No somos tontos
El ins¨®lito acercamiento del Partido Popular a Converg¨¨ncia puede malograr la sinton¨ªa con Ciudadanos y tener un efecto contraproducente
El rubor del acuerdo entre el PP y Converg¨¨ncia llega al extremo de haberse urdido entre ambos una operaci¨®n clandestina. Clandestina y nocturna como la ¨²ltima reuni¨®n que mantuvieron Mariano Rajoy y Francesc Homs. Clandestino como la soluci¨®n de esconder las verg¨¹enzas en el subterfugio del voto secreto. Y clandestino como encubrir a los ciudadanos los extremos del compromiso entre Madrid y Barcelona.
Ya conocemos la versi¨®n oficial. Sabemos que ha sido un mero pacto de circunstancias. Y que no se le debe otorgar mayor relevancia de la que implica adherirse ¡ªactiva o pasivamente¡ª a la reputaci¨®n de Pastor en la tercera magistratura del Estado. Acaso con la contrapartida de facilitar a Converg¨¨ncia la constituci¨®n de un grupo parlamentario.
Restringir as¨ª las cosas o plantearlas en la coyuntura del 19-J requiere un desmedido ejercicio de ingenuidad. Ya lo dijo ayer Tard¨¢. No somos tan tontos. Ni tan cr¨¦dulos, aunque cuesta trabajo asimilar el maridaje, m¨¢s a¨²n despu¨¦s de que Artur Mas iniciara la desconexi¨®n de Espa?a y de que el ministro del Interior? ¡ªtodav¨ªa en funciones¡ª dilatara las costuras del Estado de derecho para sabotear a los independentistas "afinando" el criterio de la Fiscal¨ªa, como demuestran las grabaciones.
Las emergencias de los actores han replanteado el escenario y desdibujado los extremos de la guerra fr¨ªa. Mariano Rajoy necesita la investidura tanto como Carles Puigdemont necesita sobrevivir a la moci¨®n de confianza a la que va a exponerse en septiembre. Y a ambos les conviene el deshielo de la abstenci¨®n.
El problema es que la partida de cartas somete la estabilidad y la credibilidad del Estado a la accidentalidad de los intereses partidarios. Tendr¨ªan, al menos, que, explic¨¢rsele a los ciudadanos, pero el hermetismo ara?a la transparencia y predispone a la especulaci¨®n. ?Cu¨¢l es el precio del pacto de no agresi¨®n? ?Qu¨¦ obligaciones conlleva? ?Qu¨¦ implicaciones institucionales, econ¨®micas, arrastra?
No es un sarcasmo. Rajoy puede ser investido presidente gracias a Converg¨¨ncia. Ha sucedido muchas otras veces, es verdad, en las turbulencias del puente a¨¦reo, pero el salvavidas nunca hab¨ªa aparecido en una situaci¨®n tan cr¨ªtica ni tan incongruente.
Ni hubiera hecho falta de haber adoptado el PSOE una posici¨®n de "abstenci¨®n cr¨ªtica". Los socialistas, tambi¨¦n ellos, subordinan la propia supervivencia al inter¨¦s general. M¨¢s a¨²n cuando el acuerdo PP-Converg¨¨ncia les permite asegurar el no a Mariano Rajoy sin bloquear la legislatura, asumir el liderazgo de la oposici¨®n y reprochar a los populares ¡ªya lo han hecho¡ª el pacto con el diablo soberanista.
Tan diab¨®lico es que puede adquirir un efecto contraproducente en los planes del presidente del Gobierno. Acercarse a Converg¨¨ncia significa alejarse de Ciudadanos y proporcionarle a Rivera un argumento absoluto para eludir el s¨ª.
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