Treinta

Si cumples 30 a?os ¡ªun dato merecedor de ser tomado en cuenta¡ª la misma semana que escribes tu columna n¨²mero 30, parece que el universo te est¨¢ lanzando un gui?o. Ya, pero es que no hay que hablar demasiado de uno mismo en las columnas, que hartas al lector y te manda a la mism¨ªsima, es decir, a la p¨¢gina de atr¨¢s. Ya, bueno, pero es que 30 son 30, y tampoco ser¨¢s la ¨²nica en esa situaci¨®n de quienes andan por aqu¨ª. Y as¨ª.

Los treinta. Los ¡ªta. Los que vienen porque no hay m¨¢s ¡ªti. Eso s¨ª que da v¨¦rtigo. No lo que est¨¢ por venir, que total, se parece a lo de ayer, esa misma plastilina que vamos moldeando de a poquitos, cada d¨ªa, cada a?o, con sus expectativas y sus sobresaltos. El precipicio est¨¢ detr¨¢s. Porque quedan menos primeras veces. Y ya no volver¨¢s a ser veintea?era. Ni a sonre¨ªrle a la mayor¨ªa de edad. Ni a cumplir el cuarto de siglo.

Van cayendo frases/losas de felicitaci¨®n. El Cheque de los Treinta va que vuela, dicen unos. Ya no eres jovencita, solo joven, r¨ªen otros. Solamente 30... susurran los siguientes. ?Bienvenida a la adolestreinta!, whatsappean algunos.

Adolestreinta.?A sus 30 esos padres de estos de 30 ten¨ªan una hipotequita, un par de chiquillos, un VHS Panasonic pagado a plazos, una n¨®mina cada 30 d¨ªas. Los de 30 de ahora tienen una polaroid de Hello Kitty, Tinder (si no te quedas sin bater¨ªa), tuppers de mam¨¢ los domingos y una suscripci¨®n b¨¢sica a Netflix. Y la seguridad de saber que no tienes lo de tus padres. Y la inseguridad de no saber si lo deseas o lo repeles.

Y luego dir¨¢n que es f¨¢cil.