Las bacterias moran en las entra?as de la Tierra
El taladro m¨¢s profundo halla ¡°intraterrestres¡± 2,4 kil¨®metros bajo el fondo marino
No est¨¢ resultando f¨¢cil hallar vida alien¨ªgena en otros planetas, pero a este paso acabaremos encontr¨¢ndola en el nuestro. El taladro m¨¢s profundo que se ha introducido nunca bajo el fondo oce¨¢nico ¨Cen una misi¨®n del Programa Internacional de Descubrimiento del Oc¨¦ano, IODP¡ª ha encontrado bacterias a 2,4 kil¨®metros bajo el suelo marino junto a Jap¨®n. All¨ª abajo no hay mucho que hacer, realmente, y los microorganismos subsisten a base de una magra dieta de hidrocarburos y un aburrido estilo de vida cercano a la hibernaci¨®n. Pero el caso es que all¨ª est¨¢n, y qui¨¦n sabe cu¨¢nto m¨¢s abajo. Ya tienen un nombre: los intraterrestres.
Este viaje microbiol¨®gico al centro de la Tierra es solo una de las pistas que la ciencia reciente viene obteniendo sobre la resistencia tenaz de los organismos a unas condiciones que no hace mucho se consideraban incompatibles con la vida. Desde el entorno radiactivo de las centrales nucleares hasta las fumarolas hidrotermales de las dorsales centro-oce¨¢nicas por donde emergen los gases hirvientes del infierno, las bacterias parecen estar por todas partes en las que hemos sido capaces de mirar. Los marcianos viven entre nosotros.
Los hallazgos del IODP se han presentado en la reuni¨®n de oto?o de la Uni¨®n Geof¨ªsica Americana que, pese a su nombre, se celebra del 15 al 29 de diciembre en San Francisco, y es el mayor congreso del mundo sobre las ciencias de la Tierra y el espacio, este a?o con cerca de 24.000 asistentes. Los cient¨ªficos del proyecto de taladro profundo pertenecen a la Universidad de Southern California, Caltech, el Jet Propulsi¨®n Laboratory de la NASA, el Instituto de Investigaci¨®n del Desierto de Nevada (DRI) y el Rensselaer Polytechnic Institute en Nueva York, junto a cient¨ªficos de dos institucionaes japonesas (CDEX y JAMSTEC).
La expedici¨®n 337 del IODP tuvo lugar entre julio y septiembre de 2012, frente a la costa de Shimokita, Jap¨®n. El buque japon¨¦s Chikyu, cuyo aspecto es vagamente similar a una torre petrol¨ªfera, introdujo un ¡°taladro monstruo¡± ¨Cen palabras de los investigadores del IODP¡ª que primero se sumergi¨® a 1.180 metros hasta el fondo marino y despu¨¦s taladr¨® la cifra r¨¦cord de 2.400 metros bajo el fondo y a trav¨¦s de los estratos geol¨®gicos. Las muestras, por tanto, proceden de 3,5 kil¨®metros bajo la superficie del mar.
En esas profundidades inh¨®spitas, donde no llega un solo fot¨®n de luz ni una mol¨¦cula de ox¨ªgeno, con una presencia de agua poco menos que residual y muy poco que llevarse a la boca, los cient¨ªficos han hallado unas bacterias ins¨®litas, peque?as y esf¨¦ricas, y adem¨¢s han sido capaces de cultivarlas en condiciones de laboratorio y someterlas a una serie de experimentos microbiol¨®gicos.
La zona, situada en una cuenca oce¨¢nica formada por la subducci¨®n de la placa del Pac¨ªfico, hab¨ªa sido elegida porque estudios anteriores de tipo sismol¨®gico indicaban con fuerza la presencia de estratos de carb¨®n a profundidades de unos dos kil¨®metros. Al moverse hacia dentro en los estratos, la temperatura va creciendo a un ritmo de 24 grados por kil¨®metro, de modo que las bacterias viven a unos 50 grados, lo que se puede considerar unas condiciones confortables, dadas las circunstancias.
Los cient¨ªficos han hallado unas bacterias ins¨®litas, peque?as y esf¨¦ricas, y adem¨¢s han sido capaces de cultivarlas en condiciones de laboratorio y someterlas a una serie de experimentos microbiol¨®gicos
Como las bacterias viven en un entorno de carb¨®n e hidrocarburos, los investigadores razonaron que su sustento pod¨ªa consistir en productos de la degradaci¨®n parcial de esos compuestos, como el metano y otras mol¨¦culas peque?as de carbono. Y dieron en el clavo: en condiciones controladas de laboratorio, los intraterrestres prosperan a base de esos peque?os compuestos de carbono (compuestos de metilo, t¨¦cnicamente).
Su metabolismo ¨Cla cocina de la c¨¦lula¡ª est¨¢ ralentizado hasta extremos pr¨®ximos a la hibernaci¨®n, y consumen la m¨ªnima energ¨ªa indispensable para mantener sus funciones vitales. Tanto su alimento de sosos compuestos metilados como este metabolismo al ralent¨ª son probablemente adaptaciones a las condiciones extremas de profundidad.
Los cient¨ªficos tienen a¨²n por delante mucha tarea, aunque de un car¨¢cter bien fascinante. No saben, por ejemplo, si hay una gran variedad de bacterias intraterrestres formando una compleja ecolog¨ªa en las entra?as del planeta, o si los peque?os microbios esf¨¦ricos que han detectado son moradores solitarios de ese entorno. Sin duda los an¨¢lisis gen¨®micos responder¨¢n esta cuesti¨®n, y arrojar¨¢n luz sobre muchas otras.
Por ejemplo, ?c¨®mo llegaron all¨ª las bacterias? Debido a la tect¨®nica de placas, los estratos que hoy forman yacimientos de carb¨®n en las profundidades fueron anta?o zonas pantanosas de superficie. Tal vez las bacterias ya viv¨ªan all¨ª en aquellos tiempos pret¨¦ritos, y simplemente se han hundido con su entorno siguiendo el destino tect¨®nico de su entorno. O tal vez las bacterias han sido capaces, de alg¨²n modo, de viajar hasta all¨ª abajo. Las afinidades gen¨®micas de los intraterrestres con sus lejanos primos de la superficie indicar¨¢n el camino m¨¢s probable.
Entretanto, el viaje microbiol¨®gico al centro de la Tierra deber¨¢ seguir hasta encontrar una profundidad realmente incompatible con la vida. Si es que tal cosa existe.
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