Algunas lecciones sobre liderazgo extra¨ªdas del mundo animal
Lejos de ser gen¨¦tico, el liderazgo se gana por experiencia en humanos y dem¨¢s mam¨ªferos
La construcci¨®n de un l¨ªder parece f¨¢cil. Los partidos pol¨ªticos tradicionales han resuelto el problema con solo un 1% de los m¨²sculos del cuerpo: los que se requieren para mover el dedo ¨ªndice. ?pero recuerda el lector lo que le cost¨® al 15M elegir a un jefe? ?O simplemente admitir que hab¨ªa que tener uno? ?Y es cierto que Pablo Iglesias acab¨® haci¨¦ndose con ese puesto gracias a un programa de televisi¨®n? ?O fue su labia y su coleta las que lograron el prodigio? ?Y por qu¨¦ baja tanto en las ¨²ltimas encuestas? No ser¨¢ que usted preferir¨ªa votar a Errej¨®n, ?no?
Demasiadas preguntas, amigos. Y, cuando no se entiende nada del comportamiento del Homo sapiens, lo mejor suele ser mirar a otras especies que llevaban millones de a?os enfrent¨¢ndose a los mismos problemas, y que aparentemente los han resuelto bastante bien. ?Es usted de los que creen que los humanos somos esencialmente diferentes de las hienas, los elefantes y las suricatas? ?Ja! Siga leyendo y aprenda algo de los maestros.
La familia Bush, como antes el clan de los Kennedy, parecen indicar que hay factores gen¨¦ticos en el liderazgo, y eso por no hablar de las monarqu¨ªas antiguas y modernas. Y lo cierto es que esto es exactamente as¨ª en las sociedades de hienas y en la tribu de los Nootka, unos indios de la costa noroccidental de Canad¨¢. Pero las hienas y los indios canadienses son tan excepcionales como las monarqu¨ªas: en el resto de los mam¨ªferos, el liderazgo hay que gan¨¢rselo con talento y experiencia. Los genes no ayudan mucho.
Los humanos, por cierto, somos verdaderamente picajosos con nuestros l¨ªderes, al menos en comparaci¨®n con el resto del mundo animal. Los l¨ªderes de las dem¨¢s especies sociales de mam¨ªferos se pueden describir sin complejos como dictatoriales, y ejercen un poder desp¨®tico sobre su grupo. Los l¨ªderes humanos son ef¨ªmeros y prescindibles, comos se puede comprobar no ya en las democracias ¨Cdonde la eternidad se mide en m¨²ltiplos de cuatro a?os¡ª, sino tambi¨¦n en las dictaduras del mundo ¨¢rabe o del ?frica subsahariana.
Los l¨ªderes de las especies sociales de mam¨ªferos se pueden describir sin complejos como dictatoriales, y ejercen un poder desp¨®tico sobre su grupO
¡°Mientras que las investigaciones anteriores sol¨ªan partir de la premisa de que el liderazgo es intr¨ªnsecamente diferente, o m¨¢s complejo, en los humanos que en los dem¨¢s mam¨ªferos¡±, dice la evolucionista Jennifer Smith, del Mills College en Oakland, California, ¡°nosotros hemos empezado sin ninguna preconcepci¨®n acerca de ello¡±. Y el resultado, ya se imaginan, es que hay muchas m¨¢s similitudes de lo que se pensaba entre los l¨ªderes humanos y los que caminan a cuatro patas. Desde Cop¨¦rnico, la historia de la ciencia es la historia de nuestra expulsi¨®n del Para¨ªso. Triste condici¨®n humana.
La investigaci¨®n arranca de ua reuni¨®n de evolucionistas, antrop¨®logos, psic¨®logos experimentales y matem¨¢ticos reunidos en abril en el Instituto Nacional de S¨ªntesis entre Biolog¨ªa y Matem¨¢ticas, en la Universidad de Tenessee, Estados Unidos, y publicado ahora enTrends in Ecology and Evolution, una publicaci¨®n cient¨ªfica de referencia en el campo. El trabajo se titula ¡°El liderazgo en las sociedades de mam¨ªferos¡±, y s¨ª, nosotros pertenecemos a esa categor¨ªa, mal que nos pese.
Las similitudes entre el l¨ªder humano y el elefantino no son tan sorprendentes, despu¨¦s de todo. Gran parte de los mecanismos cognitivos ¨Ces decir, gran parte de la estructura innata del cerebro¡ª son comunes a todos los mam¨ªferos: la dominancia y la subordinaci¨®n, la capacidad para formar alianzas y el proceso de formaci¨®n de decisiones est¨¢n m¨¢s condicionados por la biolog¨ªa de lo que nos gustar¨ªa creer. A menudo los resultados ocupan las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos.
A quienes quieran organizar una sociedad de manera inteligente y justa, los genes no les van a ayudar mucho. Ser¨¢ mejor que viajen, estudien politololog¨ªa en una universidad cosmopolita y lean a los grandes pensadores. Caer en la biolog¨ªa de la estepa, el racismo y la exclusi¨®n no parece una gran idea, por m¨¢s que se empe?en las hienas.
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