Utop¨ªa contra negocio
Intercambiar o prestar son verbos que han dejado de ser 'vintage' pero, al mismo tiempo, empresas creadas para favorecer al consumidor devienen gigantes econ¨®micos
Hace unos meses se celebr¨® en Par¨ªs el OuiShare Fest (Festival del S¨ª, comparto), evento que reuni¨® a dirigentes de BlaBlaCar, Airbnb, Traity y otras empresas y organizaciones para sentar las bases de la nueva econom¨ªa colaborativa.
Este modelo econ¨®mico est¨¢ consolid¨¢ndose en Francia. Seg¨²n datos del Ministerio de Econom¨ªa e Industria, el 89% de los franceses ha tenido contacto con alguno de sus servicios. En un mismo d¨ªa, un parisiense puede ir a trabajar en coche con Uber Pop, encargar comida cocinada por un vecino y transportada por Super Marmite, volver a casa compartiendo veh¨ªculo gracias a Ville Fluide (La Ciudad Fluida), recoger su cesta de verduras ecol¨®gicas en La Ruche Qui Dit Oui (La Colmena Que Dice S¨ª), dar cobijo a un turista por medio del couchsurfing (dormir en el sof¨¢ de alguien) y terminar la jornada plantando flores rescatadas por Graines de Troc (Granos de Trueque) empleando, por supuesto, ¨²tiles alquilados a bajo precio en Bricolib.
Ante la realidad de un modo de consumo alternativo y con posibilidad de globalizarse en cuesti¨®n de segundos v¨ªa Internet, acudo al libro de Jeremy Rifkin La sociedad de coste marginal cero, en el que el festivo economista americano anuncia el eclipse del capitalismo. Rifkin vislumbra en 2050 un mundo absolutamente cooperativo y habla de la irrupci¨®n de un nuevo sistema econ¨®mico mundial, de producci¨®n y de consumo.
Pocos pod¨ªan imaginar una revoluci¨®n tecnol¨®gica capaz de reducir a coste cero el ansiado ¡°margen de beneficio¡±, estandarte del capitalismo. Intercambiar o prestar son verbos que han dejado de ser vintage para convertirse en tendencia. Pero, al mismo tiempo, empresas creadas para favorecer al consumidor devienen gigantes econ¨®micos, como Airbnb, que ya est¨¢ valorado en 10.000 millones de d¨®lares en Bolsa. ?En qu¨¦ quedamos? ?Utop¨ªa o negocio?
Damien Demailly, investigador del Instituto de Desarrollo y Relaciones Internacionales de Par¨ªs, sostiene en una entrevista en Lib¨¦ration que ¡°por un lado hay una visi¨®n libertaria que re¨²ne a gente deseosa de intercambiar bienes y servicios para volver a dar sentido al consumo y al trabajo. Y por otro est¨¢ la visi¨®n neoliberal, que contempla a los emprendedores como intermediarios que se lucran. La clave es saber qu¨¦ queremos: desarrollar nuevas formas de intercambio solidarias o aprovecharnos de estos servicios para tener mayor poder adquisitivo¡±.
Confundido por esta guerra de puntos de vista, llamo a Valentin Kachanov, cofundador de la plataforma colaborativa Worxler, que pone en contacto a gente que necesita una ni?era, un jardinero o cualquier otro profesional. ¡°La econom¨ªa est¨¢ cambiando el mundo, pero el t¨¦rmino capitalismo es m¨¢s complejo que oferta y demanda. La econom¨ªa colaborativa va a ir ganando espacio y tendr¨¢ que entenderse con ese capitalismo tal como lo conocemos¡±.
Teniendo en cuenta que la convivencia es enemiga del amor, la relaci¨®n promete. La confianza ser¨¢ el valor m¨¢s preciado, y acudo, para salir de dudas, a Juan Cartagena, fundador de Traity (medidor de repu?taci¨®n en Internet) en Espa?a, ponente en el OuiShare Fest y defensor de la econom¨ªa horizontal: ¡°Los seres humanos han trabajado siempre as¨ª, comprando quesos los unos a los otros. Cuando las comunidades crecieron en tama?o y se convirtieron en ciudades, ya no pod¨ªamos conocer a todos los vendedores de buen queso, tuvimos que fiarnos de marcas y corporaciones, que actuaban como proxies de confianza. La tecnolog¨ªa nos permite volver a trabajar con personas y la adaptaci¨®n es r¨¢pida porque estamos dise?ados para ello, sobre todo si esos pares compiten a nivel de precio y calidad¡±. Era eso, las personas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.