El Arist¨®steles del c¨®mic vuelve a la novela gr¨¢fica con ¡®El escultor¡¯
Scott McCloud, el te¨®rico por excelencia del noveno arte, regresa con una novela gr¨¢fica de 500 p¨¢ginas sobre un talentoso artista arruinado
Es el ensayista del c¨®mic, el hombre que lo ha incorporado a los nuevos medios digitales y ha ideado g¨¦neros in¨¦ditos. Sin embargo Scott McCloud (Boston, 1960) regresa a la ficci¨®n con El escultor, una novela gr¨¢fica de lo m¨¢s conservadora. Como uno de esos dise?adores de moda que saludan al final de su desfile vestidos de negro o luciendo como absolutos indigentes.
Tras dar un exhaustivo y did¨¢ctico repaso te¨®rico en Entender el c¨®mic y sus secuelas, cuenta ahora ¡±con discreci¨®n t¨¦cnica¡± la historia de David Smith, un talentoso artista arruinado y sin ¨¦xito que pacta con la muerte la gloria creativa a cambio de morir 200 d¨ªas despu¨¦s, sin predecir que en ese tiempo va a conocer a la mujer de su vida. ¡°As¨ª era yo a mis veintitantos, antes de que mi esposa me rescatara. Era una persona frustrada y aislada, que solo trabajaba y apenas ten¨ªa amigos. Mi destino pod¨ªa haberse convertido en algo muy feo¡±, reconoce a su paso por Berl¨ªn, en el inicio europeo de su maratoniana gira mundial?¡ªpor Espa?a ya pas¨® en abril durante el Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona¡ª para hablar de esta obra que en Espa?a edita PlanetadeAgostini. Hasta Neil Gaiman confes¨® en Twitter que esta es la obra esencial de esta temporada para ¨¦l y para cualquiera.
Tras lustros sin contar una historia propia, el estadounidense decidi¨® liberar la que le rondaba la cabeza desde entonces. El resultado es un relato de 500 p¨¢ginas del que ni el tiempo ni el ¨¦xito le han permitido escapar. Por eso plante¨® este trabajo como una colaboraci¨®n entre el joven Scott McCloud, "el de la pasi¨®n y las ambiciones", y el viejo Scott McCloud, ¡°el de la sabidur¨ªa", sin permitir que el otro matara al uno. De tanto teorizar con el g¨¦nero, el autor es muy bueno reconociendo sus propios l¨ªmites. Desech¨® trabajar con colores y escogi¨® solo uno concreto, un determinado tono de azul, el Pantone 653. Un tono no muy llamativo, ni muy emocional; tampoco muy fr¨ªo ni demasiado retro, con el que configurar la extra?a versi¨®n de Nueva York que habita en su memoria.?
Cuando todav¨ªa era estudiante, desafi¨® a su amigo Steve Bissette a que concibiera y desarrollara un relato de 24 p¨¢ginas en tan solo un d¨ªa, para acelerar as¨ª su proceso creativo. No fue el ¨²nico en recoger el guante. El reto del c¨®mic de 24 horas se convirti¨® en un subg¨¦nero practicado en todo el mundo. ¡°Podr¨ªamos decir que fue uno de los primeros memes de la historia, quiz¨¢ porque no fue algo intencionado¡±, recuerda con sonrisa t¨ªmida. A?os despu¨¦s dedic¨® sus esfuerzos a integrar su arte en el universo de Internet. Desde entonces es considerado un pionero. Tambi¨¦n el Arist¨®teles del c¨®mic, tanto por teorizar sobre lo que ha sido (Entender el c¨®mic) como sobre lo que ser¨¢ (La revoluci¨®n de los c¨®mics). Para la historia del medio quedar¨¢n sus conceptos ad hoc como la vi?eta infinita: "Se trata de pensar a lo grande. Una serie de estrategias de dise?o para tratar a la pantalla m¨¢s como una ventana que como una p¨¢gina. La premisa b¨¢sica es que no hay raz¨®n para que los c¨®mics largos tengan que dividirse en p¨¢ginas cuando se leen online". Y atrevidos colonos del bocadillo como Randall Munroe con su Time o el franc¨¦s Boulet con The Long Journey le han dado la raz¨®n. ?l siempre se ha sentido como un buen profesor, como lo era ya con su amigo Steve. Un t¨¦rmino que le incomoda menos.
Dice que El escultor no es la cumbre de su carrera, aunque s¨ª el momento en que ha encontrado su voz art¨ªstica. ¡°No estoy ni siquiera cerca de alcanzar la c¨²spide. De eso trata esta novela gr¨¢fica, del 99,9 por ciento de creadores que luchamos por lograr una gran obra maestra y no caer en el olvido, pero que no lo conseguimos¡±, dice con humildad no impostada. Dentro de poco su figura va a ser adorada por algo m¨¢s que amantes de la vi?eta, cuando su ¨²ltimo c¨®mic llegue a la gran pantalla tras haber vendido los derechos de adaptaci¨®n a Sony Pictures. Se considera un mani¨¢tico del control pero deja su trabajo en manos de unos productores de cine. ¡°El escultor hermana dos facetas muy diferentes. Por un lado hay una tem¨¢tica grandilocuente y de tono ruidoso, centrada en los secretos de la vida. Por otro est¨¢ basada en los peque?os gestos que definen esos misterios. Hollywood suele apelar a uno o a otro, al joven o al viejo. En este caso ambos son necesarios y deber¨¢n ir unidos¡±, anhela McCloud.
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