivo Club Swan, ligada a la venta de cada nueva unidad. El club organiza regatas entre modelos convertidos en clases de competici¨®n. Especialmente relevante es la reuni¨®n de prototipos que cada dos a?os aglutina en septiembre la Rolex Swan Cup en aguas italianas de Porto Cervo bajo la organizaci¨®n del Club de Yates Costa Esmeralda. Un evento que el mandatario de la compa?¨ªa, Leonardo Ferragamo, tambi¨¦n presidente del Club Swan, que tiene entre sus miembros de honor a Juan Carlos I, considera que resume el concepto del ic¨®nico astillero: ¡°Excelencia, pasi¨®n, prestigio¡±.
Unos valores que aspiran a sobrevivir. Para gente como Ralf, el m¨¢s veterano en activo, permanece viva la tradici¨®n. El mejor cisne que ha visto jam¨¢s salir de aqu¨ª sigue siendo ese sencillo y peque?o casco blanco de fibra de vidrio que descansa en un rinc¨®n de la sede de Jakobstad con el nombre de Tarantella dibujado en la popa. ¡°Es el barco perfecto¡±, dice Ralf. ¡°?Sabe usted por qu¨¦? Por c¨®mo sigue la cadencia del mar. Cuando subes a ¨¦l comprendes el verdadero significado de esta firma. Todav¨ªa hoy, a pesar de tener casi medio siglo de vida, ese peque?o velero es perfecto para navegar¡±.
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