Hay que romper las cadenas
En esta ocasi¨®n no es una arenga pol¨ªtica, sino el denominador com¨²n de una serie de acertijos¡ encadenados
Para poder pesar cualquier n¨²mero entero de kilos con la cadena de trece eslabones de la semana pasada, basta con abrir el cuarto eslab¨®n empezando por un extremo, con lo que obtenemos tres trozos de uno, tres y nueve kilos respectivamente. Para pesar 1 kilo usamos el eslab¨®n suelto; para pesar 2 kilos ponemos en un platillo, con la mercanc¨ªa, el eslab¨®n suelto y en el otro platillo el trozo de tres eslabones; para pesar 5 kilos ponemos en un platillo el trozo de nueve eslabones y en el otro, con la mercanc¨ªa, los otros dos trozos¡ Es f¨¢cil ver que, mediante sumas y restas de 9, 3 y 1, podemos obtener todos los n¨²meros del 1 al 13, ambos inclusive:
1 = 1
2 = 3 ¨C 1
3 = 3
4 = 3 + 1
5 = 9 ¨C 3 ¨C 1
6 = 9 ¨C 3
7 = 9 + 1 ¨C 3
8 = 9 ¨C 1
9 = 9
10 = 9 + 1
11 = 9 + 3 ¨C 1
12 = 9 + 3
13 = 9 + 3 + 1
En cuanto a la d¨¦cima tercera moneda de Lacan, el famoso psicoanalista franc¨¦s se columpi¨® una vez m¨¢s, como sol¨ªa sucederle cuando se adentraba sin mapa ni br¨²jula en el terreno de las matem¨¢ticas (lleg¨® a confundir la ra¨ªz cuadrada de ¨C1 con el falo), pues con tres pesadas es imposible identificar una moneda falsa entre trece y averiguar si pesa m¨¢s o menos que las dem¨¢s.
M¨¢s cadenas rotas
1. Tienes cinco trozos de cadena de tres eslabones cada uno y quieres unirlos en una sola cadena de quince eslabones. ?Cu¨¢ntos eslabones tendr¨¢s que abrir y soldar de nuevo para conseguirlo?
2. Un samur¨¢i fanfarr¨®n cuenta que, de un solo tajo de su afilada katana, cort¨® en dos una gruesa cadena tendida horizontalmente que le cerraba el paso. ?Dice la verdad?
Y para terminar, un cl¨¢sico de la cultura oral, no por conocido menos interesante:
3. Un caminante llega a una posada y le dice al posadero:
-?Me dar¨ªas alojamiento por una semana a cambio de esta cadena de plata?
El posadero examina la cadena, que tiene siete eslabones, y considerando que un eslab¨®n por d¨ªa es pago suficiente, contesta:
-De acuerdo; pero me has de pagar por adelantado.
-Ni hablar -replica el caminante-. Si t¨² no te f¨ªas de m¨ª, ?por qu¨¦ habr¨ªa de fiarme yo de que, una vez hayas cobrado, me trates de forma satisfactoria?
Como ninguno de los dos da su brazo a torcer, acuerdan que el caminante, en vez de pagar de una sola vez, al principio o al final, lo har¨¢ d¨ªa a d¨ªa. ?Cu¨¢ntos eslabones habr¨¢ que romper para ello?
Carlo Frabetti es escritor y matem¨¢tico, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado m¨¢s de 50 obras de divulgaci¨®n cient¨ªfica para adultos, ni?os y j¨®venes, entre ellos ¡®Maldita f¨ªsica¡¯, ¡®Malditas matem¨¢ticas¡¯ o ¡®El gran juego¡¯. Fue guionista de ¡®La bola de cristal¡¯
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