?Deben los ni?os jugar con espadas?
Gu¨ªa breve para padres sobre el impacto de los juguetes b¨¦licos
El ni?o entra en el sal¨®n blandiendo una espada. Ojos entornados. ¡°?Soy el malo! ?Os voy a matarrrr!¡±, grita sin reparos. Habr¨¢ padres que ni se inmutar¨¢n, otros incluso se reir¨¢n y algunos se asustar¨¢n (aunque la espada sea de inofensiva gomaespuma). La cuesti¨®n para estos ¨²ltimos es si los ni?os deben jugar con juegos b¨¦licos. Sables de piratas, pistolas de vaqueros, metralletas y espadas l¨¢ser, ?tienen alg¨²n fin educativo, son una mera expresi¨®n de la violencia que nos rodea o la fomentan? Como en casi todos los temas de crianza y pedagog¨ªa, no hay una respuesta ¨²nica. Pero los padres interesados en este debate, que los hay, pueden sentirse m¨¢s c¨®modos con uno u otro argumento.
Marisa Moya, psic¨®loga y directora de la escuela infantil Gran V¨ªa de Madrid, considera que ¡°no se debe jugar con recursos materiales b¨¦licos¡±. ?Por qu¨¦? ¡°Hay que preguntarse si ese juguete contribuye a que tu hijo llegue al destino educativo que nos gustar¨ªa: ?jugar con pistolas o espadas le va a hacer m¨¢s tolerante, solidario, comprensivo, emp¨¢tico, feliz? No lo parece. Nos confunde el hecho de que los ni?os tienen una agresividad, necesaria, que ayuda a sobrevivir. En los ni?os esta energ¨ªa no consciente est¨¢ a flor de piel, porque el cerebro todav¨ªa no ha madurado sus frenos. El adulto debe ayudar al ni?o a desarrollar esos frenos. Hay que decirle que imponerse a otro no es lo apropiado, que hay otras maneras de resolver los conflictos. De lo contrario, est¨¢s dotando de naturalidad el uso de herramientas violentas. Hay que desarrollar relaciones respetuosas. Las armas, en los museos¡±.
Por su parte, Cristina Garc¨ªa, pedagoga y terapeuta Gestalt infantil, directora de Edukame.com, cree que los ni?os tienen que tener libertad para jugar a lo que quieran. ¡°Ellos deciden. Jugar les ayuda a conocer el mundo y a liberar tensiones. Si un ni?o quiere jugar con mu?ecas, que juegue, si quiere jugar con espadas, que juegue¡ Pensamos que si juega con pistolas va a ser un ni?o violento. Pero no es as¨ª. No hay ning¨²n estudio que lo demuestre. Con las pistolas desfogan, matan los miedos, las tensiones, las exigencias de un mundo en el que viven y que es un mundo de adultos. Hay que incluir todo esto, por supuesto, en el marco de una variedad de juegos. Cuando un ni?o le dice a su madre ¡°te voy a matar¡± no hemos de pensar que quiere matarla de verdad. Y, si est¨¢ todo el d¨ªa as¨ª, es porque hay otra cosa detr¨¢s. Pero en condiciones normales los ni?os imitan a superh¨¦roes, a personajes, ya sean buenos o malos¡±.
?Cu¨¢l es el l¨ªmite? ¡°El l¨ªmite es no hacer da?o al otro. Hay que ver estos juegos con naturalidad. Es simplemente un juego, no le damos importancia y pasamos a otra cosa. Si hay miedo, es el miedo del adulto¡±. Cosa distinta son los videojuegos, porque ¡°aqu¨ª el ni?o es sujeto pasivo de una historia que le propone alguien de principio a fin, mientras con el juego libre es el ni?o quien crea¡±.
Para Antonio Malag¨®n, pedagogo y divulgador de la pedagog¨ªa Waldorf, jugar con espadas es un cl¨¢sico. ¡°Las espadas, las flechas, son s¨ªmbolos de las historias de h¨¦roes y hero¨ªnas. Se puede jugar con ellas en el marco de una historia en la que se representa la lucha entre iguales y se fomenta que el vencedor atienda con respeto al vencido. Se transmiten valores de amistad, de protecci¨®n del otro¡ A los ni?os les da mucha energ¨ªa y seguridad en s¨ª mismos¡±.
Lo importante no es tanto el objeto con el que se juega como los valores que envuelven el juego: ¡°Por ejemplo, tambi¨¦n es bueno jugar de muchas maneras a la pelota. Se trata de fomentar juegos cooperativos para generar buenas relaciones y, por encima de todo, pasarlo bien. Pero todos sabemos que una pelota tambi¨¦n puede provocar violencia cuando el juego se convierte en una competici¨®n sin control en la que el ¨²nico objetivo es ganar¡±, afirma Malag¨®n.
Cosa diferente es, en su opini¨®n, jugar con las pistolas y metralletas ¡°imitando los cientos de pel¨ªculas violentas que suelen ver los ni?os¡±. Juegos en los que se ¡°aplasta¡± al adversario.
A Florencia Malvido, profesora de Madrid Montessori School, no le gustan las armas de juguete, sean del tipo que sean. ¡°Nosotros entendemos que los ni?os pasan por etapas y siempre hay tendencias humanas que no podemos cambiar. Los ni?os deben explorar, jugar a ser fuertes, sobrevivir. Es en ese ¨¢mbito en el que se puede dar el juego con armas. Si jugando los ni?os cogen bloques de madera o legos y los transforman en armas, no nos entusiasma, pero entendemos que responde a una necesidad interna. Pero darles nosotros armas, no. Hoy en d¨ªa hay dos grandes problemas: uno es la falta de juego libre, donde todo se desarrolla de forma natural; y otro es la gran exposici¨®n a pel¨ªculas, v¨ªdeos, donde se fomenta el juego con armas. Debemos intentar que no interfieran en su mundo pel¨ªculas como Star Wars, porque los ni?os no saben interpretar lo que ven. Pero como es dif¨ªcil que no les lleguen estas pel¨ªculas, les dejamos que jueguen si quieren, pero siempre sin hacerse da?o. El ni?o debe jugar y jugar, pero no le regalamos armas. No hay ning¨²n beneficio en ello y los padres deben de ser conscientes de que no van a saber manejar las situaciones¡±.
Una encuesta r¨¢pida en Facebook muestra esa disparidad de opiniones. ¡°Me parece que estos juguetes pueden incitar a la violencia¡±, dice una madre. ¡°A m¨ª no me importa, creo que la clave est¨¢ en la educaci¨®n que les des¡±, a?ade otra. ¡°No se las doy pero se las arreglan para fabricarse unas y no se lo proh¨ªbo. Lo importante es que les eduquemos en lo que est¨¢ bien y mal¡±, afirma una tercera. Unos padres recomiendan el libro de Gerard Jones Matando monstruos, en el que el autor razona por qu¨¦, en su opini¨®n, los ni?os necesitan fantas¨ªa, superh¨¦roes y violencia imaginaria.
Quiz¨¢s en estos debates ser¨ªa ¨²til tener en cuenta una popular afirmaci¨®n: cada ni?o es un mundo.
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