Con banderas izadas
Tras el cap¨ªtulo ceremonial, ahora debe empezar la apertura cubana
Tras las ceremonias, llega el momento de la verdad. Con el acto de izada de la bandera de las barras y las estrellas en la Embajada de Washington en La Habana culmina hoy el cap¨ªtulo ceremonial de la hist¨®rica reanudaci¨®n de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, interrumpidas durante 54 a?os, que tuvo ya un primer acto el 20 de julio pasado en una ceremonia de id¨¦ntico car¨¢cter, cuando se iz¨® el pabell¨®n cubano en Washington. El Gobierno de Barack Obama ha querido subrayar este hito hist¨®rico con la visita oficial a Cuba, la primera en 70 a?os, del m¨¢ximo responsable de la pol¨ªtica exterior de EE?UU, actualmente John Kerry.
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Ahora empieza el cap¨ªtulo sustancial en la normalizaci¨®n de las relaciones, que incluye el levantamiento del embargo y la plena apertura de Cuba al mundo, incluyendo la libertad de desplazamientos desde y a la isla, cuestiones que exigir¨¢n mucho m¨¢s que gestos de ambos Gobiernos y har¨¢n necesaria la colaboraci¨®n del Congreso, actualmente controlado por los republicanos.
Si intereses y principios democr¨¢ticos dividen a la opini¨®n en Estados Unidos ante el aislamiento de Cuba durante m¨¢s de medio siglo, esta contradicci¨®n es m¨¢s viva todav¨ªa en el Partido Republicano, con unos congresistas que se inclinan a favor de levantar el embargo y unos candidatos a la presidencia propicios, en cambio, a adoptar el perfil de los halcones a la hora de enfrentarse a la normalizaci¨®n de las relaciones y acostumbrados a utilizar el espantajo del comunismo cubano tanto para radicalizar la campa?a electoral como para acusar de d¨¦bil y apaciguador al presidente dem¨®crata en su ¨²ltimo tramo de mandato.
La ceremonia de hoy expresa a las claras el prop¨®sito de Washington, que arrumba definitivamente la idea de propiciar el cambio de r¨¦gimen, como ha sucedido en sus relaciones con Teher¨¢n. La oposici¨®n no tendr¨¢ espacio en la ceremonia oficial de izada de bandera, pero el secretario de Estado se entrevistar¨¢ posteriormente con sus representantes. Eso no significa que el cap¨ªtulo de las libertades cubanas haya desaparecido de la agenda de Obama. Nada propicia tanto el enquistamiento de las dictaduras como la desconexi¨®n y el aislamiento respecto a los vecinos y al mundo, tanto en el plano econ¨®mico y comercial como en el cultural y tur¨ªstico. De ah¨ª que la mejor forma de favorecer las transiciones a la democracia, como la que necesita Cuba, sea una apertura como la que Washington ha propiciado respecto a La Habana.
Las tareas a emprender ahora no incumben ¨²nicamente a los dos Gobiernos directamente concernidos. Tambi¨¦n las sociedades, la cubana y la cubano-americana especialmente, y los Gobiernos europeos y latinoamericanos, van a tener mano en una transici¨®n lo m¨¢s r¨¢pida posible hacia una Cuba abierta al mundo, pr¨®spera y democr¨¢tica, libre en definitiva. Este es un cap¨ªtulo en el que el Gobierno espa?ol se encuentra en falta, con una especial responsabilidad en recuperar el trecho perdido en esta etapa p¨®stuma de la Guerra Fr¨ªa que se prolong¨® un cuarto de siglo en el Caribe, gracias entre otras cosas a las torpezas de la pol¨ªtica exterior espa?ola y europea.
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