Las maravillas de Alicia
Respondona, curiosa, resuelta, divertida, la joven hero¨ªna de Lewis Carroll ha cumplido 150 a?os y mantiene intacto su encanto De la A a la Z, una hoja de ruta para disfrutar de su particular mundo
A. Aburrimiento. Eso es lo que siente la protagonista al comienzo de su aventura. Su hermana lee un libro sin dibujos ni di¨¢logos, ?y cu¨¢l es el prop¨®sito de un libro sin dibujos ni di¨¢logos?, se pregunta Alicia. Su l¨®gica es perfectamente v¨¢lida a la hora de enfrentarse a este libro: nada de introducciones ni de los sesudos ensayos que a menudo preceden las ediciones de esta historia. Como dice el Grifo (una criatura que es mitad le¨®n, mitad drag¨®n): ?las aventuras primero!
B. Buenos. Ni buenos ni malos, ni lobos malvados, ni hadas madrinas, en el mundo en el que Alicia cae de golpe no hay nada de esto, hay personajes simp¨¢ticos y antip¨¢ticos, mucho exc¨¦ntrico, alg¨²n triste y m¨¢s de un tirano.
C. Conejo Blanco. Va vestido con librea, lleva prisa y corre de un lado a otro. Alicia, la ni?a aburrida, decide seguirle y acaba col¨¢ndose por la madriguera. El Conejo hace breves apariciones a lo largo del libro: corre por el hall con el abanico m¨¢gico y los guantes, intenta expulsar a la agigantada Alicia de su casa y no falta a la cita del partido de cr¨®quet.
D. Dina. Este es el nombre de la gata de Alicia, y ella, algo incauta, confiesa echarla de menos y lo menciona delante del rat¨®n. Inquieta ante el silencio del roedor, piensa que es ¡°un rat¨®n franc¨¦s¡±, y al tratar de hablar este idioma se le escapa una frase sobre Dina y provoca su furia y desprecio. No deja de acordarse de la gata, pero aprende la lecci¨®n y en adelante se muerde la lengua siempre que el nombre le viene a la cabeza.
E. Enigmas. Adivinanzas, acertijos, trabalenguas, en el Pa¨ªs de las Maravillas hay mucho de todo esto y la l¨®gica que Alicia intenta usar en sus conversaciones no parece funcionar, pero resulta graciosa. ?Decir lo que uno piensa es lo mismo que pensar lo que uno dice?
F. Flamenco. Su cuello largo y su pico convierten a esta ave en un perfecto mazo de cr¨®quet, al menos as¨ª es como juegan la reina de corazones y su corte el partido al que Alicia es invitada. Esto hace especialmente complicado pasar las bolas (en este caso, puercoespines) por los aros. El flamenco a menudo gira el cuello en lugar de golpear y, si Alicia se despista, sale corriendo.
La reina Victoria fue una fan total del libro y le pidi¨® a Carroll que le dedicara su siguiente obra
G. Ganadores. Despu¨¦s de un chapuz¨®n en el agua salada de las l¨¢grimas, todos convienen, incluida Alicia, que hay que secarse. Se organiza una carrera en c¨ªrculo sin duraci¨®n definida y, cuando esta termina, est¨¢n de acuerdo en que todos son ganadores. ?Los premios? Unas chucher¨ªas que ella lleva en el bolsillo y un dedal que Alicia recibe con mucha pompa.
H. Historias. Como toda buena trama, la de Alicia est¨¢ llena de historias dentro de historias. Est¨¢ el cuento de la Falsa Tortuga (muy llorona) que la reina se empe?a en que escuche (pero que Alicia no llega nunca a entender), o ese otro relato que el Lir¨®n narra sobre las tres ni?as que viven en un pozo y sacan del fondo todas las palabras que empiezan por eme. Alicia evidentemente se queja porque no comprende c¨®mo se vive en el fondo de un pozo.
I. Infancia. Es el territorio que explora e interpreta Alicia. Pero, ?es este un libro de adultos disfrazado de cl¨¢sico infantil? La discusi¨®n ha perseguido a Alicia casi desde su nacimiento; antes de publicar un borrador ampliado, Carroll se lo dio al escritor George McDonald: ¨¦l y su hijo quedaron fascinados. Como apunt¨® Virginia Woolf, con Alicia todos nos volvemos ni?os. Ahora una exposici¨®n en el Victoria and Albert Museum of Childhood recorre su influencia en la moda infantil.
J. Jard¨ªn. El precioso jard¨ªn que se atisba desde el agujero de una cerradura es lo que tienta a la inquieta Alicia y adonde quiere llegar. Tendr¨¢ que cambiar de tama?o varias veces, acordarse de coger la llave antes de encoger para poder meterse por la puerta y dem¨¢s engorrosos aprendizajes. Cuando finalmente llega, ah¨ª est¨¢n los jardineros que se equivocaron al sembrar las rosas blancas y tratan de pintarlas de rojo.
K. Kil¨®metros. Aproximadamente tres kil¨®metros r¨ªo arriba es la distancia que recorrieron la verdadera Alice Liddell y sus hermanas en la barca mientras remaban Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) y Robinson Duckworth. Fue all¨ª, y durante el p¨ªcnic posterior, cuando, a petici¨®n de las ni?as, surgi¨® la primera versi¨®n oral del cuento.
L. L¨¢grimas. Le caen sin parar a Alicia cuando se vuelve giganta, llora aunque no quiere y se repite a s¨ª misma que no debe hacerlo. Y su orgullosa intuici¨®n no la enga?a porque luego, convertida en una Alicia diminuta, tendr¨¢ que nadar en ese mar que ha creado con su llanto.
M. Merienda. Al tratarse de una ni?a inglesa, consiste en un t¨¦, bastante loco por cierto, que comparte con el Sombrero, el Lir¨®n y la Liebre de Marzo.
N. Nonsense. Es el arte de las bromas con el lenguaje, una figura literaria de la que Carroll era un maestro, y su Alicia, el mejor ejemplo.
O. Oruga. Fuma en pipa y est¨¢ pl¨¢cidamente tumbada sobre una seta (por eso fascin¨® en los setenta); encaja en la categor¨ªa de personaje impertinente. La oruga no est¨¢ para contemplaciones, no entiende a qu¨¦ vienen los nervios de Alicia. ?Qu¨¦ hay de malo en cambiar de tama?o?
P. Prohibici¨®n. El libro fue prohibido en China en 1931 porque los animales no deben hablar.
Q. Quejica. Como todos los ni?os, Alicia no se salva de esto y la acusan varias veces de serlo.
R. Reina de Corazones. Caprichosa, voluble, iracunda y autoritaria, esta reina es capaz de mandar la decapitaci¨®n de una cabeza (la del Gato de Cheshire) sin cuerpo.
S. Subterr¨¢neo. En la versi¨®n manuscrita del libro de Carroll para la verdadera Alice Liddell, el mundo de Alicia no era maravilloso, sino ¡°subterr¨¢neo¡±. El metro de Londres en esos a?os ya estaba en construcci¨®n y Julio Verne situ¨® su novela en el centro de la tierra apenas dos a?os despu¨¦s de que naciera Alicia.
T. Tortuga. La Falsa Tortuga exist¨ªa realmente en tiempo de Ca?rroll, era la ¡°falsa sopa de tortuga¡± que se preparaba con huesos.
U. Universal. Alicia ha sido traducida a 174 idiomas, incluido el esperanto.
V. Victoriana. La reina Victoria fue una fan total del libro y le pidi¨® a Carroll que le dedicara su siguiente obra. Tuvo que conformarse con un tratado de matem¨¢ticas.
W. Wonderland. Traducido como Pa¨ªs de las Maravillas, wonder es tambi¨¦n duda y pregunta, y land, tierra. ?Territorio de preguntas?
X. ¨¦Xito. La recepci¨®n de la cr¨ªtica fue tibia, pero el ¨¦xito con los lectores abrumador. En 1903 se hizo la primera adaptaci¨®n al cine.
Y. Yac¨ªa Alicia en el regazo de su hermana cuando despierta.
Z. Zampabollos. Aqu¨ª radica el problema de Alicia, no hay tarta a la que se resista y cada bocado implica un cambio de tama?o. No han faltado las interpretaciones gastron¨®micas-psicol¨®gicas del libro.
Al tratarse de una ni?a inglesa, la e?e y la elle est¨¢n excluidas de su abecedario.
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