La prueba definitiva para saber si es bueno en la cama
Ni orgasmos ni despliegue postural. El ¨²nico modo de aprobar entre las s¨¢banas pasa por responder afirmativamente a la siguiente pregunta
?Cu¨¢ntas veces se ha preguntado si es bueno en la cama? ?Cree que su pareja est¨¢ realmente satisfecha o lo suyo es puro teatro? Hay signos, como la coloraci¨®n intensa o la respiraci¨®n acelerada, que nos pueden indicar que la otra persona est¨¢ satisfecha sexualmente con nosotros. Pero, ?al cien por cien? Hay una pregunta que esclarecer¨¢ el enigma. Y no tiene que responderla su amante, sino usted mismo: ?tiene curiosidad y confianza para hablar de sexo con su pareja entre las s¨¢banas? Si la respuesta es afirmativa, felicidades, es usted un amante de diez. Pero, ?y el orgasmo? ?Y las 50 posturas raras que hay que conocer? ?Y los gritos del c¨®nyuge o amante ef¨ªmero? Explicamos por qu¨¦ no son tan importantes, pero antes, aclaremos un concepto. ?Por qu¨¦ en la cama? ¡°Esto ya es una idea reduccionista¡±, nos dice Pedro Lucas Busto, psic¨®logo y sex¨®logo de la Sociedad Espa?ola de Intervenci¨®n en Sexolog¨ªa: "Lo correcto es hablar del 'buen amante¡±.
Signos del buen amante
¡°No hay se?ales o competencias universales que nos garanticen que somos buenos amantes, porque cada cuerpo y forma de entender el placer es diferente", contin¨²a Lucas. "Hay una cosa com¨²n: el sexo hecho con autenticidad. Forzar nuestros movimientos como hemos visto en la peli porno o hemos le¨ªdo en Internet puede alejarnos de lo que realmente nos gusta y nos pide el cuerpo. El buen amante es el que disfruta con lo que est¨¢ haciendo".
Humedad genital, enrojecimiento u oscurecimiento de la piel, respiraci¨®n m¨¢s r¨¢pida¡ Todo esto nos puede dar una idea de que lo estamos haciendo bien, pero no le ocurre a todo el mundo, y su ausencia no significa que seamos p¨¦simos amantes. ¡°Los prejuicios, las ense?anzas y la educaci¨®n recibida (o la falta de ella) en cuanto a sexo se refiere influyen mucho en el comportamiento y desempe?o de la persona frente a las relaciones sexuales. Muchas veces se intenta no demostrar que uno est¨¢ disfrutando del sexo y se trata de minimizar esas sensaciones de excitaci¨®n. Y en otros casos, se tiende a fingir placer con el fin de dejar m¨¢s tranquila a la pareja¡±, comenta Fernando Salas, cirujano experto en androlog¨ªa y sexualidad masculina y director m¨¦dico de Mensolutions.
Una generosidad previa
La mayor¨ªa de nosotros quiere agradar y hacer feliz al otro, tanto si estamos teniendo un encuentro ocasional como si la relaci¨®n es a largo plazo. Fernando Salas nos tranquiliza: "Si nuestra pareja se encuentra contenta y sigue teniendo el deseo de acostarse y tener sexo con nosotros, es que somos buenos en la cama. Debe existir la compenetraci¨®n intensa, la entrega total y el deseo ferviente de hacer feliz al otro. Si ambos amantes est¨¢n en esta sinton¨ªa se consigue un disfrute supremo¡±.
¡°Si queremos teorizar, la experta en sexualidad Sandra Leiblum, en 1990, ya habl¨® de satisfacci¨®n en la respuesta sexual humana, una fase en la que hay subjetividad y est¨¢ ligada a la forma en que la persona se asocia a la intimidad", comenta Marian Ponte, psic¨®loga y sex¨®loga del centro de Psicolog¨ªa Adala. "Pero la sexualidad es un baile de dos. Es como ir en t¨¢ndem. Si ambos colaboran, fluye sin esfuerzo. Tener iniciativas y disfrutar del proceso con el otro es un indicador de que sabemos dar y recibir placer. Un buen amante sabe que la sexualidad es un arte y le importa que la pareja sienta satisfacci¨®n en la intimidad". La doctora Helen Singer Kaplan introdujo la fase de deseo sexual previo. "Incluye el conocimiento del cuerpo de uno mismo y de la pareja, saber estimularlo, jugar con todos los sentidos, ser creativo, sensual, valorar el erotismo, leer las se?ales que la pareja muestra durante la relaci¨®n, sintonizarse estando presente durante el proceso, entregarse", a?ade Ponte.
Hay personas que tienen m¨¢s capacidad para disfrutar y dar placer, y suelen ser aquellas que no temen a su cuerpo" (Pedro Lucas, psic¨®logo y sex¨®logo)
Algo similar indica Pedro Lucas: ¡°Ser bueno en la cama es cosa de dos. Nadie es bueno ni malo: hay un acto sexual pleno. Por supuesto hay personas que tienen m¨¢s capacidad para disfrutar y dar placer, y suelen ser aquellas que no temen a su cuerpo. No hay f¨®rmulas m¨¢gicas ni afrodis¨ªacos. Cuanto m¨¢s finjas tus sentimientos, m¨¢s dificultades tendr¨¢s para ser bueno. Para dar placer lo primero es saber recibirlo. Es cuesti¨®n de autenticidad y espontaneidad".
Y no siempre podemos ser los mejores: a veces, para llegar al orgasmo, su compa?ero requerir¨¢ de la autoestimulaci¨®n. "Pero esto no necesariamente quiere decir que seamos malos en la cama, sino que podemos tener un mal d¨ªa, simplemente. Si se repite una y otra vez, debemos buscar la ayuda de un especialista¡±, opina Salas. Ojo: en t¨¦rminos generales, se entiende que con el orgasmo el fin supremo se ver¨ªa cumplido."Pero no siempre es as¨ª", contin¨²a Salas. "En sociedades orientales en las que se practica el sexo t¨¢ntrico, se estimulan las zonas er¨®genas de la pareja de manera suave, luego intensa, variando el ritmo de excitaci¨®n una y otra vez, incluso durante m¨¢s de una hora, sin necesariamente llegar al cl¨ªmax¡±. Usted y su pareja marcan las normas. Es m¨¢s: que uno de los dos llegue al orgasmo no garantiza la generosidad del otro.
Lucas lo explica: "Quienes conocen bien su cuerpo saben llegar al orgasmo independientemente de lo bien o lo mal que lo haga el par, y otras personas tienen m¨¢s dificultades. En nuestro imaginario sexual llevamos escrito que para tener un buen sexo tiene que haber penetraci¨®n y orgasmo. Y no siempre es as¨ª".
Seg¨²n los expertos, las personas preocupadas por si su pareja est¨¢ satisfecha suelen tener dudas del tipo '?soy lo suficientemente deseable y atractivo?', '?estoy haciendo lo correcto?'. ¡°Querer impresionar a nuestra pareja y que se nos compare con una leyenda del sexo puede provocar el resultado contrario", advierte el doctor Salas. Pedro Lucas, por su parte, cree que la sexualidad es fundamentalmente autodidacta. "El Kama sutra [c¨¦lebre texto hind¨² sobre el comportamiento sexual humano, con un amplio cap¨ªtulo sobre posturas] est¨¢ enfocado a la penetraci¨®n y reduce en parte las posibilidades que se pueden hacer por el cuerpo¡±, matiza. De opini¨®n similar es Ponte: ¡°Su autor, Vatsyayana, cre¨ªa que el sexo era una forma de 'uni¨®n con Dios' e invitaba a hacer un sexo consciente. Las personas lo relacionan m¨¢s bien con las posturas sexuales y estas son solo una parte. La inteligencia sexual se adquiere con la pr¨¢ctica, el conocimiento del cuerpo, la comunicaci¨®n ¨ªntima, la autoexploraci¨®n, la curiosidad por uno y los otros. Si nos liberamos de la represi¨®n y permitimos nuestra expresi¨®n m¨¢s genuina y aut¨¦ntica ante nuestros deseos y fantas¨ªas podemos valorarnos y entender el respeto a los deseos del amante¡±.
Que su pareja llegue al orgasmo no garantiza que usted sea buen amante. Hay personas que conocen tan bien su cuerpo que lo alcanzan independientemente de la calidad del acto, y otras que tienen muchas dificultades" (Pedro Lucas, sex¨®logo)
Vamos a intentarlo. Eso es lo que hay que cuestionarse. No desconf¨ªe de usted mismo, no tenga verg¨¹enza de disfrutar con su pareja, no tenga miedo a estropear una nueva relaci¨®n. Si est¨¢ cansado de lo mismo de siempre, proponga algo diferente. Si la comunicaci¨®n corporal no fluye, hable. La duda puede convertirse en iniciativa para disfrutar m¨¢s, porque el sexo no tiene l¨ªmites y se puede explorar todo. "Tener predisposici¨®n, sentido del humor y vivir la sexualidad sin tab¨²es es garant¨ªa de que salga bien. La f¨®rmula m¨¢s importante es la seguridad en uno mismo, nuestra propia percepci¨®n. Cada persona y experiencia es ¨²nica. Lo que puede ayudarte en una relaci¨®n, para otra es totalmente inoperante. Lo que para alguien puede ser un buen amante para otro puede resultarle insulso. No siempre nos acoplamos igual con las personas¡±, concluye Marian Ponte. No existen los malos amantes, existen las personas sin curiosidad entre las s¨¢banas: y esas, por lo general, nunca dan la talla.
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