De tripas, coraz¨®n

El mundo de la cultura incluye artistas e intelectuales de perfil conservador, pero ellos lo suelen camuflar, como si les diera verg¨¹enza o temieran ser estigmatizados. La mayor¨ªa de los que descubren su ideolog¨ªa se confiesa progresista. Antes, en las campa?as electorales, siempre llegaba ese instante en el que los partidos, sobre todo de izquierdas, se espabilaban para lograr la adhesi¨®n de gente llamativa.

Esa costumbre ha perdido fuelle. La presencia de la cultura en los m¨ªtines, entrevistas y debates es, escandalosamente, rid¨ªcula y cualquier acercamiento de los pol¨ªticos para pedir ¨¢rnica, despedir¨ªa un tufillo c¨ªnico y oportunista que echar¨ªa para atr¨¢s. Adem¨¢s, muchas de las figuras que en alguna ocasi¨®n se han mojado, han salido trasquiladas. Y no les divierte nada hacer de diana de los talibanes, a los que las redes sociales han prestado alas.

Hoy, buena parte de la Espa?a ilustrada anda hecha un l¨ªo. Lo ¨²nico que tiene claro es su aversi¨®n a la derecha indecente, obsesionada con acabar de una vez por todas con la cultura. Pero, al mirar hacia otro lado, s¨®lo encuentra parlanchines que la desde?an. Tal vez simpaticen con Errej¨®n, Madina, Savater, Carmena, Echenique, Garz¨®n, Maestre o Gabilondo, pero no se f¨ªan un pelo de ninguna formaci¨®n ni de lo que podr¨ªan hacer con su apoyo. Uno de los pocos que ha dado la cara -o mejor dicho, la voz- ha sido Pepe Sacrist¨¢n. Ya en 1977 aval¨® al PCE y, ahora, es el narrador del spot de Unidos Podemos, justo a continuaci¨®n de haberles zurrado. El gesto, lejos de una paradoja, es un alarde de libertad de pensamiento y salud mental. Y una afortunada met¨¢fora de un estado de ¨¢nimo.