Alberto Ruiz y J¨®natan Piedra, queridos f¨ªsicos
EN EL MUNDO de lo inconmensurablemente peque?o, Alberto Ruiz (Logro?o, 1952) y J¨®natan Piedra (Barakaldo, 1976) han encontrado un espacio casi ilimitado para crecer. El primero es profesor de la Universidad de Cantabria y el segundo fue su doctorando en el Tevatr¨®n del Fermilab (un laboratorio de f¨ªsica de altas energ¨ªas en Chicago). Los dos investigadores trabajan actualmente para el Instituto de F¨ªsica de Cantabria. Junto a m¨¢s de 7.000 profesionales internacionales aunados por el CERN (la Organizaci¨®n Europea para la Investigaci¨®n Nuclear, con sede en Suiza), participaron en el revolucionario hallazgo, en 2012, del bos¨®n de Higgs, una part¨ªcula elemental ambicionada desde hace m¨¢s de medio siglo que explicar¨ªa el porqu¨¦ de la masa en la materia ordinaria en el universo.
De un tiempo a esta parte, el apoyo de las instituciones a este sector ha ido menguando de manera alarmante.
Aunque ambos profesionales se encuentran ubicados en el mismo edificio, en Santander, la colaboraci¨®n entre cient¨ªficos como ellos no depende tanto de equipos reducidos, sino de una labor acumulativa que va m¨¢s all¨¢ de idiomas y fronteras. ¡°Nosotros no somos 2, sino 3.000¡±, ilustra el m¨¢s joven. Desde el momento del dise?o de un experimento hasta la consecuci¨®n de un conjunto de datos pueden pasar adem¨¢s grandes periodos de tiempo. ¡°Es un proceso muy complejo¡±, agrega el mentor. ¡°Los que trabajan m¨¢s directamente en los datos son los que est¨¢n haciendo sus tesis, supervisados por doctores j¨®venes; y estos, a su vez, lo est¨¢n por otros doctores s¨¦nior, que adem¨¢s de coordinar hacen un poco de pol¨ªtica. De hecho, hay incluso tesis de disciplinas sociales o de econom¨ªa dentro de estas grandes colaboraciones, porque estamos hablando de una industria de la ciencia¡±.
De un tiempo a esta parte, el apoyo de las instituciones a este sector ¨Cfundamental no solo en el sentido del avance del conocimiento humano, sino tambi¨¦n como motor de desarrollo tecnol¨®gico, inform¨¢tico o energ¨¦tico¨C ha ido menguando de manera alarmante. ¡°Es un poco triste, porque no es un gasto: est¨¢ demostrado que, de cada euro invertido, se obtienen dos o tres¡±, subraya Ruiz. ¡°En cualquier caso, estos recortes los vamos a sufrir sobre todo en los pr¨®ximos a?os. Ahora se nota en t¨¦rminos de capital humano, pero no tanto en lo que se refiere a publicaciones o productos de transferencia, porque a¨²n hay r¨¦ditos del pasado¡±. Despu¨¦s de realizar su tesis en EE UU, para Piedra el regreso a Espa?a se ve¨ªa tan negro desde la distancia que lleg¨® a pensar ¡°que tendr¨ªa que quedarme de camarero en Haw¨¢i¡±. ¡°Resulta muy complicado volver¡±, asegura. ¡°Yo no he visto ning¨²n inter¨¦s por parte de los pol¨ªticos en recuperar a cient¨ªficos como yo, pero espero que dejen de tener unas miras tan cerradas, porque esto es una visi¨®n de futuro¡±.
De cara a ese porvenir, ambos vienen observando un cambio ¨Cpositivo¨C en lo que respecta a la percepci¨®n p¨²blica de su trabajo, que fluct¨²a entre lo inequ¨ªvocamente pragm¨¢tico y lo irremediablemente esot¨¦rico. La explicaci¨®n, apuntan, residir¨ªa en una labor de divulgaci¨®n cada vez m¨¢s abarcadora e inteligible, promovida a trav¨¦s de propuestas accesibles como los mon¨®logos y conferencias que auspician los organismos cient¨ªficos hasta comedias televisivas como la popular The Big Bang Theory, que ha ayudado a incrementar (ligeramente) el n¨²mero de matr¨ªculas universitarias en F¨ªsica. ¡°En la serie hay pizarras rellenas de ?f¨®rmulas que est¨¢n perfectamente expresadas, el fondo es correcto¡±, indica el m¨¢s veterano, que fue compa?ero del asesor de la ficci¨®n, David Saltzberg, en su etapa en Chicago.
Puestos a imaginar el ma?ana de su d¨ªa a d¨ªa, la apuesta de Piedra va para el descubrimiento de la hoy hipot¨¦tica materia oscura. ¡°Pero hay muchos otros campos, desde los materiales hasta la energ¨ªa¡±, agrega su colega, que certifica: ¡°Vivimos tiempos interesantes¡±.
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