Bi¨®grafo, profesi¨®n de riesgo
Manuel Cuy¨¤s pas¨® seis a?os escuchando a Jordi Pujol hablar de lo divino y lo humano
?Hay bi¨®grafo m¨¢s desdichado que Manuel Cuy¨¤s? Se pas¨® seis a?os visitando varias veces por semana al pol¨ªtico Pujol para escribir sus memorias, seis a?os escuch¨¢ndole hablar de todo lo divino y lo humano, y cuando por fin publica el caudaloso mamotreto, va Pujol y hace esa declaraci¨®n p¨²blica, hoy tan notoria, que anula por completo su valor.
Salvando todas las distancias, este caso recuerda el de Gitta Sereny, competente periodista e historiadora a quien le pas¨® algo parecido con Albert Speer. Le estuvo entrevistando durante a?os, le sedujo su encanto y se convenci¨® de que, aunque ministro de Armamento y arquitecto de cabecera de Hitler, no supo nada de la Soluci¨®n Final. La biograf¨ªa est¨¢ tintada por una clara benevolencia hacia Speer hasta el ep¨ªlogo, escrito despu¨¦s de que apareciesen pruebas irrefutables de que el nazi s¨ª particip¨® en la conferencia.
Salvando todas las distancias, este caso recuerda al de Jos¨¦ Luis de Vilallonga, que pas¨® tres meses con Ronald Biggs en R¨ªo de Janeiro para escribir sus memorias. Cuando en Espa?a se anunci¨® la aparici¨®n del libro sobre el cerebro del asalto al tren de Glasgow hubo que cancelarlas porque Biggs previamente hab¨ªa vendido la exclusiva a un editor americano. Muy dolido, Vilallonga telefone¨® a Biggs:
¨C?Por qu¨¦ me has hecho esto, Ronald? ?Yo cre¨ªa que ¨¦ramos amigos!
¨CY lo somos ¨Crespondi¨® Biggs¨C, pero te olvidas de un detalle: soy un ladr¨®n.
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