Sexo en el museo
Debuta la primera muestra de Reino Unido que convierte el sexo en objeto de museo
Solo los m¨¢s desinhibidos se atreven a probar, a sentarse en el interior de una caja met¨¢lica forrada en madera que promete nada menos que inducirles al orgasmo. Porque estamos a la luz p¨²blica, en la sede de la Wellcome Collection de Londres, y esta r¨¦plica del artefacto dise?ado por el psicoanalista Wilhem Reich a mediados del siglo pasado forma parte de la primera exposici¨®n en el Reino Unido que convierte el sexo en objeto de museo. El despliegue de dos centenares de piezas, desde amuletos f¨¢licos romanos hasta muestras de los estudios modernos sobre comportamiento sexual, propone explorar actitudes, conductas y tab¨²es a lo largo de la historia, deteni¨¦ndose especialmente en aquellos pioneros que desafiaron los c¨®digos sociales con sus investigaciones sobre el m¨¢s privado de los actos.
La cura para los problemas de la sociedad reside en que ¡°la gente tenga orgasmos frecuentes¡±, justificaba Reich sobre su invenci¨®n en 1940 del Orgone, esa caja cuyas capas de materiales org¨¢nicos y no org¨¢nicos supuestamente concentraban una energ¨ªa capaz de levantar la libido del usuario. Quiz¨¢ el orgasmatr¨®n, que Woody Allen reprodujo en la pel¨ªcula El Dormil¨®n (1973), fuera solo producto del delirio de aquel m¨¦dico austriaco emigrado a EE. UU., pero el controvertido y radical mensaje de liberaci¨®n sexual que comportaba su cuerpo de trabajo le convirti¨® en un h¨¦roe de la Am¨¦rica de la contracultura.
La sexolog¨ªa fue acu?ada por primera vez en la literatura m¨¦dica hace menos de 130 a?os
Su figura integra una heterog¨¦nea lista de personajes que con sus experimentos e investigaciones confrontaron prejuicios al convertir el sexo en un campo de discusi¨®n p¨²blica y de estudio. Como Magnus Hirschfeld, cuyo Instituto de Sexolog¨ªa da t¨ªtulo a la exposici¨®n de Londres, en un homenaje al centro pionero en esa disciplina que construy¨® en Berl¨ªn para promover el conocimiento cient¨ªfico frente al trato discriminatorio de las minor¨ªas sexuales, especialmente los gais y transexuales. El instituto acab¨® arrasado por los nazis, forzando el exilio de su promotor, pero su legado consigui¨® operar un cambio en las nociones occidentales sobre sexualidad.
Sigmund Freud y la acad¨¦mica feminista Mary Stopes aparecen reunido como ¡°improbables compa?eros de cama¡± en una de las salas de la muestra que, con el formato de gabinetes, recorren la historia y evoluci¨®n de la sexolog¨ªa, acu?ada por primera vez como disciplina en la literatura m¨¦dica hace menos de 130 a?os.
La fundadora de la primera cl¨ªnica brit¨¢nica de control de la natalidad, que consideraba clave para la emancipaci¨®n de la mujer, renegaba de las teor¨ªas del padre del psicoan¨¢lisis, pero la muestra de la Wellcome subraya c¨®mo desde diferentes aproximaciones -la cl¨ªnica y el div¨¢n- ambos aconsejaban la satisfacci¨®n sexual como una de las claves clave para la felicidad humana.
Un sucesivo gabinete nos relata el viaje de Alfred Kinsey desde la entomolog¨ªa hasta la compilaci¨®n obsesiva de historiales sobre el comportamiento sexual de los humanos que, a la hora de su muerte en 1956, superaban los 18.000. El profesor apodado Doctor Sexo pudo desarrollar ese trabajo sobre la variedad sexual en la Am¨¦rica de la posguerra gracias a su estatus como conservador padre de familia.
En el caso de William Masters y Virginia Johnson ¡ªhoy conocidos del gran p¨²blico gracias a una popular serie televisiva, Masters of sex¡ª su estudio de centenares de voluntarios practicando el sexo, al tiempo que registraban el ritmo del coraz¨®n, la presi¨®n sangu¨ªnea y otros cambios anat¨®micos, precis¨® de un laboratorio secreto en el campus de la Universidad de Washington. Precursores en el estudio de c¨®mo el cuerpo humano responde a la estimulaci¨®n carnal y defensores del derecho de la mujer a su propia satisfacci¨®n, sus descubrimientos contribuyeron al esp¨ªritu de la revoluci¨®n sexual de los a?os 60 en EE UU.
Queremos poner a prueba la idea de que somos m¨¢s experimentales o sabios que nuestros antepasados. Quiz¨¢ tengamos mucho que aprender de ellos¡±
El tributo a los pioneros de la sexolog¨ªa est¨¢ arropado en el museo del norte de Londres ¨Chasta septiembre de 2015- por una amplia exhibici¨®n de objetos y piezas que abarca desde instalaciones contempor¨¢neas en torno a la identidad sexual hasta juguetes ideados en diversas ¨¦pocas y culturas para procurar placer. Muchos forman parte de la colecci¨®n atesorada por sir Henry Wellcome (1853-1936), fundador de una instituci¨®n consagrada a ¡°las conexiones entre la medicina, la vida y el arte¡± para saciar a los ¡°curiosos incurables¡±.
La sorpresa del visitante ante la osad¨ªa de algunos artefactos antiguos invita a una de las comisarias de la muestra, Honor Beddard, a una ¨²ltima reflexi¨®n: ¡°A cada generaci¨®n le gusta pensar que ha inventado el sexo, pero queremos poner a prueba la idea de que somos m¨¢s experimentales o sabios que nuestros antepasados. Quiz¨¢ tengamos mucho que aprender de ellos¡¡±.
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